Núñez, quien se convirtió en la primera artista mujer en recibir el Graffiti a productor, canción y disco del año con Porque todas las quiero cantar: un homenaje a la canción rochense, decidió regresar a la composición con un disco que se convirtió en una urgencia personal. En el que invitó además a tres cantantes a acompañarla: Laura Canoura, Jorge Drexler y Raly Barrionuevo.
El otro costado de la fe: otros que también crean en ella. "Convencer a otros de que ese camino está bueno para transitar, para acompañarme, tanto el público como el equipo, la gente, amigos, todos que han ido colaborando y construyendo esto, de alguna manera todos bordan esa historia conmigo".
Una puntada tras otra. Una canción tras otra. Florencia Núñez bordó su nombre en un nuevo disco.
En Lo canté, decís que todo de alguna forma se manifiesta o está atravesado por la canción. ¿De dónde viene esa voz?
Es un misterio de dónde viene porque no hay nadie en mi familia, ni lo tuve de primera mano. Fue algo que siempre sentí. Recuerdo ser niña y sentir que la conexión que tenía con la música era diferente a la que tenían los demás. A partir de ahí fue todo lo demás, la construcción para llegar a esto, a hacer un camino con las canciones. Pero no sé de dónde viene, es medio inexplicable, pero está bueno que sea misterioso también. No te podría decir ‘escuchaba a mi madre que componía’. La verdad es que no, eso no existía. Entonces, fue realmente crearlo de cero. Sí me pasaba que escuchando tanta música desde niña sentía por ahí que había algo mágico en la canción, en esa cosita de tres minutos que te paseaba por diferentes momentos.
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En una entrevista decías que te gustaba escribir, que por eso hiciste Comunicación Social, y hay algo que atraviesa la escritura, las canciones, la literatura, que tiene que ver con esta necesidad de drenar un papel.
La manera que encontré de contar las historias fue en las canciones y es donde me siento más cómoda, donde siento que tengo mi foco puesto. Todo cuenta una historia, en una canción el desafío es cómo hacerlo en esos minutitos. Tiene la palabra como un elemento muy fuerte pero es uno más, porque también está la música y todo como eso se envuelve entonces tienen que amalgamarse.
¿Y cuál es la historia que querés contar con Fe?
Supongo que cuenta una historia de afirmación. Obviamente uno es porque hizo cosas. Esto es un recorrido, una trayectoria que vas haciendo, te vas moviendo y pasando por lugares, proyectos, discos o cosas que te van dejando un poco más de bagaje, más conocimiento, más experiencia, y eso se traduce en un nuevo proyecto. Una cosa retroalimenta la otra. Mirando el álbum siento que hay un poco de todo eso, un poco de la identidad que ya traía, de quién soy y de cómo es la música que he hecho a lo largo de estos años y también creo que apunta a cómo es la música que quiero hacer. Es un abanico bastante amplio a nivel de lo que suena, de los géneros, pero creo que cuenta la historia de quién soy, hacia dónde voy, cómo creo yo que veo el mundo y cuáles son las cosas que me mueven.
Venís de un disco que fue muy exitoso y en el que te ponías en el lugar del intérprete. Es interesante eso de venir con un disco de composiciones que de alguna manera refleja quién sos ahora.
Es lo más parecido a una cédula. Fue también súper necesario. El proyecto Porque todas las quiero cantar fue muy gratificante, aprendí muchísimo de ese proyecto, crecí un montón y me afirmé gracias a ese disco, como intérprete, como productora y también dejó lugar a una compositora distinta de la que venía siendo. Este fue un proyecto urgente, yo salí de Porque todas las quiero cantar y dije “tengo demasiadas canciones”. En la pandemia escribí muchísimas y seleccioné esas que creo que tienen como esa rama en común, la dirección, y algo imperante volver a hacer un disco como autora. De esta manera también estuvo bueno, porque es como volver a mi raíz, pero a la vez con una proyección hacia adelante y eso para mí es una síntesis que es bastante interesante en este momento de mi vida. Es el cuarto álbum, ya no tengo 20 años, ya pasó eso y estamos en condiciones de seguir aprendiendo, de seguir investigando, seguir construyendo. Todos necesitamos darle el espacio a los proyectos para que tengan su vida, su duración, que tengan su aire y después cuando te metes en uno nuevo, lo mismo, que tenga su etapa de maduración su proceso y finalmente cuando está listo, es satisfactorio ver cómo lo fuiste guiando.
