10 de marzo 2025 - 18:53hs

Leon Cooper Hamilton se fue de Estados Unidos buscando nuevas oportunidades. Había nacido en Maryland, en el este del país, y tras servir en las Fuerzas Armadas, decidió dedicarse al sector de la hostelería.

Cuando trabajaba en un hotel en Miami se enamoró de la venezolana Belén Aida Tosta y se casaron en 1953.

Si bien la opción de continuar sus vidas en Estados Unidos estuvo presente, el espíritu emprendedor de Hamilton lo hizo irse a Venezuela, país que estaba en las noticias internacionales por su inmenso potencial petrolero.

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"Llegó en 1953 y le apostó al crecimiento de Venezuela", me cuenta, desde Caracas, su nieto Alexander Hamilton.

"Decidió empezar de cero y trajo una visión innovadora porque fundó el primer restaurante especializado en cortes de carne americanos en Caracas, algo que no existía".

"Venezuela se convirtió en su hogar desde el primer momento. Lo que más lo enamoró fue la calidez de la gente, la alegría del venezolano, las oportunidades que encontró y esa sensación de comunidad de nosotros".

"Mi abuelo no pensó en regresar a Estados Unidos. Aquí encontró su nueva vida y el lugar al que pertenecía. No solo era el país en el que vivía, era su hogar en el sentido profundo".

En momentos en que el gobierno de Estados Unidos ha deportado a cientos de venezolanos que procuraban mejores oportunidades en ese país y tras la eliminación de una medida que protegía a otros cientos de miles de la deportación, en BBC Mundo recordamos una época en la que miles de estadounidenses se fueron a la nación sudamericana en busca de prosperidad.

"Yo crecí en un campo petrolero"

El historiador Tomás Straka, director del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas, escribió "La carrera de El Darién. El Boom de los venezolanos".

En el artículo, publicado en 2023 en ReVista: Harvard Review of Latin America, el investigador abordaba el enorme éxodo de venezolanos que en los últimos años ha tenido como objetivo llegar a Estados Unidos.

Refinería en Las Piedras, Península de Paraguaná, Venezuela
Evans/Getty Images
La bonanza petrolera de Venezuela atrajo a migrantes de distintos países.

"Nunca, en la larga e intensa historia de las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, ha ocurrido algo similar. Aunque hubo una breve migración venezolana en la década de 1930, no duró mucho y, de hecho, la migración a menudo se dio en la otra dirección, con una gran cantidad de personas desde Estados Unidos migrando a Venezuela en busca de la riqueza petrolera".

"En la década de 1950, más de 50.000 ciudadanos estadounidenses vivían en Venezuela, particularmente alrededor de los yacimientos petrolíferos y otras industrias".

Muchos de esos inmigrantes -entre ellos empresarios, gerentes, ingenieros, técnicos especializados- no se embarcaron con la intención de quedarse de forma definitiva, pero hubo varias excepciones.

"Mi papá se sintió abiertamente aceptado por los venezolanos y se quedó. Allá está enterrado", me cuenta el historiador Miguel Tinker Salas, autor y profesor emérito de la Universidad Pomona, en Estados Unidos.

"Yo soy producto de esa experiencia. Yo crecí en un campo petrolero venezolano".

Una isla de EE.UU. en Venezuela

Su padre, Nylen R. Tinker, nació en California y trabajó en el sector petrolero de ese estado.

Después, sirvió en la marina estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.

"Me contaba que después de salir del ejército, Venezuela era la noticia por su industria petrolera. El mensaje era claro: si querías trabajar en petróleo, Venezuela era el lugar".

Los padres de Miguel Tinker Salas sonriendo, su madre con un elegante traje y su padre con un uniforme
Cortesía: Miguel Tinker Salas
"Aquí, mi papá porta el uniforme kaki típico de los trabajadores petroleros", cuenta el historiador Miguel Tinker Salas. "Mis padres recién se habían casado. En esa foto están en Caripito".

