“Soy Benito y soy… Benito”, se presentó Bad Bunny en la entrevista con Jon Caramanica y Joe Coscarelli en Popcast, el podcast de música del New York Times. Así, despojado; dejando la fama del "conejo malo" detrás.
Nuevayol abre el disco con un mensaje a la diáspora boricua en Nueva York, con un sampleo de Un verano en Nueva York de El gran combo de Puerto Rico, que se deshace luego en dembow y house. “Un shot de cañita en casa de Toñita, P.R. se siente cerquita”, dice en referencia al Caribbean Social Club de María Antonia Cay, conocida como doña Toñita, en Brooklyn.
Ese es el punto de partida de un disco en el que Benito construyó 17 canciones como piezas de una partida de dominó. De una lloradita en la barra del bar con Turista al perreo incontenible de Eoo –con el que hace un homenaje al reggaetón de marquesina y algunos de los exponentes del nacimiento del genero de Puerto Rico–, la melancolía festiva de Pitorro de Coco o la celebración colectiva de Café con ron y de vuelta a un grito de resistencia con canciones como Lo que le pasó a Hawaii o La mudanza.
“Soy puertorriqueño, soy caribeño y por mi sangre corre mi música, mi cultura, mi historia y la de mi tierra, desde la plena hasta el reggaetón. En el momento más alto de mi carrera y mayor popularidad quiero mostrarle al mundo quién soy yo", expresó el artista en un comunicado del lanzamiento de un álbum, que en su contratapa dedica a "todos los puertorriqueños y las puertorriqueñas del mundo entero".
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Debí tirar más fotos fue grabado completamente en Puerto Rico junto a jóvenes músicos de la Escuela Libre de Música de San Juan y colaboraciones con artistas locales como RaiNao, Omar Courtz, Dei V, Chuwi y Los Pleneros de la Cresta. “A veces los jóvenes pueden pensar, y yo lo pensaba cuando era niño, que este tipo de música es para viejos, que es la música de mi abuelita o de mi abuelo. Pero cuando creces, empiezas a apreciarla y a entenderla más. Y al mismo tiempo, solo quiero que sepan que se puede hacer de una manera muy cool. Puedes hacerla a tu estilo”, dijo en la entrevista. El álbum es, también, un encuentro intergeneracional.
Un disco en el que volvió a trabajar junto a Marco “MAG” Borrero, productor de El último tour del mundo y Un verano sin ti, que sigue siendo el álbum más importante de su carrera hasta el momento y se mantiene como el más reproducido en la historia de Spotify.
Después de una generación de artistas latinos que irrumpieron en el mercado internacional a comienzos de los 2000, Bad Bunny es el exponente de una generación que entró en las radios de Estados Unidos y el mundo sin demasiadas concesiones lingüísticas. Cantando en español, con fidelidad a su jerga local, Martínez se convirtió en un referente de la música latina en el mundo y uno de los responsables de la expansión del género. Y sabe, claramente, que sus canciones no las entiende todo el mundo. Pero no le importa: “La gente se pierde muchas cosas. De hecho, incluso muchos latinos que hablan español se pierden muchas cosas porque canto en jerga puertorriqueña”.
En un momento en el que artistas como Rauw Alejandro también volvieron a sus raíces salseras con Cosa Nuestra, como lo hicieron en su momento los españoles Rosalía en El mal querer o C. Tangana en El Madrileño en relación al flamenco, Benito Martínez va más allá y demuestra en Debí tirar más fotos un espíritu inquieto, experimental y melancólico. Casi diez años de carrera y una posición de privilegio en los charts le dieron las credenciales suficientes para crear un disco sorprendente que reivindicara la cultura y las costumbres de su país con un sello inconfundible.
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Debí tirar más fotos, una carta de amor (o un llamado de resistencia)
“Mi música a veces es para llorar, mi música a veces es para bailar, a veces es para enamorarse, mi música a veces es para hablar de cosas políticas. Así es como funciona: todo lo que digo y todo lo que hago es porque lo siento, no porque sienta la presión de decir algo porque soy una figura pública”, dijo Benito al New York Times.