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Brian Ojeda
Hablábamos de Porque todas las quiero cantar y las satisfacciones que te ha traído, entre ellas recientemente se te entregó el Disco de Oro. ¿Cómo lo ves ahora con la perspectiva del tiempo ya después de cuatro años de su lanzamiento?
Fue un disco súper importante para mí. Yo quiero muchísimo ese álbum, me abrió las puertas de la casa de muchísima gente porque también cuando uno entra con algo que ya conoce y está en una fibra emotiva se puede captar una atención o la gente está más propensa por ahí a regocijarse en lo que ya le es conocido que atreverse al desafío de ver algo nuevo y decidir si te gusta o no te gusta, o te conmueve o no te conmueve. Esas canciones ya prácticamente estaban sonando en el cancionero. Para mí el desafío fue traerlas hacia mi universo y a partir de ahí generarles un nuevo lugar y de darlas a conocer al nuevo público, a nuevas generaciones.
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Fue un proyecto bastante arriesgado pero a la vez salió bien. Lo veo casi como algo antropológico, tuvo una mirada bastante interdisciplinar y eso fue un resultado de muchos años de trabajo. Partíamos de ese gen que ya era bueno. ¿Podría haber salido mal? Claro que sí, por supuesto. Pero yo me tomo las cosas con demasiada responsabilidad siempre, no hago nada a medias. Entonces metida lleno laburé muchísimo, dejé años de vida con ese proyecto.
Este disco nace de tu persistencia y de la construcción de un camino que no estaba ahí pero decidiste abrir. De alguna manera es un lugar que tenés en la música hoy, abriendo camino y llegando a ciertos lugares a los que antes no habían llegado otras mujeres, ¿cómo te sentís al respecto?
Lo que pienso siempre es que hay momentos en que las coyunturas son las que llevan a alguien a estar acá o allá. A veces no es tanto la valía de uno, sin quitar mérito al trabajo, a veces es más estar en el momento y en el lugar, sinceramente. Hay mucho de eso, porque yo he tenido referentes a las que mirar y eso es muy importante que exista. Desde que empecé me apoyé en gente como Estela Magnone, Laura Canoura, Ana Prada, Samantha Navarro. Me encontré enseguida en las demás. Y ahora siento que ese abanico se amplió muchísimo. Tengo la sensación de que las chiquilinas que empiezan ahora y que quieren hacer una carrera o que les gusta la música y les interesa, tienen mucha gente a la que mirar y gente muy diferente. Sobre todo para las mujeres, que en general nos ha costado mucho más que a los hombres, porque había muchas cosas que no estaban permitidas y ahora están mucho más a la mano. Es genial que pase, que existan mujeres abriendo camino en muchas cosas. A mí me cuesta verme como alguien que rompe una barrera porque siento que trabajo como todo el mundo y me apoyo en las demás como todo el mundo. Lo que pasa que también estamos en un momento, desde hace unos cuantos años, que estamos prestando atención a eso. Compositoras increíbles en Uruguay hubo desde hace mucho tiempo, lo que pasa es qué lugar les da, eso es lo que ha cambiado entonces me parece que va más por ahí, va más por cómo estamos viendo y a qué estamos prestando atención. Dónde ponemos el foco y no tanto en la calidad de las cosas que se hacen. Porque se hacen cosas de calidad hace mucho tiempo.
Si pensás ahora en tu obra, ¿qué pensás que dice de vos el conjunto de tus canciones?
