Las promesas incumplidas, las tensiones internas y la presión económica han generado una crisis que sacude al gobierno de Gustavo Petro en Colombia. En un caótico consejo de ministros, transmitido por televisión al país, Petro admitió con enfado: "De 195 compromisos adquiridos, se han incumplido 146, me da vergüenza. El presidente es revolucionario, el gobierno no".
Esta afirmación no dio paso a un debate técnico, sino a una especie de reality show de seis horas repleto de regaños, voces entrecortadas, peleas entre ministros y ataques a Armando Benedetti, recién designado como jefe de despacho, y a la canciller Laura Sarabia. La división a lo interno del gobierno afloró en medio de una preocupante falta de recursos, tensión con Washington y un plan de paz al borde del colapso.
Internas por el fracking y la asistencia de EEUU vía la USAID
Petro colocó sobre la mesa la existencia de “agendas paralelas” en el gobierno y se mostró sorprendido por las operaciones de fracking que Ecopetrol, la empresa petrolera del Estado, está desarrollando en Estados Unidos.
“Estamos contra el fracking porque es la muerte de la naturaleza y la muerte de la humanidad. Quiero que se venda esa operación para invertirla en energías limpias”, ordenó Petro al ministro de Minas, Andrés Camacho.
Además, el presidente se esforzó en dejar clara su posición frente a Washington en relación con la suspensión ordenada por la administración de Donald Trump de las ayudas distribuidas por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), de las que Colombia recibe un promedio de 400 millones de dólares al año, beneficiando, entre otros, a las fuerzas armadas.
“¿Entonces nuestro Ejército es de Estados Unidos? ¿O es el Ejército de Bolívar de Colombia?", preguntó Petro y añadió: "No vamos a negociar que nos sigan ayudando, eso no es ayuda; Trump tiene razón, llévese su plata”.
El presidente colombiano también instruyó a la canciller Sarabia para que mantenga firme su posición de que no está dispuesto a recibir vuelos desde Estados Unidos con migrantes colombianos esposados de pies y manos.
“Lo primero es que el latinoamericano no llega preso, después discutimos aranceles, no al contrario", dijo, y luego ordenó: “Eso tiene que definirlo bien, en este caso, Laura Sarabia en nuestra política internacional, porque la canciller es la que se encarga del asunto”.
Dos semanas atrás, Petro impidió el ingreso de dos vuelos con repatriados colombianos, por considerar que se les estaba dando un trato indigno. Donald Trump contestó con una batería de sanciones que incluían aranceles a los productos colombianos.
La situación se resolvió, pero con un acuerdo en el que Colombia se comprometió a recibir los vuelos sin limitación ni demora, algo que Trump ha resaltado en distintas ocasiones como una muestra de su fortaleza. Petro se esmeró en resaltar que no cedió de manera incondicional: “No y no, me tiene que matar a mi primero, pero este Gobierno no se arrodilla”, dijo enfáticamente.
Gabinete de Petro fracturado
Las muestras de carácter de Petro ante Washington no estuvieron reforzadas por la imagen de un gobierno cohesionado, al contrario, afloró un gabinete fracturado por las luchas de poder.
La vicepresidenta Francia Márquez pidió la palabra. Sin una relación cercana con Petro, Márquez es conocida por su honestidad y así se mostró: “Ayudé a elegir este Gobierno y me duele que se presenten tantos actos de corrupción. Tenemos que decirlo de frente”.
Luego atacó a la canciller Sarabia y a Benedetti, el nuevo jefe del despacho: “No me parece las actitudes de Laura Sarabia conmigo. Me ha tocado decirle: respéteme, que soy la vicepresidenta. Y respeto a Benedetti, pero no comparto su decisión de traer a este Gobierno a estas personas que sabemos que tienen gran parte de responsabilidad con lo que está pasando. Tal vez esto me cueste quién sabe qué”.
Armando Benedetti abandonó el Gobierno por primera vez tras la filtración de unos audios en los que decía: “Nos hundimos todos, nos vamos presos”. En dichos audios, discutía acaloradamente con Sarabia sobre la financiación de la campaña electoral. En julio del año pasado, la esposa de Benedetti presentó una denuncia por violencia de género. El funcionario negó las acusaciones, y posteriormente, su esposa también las desmintió cuando reanudaron la relación.
Este es el principal motivo por el cual la ministra de ambiente, Susana Muhamad, está en contra del nombramiento: “Como mujer no me puedo sentar en esta mesa de gabinete con Armando Benedetti y yo no soy la que va a renunciar presidente, porque yo no renuncio ni al proyecto ni al gobierno”.
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Armando Benedetti, el funcionario incómodo y cuestionado en el Gobierno de Petro.
EFE
Agregó una frase que evidenció la magnitud de los enfrentamientos internos: “Aquí las agendas paralelas no son de los ministros progresistas, presidente. Aquí las agendas paralelas son las que nosotros hemos tenido que enfrentar durante todo este Gobierno. Hemos estado parados en resistencia, resistencia institucional, a las agendas paralelas y los entrampamientos”.
Jorge Rojas, director del Departamento Administrativo de Presidencia, se refirió al puesto de jefe de despacho al que llegó Benedetti: “No debe haber jefe de gabinete ni despacho, porque eso distorsiona el ejercicio del presidente con los ministros. (...) Hay que revisar si lo que queremos es más burocracia”.
Las renuncias del gobierno colombiano
Tras el consejo de ministros comenzó una tormenta política. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, señaló que “tras el episodio de ayer es insostenible el gabinete como está conformado hoy”.
Jorge Rojas, director del Departamento Administrativo de Presidencia y quien también se ha desempeñado como vicecanciller, renunció a su cargo, al igual que el ministro de cultura, Juan David Correa.