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19 de octubre 2024 - 5:00hs

¿Chata? Sí. ¿Poco atractiva? También. ¿Aburrida? Para nada. En una semana los uruguayos volverán a las urnas para definir una nueva elección nacional, poniéndole fin a la primera parte (dado que todo indica que habrá segunda vuelta) de una campaña electoral que fue distinta a sus predecesoras, pero que dio mucho jugo a los profesionales del humor.

Ha sido un camino salpicado por episodios que han ido de lo pintoresco a lo polémico, que tuvo muchas caras nuevas, pases, escándalos y acusaciones cruzadas. Pero el consenso es que ha sido una campaña poco propensa al debate de ideas, con candidatos que no han deslumbrado desde lo discursivo y con una apatía de parte de una porción considerable del padrón electoral.

“La campaña fue un desastre para el país, pero para los que hacemos humor ha sido buena, conveniente”, resumió el panorama Marcel Keoroglian, que diariamente disecciona la actualidad nacional con su personaje Montelongo en Desayunos Informales, de Canal 12.

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“Noté más jugo que en otras campañas, por las propuestas que se hicieron, los motes que le pusieron a algunos candidatos, los spots publicitarios, incluso la aparición de figuras nuevas que te dan letra nueva. Hubo dichos y situaciones que se han dado para hacer humor. Ha sido todo tan ridículo que ha dado material, dentro de lo terrible que significa que el escenario sea ese”, agregó el actor.

Para la comediante María Rosa Oña, la campaña 2024 no dio “ni más ni menos material. Fue distinto”. La humorista, que trabaja en el programa La aldea de TV Ciudad, asegura que fue una campaña “extrema” y de “propuestas locas”, que además tuvo instancias como el pase de Valeria Ripoll al Partido Nacional, la llegada de Blanca Rodríguez al Frente Amplio, o el paso de la exfiscal Gabriel Fossatti del Partido Nacional al Colorado, entre otros, que fueron insumos para monólogos, sketches, chistes y demás materiales humorísticos.

Pero al mismo tiempo, su chatura se hizo tanto un desafío como algo entretenido para los comediantes. “No fue una campaña que disfruté, pero sí me gustó llevarla a La Aldea, porque sucedieron cosas increíbles. Fue una situación de reírse para no llorar, digamos”, agregó Oña.

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Su percepción es que la poca altura de la campaña hizo difícil esquivar los chistes fáciles. “Hubo pocas figuras con el nivel de inteligencia en su discurso como para hacer algo distinto”.

Gastón “Rusito” González concuerda con sus colegas en que la campaña dio material, porque “las figuras públicas siempre dan material”, pero fue “light”.

El conductor de Vamo’ arriba en Canal 4, donde en esta campaña encarnó al político ficticio Ricardo Mentime, con el que recorrió las calles de Montevideo o incluso “debatió” con los candidatos Pablo Mieres del Partido Independiente y Andrés Ojeda del Partido Colorado, opinó que “no hay nada que ‘cachetee’, ni siquiera pasó con los plebiscitos. Nos agarramos de frases, de momentos, como Manini cantando. Pero todo ha estado muy quieto. Otros años la campaña estuvo más cargada, hubo más clima, hubo debates que esta vez no pasó”.

“Ahora es como que estamos esperando que termine y pase”, opinó.

Según González, un cambio que se ha consolidado en esta campaña es el de cómo los políticos se vinculan con el humor y los humoristas. Consideró que cada vez más “entienden el juego, y saben que si se hace humor con ellos es parte de lo que implica exponerse. Además, se prestan porque les sirve, es mostrar otra cara, muestran que son humanos y les permite descontracturar el ritmo intenso que tienen las campañas”.

Con este punto Oña discrepa, al punto que asegura que los políticos “le tienen más miedo a ser serios que el que tenemos los humoristas”.

“No hay seriedad ni seguridad de parte de los políticos, quieren quedar como que son graciosos, hacen chistes, se sacan selfis sonriendo, se muestran como Ojeda en el gimnasio. Y quedo yo como que soy más seria que el político”, opinó la comediante. “Que se ocupen de lo suyo, de ser políticos, porque al final se pasan para el otro lado”, lamentó.

“En esta campaña los políticos venían con la caricatura armada”

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Ricardo Mentime es un “político de antes”, dijo González, su creador e intérprete. Su personaje sigue una tradición nacional de políticos de ficción con impronta humorística, una lista que incluye a la versión candidato de Jorge Esmoris o al mítico Pinchinatti que encarnó Ricardo Espalter. Para el conductor de Canal 4, la receta para este tipo de personajes viene de antes, pero se va retocando y actualizando con las evoluciones de la política de no ficción.

