28 de enero 2025 - 5:00hs

"Debería estar pensando en la salud de mi bebé, en si estará creciendo bien, y, sin embargo, aquí nos tienes a mi marido y a mí, preocupados de si tendrá o no la ciudadanía cuando nazca".

No es la angustia más común de una embarazada de cuatro meses. Tampoco lo era para Meny* hasta la semana pasada.

Pero desde que el 20 de enero, el primer día de su presidencia, Donald Trump firmara una orden ejecutiva con el objetivo de que no todos los nacidos en Estados Unidos sean considerados ciudadanos estadounidenses —algo consagrado en la Constitución desde hace 160 años— no puede pensar en otra cosa.

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"Mi hijo ni siquiera vino al mundo y ya le están violando derechos", le dice a BBC Mundo esta hondureña solicitante de asilo que lleva en California desde 2021.

"Y eso se suma a la incertidumbre que ya tenemos los migrantes, millones de nosotros, que no sabemos cómo se van a resolver nuestros casos", se lamenta nada más dejar a su otro hijo, Maximiliano, de 8 años, en el autobús escolar.

"Hay mucho miedo de lo que pueda pasar".

160 años en la Constitución

Trump llevaba tiempo advirtiendo que, de llegar a la Casa Blanca, tendría la ciudadanía por nacimiento en el punto de mira como parte de sus esfuerzos para restringir la migración.

Así que a muy pocos agarró por sorpresa que el 20 de enero estampara su firma en una decisión presidencial titulada "Protegiendo el significado y el valor de la ciudadanía estadounidense".

En ella, se ordena a las agencias federales no emitir documentos que reconozcan la ciudadanía estadounidense de los niños nacidos de madres que estén en el país "de forma ilegal" o con un estatus legal temporal, como visas de trabajo o de estudiante, a menos que el padre sea ciudadano o tenga un permiso de residencia permanente (green card).

Se trata de un intento de reinterpretar la 14ª enmienda de la Constitución, que fundamentalmente establece que todo aquel que haya nacido o se haya naturalizado en el país es ciudadano estadounidense.

La enmienda fue ratificada tras la Guerra Civil, en 1868, ya abolida la esclavitud, para garantizar la ciudadanía de los antiguos esclavos liberados que habían nacido en EE.UU. Se anulaba con ello una sentencia anterior de la Corte Suprema que establecía que los afroestadounidenses nunca podrían ser ciudadanos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostiene una orden ejecutiva firmada en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, Estados Unidos, el 23 de enero de 2025. REUTERS/Kevin Lamarque
Reuters
La mayoría de los juristas aseguran que el presidente Donald Trump no puede restringir el derecho a la ciudadanía estadounidense por nacimiento solo con una orden ejecutiva.

Sin embargo, partidarios de la línea dura en materia de inmigración argumentan hoy que la política es un "gran imán para la inmigración ilegal" y que anima a las mujeres embarazadas indocumentadas a cruzar la frontera para dar a luz, un acto que se ha denominado peyorativamente "turismo de natalidad" o tener un "bebé ancla".

Y defienden que existe base legal para restringirla, argumentando que los hijos de migrantes indocumentados nacidos en el país no están sujetos a la jurisdicción de EE.UU., y por lo tanto, no les corresponde la ciudadanía automática. Así lo afirma también la orden ejecutiva.

De acuerdo a Pew Research, en 2016 nacieron en EE.UU. 250.000 bebés de inmigrantes no autorizados para residir en el país, un 36% más que la anterior cifra récord registrada en 2007.

Para 2022, los datos más recientes disponibles, había 1,2 millones de ciudadanos estadounidenses hijos de padres inmigrantes sin residencia legal.

Pero como esos niños al crecer también tienen hijos, el efecto acumulativo de restringir la ciudadanía por nacimiento elevaría el número de inmigrantes no autorizados en el país a 4,7 millones para 2050, según el Instituto de Política Migratoria.

Mientras, la mayoría de los juristas coinciden en que Trump no puede poner fin a la ciudadanía por derecho de nacimiento con una orden ejecutiva.

Eso solo podría hacerse por medio de otra enmienda constitucional —convienen los expertos–, lo que requeriría de dos tercios de los votos de la Cámara de Representantes (la cámara baja del Congreso) y la aprobación de tres cuartas partes de los estados de EE.UU.

Ante ello, la avalancha de impugnaciones judiciales no tardó.

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y otros grupos, así como 22 estados presentaron inmediatamente demandas ante los tribunales contra el gobierno de Trump por la orden ejecutiva, con la intención de bloquearla.

Y tres días después un juez federal de Seattle suspendió temporalmente su aplicación —que debía iniciar 30 días después del 20 de enero—, al calificarla de "descaradamente inconstitucional", una decisión que Trump ya adelantó que iba a apelar.

Muchas interrogantes

La idea de que el tema se esté peleando en los tribunales reconforta en cierta medida a Meny, cuyo caso está incluido en una de las acciones legales.