"Mi papá encontró un trabajo con la Standard Oil Company, cuya sucursal en Venezuela era la Creole Petroleum Corporation", me cuenta Miguel, y añade que su padre llegó en 1948 al campo petrolero de Caripito, en Monagas, en el oriente del país.

Allí, como sucedió en otros campos, la compañía se esforzó por crear "una comunidad autónoma, separada de la realidad venezolana, donde se vivía al estilo americano".

Había campos de golf, tenis, beisbol, baloncesto, piscinas, clubes sociales.

"Era como una isla de Estados Unidos dentro de la cultura venezolana. La Creole Petroleum era un estado dentro de un estado, era la que proveía los servicios sociales".

Cada campo contaba con casas, centros de salud, escuelas, tiendas, comisariatos.

Niños en una escuela
Cortesía: Miguel Tinker Salas
"Yo iba todos los días a la escuela dentro del campo. Las clases eran mitad inglés y mitad español. La mayoría de las maestras eran norteamericanas a excepción de las mexicoestadounidenses", cuenta Tinker. Aquí se le ve en el piso, segundo desde la derecha.

"La mayoría de los norteamericanos se quedaban a vivir dentro del campo, que tenía alambres de púas alrededor, guardias que vigilaban, agentes de la Guardia Nacional".

"Se podía vivir dentro del campo y nunca salir".

"He ido a reuniones de trabajadores jubilados y te dicen que fueron los mejores años de su vida". Y es que los campos petroleros les parecían "idílicos".

Pero, además, fue una experiencia lucrativa para muchos.

"Hubo un momento en que técnicos de alto nivel, ingenieros, preferían trabajar en estas tierras que quedarse en Estados Unidos porque les resultaba más beneficioso.

Así que planificaban: 'trabajo allá cinco años, hago un dinero y me regreso'", le dice a BBC Mundo el historiador José Rafael Romero, profesor jubilado de la Universidad del Zulia.

"En los años 50 y 60, rendía mucho más el dinero en Venezuela y podían vivir como reyes aquí, lo que no podían en Estados Unidos".

"Me han hecho sentir bienvenido"

Tinker señala que gran parte de la política de la compañía era emplear estadounidenses con familias muy jóvenes para que ese entorno les diera estabilidad en Venezuela.

En YouTube se puede encontrar Assignment: Venezuela, un video de 1956 en el que un ingeniero estadounidense llamado Jim, que es un personaje ficticio, llega a Venezuela a trabajar.

Jim comparte con su esposa y sus dos hijos pequeños, a través de cartas, sus impresiones positivas de lo que encuentra.

Trabajadores con un taladro en una plataforma petrolera en la zona del Lago de Maracaibo, en los años 50.
Pictorial Parade/Archive Photos/Getty Images
Trabajadores con un taladro en una plataforma petrolera en la zona del Lago de Maracaibo, en los años 50.

"Soy un extranjero aquí, pero los venezolanos ya me han hecho sentir bienvenido", dice.

En otra parte de la filmación, su esposa, en Estados Unidos, le muestra un mapa a uno de sus hijos.

"Nos escribió la carta en Maracaibo, pero ahora está aquí, donde están los yacimientos petroleros del Lago de Maracaibo. Ahí es donde papi está trabajando, Jeff, y cuando encuentre un lugar para que vivamos, también nos iremos para allá".

Ese video, indica Tinker, es un ejemplo de cómo "en los años 50, hubo un esquema organizado para llevar trabajadores estadounidenses a Venezuela".

"Esa era la película que se le enseñaba al trabajador y a su familia".

Pero también hubo muchos empleados sin pareja que llegaron a Venezuela.

En el comedor de solteros

"Mis padres se conocen en el comedor de solteros del campo petrolero, que también tenía una sección para parejas", cuenta Tinker.

Luisa Amelia Salas era laboratorista en el hospital de la compañía. Era venezolana y había trabajado en centros de salud en Estados Unidos.