“Tomás algo de todos. Las campañas cambiaron porque hoy hay otras herramientas de comunicación, y hasta hubo una renovación generacional de figuras, pero siguen manteniéndose cosas”, explicó. En esta campaña, por ejemplo, Ricardo Mentime fue el protagonista de una parodia de la publicidad en el gimnasio de Ojeda que tantos caracteres y reacciones generó.

“Fue el material más llamativo por ser distinto”, dice González sobre los protagonistas y las incidencias de la actual campaña. “Pero tampoco hubo tanto. No se habló tanto de ideas, se discutió más sobre los contrincantes que sobre lo propio, entonces sacar material fue más fácil y más difícil al mismo tiempo”.

El candidato colorado es mencionado por los tres humoristas consultados como el protagonista que más “rindió” en este ciclo electoral, por su estrategia de campaña distinta a lo habitual para los estándares uruguayos. María Rosa Oña asegura que fue también el que más le divirtió como figura con la que hacer humor. “Es como un Frankenstein de lo que la gente quiere. ¿Les preocupan las mascotas? Lo incluyo. ¿Se quiere un candidato más joven? Enfatizo eso. Es muy inteligente para armar su personaje, y eso me divirtió”, señaló.

Desde su infancia, y aunque su familia no estaba particularmente politizada, Marcel Keoroglian disfruta de observar y seguir obsesivamente las campañas electorales. Él lo resume así: “La gente cambia de canal en las tandas porque hay políticos en todos lados. Yo hago al revés, cuando empieza un programa cambio al canal que esté en tanda porque quiero ver los jingles, las estrategias, a dónde apunta cada candidato”.

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Marcel Keoroglian
Marcel Keoroglian

Esa cualidad de observador la aplica también al momento de estudiar a los personajes políticos para imitarlos en sus espectáculos, como el que dará este sábado 19 en Movie, donde estrenará su versión de Andrés Ojeda, además de incluir en el repertorio a los otros candidatos de los partidos principales.

“Manini Ríos era el único que venía de la elección pasada, pero las tres incorporaciones que tuvimos ahora — Yamandú Orsi, Álvaro Delgado y Ojeda — han sido una bendición”, afirmó. “Para imitarlos puede ser complejo porque la gente no los conoce tanto, no los tiene, pero estos han rendido. Y la renovación está buena para el repertorio de un humorista”, agregó .

Keoroglian reconoce que las imitaciones van mejorando con los shows y con el tiempo, pero su estrategia empieza mirando obsesivamente a las figuras durante meses, hasta que detecta algo en su forma de moverse, hablar o expresarse. En base a ese detalle arma toda la imitación. A modo de ejemplo, con Delgado fue a partir de su pronunciación de la palabra “circunstancia”.

“Delgado no pronuncia la s del medio, es como ‘circuntancia’, y con eso lo saqué”, explicó.

María Rosa Oña plantea también en base a la observación de las figuras, sus ideas, las publicidades y demás materiales para caricaturizar a los políticos uno de los mayores desafíos que ha tenido la actual campaña. “Me pasó que los políticos ya venían con la caricatura armada, y es difícil reírse de eso. Gustavo Salle es un personaje extremo de por sí, entonces es difícil caricaturizarlo”, comentó.

“Es más interesante ver a los seguidores de los políticos así, que muchas veces son más locos que los candidatos. Es algo que se viene dando en todo el mundo, con figuras como Donald Trump o Javier Milei. Es más loco y hasta más atractivo como para analizar e investigar a quienes eligen a esas figuras que los políticos en sí”, afirmó Oña.

El espacio para el humor en los medios uruguayos

Aunque la respuesta pueda intuirse sola dado que quienes aportaron sus testimonios y pareceres a esta nota trabajan en los medios, hay una casi perenne pregunta de si hay espacio para el humor y en especial para el humor político en estos lugares.

Todos los consultados coinciden en que sí, aunque cada uno se para en un lugar distinto en el espectro de qué tan abundante es. Para González el espacio está y es aceptado también por los políticos.

Oña y Keoroglian entienden que podría haber más todavía. Para el actor y carnavalero la radio ofrece más ventanas que la televisión para el humor político, aunque reconoce que en los diez años que lleva en Canal 12 ha trabajado con libertad y sin recibir comentarios de ningún tipo, algo que destaca particularmente porque “en televisión se mira más lo que se dice, y yo le pego al que sea, porque el humor está primero. Si calculás mucho no hacés humor, porque tiene que ser riesgo, transgredir. Y alguien se va a sentir mal. Pero si no transgrede, para mí no rinde”.

Para su colega de TV Ciudad “hay poco humor aunque siempre tenés a alguien en todos los programas que cuenta chistes, hasta a veces en los noticieros. Tendría que estar separado y con fronteras claras, porque sino se convierte en su propia parodia”, señaló.

“Pero el humor es caro para los canales, además de que es también una decisión política que no haya tanto humor. No sé si la sociedad y los políticos lo bancarían. Porque el humor pega”.

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