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11 de enero 2025 - 5:00hs

Leo Sarro se levanta y dedica la mañana a leer e informarse. De tarde sale a caminar y vuelve a casa recién a la medianoche o un poco más tarde, sobre la una de la mañana. La calle es su lugar porque pateando –dice–, se sigue encontrando la noticia.

En un tiempo donde el periodismo se hace cada vez más desde escritorios, Sarro sigue teniendo la gimnasia de sus más de treinta años de movilero. “El otro día estaba hablando con unos guardavidas en la playa, y en el medio de la nota salieron corriendo a rescatar a alguien. Dos veces”, cuenta desde Punta del Este. “Hay que tener mucha paciencia y estar todo el día metido en esto. La noticia se busca, y además hay que buscarle una vuelta para generar el interés de la gente y que se puedan divertir”, agrega.

Lo dice con el oficio más de treinta temporadas de verano encima. Después de tres años sin cubrirlo, volvió este año a la época del año con la que más está asociado. El verano es LA estación de Leonardo Sarro, que entre 1996 y 2008 fue la voz de los móviles estivales de Concierto FM, con la que estuvo casi tan asociado como el ómnibus londinense que rondaba las calles esteñas o esta canción. Antes trabajó para El Espectador y después para Montecarlo, de donde fue desvinculado el año pasado.

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También fue parte del plantel de Verano del… el ciclo de Canal 12 que se encargaba de relatar todo lo ocurrido en tiempos de menemismo explícito y fervor neoliberal en “nuestro principal balneario”, por usar el término predilecto de los medios criollos de antaño y no tan antaño.

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Aunque sigue vinculado a las radios Aspen y La ley, el “medio” para el que Sarro genera la mayor parte de su contenido es él mismo. O mejor dicho, para sus redes sociales. En los últimos años el periodista se convirtió en una fuente de contenidos, sobre todo en X/Twitter donde acumula casi 85.000 seguidores y publica videos que repercuten en las redes pero también son insumo para sus propios colegas que levantan sus notas con políticos, figuras de la farándula o quién sea.

Para muestra, algunos de sus registros de los últimos días que han resonado: la mencionada nota con los guardavidas (tomada por este mismo medio), o su charla con el relacionista público Fernando Cristino y el excustodio presidencial/dueño de un almacén mayorista/personaje inesperado de la farándula local Alejandro Astesiano en un desfile en La Barra. También cubrió el escándalo en la mansión donde se alojaba Cristino de los últimos días.

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Leo Sarro parece que siempre supiera dónde tiene que estar. Tanto en el verano como el resto del año, donde aparece en todas las ruedas de prensa con sus dos celulares en la mano.

“Hago un recorrido mental cuando empieza el día, y en base a eso me muevo y decido a dónde ir. Después, con los colegas nos avisamos cosas y ahora que estoy fuerte en las redes también mis seguidores me pasan datos”, dice.

Sarro habla y una palabra se lleva puesta a la anterior. Su verborragia es casi tan identitaria como los planos hipercerrados de sus videos. “Soy atropellado y distraído”, reconoce. “Mi esposa a veces me dice ‘no sé como hacés para ser periodista siendo tan distraído’.

Los veranos de Leo Sarro

Las primeras temporadas de verano de Leo Sarro en Punta del Este no fueron como periodista, sino como acompañante de su hermano. Arquitecto de profesión, en la década de 1980 trabajaba como diagramador en un diario, entonces Leo lo acompañaba al balneario y se colaba en las coberturas. “Veía a todos los periodistas juntos y decía ‘qué divertido esto’”, recuerda.

En 1992 fue por primera vez a trabajar, en una época en que la temporada no eran diez o quince días, sino todo el verano. Sarro cruzaba la península en bicicleta.

Iba de un lado para el otro y me servía además para espaciar los móviles para la radio, porque sabía por ejemplo que demoraba una hora en llegar hasta Manantiales, entonces calculaba las salidas en base a lo que me llevaba el traslado. Llegaba a un lugar, tiraba la bicicleta para el costado, y salía.

