La galería de Tomás Redrado en José Ignacio se consolida como un epicentro artístico con residencias y exhibiciones relevantes. Artistas como Jessica Trosman y Paloma Teppa deslumbran con obras que conectan diseño y naturaleza, mientras el público disfruta de un espacio mágico donde el arte cobra vida.
A propósito de estas novedades, Redrado conversó con El Observador.
Está la galería funcionando con todo ¿Cuál es el balance de los primeros días de enero?, ¿Cómo se adaptaron los artistas?
Recibimos gente en la galería hasta las 21.30 todos los días, 400 personas vinieron al opening.
Empiezo por la parte de los artistas que es la más importante y la que desata después los comentarios de todo el público. El 3 de enero inauguramos la muestra individual de Jessica Trosman. Es su segunda muestra individual con nosotros pero es su primera vez en el este exhibiendo sus obras. Hace cinco años que está plenamente dedicada a eso y no a la moda.
Por otro lado, Paloma Teppa que es una artista cordobesa que hace 25 años está instalada en Miami y ahora también fue su primera vez en el este. Y es increíble la cantidad de buenos comentarios que tuvieron las dos, porque son dos artistas que vienen del palo del diseño.
Jessica con el diseño de indumentaria y Paloma del diseño industrial. Ella tiene hasta el día de hoy un estudio que se llama Plant the Future, que está dedicado a proyectos de arquitectura y diseño basado en elementos botánicos que componen esos interiores y esta es una de sus primeras muestras como artista individual.
Y ha sido fantástico, una receptividad enorme. 400 personas y ni una me dejó de decir “qué mágico el lugar, qué mágico el entorno: José Ignacio, las obras, increíbles las terminaciones, la distribución del obras en sala y lo tierno que es el taller”. Eso me lo dijeron mucho, porque es como una casita con techo de paja al lado del monstruo de cemento. Increíble.
¿Cómo fue cuando llegó el día de finalmente inaugurar?
Estaba a ciegas, en confianza plena con mis artistas pero a ciegas en cuanto al público de acá. Vine un par de veranos en mi vida acá pero nunca para la semana del arte. Y cómo me recibió también toda la comunidad uruguaya de acá: ¡impresionante!
Todos: distintos curadores, artistas galeristas, la directora de Este Art, la de Solanas Art Experience… todos.
Eso es porque gusta, porque no se suelen regalar piropos en ese sentido. El proyecto es perfecto para José Ignacio.
Sí, entendiendo todo del lugar, decodificándolo. Fueron seis meses de decodificar el ecosistema de arte aquí y es lo que llevó a este éxito.
Y ¿cuál es la próxima etapa?
Sigue con Paloma Teppa en residencia, trabajando sus obras durante el resto del mes que después pasan a sala. Tenemos el 3 de febrero, el lanzamiento de su muestra individual. A su vez la residencia va a estar ocupada esta vez por dos artistas: Mariana Ferrari de Tucumán, Argentina y Julia Retz de San Pablo, Brasil. Vamos a tenerlas trabajando en dos proyectos separados o sea, no es una residencia colaborativa sino que por ejemplo Mariana Farrari va a estar produciendo su muestra de abril que inaugura para Semana Santa alrededor del 18 de abril y Julia Retz va a trabajar sus piezas para tener las listas durante el mes que va a estar en residencia durante febrero pero va a una muestra colectiva de seis artistas que estamos planeando para diciembre de este año.
¿Cómo se adaptaron las artistas a la residencia?
Requiere mucha planificación. Porque si uno tiene que confiar completamente en que el artista venga y conseguir todo acá así rápido es imposible. Tenemos una red armada de buenos proveedores, de realizadores, algunas cosas para agilizar y colaborar con el artista en su creación de obra. Hay algunas cosas que se traen de afuera directamente donde los artistas ya están familiarizados con sus materiales. Por ejemplo, Paloma Teppa trabaja con un musgo preservado que lo consigue en Carolina del Norte, que hace 10 años contribuyen al buen nombre de la artista, porque es un musgo perfecto que nunca caduca.
Jessica trabaja hace años desde que trabajaba con moda, el mismo textil y es el mismo textil que usa para las esculturas, entonces toda esa confección se hizo en Buenos Aires y el armado de las obras se hizo acá. Julia Retz que por ejemplo viene de San Pablo y trabaja con caucho sustentable, orgánico de Brasil, está trayendo ese caucho que viene en estado líquido para hacer sus obras aquí. Después toda la confección y armado de los dispositivos donde van colgadas esas horas de caucho es realizado aquí. Todo está planificado, no queremos incurrir ningún riesgo en cuanto a la producción y al buen desarrollo de esta residencia. Porque todas terminan en muestras, entonces tienen que terminar en una cantidad de obras que están ya premeditadas para el éxito de las muestras.
Una pregunta que es más personal, ¿cuándo lo disfrutás? Porque estar en tanto detalle demanda mucho trabajo e implica estar todo el tiempo pendiente.
La experiencia acá desde que llegué no ha dejado de ser de disfrute. Desde el planeado de todas estas cosas, organización de los elementos que hacen a las residencias exitosas, el recibir a la cantidad de público que no hemos parado de recibir desde que inauguramos todos los días hasta la nueve y media de la noche. El explicarle a cada uno muy profundamente sobre la obra de los artistas, lo disfruto un montón. Me da mucha satisfacción, poder estar con este público que es distinto el que estoy acostumbrado en Miami o desde hace dos ediciones en Buenos Aires. Explicarles de qué se trata la galería, explicarles de qué se trata la obra de los artistas y de qué se trata mi proyecto a largo plazo y mi compromiso con José Ignacio, con el Uruguay y con el este es para mí esencial.
Con respecto a ese compromiso ¿cómo sigue el proyecto?
Todo lo que se hace acá se produce acá y queda acá. Por supuesto ya tenemos un plan de un año armado donde tenemos cuatro muestras en abril al tercera y en diciembre la última: ocho residencia de artistas de toda Latinoamérica.
¿Cómo ves el programa de la galería dentro de José Ignacio?
Veo a la galería contribuyendo a lo existente en cuanto a lo artístico. Es que nosotros estamos comprometidos a traer muestras de calibre internacional, con terminaciones únicas en un espacio que realmente es de museo. Y a su vez traer exhibiciones que inviten al público no solamente a ver algo ya terminado y resuelto, sino que a través de la residencia que es una casita que está al lado de la galería, puedan venir y conocer más acerca de los procesos que después culminan en muestras. Que puedan acercarse, chalar con los artistas, venir a Tomás Redrado art, venir a José Ignacio a conocernos, vale la pena.