El comercio de fentanilo no para de crecer en Norte América y el afán por construir imperios sobre una de las drogas más mortíferas y lucrativas de la historia reciente, ha llevado a los carteles mexicanos a recurrir a una reserva de talento poco habitual: estudiantes de química.
Las universidades mexicanas se convirtieron en una bolsa de trabajo para los reclutadores de los carteles. Los cocineros -así se llama a quienes fabrican fentanilo en los laboratorios- necesitan trabajadores con conocimientos avanzados de química para ayudar a hacer la droga más fuerte y más adictiva, por lo que los jóvenes estudiantes sirven perfecto para ese propósito.
El New York Times entrevistó a cocineros, estudiantes de química, agentes de alto rango y un reclutador de alto nivel pertenecientes al Cártel de Sinaloa, principal responsable de la entrada de fentanilo por la frontera sur de EE.UU, según el gobierno estadounidense. Los afiliados al cártel, que hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias, explicaron que los objetivos de los cárteles son dos: por un lado hacer la droga más fuerte “para jalar más gente”, como dijo un cocinero, y por el otro, más ambicioso, sintetizar los compuestos químicos conocidos como precursores, que son esenciales para fabricar fentanilo.
A este segundo objetivo lo consideran fundamental para poder liberarse de tener que importar esos materiales de China. De conseguirlo, marcaría el comienzo de una nueva y aterradora fase en la crisis del fentanilo, en la que los cárteles mexicanos tendrían más control que nunca.
Un exestudiante de 21 años que abandonó la universidad este año para trabajar para el cártel cocinando fentanilo y desarrollando precursores - Foto por Daniele Volpe para The New York Times.webp
El trabajo de los estudiantes en los laboratorios
Los relatos de los entrevistados coincidieron con los de los funcionarios de la embajada estadounidense que monitorean las actividades del cártel, incluido el papel de los estudiantes en las operaciones del cártel y cómo están produciendo el fentanilo. En los últimos días, funcionarios estadounidenses advirtieron que fueron varios los jóvenes químicos detenidos en laboratorios mexicanos.
Los estudiantes dijeron al Times que tenían distintos trabajos dentro del grupo criminal: en ocasiones dirigen experimentos para reforzar la droga o crear precursores y en otras, supervisan o simplemente trabajan junto a los cocineros y ayudantes que producen fentanilo a granel.
No está claro hasta qué punto se ha extendido el reclutamiento de estudiantes, pero la búsqueda de químicos formados parece haberse visto influida en parte por la pandemia de coronavirus. Una evaluación de inteligencia mexicana de 2020, filtrada por un grupo de hackers, reveló que el Cártel de Sinaloa parecía estar reclutando a profesores de química para desarrollar precursores químicos del fentanilo después de que la pandemia ralentizara las cadenas de suministro.
Un profesor de química de una universidad del estado de Sinaloa dijo que sabía que algunos estudiantes se matriculaban en clases de química solo para familiarizarse con las técnicas necesarias para cocinar drogas sintéticas. El profesor, que solicitó su anonimato, dijo que había identificado a los estudiantes que encajaban en ese perfil por sus preguntas y reacciones durante sus clases. “A veces en clase cuando les estoy enseñando síntesis de fármacos me preguntan: ‘Oiga, profe, pero ¿Cuándo nos va a enseñar a hacer cocaína y otras cosas?’”, dijo.
El proceso de preparación es peligroso. Cocineros y estudiantes dijeron que, aunque llevaran máscaras antigás y trajes para materiales peligrosos, los riesgos a los que se enfrentan son muchos: exposición tóxica a la droga letal, explosiones accidentales, errores que enfurecen a sus jefes armados y extremadamente violentos.
Sin embargo, el trabajo está mejor pagado que muchos de los empleos legales en química, y eso suele bastar para convencerles. El estudiante de segundo año dijo que el reclutador que visitó el campus le ofreció 800 dólares por adelantado, más un salario mensual de 800 dólares, el doble del salario medio de los químicos empleados formalmente en México, según datos del gobierno.
