Ya sea sola –como en el momento de las baladas Ojalá y Agora – o rodeada de una docena de bailarines –como con Cázame y Animal –, la quilmeña sostiene un show de dos horas en los que lleva al público por un repertorio de éxitos y colaboraciones con artistas de fama mundial. Un espectáculo que demuestra el crecimiento de María Becerra y el perfeccionamiento de su puesta escénica.
Pero todos los estímulos se apagaron durante unos pocos minutos en los que las pantallas se fueron a negro y las luces del público se volvieron a encender. Antes de que la banda volviera a salir para hacer una intro que diera paso a Piscina.
“Después del corte de luz, que tuvieron un break de descanso, los quiero ver bailar como si no hubiera mañana. Hoy todos tenemos 16 años, somos adolescentes y no nos duele el ciático” dice María. “¡Ojalá!”, grita un hombre que la graba con el celular de la mano de su niña. “Así que los quiero ver bailando bachatita”, continúa María para cantar y bailar Así es la vida, la canción que lanzó junto a Enrique iglesias.
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Mauricio Rodríguez / @maurirod.uy
De la bachata pasa a la cumbia con Adiós, su colaboración con Ráfaga, y El amor de mi vida, el tema que canta junto a los Ángeles Azules, para el que invitó a un chico del público a bailar con ella en la pasarela que se extiende desde el escenario hacia la gente.
Miénteme, el super éxito que grabó junto a Tini, es el primer paso hacia su costado más pop con un medley de canciones como Tu me lo haces fácil, Hasta los dientes –el que canta junto a Camila Cabello– y Nunca pasará hasta cerrar con Imán, el pop chicloso con el que sorprendió este años abriendo una nueva etapa de exploración en su música.
“Para esta próxima canción me gustaría estar un poquito más cerca así que voy a bajar un ratito”, dijo antes de bajar al pulmón que separaba el escenario de los primeros fanáticos. María Becerra camina lentamente por ese pasillo mientras canta Felices por siempre y ellos lloran, le piden fotos, le tocan las manos, se abalanzan sobre la valla, la quieren todavía más cerca. La adoran.
La conexión de Maria Becerra con su público es cercana. Es también el puntapié de una de las fracciones más confesionales e íntimas del concierto. Desde una dedicación de Cuando hacemos el amor a su pareja J Rei, pasando por momentos difíciles en su vida hasta el recuerdo de un antiguo amor y una de las primeras veces que le rompieron el corazón.
“Esta próxima canción es especial en otro sentido. Es la canción que escribí estando más triste. Tenía depresión, tenía conductas muy autodestructivas, era otra persona. Tenía muchos vicios lamentablemente, era muy chiquita, estaba muy perdida. Escribí esta canción como una carta abierta”, dice la artista.
Camina hacia el final de la pasarela y se sienta en el borde para cantar High. "Por suerte salí adelante, soy una personal completamente feliz. Me siento muy feliz con mi vida, con lo que me rodea, estoy muy agradecida. Soy una persona sana, es lo que más le agradezco a Dios. Esta canción solo quedó en ese mal recuerdo, y se que ayudó a muchos de ustedes a salir de momentos oscuros también", compartió con el público.
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Javier Rogoski / @javifotoman
Canta Dime cómo hago con los ojos cerrados. Está sola en medio del escenario frente a un micrófono de pie. Aquella canción que le escribió a la primera chica de la que se enamoró. “Me rompió el corazón pero no la culpo, porque ella tuvo miedo de ser. Eso es lo que nos metieron en la cabeza. Lamentablemente cuando uno pasa por esa situación se siente confundido, juzgado, atrapado. Es lo que nos pasaba a ambas, y ella decidió quedarse en su zona de confort", había contado antes de empezar a cantar.
Una canción que le dedicó a todos los que "tienen miedo de amar" a quien aman, que sería aún más efectivo si cuando los bailarines vuelven para recrear escenas de amor y ternura no se formaran parejas exclusivamente tradicionales. Entre En tu cuerpo y Latte, bailan bañados de luces rojas con movimientos sensuales, en la porción más acalorada de la noche.
Para Desafiando el destino pide que prendan los flashes de los celulares y la línea costera se ve completamente iluminada en las imágenes aéreas que aparecen en las pantallas. Pequeñas luces que se desparraman por la rambla mientras ella canta "si no recuerdas lo mucho que te quiero / yo te lo diré / si se apagan las estrellas en el cielo / las encenderé".
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Javier Rogoski / @javifotoman
Durante dos horas María Becerra ha demostrado su versatilidad. Desde su intensidad más rockera hasta la sensibilidad que muestra su vulnerabilidad. Musicalmente ha desarrollado un repertorio frenético, de éxitos enganchados y algunas de las favoritas de los rankings de las plataformas. Pero sobre todo tiene algo natural, un carisma genuino y una forma de dirigirse a su público que la hacen cercana a pesar del brillo y los grandes nombres que la acompañan en sus canciones. Una sensación de piba de barrio que se mantiene intacta, mientras a su alrededor parece que todo cambia rápidamente.
"Si no leo algunos es que estoy media chicata", dice mientras se ríe y entrecierra los ojos para leer los carteles que levantan sus fanáticos y le pide a la seguridad del show que los vayan a buscar para conocerlos personalmente.
Mari, ¿me podes abrazar? “Yo creo que un abrazo no se le niega a nadie. ¿La pueden buscar?”. Sos mi artista favorita, ¿me subís al escenario? ¿Qué opinan? Venite. Mi amor, es re chiquita”. Mari mi sueños son abrazarte y de grande ser tu dancer. “Bueno, otra persona que van a tener que ir a buscar. Que suban todos, ya fue”, dice.
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Mauricio Rodríguez / @maurirod.uy
Una de ellas levanta un cartel donde dice que ese día es su cumpleaños. “Cantémosle el cumple a Alison”, dice la artista y lidera un coro que celebra el cumpleaños en colectivo. La próxima canción se la dedica a ella y a u madre. Corazón Vacío, uno de los temas que generó mayor repercusión en la carrera de la artista. Un tema que vuelve a cantar a capela con el público. “Un aplauso a mi hermano Ross, somos solo él y yo en el estudio", le dice a la gente. "Esto es tuyo también, este éxito es tuyo gato”, le dice a su amigo y productor emocionada.
Además del afilado cuerpo de baile que acompaña a la cantante, las luces, el fuego y los efectos visuales que convierten al show de María Becerra en un buen producto, se destaca un detallado planteo visual, con una dirección de cámaras que lleva el espíritu del espectáculo a todas las pantallas instaladas en el predio.
Sexo es la moda, con Yandel, o Primer aviso, con una leyenda del regguetón como Ivy Queen, marcan que el show va llegando al final. No sin antes cantar Te cura, la canción que compuso para Fast X, y Automático, para que el público cante hasta la última palabra.
Maria Becerra termina la noche en la Rambla de Montevideo con una selección de sus temas más electrónicos y miles de personas saltando. Se envuelve en la bandera uruguaya mientras canta Berlín - Zion & Lennox-, su colaboración en Los del espacio y vuelve a una versión electro-pop de Corazón Vacío.
María Becerra besa la cámara que la siguió de cerca durante toda la noche y el final es indiscutible. María Becerra está en su mejor momento (hasta ahora).