Edificio de la Creole Petroleum Company en Caracas
Herbert/Archive Photos/Getty Images
Así se veía el edificio de la Creole Petroleum Company en Caracas.

"Después de un breve romance, se casaron".

"Una pareja de venezolana y estadounidense atraía la atención, pues el núcleo tradicional en el campo petrolero era la pareja estadounidense".

"Mi mamá, que era muy independiente, y mi papá decidieron librarse de la atención y de las expectativas sociales y culturales, y se fueron a vivir fuera del campo".

Y eso fue clave para que su padre terminara de arraigarse en Venezuela.

"Yo creo que le encantó la apertura de la cultura venezolana, el recibimiento por parte de los venezolanos, de la familia de mi mamá".

"Siempre me decía: 'Háblale a tus hijas en español'".

Barcos

Si bien la presencia de estadounidenses en Venezuela se puede remontar a finales del siglo XVIII, por las actividades de comerciantes, "se va a volver significativa con la industria petrolera", explica Straka.

En el occidente del país, en el estado Zulia, en 1922, el "reventón" del pozo Barroso 2 no dejó duda de la riqueza extraordinaria de Venezuela y el país se convirtió en el epicentro de la industria petrolera mundial.

Henry Ossian Flipper
Hulton Archive/Getty Images
Henry Ossian Flipper fue el primer afroestadounidense en graduarse de la Academia Militar de EE.UU. en West Point. En 1923, partió a Venezuela para trabajar, como ingeniero de minas, en la Compañía Petrolera Pantepec. Volvió a su país en 1930.

"Hay registros de que después de 1929 empiezan a llegar los primeros trabajadores estadounidenses. Vinieron hasta obreros, muchos de perfil educativo bajo", le cuenta a BBC Mundo el historiador Romero.

"Por la cercanía con Venezuela, a los norteamericanos les era más expedito movilizar población hacia Venezuela y estoy usando con mucha intención la palabra población porque efectivamente fueron barcos con gente en un proceso migratorio planificado, no digamos que masivo, pero sí bastante intenso, para desarrollar la industria petrolera", añade.

De acuerdo con Tinker, el Caracas Journal reportaba el 6 de enero de 1955 que habían 35.000 estadounidenses en Venezuela:

"La inmigración aumenta porque no solo hablamos de personas del sector petrolero, sino que vienen representantes de otras industrias y compañías".

Un edificio de apartamentos con una publicidad que dice: Good Year. Cauchos
Jack Manning/Three Lions/Getty Images
En esta foto de 1955, se ve un bloque de apartamentos en Caracas con la publicidad de una de las compañías de neumáticos más conocidas de Estados Unidos.
Un edificio de apartamentos con una publicidad que dice: Phillip Morris, usted merece Ultra 57
Jack Manning/Three Lions/Getty Images
En esta imagen, también de los años 50, se ve otra publicidad de una gigante tabaquera de EE.UU. en una concurrida avenida de Caracas.

En esa época, Venezuela era un socio importantísimo de Estados Unidos: 20% de todas las inversiones de ese país en Latinoamérica estaban en Venezuela, le dice Straka a BBC Mundo.

La mayoría de los empleados petroleros estadounidenses regresaron a su país, pues a medida que el trabajador venezolano se formaba y se daba la "venezolanización" de la industria petrolera, las empresas extranjeras empezaron a retirarse.

Agua fría, please

La época de mayor presencia de personal de Estados Unidos no fue fácil para el obrero venezolano.

"Hubo ciertos roces porque se creó una jerarquía sociorracial y socioeconómica en la que el portador del conocimiento era el extranjero", señala Tinker.

Trabajadores con un talandro en una plataforma petrolera
Harry Deverson/Getty Images
En 1975, el petróleo venezolano fue nacionalizado. La foto es de los años 50.

Romero indica que en un primer momento la industria petrolera explotó a los trabajadores porque Venezuela no estaba preparada, "no existía una ley del trabajo".

