22 de febrero 2025 - 11:39hs

Las empresas y familias venezolanas navegan una economía inestable, marcada por una inflación en ascenso y una moneda que se desploma frente al dólar, con un mínimo acceso al crédito bancario. En la práctica, el financiamiento está reservado para unos pocos.

Para evitar un aumento en la cantidad de dinero que incremente la demanda y eleve la presión inflacionaria, la administración de Nicolás Maduro impone una fuerte restricción al crédito, obligando a los bancos a engavetar el 73% de los fondos que gestionan.

La consecuencia es una banca con un portafolio de préstamos diminuto: según la firma Global Scope, al cierre de diciembre de 2024, el total de créditos de toda la banca venezolana equivale a 2.300 millones de dólares, mientras que en una economía pequeña como la de Uruguay asciende a 25.000 millones de dólares.

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Incluso, un solo banco de Ecuador, el Pichincha, maneja un portafolio de créditos de 11 mil millones de dólares, cuatro veces el tamaño de todo el sistema financiero venezolano. En términos del PIB, el crédito también es ínfimo: mientras que en Uruguay representa el 29% del PIB, en Venezuela es de 2,6%.

Aunque estas cifras también reflejan la larga recesión que entre 2014 y 2021 redujo a una cuarta parte el tamaño de la economía venezolana, Conindustria, el gremio que agrupa a la manufactura privada, señala que las empresas consideran “la falta de financiamiento” como uno de los principales problemas que afectan a la producción.

Un estudio del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), con datos al último trimestre de 2024, precisa que solo el 14% de las empresas venezolanas, excluyendo sectores protegidos como el agrícola, reportó haber recibido crédito bancario. Como resultado, han tenido que recurrir a fondos propios o a la emisión de deuda.

Inflación, dólar y préstamos indexados

A pesar de que el Gobierno ha amordazado a la banca para contener la cantidad de dinero, los precios siguen escalando a una velocidad preocupante. El Banco Central oculta las cifras, pero el Observatorio Venezolano de Finanzas indica que en los últimos cuatro meses, la inflación acumula un salto de 52%.

El problema es que mientras restringe el crédito, la administración de Nicolás Maduro recurre a la emisión de dinero para financiar parte del gasto público. La consecuencia es una inyección de fondos que rápidamente se traduce en más bolívares persiguiendo pocos productos y servicios, una mezcla que impulsa la inflación.

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En términos del PIB, el crédito también es ínfimo: mientras que en Uruguay representa el 29% del PIB, en Venezuela es de 2,6%.

En términos del PIB, el crédito también es ínfimo: mientras que en Uruguay representa el 29% del PIB, en Venezuela es de 2,6%.

Daniel Cadenas, director de Oikos Research, explica que “lo que el Gobierno hace por un lado lo destruye por el otro. Tiene restringido al sector bancario y a la economía en general mientras que para cubrir un déficit fiscal, que se mantiene entre 4 y 6 puntos del PIB, utiliza el financiamiento monetario y esto tiene efecto inflacionario”.

“Podrían argumentar que sin la restricción al crédito habría una mayor presión inflacionaria, pero la solución no está allí sino en solucionar el déficit fiscal”, añade Daniel Cadenas.

Obligatoriamente los créditos están indexados al tipo de cambio oficial para evitar que las pocas empresas que reciben financiamiento utilicen los bolívares para comprar dólares. De esta forma se evita un mayor desequilibrio entre la oferta y la demanda de divisas.

“Esto provoca que el crédito se concentre en empresas de rubros básicos como alimentos, medicamentos o productos de cuidado personal, que tienen un flujo de caja capaz de cubrir el riesgo cambiario. Al tratarse de bienes esenciales, pueden aumentar sus precios sin que las ventas se vean significativamente afectadas”, dice Daniel Cadenas.

El riesgo cambiario es elevado. En los últimos cuatro meses el bolívar se hundió frente al dólar y el tipo de cambio oficial acumuló un alza de 72% en medio del aumento en la creación de dinero para financiar el gasto público.

Los bancos venezolanos, a través de sus sucursales en Panamá y República Dominicana, están otorgando créditos en dólares, pero estos están reservados para las pocas empresas que exportan y tienen ingresos en divisas.

“Hablamos de empresas que están en áreas como ron, cacao o camarones que actualmente están exportando”, dice Daniel Cadenas.

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En los últimos cuatro meses el bolívar se hundió frente al dólar y el tipo de cambio oficial acumuló un alza de 72%.

En los últimos cuatro meses el bolívar se hundió frente al dólar y el tipo de cambio oficial acumuló un alza de 72%.

Tarjetas de crédito debilitadas en Venezuela

La escasez de financiamiento también afecta a las familias, que en su mayoría dependen de tarjetas de crédito con límites insuficientes para aumentar significativamente el consumo.

Carlos Gonzáles es administrador y su esposa técnico en mercadeo. Entre los dos cuentan con cuatro tarjetas de crédito que en conjunto les permiten gastar un máximo de 200 dólares.

“Claro que es mejor que nada, pero sirven para muy poco, el crédito prácticamente no existe, es simbólico”, dice Carlos González.

Ejecutivos financieros señalan que, además de las normas que limitan los fondos para prestar, los ingresos de técnicos y profesionales siguen siendo muy bajos, lo que hace que un mayor financiamiento a través de tarjetas de crédito represente un alto riesgo.

De acuerdo con Conindustria, en promedio, el ingreso de los técnicos y profesionales en la mediana empresa equivale a 488 dólares al mes y en la gran empresa a 586 dólares.

“En una economía altamente inestable y donde el ingreso sigue siendo bajo otorgar créditos al consumo sin una evaluación cuidadosa del riesgo crearía un problema nuevo porque seguramente veríamos un aumento de la morosidad”, dice el vicepresidente de un importante banco del país que prefiere reservar su identidad.

El peso de la banca del Estado

En un entorno tan enrevesado, el Banco de Venezuela, la principal entidad financiera del Estado, ha tomado una posición dominante. Los datos de Global Scope indican que al cierre de 2024, controla el 25,6% del total de créditos, el 36% de los depósitos y sus ganancias equivalen al 64,9% de las utilidades del sistema financiero.

Gracias a que el Gobierno concentra en el Banco de Venezuela el dinero de las empresas públicas y los fondos de los distintos ministerios, la liquidez no presenta mayores problemas. Además, banqueros consultados afirman que las autoridades le aplican una supervisión más laxa que le permite operar con menos restricciones.

Para tener una idea más clara de la supremacía del Banco de Venezuela, basta observar que Banesco, el segundo banco del país y que está en manos del sector privado, controla el 13% de los depósitos, el 15% de los créditos y sus ganancias equivalen al 7,6% del total del sistema financiero.

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