"Nos da esperanza, porque el ser humano sobrevive de eso, de la esperanza de poder tener un futuro mejor, poder estar bien, de que su familia esté bien, de tener seguridad. Me siento con la fe de que esto que el presidente está ahora haciendo no lo va a lograr", dice.

La demanda fue presentada el martes pasado por la organización a la que pertenece, Asylum Seeker Advocacy Project (ASAP, por sus siglas en inglés) y que tiene como miembros a más de 650.000 solicitantes de asilo, y CASA, otra entidad basada en membresías y con representación en 46 de los 50 estados de EE.UU.

Y también incluye a cinco demandantes individuales, todas ellas embarazadas, residentes en EE.UU. y que temen que, mediante la decisión presidencial y debido a su estatus migratorio o el de sus parejas, a sus hijos se les despoje de la ciudadanía estadounidense.

"Queremos que la orden ejecutiva sea declarada como lo que es, inconstitucional e ilegal", le reitera a BBC Mundo Leidy Pérez, abogada y directora de políticas y de comunicación de ASAP.

Tienen audiencia el 5 de febrero en un tribunal de distrito de Maryland, donde los abogados pedirán a la jueza que emita una resolución parando "indefinidamente y no por 14 días" una directriz que es —según Pérez— poco clara y que deja muchas interrogantes en el aire.

Si se priva de la ciudadanía a un bebé nacido en EE.UU. de padres inmigrantes, ¿cuál será su nacionalidad? ¿Y su estatus legal? ¿Tendría que solicitar un permiso de residencia temporal? ¿O iniciar un procedimiento de asilo? ¿Sería sujeto de deportación?

"Son precisamente las preguntas que le estamos haciendo al tribunal, para que fuerce al gobierno a que nos diga qué va a pasar por ejemplo con los niños a los que se les niegue la ciudadanía y sus padres sean solicitantes de asilo", ejemplifica Pérez.

"Porque mientras estén en ese procedimiento no pueden salir de EE.UU., además de que muchos dejaron su país por estar allí perseguidos".

Estrés y ansiedad

Es el caso de Meny y su familia.

Salió de Honduras con su marido y su hijo Maximiliano en 2019, cuando este apenas tenía 2 años, y se asentaron en territorio mexicano, poniendo en marcha un pequeño negocio en el estado de México.

"Pero fuimos víctimas de la discriminación, nos amenazaron, a mi esposo y a mi cuñado los golpearon", cuenta. Se mudaron a otro estado, y en vista de que el abuso seguía, decidieron volver a migrar.

En marzo de 2021 cruzaron la frontera hacia EE.UU.

Y hoy por hoy están a la espera de que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (Uscis, por sus siglas en inglés) los cite para una entrevista por su solicitud de asilo afirmativo, un procedimiento por medio del cual se pide protección "contra la persecución o el temor fundado de persecución" en el país de origen.

La cita puede tardar años en llegar, aclara la abogada Pérez.

Una mujer embarazada de Venezuela y otros migrantes caminan a lo largo de la orilla del río Bravo después de cruzar la frontera entre Estados Unidos y México el 13 de marzo de 2024 en El Paso, Texas. (Foto: John Moore/Getty Images)
Getty Images
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y otros partidarios de endurecer las políticas de migración dicen que la ciudadanía por nacimiento anima a más migrantes a cruzar de forma irregular.

Como tienen permiso de trabajo y números del seguro social, mientras aguardan tanto ella como su marido se dedican a la educación y el cuidado de personas con discapacidad mental, física o emocional.

"Cuando llegamos tuvimos la suerte de que nos contrataran en un empleo así y luego siempre buscamos oportunidades en la misma área, porque con mi hijo, que tiene una condición de autismo, sé lo difícil que es estar al cuidado y la paciencia y el amor que se necesitan", explica Meny.

También es consciente de que la atención y las oportunidades de desarrollarse que Maximiliano tuvo al crecer en California no las hubiera tenido en Honduras, y vive con "mucho estrés y ansiedad" la posibilidad de que su bebé no tenga esa misma perspectiva.

Ante toda la incertidumbre, hay algo que tiene claro: "Regresarnos a Honduras no es una opción. A México, tampoco".

¿Apátridas?

Para Trinidad García, quien espera dar a luz en agosto, la situación es más compleja si cabe.

Llegó a EE.UU. con su pareja desde Venezuela en 2017 con visas de turista.

Ella se había graduado en administración de empresas, él trabajaba de ingeniero medioambiental en su país. Ahora ella limpia casas en Carolina del Norte y él las restaura, mientras, al igual que la familia de Meny, esperan la cita para la entrevista con Uscis como parte del procedimiento de asilo.

Y aguardan con el temor añadido de que, si a su bebé le es negada la ciudadanía, no tendrá ninguna.