Es difícil pensarse uno como cantautor. ¿Qué me gustaría que diga la obra de mí? Eso es un camino. Al final es honesto. Es muy transparente. En lo que hago, o por lo menos así lo veo yo, no hay mucho lugar para los aditivos. Es lo que es, no hay más. Sí, obviamente uno puede rascar en las cosas, ver esto como está hecho, pero creo que es eso. Y no es que sea simple o una cosa así porque sea poco, sino como honestidad, como algo que atraviesa todo, en cada disco. Creo que cada cosa es, no intenta ser otra cosa y eso ya es honesto
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Brian Ojeda
¿Qué es lo más loco que te ha pasado con una de tus canciones?
En realidad te voy a contar una historia de Contigo en el Palmar que no es mía, que es de Gabriel Núñez Rotelo, pero a raíz del disco de las canciones de Rocha pasó que un día Andrés Sanabria –que estaba en ese momento director de Bizarro– me mandó un audio y me dice “me llegó un mensaje de la radio". En al pauta del disco ponían "rochana mía, te quiero dar, junto a mis caricias este cantar" y un señor mandó un mensaje a la radio diciendo "basta de la publicidad de esta chica". En un momento, a los meses, mandó otro mensaje diciendo que en realidad le encantaba el disco y tanto insistieron en la publicidad que se lo pusó a escuchar y le encantó. No solo le encantó, sino que se compró o hicieron su casa en un balneario de rocha y le pusieron Rochana mía.
Hace poco publicabas en Facebook por los 10 años de Mesopotamia, tu primer disco, y en ese texto en parte ponías: “Siempre pensé que para hacer música había que empezar por algún lado que luego vendrían mejores canciones, quizás mejores oportunidades pero que la primera puerta siempre la tendría que golpear yo misma”.
Es un resumen de la forma en la que trabajo. Si no existe, lo creás. Para mí fue así: si no es posible o no existe hasta que vos decidís que sí, que lo vas a hacer igual, y sin que suene capricho. Tiene a veces como una sustancia detrás, pero la determinación mueve puertas y ventanas.
Anatomía de una canción
Las vueltas
La escribí para la canción Lucía de Serrat. Había vuelto de Londres para preparar el Solís que teníamos en 2022, llegué e hice esa canción. La canción de él dice Vuela esta canción para ti, Lucía / La más bella historia de amor que tuve y tendré / Es una carta de amor que se lleva el viento pintada en mi voz. Es algo que no pudo tener un final feliz. Yo pensaba, ¿qué pasaría si en realidad su historia se moviera de tiempo y ahí podría ser posible?
Lo combiné con una canción mía que tengo que se llama Todo indica que caí que es de mi segundo disco que también es una historia que no sucede. ¿Qué tal si hago un blend de estas historias? O sea, es una canción de amor a otra canción
Millas
Esa canción la escribí en parte como un ejercicio de generar una acumulación a nivel de su letra, una acumulación visual, y por otro lado en el nivel musical. En esa contradicción lograr una cosa que te vaya llevando con dos acordes y que vayan pasando pasando como si fueran diapositivas.
En definitiva, para mí es eso. No vale la pena si no estás a gusto contigo primero y después con la persona con la que compartís la vida. Si es que tenés esa suerte de tener a la persona con la que compartir la vida.
La gloria
Fue muy visual la forma en la que la escribí y la forma en la que me disparó la canción. Estaba viendo un partido de fútbol, esas finales de Champions, y vi como a un jugador que había quedado en segundo puesto le ponían la medalla y él se la sacaba. Y me quedó una sensación fea, ¿por qué te sacás la medalla? Después, corté a eso, vi cómo estaban tallando el nombre del campeón en vivo. Por eso empieza "cuando talle tu nombre la copa".
Es muy sencillo, no tiene muchas vueltas. Es un ejercicio de pensarse a uno en relación con el éxito, en relación con todo lo bueno, sabiendo que en realidad son cosas cíclicas. Todo esto es pendular, 100%. Hoy estás acá, mañana estás allá y hay que entender las olas. Hay que ser un marinero de todas las aguas, de eso se trata también.
Uno como persona se cuestiona la vida, la muerte, el amor, el éxito, los fracasos. Todas las cosas son ideas, vamos cambiando las construcciones, y por suerte, porque a medida que uno crece experimenta cosas y eso te va a proyectar distinto, o a entenderse uno y también así entender por qué. Es un trabajo de afirmación.