30 de enero 2025
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29 de enero 2025 - 5:00hs

Cuidado que esta película salpica. Salpica con sangre, que hay en abundancia. Salpica con un vómito negro que arrojan los zombis recién convertidos de esta historia. Porque sí, en El tema del verano hay zombis. Los zombis más uruguayos que se pueda imaginar.

La película salpica con un licuado que incluye el cine clase B, un salpicón de referencias cinematográficas variopintas, una pizca de referencias a la sociedad moderna (el zombi siempre sirvió en el cine para hablar de otros temas más profundos que la ingesta de cerebros o los chinchulines desparramándose de un estómago desgarrado a dentelladas), y un considerable chorro de comedia física, humor negro y parodia.

A pesar de que reúne y reutiliza un montón de las convenciones y pasos esperados del subgénero zombi, El tema del verano no empieza como una historia al uso de las de este estilo. Luego de un breve prólogo que sí tiene muertos vivos, la trama retrocede tres meses para presentar a las protagonistas de este viaje: Ana (Azul Fernández), su hermana Malú (Malena Villa) y Martina (Débora Nishimoto), tres argentinas que andan por la costa uruguaya engatusando, drogando y robando —en ese orden— a distintos grupos de muchachos ricachones de los que abundan cada verano en Maldonado.

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Los robos de estas tres mujeres tienen como telón de fondo una pandemia que tiene a todo el mundo paranoico poniéndole tapabocas hasta a sus perros y al gobierno uruguayo poniendo retenes en las rutas para pedir certificados de vacunación o pinchar en el brazo a la fuerza a los que no están inoculados.

Pero mientras que el trío protagónico se prepara para su gran golpe en la casa de un millonario que alberga en su mansión una residencia de artistas, y la pandemia parece estar amainando, otro virus aparece en el aire. Y los muertos dejan de morirse.

Lo que sigue a partir de entonces es un festival de fluidos, golpes, armas improvisadas y hasta una historia de amor envuelta en el ataque zombi, que tampoco es del tipo que definió George Romero con sus películas de muertos vivos, o el que se vio por ejemplo en The Walking Dead. Estos zombis empiezan reteniendo sus recuerdos, su personalidad y su consciencia, solo que poseen un hambre voraz de carne cruda. Después ya se convierten en las bestias de siempre, pero el recurso elegido genera una de las inversiones más interesantes al camino más trillado.

Embed - El Tema del Verano | Tráiler Oficial | Estreno en Uruguay el 30 de enero

El largo camino de El tema del verano

El estreno en las salas comerciales y en Cinemateca este jueves 30 de enero de El tema del verano marca el regreso a la cartelera del cineasta uruguayo Pablo Stoll después de trece años de ausencia. El codirector de 25 Watts y Whisky, y responsable de Hiroshima, tenía como último antecedente cinematográfico la película 3, que se estrenó en 2012.

Si bien desde entonces estuvo detrás de dos series (la uruguaya Todos detrás de Momo y la colombiana Ritmo capital, dirigida junto a la argentina Ana Katz), su ausencia de los cines tuvo siempre por detrás la promesa de esta película que ahora se estrena, y que tuvo un largo camino hasta las pantallas.

Stoll contó a El Observador en 2021 que empezó a trabajar en el guion de El tema del verano luego de terminar el de 3, inspirado por una estadía en Arachania, y con la intención de hacer “una película de las que le gustan ver”, que a priori podía ser una sorpresa dados los antecedentes del director.

EL PELADO, IÑAKI (Iván Rezk, Sebastián Iturria).jpg

Una comedia de zombis no es con lo que se asocia a Stoll ni al cine uruguayo, cuyos propios estereotipos están arraigados en las películas más conocidas del director: cine costumbrista, centrado en las relaciones entre sus personajes, urbano. Y sin embargo, la obra de Stoll tiene siempre comedia, aunque es en El tema del verano donde se hace explícita sin mucha sutileza.

Desde su génesis hasta su concreción, trece años después, en el medio pasó de todo: el guion tuvo múltiples versiones, el proyecto creció en escala y después se redujo, entraron y salieron productores, la pandemia paró la producción.

Esa historia accidentada se refleja en la película, donde se ven las costuras por momentos y se percibe que es una historia que pasó por mil cambios y versiones diferentes. Además, El tema del verano tarda en hacer el clic definitivo, con una primera parte que por algunos momentos se hunde en la arena, pero que una vez que zafa sale disparada hacia adelante y vuela hasta el final.

Uno de los cambios que impuso el tiempo fue la presencia en la ficción de la pandemia, en cuyo contexto fue rodada El tema del verano (entre octubre y noviembre del 2021). La distancia temporal con el suceso el termina jugando a favor, porque siguiendo aquella fórmula adjudicada a múltiples humoristas de “comedia = tragedia + tiempo”, las referencias al “nos cuidamos entre todos” o los dos metros de distancia son mucho más graciosas. Aunque al mismo tiempo, si la película hubiera salido más cerca también habría funcionado como parodia, aunque seguro habría aparecido el “con eso no se jode”.

Zombis a la uruguaya

EL COMANDANTE (Daniel Hendler).jpg

En el estreno uruguayo de la película, el pasado 24 de enero en el Festival de cine internacional de José Ignacio (JIIFF), Pablo Stoll le dijo a El Observador que El tema del verano "Es como si todo el cine que he visto en mi vida lo hubiera puesto en una licuadora y esta es la película que salió".

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En el licuado hay cine serie B, está George Romero, por supuesto, hay un tono que puede remitir a otras comedias de zombis como Shaun of the dead o Zombieland; hay un guiño claro a la serie Los Magníficos, y hasta se puede encontrar una asociación entre el trío protagónico y Los Ángeles de Charlie.

Hay también algunas críticas al mundo del arte y al capitalismo moderno (estas últimas con la sutileza de una bomba atómica), y también referencias muy uruguayas, con un personaje encarnado por Daniel Hendler que levanta el tramo final de la historia con sus menciones al “hombre nuevo”, escopeta al hombro y termo y mate en la otra.

Además de frases y personajes que anclan la historia a este rincón del mundo, hay también bombillas convertidas en armas letales, en el que quizás es el momento más uruguayo de la historia del cine uruguayo.

La de Hendler, así como la de Gonzalo de Galiana sobre la mitad de la película, son dos de las actuaciones que pican más alto en un largometraje que tiene como uno de sus puntos flacos el nivel desparejo de las interpretaciones, algo que es inevitable en un proyecto que incluye en su elenco a actores no profesionales. Las diferencias de trayectoria se hacen palpables entre quienes rodean al muy sólido trío protagónico.

Más allá de sus disparidades, lo que no flaquea es el tono siempre divertido de El tema del verano. Stoll y el equipo se abrazan a él cual dentadura de zombi prendida a un cogote, y si se entiende el juego, el resultado son 90 minutos de disfrute.

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