“Sonora Caribe surge en el año 1986 junto a Eduardo “Pato” Molina, actual director de L'Autentika, y a fines del 88 decidimos desarmar la orquesta porque trabajábamos poco y había veces que nos llevaban a algún músico”, recuerda Yesty Prieto en diálogo con El Observador. Por entonces Eduardo Ribero estaba en Sonora Palacio y animaba un baile en Barros Blancos, pero un día los reunió y les hizo una propuesta: la misma orquesta, un nuevo nombre y tres cantantes. Ribero sería el nuevo dueño del conjunto, y la mente detrás del fenómeno.
Miguel Ángel Cufós que recién había empezado a cantar en Palacio pero se fue como llegó, junto a Eduardo Ribero. Hacía un tiempo se había cruzado con un tal Gerardo Nieto en Carnaval y cuando le preguntaron si conocía a alguien cómo él –dígase joven, de pelo largo y buena voz– lo fue a buscar.
“Arrancamos en el fondo de mi casa”, recuerda Yesty Prieto.
El motivo por el que se llama Karibe con K no está del todo claro. Quizás la mística alimenta la épica pero son varias las versiones sobre el origen del título. Un proverbio chino sobre un nombre que empezara y terminara con la misma letra, un “mensaje subliminal” en la repetición de la K que se “impregnaba entre la gente” o incluso una anécdota perdida -aunque no sea más que un rumor- sobre un desconocido que escribió mal el nombre de la orquesta en el pizarrón del club en el que iban a cantar. Y así quedó.
“Parece que los 35 años fueron ayer”, dice Gerardo Nieto. “Yo creo que no nos dimos cuenta, amamos lo que hacemos y entonces estábamos muy embobados con todo el entorno: con lo que significaba que la gente aplaudiera nuestras canciones, que la gente nos siguiera, que los temas empezaran a ser populares. Ya escucharse en una radio era como algo mágico para nosotros”.
https://youtu.be/me-SKZzkrKI
Pensando en bailes
“Pensando en bailes nació Karibe con K”, cantan en el primer track del segundo disco de la banda, Sobredosis. Una agrupación diseñada para llamar la atención. No solo a nivel musical, sino en lo que refiere al espectáculo.
“Se conjugaron muchas cosas en sí para que la banda tuviera el éxito que tuvo. Creo que era el momento de que algo diferente pasara. Uno a veces al intentar innovar le pega o no. Pero nosotros tuvimos suerte y atrás de la suerte había mucho trabajo, había talento, humildemente hablando, y había muchos músicos con un objetivo”, dice Gerardo Nieto cuando se le pregunta por el motivo que convirtió a Karibe en un éxito en su contexto.
Diego Recoba ha investigado durante años la historia de la música tropical. El periodista –y autor de Sobredosis, el libro de la colección Discos de Estuario– considera que “lo de Karibe fue, si se quiere, un antes y un después”.
“Marcó un cambio muy fuerte, pero también había cosas que se venían preparando desde hace tiempo. Lo que hizo Karibe quizás fue acelerar ese proceso. Se estaban generando cambios en la música tropical mundial en los ochenta, se estaba generando un cambio de público, hay una irrupción del público femenino fuerte –principalmente en los cambios generados en la salsa, que se volcaron también a otro tipo de discursos y otro tipo de contenidos– y el tema de los cambios en la música tropical uruguaya, del ambiente. Eso generó un caldo de cultivo que Eduardo Ribero, el dueño del Karibe, me parece que supo ver”, dijo el periodista Diego Recoba a El Observador.
Hay una frase muy conocida en el ambiente: a partir de Karibe con K la gente empezó a mirar el escenario. Antes, en los bailes las orquestas estaban solamente para hacer bailar, pero nadie miraba arriba más allá de su pareja de baile. “De alguna forma sí sucedió con Karibe, pero es algo que ya se venía dando”, señala Recoba además lo vincula a los cambios que se venían sucediendo en el Carnaval. “Se había empezado a dar también en esos años, y toda esta cosa de los fanáticos, del sistema, del estrellato, aunque fue una cosa local”.
Ribero conducía Salsamanía, un programa de radio en CX12 Radio Oriental, que satisfacía la curiosidad de los fanáticos de Karibe con K en un época sin redes sociales. Cuando anunciaba que la banda grababa un nuevo disco la calle se llenaba de gente con las esperanza de ver a los cantantes.