¿Y no llegabas cansado o transpirado a los lugares?

Si, pero era genial, la dejabas en cualquier lado. Era muy distinto Punta del Este, yo dejaba la bicicleta en Gorlero todo un día y ahí quedaba. Uno romantiza un poco el pasado, pero después de la crisis de 2001 cambió mucho la ciudad.

Cuando pasó de El Espectador a Concierto, los responsables de la radio se enteraron de su medio de transporte y le prohibieron seguir pedaleando. Le pusieron una camioneta, que después cambió por un Volkswagen Escarabajo.

No fue el único cambio en las temporadas para Sarro con el paso del tiempo. No solo se acortaron en la extensión temporal, sino también en el tiempo que él le dedica cada día a su trabajo. Ahora vuelve a casa de madrugada, pero supo seguir de largo e irse a los boliches de la zona. Eso sí, con un grabador en el bolsillo siempre.

Así llegó a pasar una madrugada entera de 1997 con Diego Maradona y Guillermo Coppola en la disco Gitana, y al otro día contar las andanzas de Diegote en la noche. Tres años después, cubrió la internación de Maradona en el hospital Mautone, cuando tras una mítica juerga, “D10S” estuvo bastante cerca de irse a conocer a su tocayo.

Ese es uno de los episodios veraniegos de los que siempre se acuerda. También tiene grabadas la detención del futbolista argentino Martín Palermo en 2001 por pegarle a un fotógrafo o el arresto de uno de hijos de Carlos Menem. Entrevistó a Pelé, a Victor Hugo Morales, a Charly García. En 2006 le sacó a Mauricio Rosencof una declaración picante en medio del conflicto por las papeleras entre Uruguay y Argentina: el escritor y extupamaro dijo que al gobernador de la provincia de Entre Ríos había que aplicarle "rifle sanitario".

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Pero el verano cansa. “Esto era una fiesta pero al crecer ya no estás para la misma, querés estar con tu esposa, tus hijas. Antes contabas los días para venir y en un momento empezás a contar los que faltan para volver a tu casa”, cuenta Sarro.

El periodista no faltó ningún verano hasta 2021. Esta temporada regresó, pero reconoce que ya no es lo mismo que antes. “Ahora la prensa ya no es tan requerida y necesaria, ahora los que quieren difundir cosas tienen sus propios canales”, señala. Sin embargo, también reconoce que estar en Punta del Este en estos días es garantía de que lo que genere para sus redes va a ser replicado y generar ruido.

Leo Sarro lo resume así: “En verano no hay noticias, entonces todo pega más”.

El hombre de los dos (o tres) celulares

Ya quisieran unos cuantos cineastas tener un estilo de autor tan definido y reconocible como el de Sarro. El primerísimo primer plano del entrevistado que ya es marca de la casa nació por accidente. O mejor dicho, por una preocupación técnica: que el audio de la respuesta sea claro y de buena calidad. Y terminó quedando como marca registrada.

“La perspectiva termina siendo interesante, es curioso ver los gestos desde cerca de esa forma”, dice el movilero. “La filmación a veces queda desastrosa, pero a esta altura ya es el estilo”.

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Una compilación de seis ejemplos del

Una compilación de seis ejemplos del "plano Leo Sarro"

Sobre todo a partir de 2019, Sarro se convirtió en una figura particular de los medios gracias a sus videos filmados de cerca durante uno de los fenómenos más apasionantes y frecuentes de los medios uruguayos: las ruedas de prensa.

En ese ritual de apareamiento periodístico, un espécimen de figura pública se coloca en un punto determinado del terreno designado para el hecho. Una vez que la figura se ha posicionado y mostrado como dispuesta a practicar la danza mediática, un montón de pretendientes (y camarógrafos) se ubican a su alrededor entre empujones y pedidos de movimiento para no tapar lentes de cámaras.