"¿Cómo conseguir la ciudadanía venezolana para el niño si no hay consulados de Venezuela en EE.UU.?", cuestiona la abogada Pérez, en referencia a este otro caso que también está incluido en la demanda.

"No pueden ir a Venezuela porque el bebé no tendría pasaporte para salir del país y porque, si salieran ellos, perderían el caso de asilo", explica.

"Así las cosas, si nace sin poder ser ciudadano estadounidense, este niño básicamente nace sin patria, apátrida", prosigue.

"Y esa es otra de las preguntas que le estamos haciendo al tribunal, para que el gobierno nos diga cómo esto es legal; cómo pueden crear una orden ejecutiva que dejaría a tantos niños apátridas".

A Niurka, otra miembro de ASAP, y su marido, cubanos residentes en Florida, les preocupa que su bebé, quien esperan que nazca en marzo, quede en ese mismo limbo.

Médica de formación ella y biofarmacéutico él, empleado ahora en la industria de la alimentación, tienen una solicitud de asilo pendiente y una petición de residencia permanente sin resolver bajo la Ley de Ajuste Cubano.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firma una orden ejecutiva en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, Estados Unidos, el jueves 23 de enero de 2025.  (Foto: Yuri Gripas/Abaca/Bloomberg vía Getty Images)
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El lenguaje utilizado en la orden executiva del presidente Donald Trump sobre la ciudadanía por nacimiento también genera muchas dudas, dicen los expertos y grupos demandantes.

Otras dudas que según las organizaciones genera la orden ejecutiva de Trump surgen de los términos utilizados, como "presencia ilegal" o temporal.

"La gente que tiene el estatus de protección temporal (TPS, una condición que permite residir y trabajar legalmente en EE.UU.) o los que pertenecen al DACA, ¿están aquí temporalmente?", cuestiona la abogada de ASAP.

De esta última política migratoria, llamada Acción Diferida para los Llegados en la Infancia y bloqueada desde 2023, se beneficia medio millón de personas.

Son los conocidos como dreamers, inmigrantes que ingresaron indocumentados a EE.UU. cuando eran menores y a quienes el programa les otorga protección temporal para residir y trabajar.

"La gente que tiene DACA lleva aquí más de 15 años", enfatiza Pérez.

Maribel, miembro de CASA y otra de las demandantes, va camino de cumplir 18 años en el país.

Salvadoreña nacida en Guatemala, ni ella ni su marido tienen permiso de residencia.

Embarazada de tres meses, vive con ansiedad la posibilidad de que su bebé no vaya a tener los mismos derechos y oportunidades de sus otras dos hijas, de 14 y 10 años, que sí son ciudadanas estadounidenses de nacimiento.

Teme incluso que pudiera ser sujeto de deportación, separando inevitablemente a la familia.

Larga batalla

"No quiero romper familias", dijo sobre este tema Trump durante una entrevista pregrabada con NBC News en diciembre. "Así que la única forma de lograrlo es mantendiéndolos juntos y enviando a todos de regreso [a su país de orígen]".

Pero cambiar el statu quo sobre la ciudadanía por nacimiento tendría implicaciones importantes, inmediatos y a largo plazo, para innumerables niños.

Si permanecieran indocumentados, podrían no tener acceso a ciertos beneficios en lo referente a la salud y la educación.

Y en un futuro se les podría negar la licencia de conducir, la matrícula reducida por ser residente si deciden estudiar en una universidad pública, no podrían alistarse en el ejército… La lista de consecuencias es larga.

Hace más de un siglo que la 14ª enmienda de la Constitución no se pone a prueba en los tribunales.

La última vez fue en 1898, cuando en el caso de Wong Kim Ark contra Estados Unidos la Corte Suprema sostuvo que un niño nacido de inmigrantes chinos era ciudadano estadounidense, a pesar de que la Ley de Exclusión China hacía que sus padres no fueran elegibles para la ciudadanía.

Hoy los expertos auguran muchas idas y venidas judiciales.

El gobierno de Trump ya adelantó que está listo para enfrentar a los distintos grupos y a los estados en los tribunales, y calificó las demandas como una "extensión de la resistencia de la izquierda".

"Los izquierdistas radicales pueden optar por nadar contra la corriente y rechazar la voluntad abrumadora del pueblo, o pueden sumarse y trabajar con el presidente Trump", dijo al respecto el subsecretario de prensa de la Casa Blanca, Harrison Fields.

No son los únicos listos para dar la batalla. Las demandantes también lo están.

"Como mamá debo pelear por los derechos de mi hijo y hacer hasta lo imposible para que él pueda tener un mejor futuro, como ya lo hice con Maximiliano", le dice Meny a BBC Mundo.

"Lucharemos el tiempo que sea necesario".

*Utilizamos seudónimos para nombrar a las mujeres que dieron sus testimonios para este reportaje y omitimos detalles de sus casos, a petición de ellas mismas, porque tienen procesos de asilo abiertos.

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FUENTE: BBC

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