Nieto recuerda una ocasión en la que anunció un show de Karibe en la Plaza de los Bomberos y la convocatoria fue tal que debió esconderse en un bar. "Salí corriendo como pude hasta enfrente, que estaba el bar La Paponita, como loco, porque cuando miro venía toda gente corriendo tras mío. Cerraron las puertas, trancaron las puertas con mesas para que no entrara gente y yo estuve en la cocina encerrado jugando con una fiambrera y los dueños me decían 'no salgas de acá que nos matan'. Estaba el edificio de Galaxia FM en ese tiempo pegado y decían 'se fue Gerardo, no está, se fue por el edificio de Galaxia'. En conclusión, llamaron a la policía, me hicieron un cordón policial, salí y me metí en un taxi. Parecíamos artistas extranjeros, como cuando pasa cuando viene un artista salado. Esas cosas no pasaban acá con gente común como nosotros", recuerda.
Esa influencia del director de Karibe con K en la radio y los medios también es un factor que apoyó el despegue de la banda. “Ribero era un tipo que tenía mucho dominio de la tropical, de la movida de los bailes, pero también de los medios. Generó un cambio tal que los que se habían mantenido en un esquema viejo o anterior, la mayoría sucumbió. Incluso grandes orquestas, Combo Camaguey por ejemplo, salvo Sonora Borinquen y alguna más desaparecieron la mayoría. Fue un cambio para ahí más fuerte, porque además está la lógica de que el público tiene la razón y el público lo que quería era propuestas como la de Karibe, entonces no había mucho para negociar”, dice Recoba.
Los cantantes recorren ahora el estudio de Sondor, el sello discográfico en el que llegaron a grabar tres álbumes al año. El edificio que se convirtió parcialmente en su hogar. “Todos los discos salieron de acá y fueron los que nos catapultó. Nos hicimos conocer justamente por las cosas que salieron de acá. Así que le debemos la mayoría del éxito”, dice Miguel Cufós y recuerdan las noches que pasaban en los hoteles de esa cuadra del centro de Montevideo para entrar al estudio de madrugada.
“Venir acá era ir a la cancha del Barcelona o el Real Madrid. Había veces que te llamaba Rivero a las 10 de la noche y decía 'Yesty, venite a Sondor a grabar'. '¿Y qué grabo?'. 'Venite'. Nos encerraba a Miguel, a mí o a Gerardo, en el estudio B a escuchar el tema, aprenderlo un poco y lo cantabas a las 6 de la mañana”, cuenta Prieto.
"Una cosa que no existe, que no va a existir más obviamente. Era impensado grabar tres discos y nosotros grabamos tres discos y los tres discos eran de oro y platino", dice Cufós.
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“Nosotros éramos laburantes, muy laburantes de lo que queríamos”, afirma Cufós. “Nadie nos regaló nada, con todo respeto y humildad, nosotros los lunes ensayamos coreografía, los martes ensayamos coro, los miércoles con la orquesta, los jueves posiblemente grababa alguno de nosotros tres y los viernes arrancaban los bailes”, agrega Prieto.
La popularidad del conjunto crecía y la gente los empezaba a pedir. Lo ilustran con un recuerdo. “Había un baile, el Montevideo Rowing, que era de una a ocho de la mañana. Y nosotros con Karibe nos llevaban a la una. Yo creo que el portero no había llegado a esa hora. Un día le digo a Ribero ¿Cuándo vamos a cerrar el baile? El que cerraba el baile era el que estaba arriba de todo y tocaba 45 minutos a pleno sol. "Dame un añito". Al año, si no estábamos en el interior, estábamos todos los sábados cerrando el Montevideo Rowing. ¡Si lo tendría claro!”
El éxito de Karibe con K fue meteórico y se veía en las pistas de baile. Pasaron de bajarlos del escenario del Palacio Salvo porque la orquesta que “en ese momento mataba” no podía esperar a cambiar de roles, a hacer que vuelvan a abrir las puertas del boliche.
“Nosotros cobrábamos por baile, siempre queríamos hacer todos los bailes. Veníamos por 18 de Julio, el último baile era el Palacio Salvo y veníamos tarde tarde. Pensábamos que lo perdíamos. Vimos a la gente caminando por 18, corrimos las ventanillas "¡vuelvan, somos nosotros", tocando bocina. “¿Podés creer que la gente volvió? Hubo que abrir el baile de vuelta. Yo creo que los porteros no están puteando hasta ahora”.