Los periodistas extienden sus extremidades superiores, proyectando hacia la figura pública una variedad de apéndices que incluyen micrófonos, teléfonos o grabadores. Proceden luego a definir por gestos y movimientos imperceptibles al ojo humano (o bien podría ser telepatía, los científicos siguen investigando) el orden en el que intentarán concretar el ritual: hacer preguntas con la intención de que la figura pública diga algo remotamente interesante al respecto del tema por el que fue consultado.

Entre ellos se suele avistar a Sarro, rápidamente reconocible por los dos teléfonos celulares que porta en sus manos. Uno, un iPhone con el que graba el video. El otro, un Nokia del 2008 que por más que a esta altura sea el equivalente tecnológico a las piedras afiladas de los australopitecus, es el que le permite grabar audio y luego reproducirlo directamente durante las llamadas por las que sale al aire en la radio, y así controlar él mismo qué fragmento de las notas se emite.

“A veces grabo video con los dos, uno con más calidad que el otro. Otras veces ando con tres teléfonos, con uno busco información mientras con el otro grabo. No sé como hago”, reconoce Sarro.

El otro punto del trabajo del periodista en las ruedas de prensa que, de un tiempo a esta parte, lo llevó de ser un cronista asociado casi que en exclusiva a los veranos a ser una pequeña fuente de titulares durante todo el año desde su cuenta Leo Sarro Press, ha sido su forma de preguntar.

Su estilo, dice, viene de su predilección de larga data por los medios argentinos. Su padre trabajaba en Buenos Aires, y tuvo acceso desde joven a la producción periodística del país vecino, donde después terminaría trabajando. Fue en esa etapa que se dio cuenta de que los medios uruguayos son más auténticos.

Yo soy crítico de esa cosa del uruguayo de no meterse. Antes éramos más conservadores, y los argentinos llamaban la atención porque no eran así y preguntaban de otra forma. Ahora nos desacartonamos muchísimo, pero en las ruedas de prensa pasa que a veces están dos semanas preguntando por los mismos temas, entonces siempre tuve la intención de romper con la agenda y ser directo al momento de preguntar, que es algo que siempre rinde, más allá de que por ahí no hacés la gran pregunta.

¿Te considerás provocador?

Y…un poquito provocador sí, soy. Porque genero algo a partir de lo que pregunto, porque hago que salga un título o una reflexión, no porque busque hacer enojar por el enojo mismo. Aunque a veces el enojo es un buen disparador.

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Leo Sarro
Leo Sarro

“Las redes me revitalizaron”

Aunque viene de los medios tradicionales y sigue trabajando para ellos, Sarro es la encarnación ejemplar de esta época en la que las redes sociales hicieron patente que todos y cada uno de nosotros tenemos la capacidad de comunicar. En este tiempo cada persona ya no es un mundo, sino un medio. Aunque no todos lo han podido capitalizar, y él tampoco.

“Me encontré en las redes un feedback que hace mucho no encontraba y una avidez por la información que sigue estando. Las redes me revitalizaron aunque todavía sigue siendo un problema el modelo de negocios, el poder generar algo con lo que se hace ahí, pero me mantuvo en el candelero. Tengo el sistema de suscripción en Twitter, pero no ha caminado mucho. Al menos me paga el verificado”, comenta.

La temporada de verano ya terminó para Leonardo Sarro. Este viernes volvió a Montevideo. Pero se lleva perlitas como su charla con Astesiano y Cristino, el tipo de notas que repercuten y “lo revitalizan”.

En las redes hago cosas para mí mismo, coberturas propias más allá de los medios para los que trabajo. Es material que le sirve incluso como insumo a otros colegas. La gente no se da cuenta de la autoría, pero ver cómo tu material se mueve te reconforta y sentís que lo que hiciste es válido.

Después de tantos años en la calle, ¿no te cansaste?

El cansancio lo he sentido varias veces en mi carrera pero ahora estoy revitalizado. Además siento que lo mejor es no pensar tanto para adelante, porque en este rubro nadie se ha hecho millonario. Pero de repente hacés una nota que la pega y te vuelve el entusiasmo.

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