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5 de febrero 2025 - 5:00hs

“Parece que fue ayer”, dice el baterista João Barone cuando recuerda aquella noche inesperada en la que tocó por primera vez con Os Paralamas do Sucesso. Del otro lado del teléfono se ríe y habla de “los pibes”: las otras dos piezas del trío formado por Herbert Vianna en guitarra y voz y Bi Ribeiro en el bajo.

Después de más de 40 años de trayectoria, en los que se convirtieron en una de las bandas icónicas de la escena del rock brasileño y en un faro en la región, siguen recorriendo escenarios antes de entrar al estudio para hacer algo nuevo. Algo que pase "por el canal del corazón". “Después de todos estos años, de estas décadas, nosotros seguimos como aquellos pibes que se encontraron por primera vez”, dice.

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Os Paralamas do Sucesso vuelven a Uruguay con Paralamas Clásicos, y harán dos paradas: el jueves 6 de febrero en la Sala del Museo del Carnaval de Montevideo y el viernes 7 de febrero en el Enjoy de Punta del Este.

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Antes de su llegada a Montevideo, Barone habló con El Observador sobre el presente de la banda brasileña, los planes a futuro, la escena latinoamericana y cuál es el rol del arte en el contexto sociopolítico.

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En tu libro describiste como un “encantamiento mutuo”, casi fortuito, tus inicios en Paralamas. Ibas a prestar tu batería y terminaste tocando. ¿Cómo recordás esa primera noche con Herbert y con Bi?

Parece que fue ayer. Hace mucho que empezamos. En verdad fueron varios primeros momentos, porque la banda ya existía antes de mí y ahí estaba el otro baterista, Vital. Por una casualidad yo toqué batería con ellos sin Vital en un festival de música universitaria. Y eso fue en 1981. Y nos tomó más de un año para reencontrarnos a fines de 1982, cuando hicimos otro concierto en un pub en la universidad. Ahí Herbert y Bi me dieron la intimación para entrar en la banda y empezamos a tocar juntos todos los fines de semana en la casa de la abuela de Bi en Copacabana, para el horror de los vecinos. Tomamos el movimiento allí en 83 de las bandas nuevas que estaban surgiendo en la escena brasileña y el resto es historia. Después de todos estos años, de estas décadas, nosotros seguimos como aquellos pibes que se encontraron por primera vez. Siempre así. Tenemos un encantamiento, una magia que nos une y que sigue hasta hoy.

Imagino que es uno de los motivos por los que hasta hoy se mantienen, si eso no existiera quizás Paralamas se hubiera quedado en el tiempo.

Sí, la banda aumentó porque llamamos a Joan Ferra en los teclados, después los pibes de los vientos que también están con nosotros hace muchos años. La idea era que podríamos vivir con la música e intentar ser músicos en verdad (ríe). Y Herbert se empeñó mucho, trabajó mucho en convertirse en un gran compositor. Nosotros estábamos muy ocupados en estos 40 años para darnos cuenta, entonces ahora tenemos una noción de cómo la música se enganchó en la gente en un lugar muy sencillo: en la sensibilidad de tanta gente. Es un tesoro eso.

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En 1983, Parlamas do Sucesso empezó a tener éxito al mismo tiempo que Brasil y otros países de Latinoamérica empezaban a salir de la dictadura. Se estaba formando un movimiento artístico también que tenía que ver con esa apertura de lo cultural después de una época de opresión.

Sí. La generación del rock de Brasil de los 80 logró afirmar el rock como una cosa auténtica de Brasil. Porque ya había el rock, pero era una cosa más elitista, de la clase media, y nuestra generación logró poner el rock adentro de la MPB, de la música popular brasileña. Había una idea de que el rock es una cosa exógena, una cosa de afuera, entonces nuestra generación con las bandas o con los grandes compositores de nuestra generación, Renato Russo, Cazuza, Herbert, y logramos firmar el rock con una cosa brasileña también.

También lograron construir un puente con el resto de América Latina, como un intercambio con la escena artística de la región. ¿Cómo fueron construyendo esa musicalidad?

Sí, bueno, intentamos. Fue un trabajo, como te dice Herbert, un trabajo de hormigas. Porque fue así despacito, desde 86 cuando hicimos el primer concierto en Argentina, en Córdoba y después en los suburbios de Buenos Aires. Nos encantó mucho la escena rockera de Argentina, y también de Uruguay cuando volvemos poco después en 1986 para conciertos de rock. Eso claramente influenció a Herbert muchísimo, tomar cuenta de los grandes nombres del rock argentino, de la escena rockera de nuestros países vecinos. Entonces fue muy importante para nosotros. Intentamos sentirnos parte de esa escena del rock y romper las fronteras. Fue un intento de también llamar aquí en Brasil, para que se adentrara más la música cantada en español. Hicimos lo que nos era posible hacer.

Con ese camino que ustedes hicieron en mente, de abrir un poco las fronteras de lo musical, ¿cómo ves el panorama actual de la música sudamericana?

Sigue firme. Yo creo que el panorama local no es distinto del panorama global. Lo que pasa ahí también pasa en Brasil, con los artistas más populares tomando más atención de la gente. El rock de una forma sigue firme, con una tendencia fuerte y una fidelidad muy grande del público, entonces yo creo que tenemos que hacer la fiesta con la música que tenemos (ríe). Yo creo que logramos hacerlo. Es un poco equivocada la comparación con las cosas más populares, que llaman más gente, pero acá en Brasil cuando se hace un festival de rock se venden todos los ingresos; entonces es una muestra de fuerza también. Cada uno en su hábitat musical está logrando seguir adelante.