Karibe con K era inalcanzable. Eduardo Ribero así lo quería y les había dado algunas instrucciones: no se queden en los bailes, no se muestren en el día y no viajen en ómnibus. A los eventos en los que firmaban autógrafos los subían a una limusina unas cuadras antes. “Ellos dos son del Cerro, igual que el Fata, yo soy de Lezica. Una limusina para nosotros era un Boeing 747”, dice Prieto entre risas.
20241127 Entrevista a Miguel Cufos, Karibe con K.
Foto: Inés Guimaraens
Cuando se abre la puerta de la casa de Miguel Cufós la historia de Karibe con K se le viene encima. Hace poco encontró en la casa de su madre un baúl con todos los trajes de su paso por Karibe, discos, medallas, fotos, reconocimientos. Ahora cada uno se alinea en la pared del living de su casa con una inscripción sobre una placa dorada.
Intrincados bordados, telas brillantes y terciopelos, galones dorados y mostacillas delicadamente conservadas. Karibe con K definió una estética que rompió con el conservadurismo del momento . Aunque, hace 35 años, le diera "un poco de vergüenza" usar aquellas ropas.
Sobredosis de pasión
Sobredosis es el segundo disco de Karibe con K y el que finalmente los consolida y los convierte en un fenómeno. “Se habían cambiado el nombre, habían reestructurado Sonora Caribe y había cantantes nuevos. Entonces era toda una incertidumbre con Los Agentes del Sabor, ya con esa propuesta, hay una sorpresa, hay una repercusión impresionante que incluso hace que ellos graben Sobredosis. No pasó ni un año entre Agentes del Sabor y Sobredosis, pero Ribero ya siente que pueden perfectamente grabar un nuevo disco porque la calle lo está pidiendo”, dice Recoba.
Con Sobredosis, explica, ya se empiezan a dar los primeros éxitos fuertes de repercusión y a partir de ahí empiezan a grabar varios discos por año. “Después graban un trío de discos que para mí es espectacular: Amos del Futuro, Superstar y Furor Tropical. En menos de tres años sacan esos tres discos y ahí está fuertemente el estilo Karibe”
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No todo es marketing. El sonido es gran parte del éxito de Karibe con K. Era, en definitiva, una buena orquesta. "Uno habla con gente de la tropical y a veces hay algunos que están un poco dolidos y te dicen 'simplemente era un fenómeno publicitario', que lo era, pero ningún fenómeno simplemente publicitario se hubiese bancado 35 años si hubiese sido solo un fenómeno publicitario de marketing. Tenía un repertorio buenísimo, tenía un trío de cantantes espectacular, que incluso hoy son grandes cantantes", sostiene Rocoba.
El investigador señala que hay una dupla que es "el 90% del sonido del Karibe": Pato Molina y Óscar Gómez. "Todo el sonido de Karibe lo pensaron ellos."
"Nada de eso se podría haber logrado sin una orquesta que sonara, con gente como muy capaz en lo musical y muy capaz en también en lo vocal. Porque a la hora de cantar los cantantes rendían, y rendían bien, y en ese sentido también marcó un antes y un después. Hay un sonido que no existía, o que había empezado a usar principalmente El Cubano de América o Maracaibo pero que no existía el sonido Karibe. Alguien que esté más o menos habituado escucha un acorde de cualquier canción de Karibe y sabe que es Karibe con K, escucha una base de bajo y sabe que es el Pato Molina. Y eso es fuerte, no sé que no sé cuántos músicos, incluso de otro género, en Uruguay lo han podido lograr", destaca Recoba.
Un terremoto de amor
El fanatismo que se generó alrededor de la orquesta sigue vivo, y se perpetúa en nuevas generaciones que nunca los vieron en llegar en limusinas a firmar discos de oro.
“Más allá de la popularidad o los laburos que pueda a tener cada uno como solista –uno más y unos menos – pero los tres somos Karibe. Si no estamos ninguno de los tres no es lo mismo. Me parece que eso no lo pensó él en su momento pero yo le agradezco en el alma, soy agradecido siempre, y somos Miguel Cufos, Yesty Prieto y Gerardo Nieto, porque él nos vendió así. Es gracias a él, eso es real”, dice Cufós.
Y esa pertenencia a la banda la relaciona a la forma en la que Ribero los presentaba antes de cada tema. Cada artista pasó a ser su propia marca.