El joven de 19 años, criado en una de las zonas más pobres de Sinaloa, había elegido estudiar química porque su padre tenía cáncer y él quería ayudar a encontrar una cura. “Lo que yo quisiera es ayudar a las personas, no matarlas”, dijo. La idea de fabricar un producto que provocara muertes masivas le repugnaba, pero el tratamiento que necesitaba su padre era imposible de pagar para la familia. Le dijo al reclutador que estaba interesado, y cinco días después fue recogido por miembros del cártel, le vendaron los ojos y lo condujeron a un laboratorio clandestino oculto en las montañas.
Los cárteles en busca de la materia prima
La producción masiva de fentanilo puede ser relativamente sencilla si los cárteles se limitan a mezclar precursores importados. James DeFrancesco, profesor de química orgánica de la Universidad Loyola de Chicago, quien trabajó como químico forense en la Administración para el Control de Drogas de EE. UU. durante 18 años, dijo al Times que las instrucciones para producir la droga no son difíciles de encontrar, lo que sí es más complejo es el proceso para sintetizar los precursores desde cero, que requiere una gama más amplia de técnicas y habilidades químicas.
Una lista de ingredientes para fabricar fentanilo, escrita por un cocinero veterano del Cártel de Sinaloa - Foto por Meridith Kohut para The New York Times.webp
Cuando el Cártel de Sinaloa empezó a producir fentanilo en masa hace aproximadamente una década, dijo el reclutador al Times, recurrió a cocineros sin formación del campo que podían hacerse con lo que la gente del negocio llama “recetas” para fabricar la droga.
En comparación con la metanfetamina, una droga que requiere equipos y conocimientos más avanzados para su fabricación a gran escala, el fentanilo es fácil de producir si hay disponibilidad de precursores químicos. “Son cuatro pasos”, dijo un cocinero veterano, explicando el proceso con la sencillez que se puede encontrar en la parte posterior de una caja de mezcla para pasteles. “Se agita. Se mezcla. Se pone a secar. Y ya después ya se lava con acetona”.
Pero las cosas se complicaron en los últimos años. China restringió la exportación de precursores del fentanilo, México impuso medidas severas contra las importaciones de los químicos y la pandemia de coronavirus atascó las cadenas de suministro, por lo que se hizo más difícil encontrar esos ingredientes.
El fentanilo que sale de México ha sido por lo general de baja pureza, un problema que el reclutador atribuye a la prisa desesperada por satisfacer el apetito de los estadounidenses por el opioide sintético. “Hubo una explosión de demanda, tan grande que al principio la gente quería ganar dinero, esos fabricantes producían lo que fuera sin importarles la calidad”, dijo el reclutador. Pero en un mercado competitivo, dijo, el cártel puede ganarse a más clientes con una droga más fuerte.
El reclutador y los tres estudiantes entrevistados dijeron que aún no habían conseguido producir precursores.
Las políticas que tomarán los gobiernos de México y EE.UU.
Deseoso de preservar la cooperación en materia de migración, el gobierno de Biden evitó presionar públicamente a México a hacer más para desmantelar los cárteles. Ahora, Donald Trump ha prometido un enfoque más agresivo, amenazando con desplegar el ejército estadounidense para combatir a los criminales y prometiendo imponer un arancel del 25% a los productos mexicanos si el país no colabora con las políticas de migración estadounidenses.
En respuesta a la amenaza arancelaria, la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo que era necesaria la “colaboración internacional” para impedir el envío de precursores a México desde “países asiáticos”.
A medida que los cárteles adquieran un mayor control de la cadena de suministro de fentanilo será más difícil para las fuerzas del orden de ambos países detener la producción industrializada de opioides sintéticos en México.
Los cárteles “saben que ahora estamos centrados en el tráfico ilícito de estos precursores químicos en todo el mundo”, dijo Todd Robinson, secretario adjunto de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado.
Esos esfuerzos están impulsando a los cárteles “a tratar de llevar esto a su terreno”, dijo Robinson. “El resultado práctico de ello es su capacidad para transferir más fácil y rápidamente esas drogas a Estados Unidos”.