Después de 40 años de carrera, en los que Paralamas do Sucesso se ha convertido en un ícono de la música brasileña y de Latinoamérica, ¿cuál creés que es el secreto o el motivo por los que la banda sigue siendo tan vigente al día de hoy?

Nosotros insistimos mucho (risas). No desistimos, insistimos. Pero creo que la verdadera razón es nuestra pasión por lo que hacemos. Seguimos con ese encantamiento por la música, con esta magia con la música. Cuando subimos al escenario es algo mágico lo que pasa ahí. Es una cosa que nos une, mismo después de tantos años trabajando y viajando, y seguimos con ganas. Yo creo que es una cosa un poco inexplicable. Pero nosotros pasamos por un canal muy sentimental y son pocos los artistas de formaciones que tienen tanto tiempo juntos. Entonces, creo que tenemos algo muy especial.

Cuando miramos sus últimos discos, entre Senais do Sim y Brasil Afora pasaron ocho años. Y ya pasaron ocho más desde entonces. ¿Es verdad que están trabajando en un disco inédito?

Sí. Bueno, es que después de la pandemia pegamos suerte en la carretera con los conciertos, muchas giras y viajes. No paramos, no paramos todavía, pero para este año estamos con planes de guardar un poco de tiempo para dedicarnos a las composiciones nuevas y quizás un nuevo álbum, un nuevo disco para este año. No tenemos mucha noción todavía pero todo puede pasar. Vamos a intentar empezar esa estrategia, esta retomada de hacer temas inéditos, y vamos a ver lo que pasa. Está más cerca que nunca un nuevo trabajo de los Paralamas.

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¿Y cómo es el proceso creativo para ustedes ahora?

Nosotros respetamos mucho lo que Herbert tiene como el letrista, el compositor de Paralamas, entonces estamos seguros de que tiene muchas cosas para que podamos empezar a trabajar con nuevas letras, nuevas ideas musicales y cuando nos encontramos para hacer algo es un proceso muy espontáneo, muy orgánico, como dice Herbert, de dar forma a las ideas que tenemos. Experimentamos alguna cosa, escuchamos al otro día para ver si está bien o no, si no está bien lo intentamos una vez más. Es una rutina positiva, es un proceso que pasa mucho por los sentimientos y las reacciones así más pasionales. Es una cosa que pasa mucho más por el canal del corazón que del cerebro, yo creo.

Si hablamos de la coyuntura actual, Paralamas ha logrado tener una lectura muy clara sobre la situación política y social no solo de Brasil sino de la región. Vinculado a la reciente asunción de Donald Trump y su posible vínculo con Latinoamérica, me gustaría saber cuál es tu mirada y si influye de alguna manera en su arte o en su música.

A nosotros nos preocupa mucho la idea de que los extremismos están volviendo con fuerza. Lecciones que no se aprendieron en el pasado. Los mecanismos más eficientes que se tienen hoy en día con las redes sociales y las fake news y cómo la gente puede ser lograda más fácilmente de lo que ya fue en otros en otros periodos de la historia, porque la mentira siempre fue un arma muy fuerte para enganchar gente y así lograr mucha gente también. Entonces yo creo que tenemos que seguir firmes en la idea de que la humanidad tiene que prosperar con ideas más nobles y de respeto al prójimo.

Es inevitable no hablar de una persona tan sencilla, tan sensible, como Pepe Mujica. Es un maestro. Las palabras que dijo hace poco son totalmente lo opuesto a lo que estamos viendo ahora con un presidente que recién asumió el cargo del país más poderoso del mundo y está hablando de una forma totalmente inaceptable. Es una revuelta, de ver que estamos casi en el medio del siglo XXI y nos parece que la humanidad está caminando para atrás. Es una cosa muy preocupante.

¿Y qué influencia o de qué forma puede la música mediar?

Yo creo que la música o el cine, como vimos ahora con la película brasileña que está hablando de la época de la represión con Fernanda Torres que se logró el Golden Globe [ndr. Aún estoy aquí, nominada a los Premios Oscar]. Los artistas tienen un papel muy importante, que no es solamente la diversión y la alienación -que es muy bienvenida también para alegrar a las vidas de la gente-, pero es muy importante que los artistas sean un canal de concientización para la gente también. Así fue con el rock, así fue con el hip hop. Yo creo que el cine, la literatura y todo, son herramientas que necesitan ser más que nunca incentivadas, reforzar la idea de que es preciso evolucionar como seres humanos y llevar la humanidad a un nuevo nivel histórico de ideas para mejorar la vida de la gente. La concentración de riquezas, me parece que se llegó a un grado que es inaceptable, simplemente inaceptable. No es una idea ingenua de la igualdad de la sociedad. Sabemos que hay muchas diferencias, y las diferencias son bienvenidas también, pero no se puede no se puede vivir con la miseria ni con la deshumanidad, ese es el gran aspecto.

Vuelven ahora a Uruguay con Paralamas Clásicos, ¿cómo es su vínculo con el público de Uruguay?

Siempre lo mejor. Los recuerdos son los mejores, desde la primera vez que estuvimos ahí y siempre que volvemos es una alegría muy fuerte. Bi tiene una relación ahí un poco sentimental también porque vivió ahí por un periodo cuando era pibe y todo, en los 70, y siempre que volvemos a Uruguay es una alegría. Va a ser una buenísima onda.

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