"Con Karibe hay una intención de que la gente siga bailando, obviamente, y que baile en pareja, pero también empezó a pasar que muchos fanáticos y fanáticas estaban solos mirando lo que pasaba arriba del escenario. A veces es fortuito cuando sucede eso en algunas expresiones, pero en el caso de Karibe la verdad que Ribero por soñador, por loco, por muy inteligente, lo tenía todo bastante calculado. Realmente fue algo pensado. Ribero con sus ideas generó la realidad, terminó generando la realidad".
"Incluso generó algo muy inteligente, que venía de propuestas como el Club del Clan o incluso en los grupos adolescentes como Menudo, que era darle a cada cantante una personalidad, por más que no tuviera nada que ver con su personalidad real. Le asignaban una personalidad y en base a eso también les asignaban un catálogo, las canciones que iban a cantar. Uno ya sabía que Yesty Prieto era el festivo, que Gerardo Nieto era el atormentado y que Miguel Ángel Cufós era el insaciable o el que no tenía códigos, había una cosa así. Y eso funcionaba a la perfección. Incluso hay canciones en dúo, principalmente las que cantan Cufós y Gerardo, en la que siempre Cufós está como engañando a Gerardo. Había historias en las que cumplían su papel".
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"Cuando nos ponemos a pensar en estos fenómenos hay un montón de cosas que se nos escapan. Uno puede llegar a conjeturar, en mi caso creo que tiene que ver con un clima de época con que Karibe, no sé si adrede o porque se dio, supo captar un fuerte clima de época y eso lo generó que Karibe fuera mucho más que una orquesta que funcionó bien, fue un fenómeno a nivel nacional, quizás junto a Los Iracundos, de los pocos fenómenos a nivel nacional que tuvo Uruguay con fanáticos. Esos fenómenos que dejan una huella durante décadas".
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Una versión de Ciudad de las Santa Ritas, escrita por Mario Carrero, suena en un estudio de sonido en Reducto. Gerardo Nieto ensaya para la presentación del aniversario de Karibe con K en el Teatro de Verano. Del otro lado del vidrio, Yesty Prieto y Miguel Cufós esperan su turno para entrar al estudio, horas antes de trasladarse al ensayo de los Addams, el conjunto de periodistas que este año regresa al carnaval con un homenaje a Karibe con K y con los propios músicos en escena.
Hay un pedido que Eduardo Ribero les hizo a los artistas antes de morir: que defendieran el título. Más de tres décadas después de su formación, Karibe con K sigue sonando.
“Hoy disfrutamos de lo que hacemos. En aquel momento también lo disfrutamos pero era todo muy rápido, muy vertiginoso. Nosotros no nos dábamos cuenta de muchas cosas que pasaban alrededor de la orquesta porque estábamos del lado de componente, no de socio como estamos en este caso. Nosotros disfrutamos de estar juntos después de 35 años de conocernos. Disfrutamos de estar en el escenario, más allá de las discusiones que tenemos”, dice Cufós.
"Hubo, hay y van a haber – agrega Prieto –. Hasta el día de hoy ninguno de los tres tiene el ego allá. Seguimos siendo de barrio. Nos peleamos, nos arreglamos; peleamos, nos arreglamos. Nos conocemos de hace 35 años, conocemos mis cinco ex esposas por ejemplo, conocemos nuestros hijos. Hay una amistad siempre, obviamente no nos ponemos de acuerdo en muchas cosas, porque ni la mejor pareja es la pareja ideal”.
Gerardo Nieto considera que este periodo, en el que los tres están en la dirección de Karibe, lo viven con más tranquilidad y con “la madurez de la edad”.
“Ahora nos disfrutamos de otra manera. Abrimos un poco más el panorama para ver y para disfrutar, que antes era todo el vértigo de la noche, la joda, cantar, todo lindo; pero no nos dábamos cuenta de todo lo que pasaba y ahora lo disfrutamos de otra manera. Nos disfrutamos a nosotros mismos, más gorditos, más flacos, sin pelo, con pelo, pero nos disfrutamos muchísimo. La gente tiene el mismo fervor de los 90 con nosotros y eso es mágico”.
“Lamentablemente esos años dorados ya no van a volver. Tuvimos la gran oportunidad de vivirla y hacer lo mejor posible de nosotros para que gustara, y bueno el tiempo nos ha dado la razón”, considera Cufós.