"A los venezolanos les dejaron las tareas más peligrosas. Algunos trabajaban 48 horas seguidas".

En 1936, se produjo una huelga petrolera, la primera de ese tipo en el país.

"Mira qué absurda era una de las peticiones: que a los obreros venezolanos se les permitiera tomar agua fría".

"Los norteamericanos tenían neveras a kerosene, filtros, pero el venezolano no tenía acceso a esa agua. Lo que solicitaban era que les quitaran la cerca que les impedía pasar a donde estaban los residentes norteamericanos".

Y es que, como señala Straka, se generaron tensiones cuando "se implementaron políticas de segregación".

Los amigos

Pese a esas tensiones, Romero destaca que "el venezolano le hizo fácil la convivencia a los estadounidenses y por eso muchos se quedaron, se casaron con venezolanas, tuvieron sus hijos, hicieron de este país su país".

Además hubo dos ámbitos en los que ambas culturas se fusionaron: el deporte, especialmente el beisbol, y la música.

Equipo de beisbol en un estadio
Transcendental Graphics/Getty Images
"Las Ligas Negras de EE.UU. vinieron a Venezuela y fueron muy importantes en la difusión del beisbol", dice Straka. El equipo American All Stars posaba en Caracas en 1945.
Jackie Robinson con un bate
Getty Images
Jackie Robinson, el primer afroestadounidense en las Grandes Ligas, jugó en Venezuela.

"En 1962, surgió un conjunto que se llamó 'Blanco y Negro', que tenía entre sus miembros a hijos de norteamericanos o de descendencia norteamericana y muchachos criollos".

"Cuando terminaban de tocar gaita (música típica del Zulia), dejaban los instrumentos tradicionales y agarraban las guitarras eléctricas y tocaban rock. De ahí nació 'Los Impala', banda pionera del rock venezolano".

En sus 30 años como profesor universitario, Romero tuvo muchos alumnos que descendían de estadounidenses que llegaron por el petróleo.

Pero esa convivencia con los vecinos del norte no se limitó a las aulas.

"Los Phillips vivían cerca de mi casa y una de las cosas que más les atraía era el apego en mi familia", dice el historiador y añade:

"Con la familia Nelson he mantenido una relación maravillosa. Hicieron su vida aquí. El bisabuelo vino con la industria petrolera como enfermero".

No es el único con recuerdos de ese tipo.

"Hice el bachillerato en los años 80 y no era raro tener amigos estadounidenses en el salón de clase", evoca Straka.

La American way of life

Con la bonanza petrolera, llegaron compañías estadounidenses de diferentes sectores y se dio lo que el profesor llama "una fascinación de los venezolanos por lo estadounidense".

"Un embajador estadounidense dijo una vez que Venezuela se convirtió en el 'showcase of the American way of life in Latin America', es decir, en el escaparate del estilo de vida estadounidense en América Latina".

En 1958, Hamilton, el estadounidense con el iniciamos este artículo, inauguró el restaurante Lee Hamilton Steak House en Caracas.

Su hijo, Alex, le cuenta a BBC Mundo que además de la gastronomía, también amó el teatro.

Leon Cooper Hamilton y su familia
Cortesía: Familia Hamilton
Hamilton junto a su esposa y sus hijos, Alex y Belinda.

"Se hace miembro del Caracas Theater Club, donde participó en innumerables obras".

"Las presentaciones eran totalmente en inglés para así atender la gran población norteamericana residenciada en Venezuela hasta 1975, cuando se nacionaliza la industria petrolera y regresa a Estados Unidos la gran mayoría de los profesionales estadounidenses".

Su padre "vivió aquí hasta el fin de sus días".

Alexander, el nieto de Hamilton, se siente muy orgulloso de llevar su apellido.

"Dejó una huella en la gastronomía caraqueña y aunque el restaurante ya no esté en manos de mi familia, su legado sigue vivo. Me enorgullece que su historia sea parte de la del país".

Raya gris
BBC

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FUENTE: BBC

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