El dilema de participar o no en las elecciones parlamentarias y de gobernadores convocadas para el 25 de mayo dividió a la oposición venezolana. Mientras un sector, liderado por María Corina Machado, impulsa la abstención, otro encabezado por los excandidatos presidenciales Henrique Capriles y Manuel Rosales, inscribió candidaturas y llama a votar.
Mientras el sector que promueve la abstención sostiene que el próximo 25 de mayo se llevará a cabo “una elección fraudulenta, secuestrada y diseñada para convalidar al régimen”, Henrique Capriles expresó en sus redes sociales que “no es cierto que votar sea renunciar a la lucha del 28 de julio; nuestro llamado es a la reflexión y a reconocer que cada elección es una nueva oportunidad para vencerlos”.
Motivos de la expulsión de Capriles
Primero Justicia, el partido fundado por Henrique Capriles y que lo postuló como candidato presidencial en dos ocasiones, lo expulsó al considerar que su participación viola la posición oficial de la organización.
“La decisión de expulsión responde a su participación activa en un evento convocado al margen de la unidad democrática, en abierta contradicción con lo aprobado por el Comité Político Nacional y ratificado por la Junta de Dirección Nacional”, señaló en un comunicado.
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A diferencia de Machado y Urrutia, Capriles expresó que "cada elección es una nueva oportunidad para vencer” al chavismo de Nicolás Maduro.
Añadió que Henrique Capriles y quienes lo siguen “con su accionar, han decidido apartarse de la ruta definida por la Plataforma Unitaria Democrática, del presidente electo Edmundo González Urrutia y del liderazgo de María Corina Machado”.
Henrique Capriles fue presentado como candidato a diputado después de que la Contraloría, bajo control de Maduro, anuló su inhabilitación. En un comunicado, Primero Justicia calificó como “indignante y escandaloso” que figuras como Capriles “hayan sido habilitadas selectivamente y beneficiadas con una tarjeta electoral, mientras los partidos legítimos del país permanecen judicializados y bajo el control del poder”.
Capriles desconoció la expulsión y afirmó que “no existe autoridad para ejercer expulsiones por la participación electoral, ni tampoco reglamentos que se respeten, ni mucho menos el espacio que debió existir para debatir, como partido, la visión sobre la participación electoral en los momentos más complejos que enfrenta el país”.
Manuel Rosales, líder del partido Un Nuevo Tiempo, excandidato presidencial y actual gobernador del estado Zulia, buscará su reelección, mientras otros miembros de la organización competirán en distintos estados.
“El venezolano tiene la opción de quedarse en la casa sin hacer nada, esperando que el país siga por el barranco, o seguir remando, usar el poderoso instrumento del voto”, dijo Manuel Rosales al presentar su candidatura.
La fortaleza de María Corina Machado
El llamado a votar es una lucha a contracorriente, ya que la principal líder de la oposición, María Corina Machado, se opone abiertamente. “Las elecciones son para elegir y no para lavarle la cara a la tiranía”, ha declarado, argumentando que la verdadera lucha debe centrarse en exigir el respeto al resultado de la elección presidencial del año pasado.
Aunque la represión del régimen la ha obligado a mantenerse oculta y a operar con un radio de acción muy limitado, su popularidad y respaldo lucen intactos.
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Bloomberg reportó que una encuesta realizada en marzo por Panterra Research, una firma con sede en Londres anteriormente conocida como ClearPath Strategies, reveló que el 74% de los no chavistas —aproximadamente dos tercios de la población— confían en Machado como líder, frente al 65% registrado en marzo de 2024.
David Bluestone, director general de Panterra, quien ha realizado investigaciones políticas en Venezuela desde 2012, afirmó que “el hecho de que siga en el país, aunque escondida, permite a la gente sentir que está presente hasta el final” aludiendo al slogan de campaña de María Corina Machado.
La división de los opositores al chavismo
El politólogo Jesús Castellanos explica que aunque Rosales y Capriles representan, en su opinión, “una fracción reducida de la oposición democrática esto constituye un fraccionamiento, otra discusión es qué tan fuerte sea”.
Añade que si bien la habilitación de Capriles y la no judicialización del partido un Nuevo Tiempo indican que ha habido negociaciones con el Gobierno, no se debe confundir a Rosales y Capriles con los partidos que cohabitan con el régimen.
Al analizar el impacto que puede tener el llamado a votar por parte de esas dos figuras de la oposición señala que “fraccionan, simbólica, comunicacional y en menor grado numéricamente, a la oposición democrática. Además, permiten un discurso de pluralidad y búsqueda de legitimidad del régimen”.
Agrega que “su silencio ante las gravísimas condiciones electorales pudiera estar contribuyendo al fortalecimiento de dichas condiciones en eventos posteriores”. Al analizar el otro extremo destaca que el solo llamado a “no participar en la elección no es una estrategia. Debe haber un plan de cómo afrontar el 25 de mayo y los resultados de este evento”.
La falta de visión a largo plazo
El politólogo Luis Remiro sostiene que “pareciera que se está en un debate normativo: ¿quién está en lo correcto entre participar o abstenerse? Ambas partes tienen una postura legítima y no se les puede demonizar, pero ambas carecen de una visión a largo plazo de qué hacer para democratizar al país y esto es algo que viene ocurriendo desde que Hugo Chávez llegó al poder”.
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La estrategia de una parte de la oposición en Venezuela es "externalizar" el cambio en el país con la ayuda de la presión de Trump, según el politólogo Remiro.
“Participar no es una estrategia en si misma y la abstención tampoco lo es. Pareciera que es solamente participar no se habla de garantías, de qué se va a hacer, si se va a buscar un proceso de negociación. No hay una estrategia, lo mismo con la abstención”, afirma.
Agrega que tras la victoria de Donald Trump “la estrategia entre comillas es externalizar el cambio en Venezuela como ya ocurrió en el pasado. Aplicar la máxima presión, tratar de aislar al gobierno cortándole los mecanismos de financiación y dejar que Trump haga lo suyo y presione al Gobierno”.
Desde su punto de vista un aspecto clave es que “tanto en María Corina Machado como en Henrique Capriles no hay participación de la ciudadanía. No hay una coordinación de bases, no hay una intención de que el ciudadano esté organizado de alguna manera”.