El viernes anterior al lanzamiento del disco, el artista publicó un corto protagonizado por el reconocido actor boricua Jacobo Morales (Lo que le pasó a Santiago) como un hombre nostálgico que vive entre las montañas con el sapo Concho, un adorable sapito de una especie en extinción que representa a la biodiversidad en riesgo de Puerto Rico. Esa sensación de riesgo es el punto en común entre los dos, cuando el hombre camina por una ciudad que resulta ajena y hostil, donde hay gente que no escucha su música, ni reconoce sus sabores y ni siquiera habla su idioma. Hasta que aparece alguien que le recuerda lo fundamental: “Seguimos aquí”.
Un corto que parecería ser una parte de una historia más extensa, que se irá revelando a medida que a los datos históricos de Puerto Rico que aparecen junto a las canciones en Youtube empiecen a sumarse los videoclips de cada tema. Escrito y dirigido por el propio Benito junto al guionista, director y productor puertorriqueño Ari Maniel Cruz Suárez, el cortometraje de 12 minutos plantea una distopía como consecuencia del proceso de desplazamiento y gentrificación de la isla bajo su estatus político como territorio estadounidense.
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Puerto Rico es uno de los territorios no incorporados de los Estados Unidos, así como lo fue Hawái hasta su anexión en 1959, cuando pasó a ser el estado número 50 de ese país, y Benito apunta en el disco a la necesidad de mantener su identidad ante el avance de la presencia estadounidense y transformación de la isla a voluntad del avance del turismo. Quieren quitarme el río y también la playa / Quieren el barrio mío y que abuelita se vaya / No, no sueltes la bandera ni olvides el lelolai / Que no quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawái, canta en una de las canciones más conmovedoras del álbum.
Pero no es la primera vez que Benito se involucra en la situación política y social de la isla. Bad Bunny fue uno de los artistas boricuas, junto a Ricky Martin y Residente, que levantaron la bandera de Puerto Rico en las protestas del verano del 2019y pidieron la renuncia del gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, quien acabó dimitiendo semanas después salpicado por denuncias de corrupción.
En 2022 lanzó El Apagón, una canción en la que canta sobre las consecuencias de la gentrificación de Puerto Rico, la privatización de las playas y los apagones que sufre la isla, que publicó junto a una investigación periodística de Bianca Graulau titulada Aquí vive gente. La emigración, la gentrificación, el desplazamiento forzado, todavía son temas que atraviesan el nuevo álbum.
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El pasado 19 de setiembre, antes de que se cumplieran siete años del huracán María que devastó la isla, Benito publicó Una velita como un recordatorio de las consecuencias de una de las mayores catástrofes naturales de su historia: Recuerden que to' somo' de aquí / Al pueblo el pueblo le toca salvar.
Benito Martínez llamó a sus fanáticos en la isla a votar en las elecciones de noviembre y apoyó públicamente a Juan Dalmau, el candidato independiente que intentó (sin éxito) ganarle en las urnas al Partido Nuevo Progresista de la actual gobernadora Jenniffer González. Y aunque los puertorriqueños no votan en las elecciones estadounidenses, el artista terminó metido de lleno en la últimas.
Durante la última campaña electoral en los Estados Unidos el comediante Tony Hinchcliffe se refirió a Puerto Rico como una “isla de basura” en un acto político del republicano Donald Trump en el Madison Square Garden de Nueva York. “No sé si lo saben, pero ahora mismo hay literalmente una isla flotante de basura en medio del océano. Creo que se llama Puerto Rico”, dijo sobre el escenario entre los aplausos de la gente.
La participación del comediante fue el empujón final para que un grupo de artistas latinos expresaran su postura política y llamaran a votar a la demócrata Kamala Harris. Benito fue uno de ellos, quien entonces liberó la apertura del concierto P FKN R en San Juan en setiembre de 2021. “Nosotros estamos luchando desde el día uno de nuestra existencia, somos la definición de corazón y resistencia”, afirmó entonces el cantante en una publicación en Instagram.
Finalmente Donald Trump ganó las elecciones presidenciales con el apoyo de muchos latinos que en un giro conservador le entregaron la presidencia al magnate republicano. “No sé qué decir. No sé qué creer. No sé nada. Solo sé que siempre habrá quién proteja y defienda nuestro país y nuestra cultura. Y esa es la gente que quiero tener a mi alrededor. Esa es la gente en la que creo. Y eso es algo que también quiero inspirar y promover con este proyecto”, dijo recientemente Martínez en la entrevista con el New York Times.
Pero la reivindicación política o la protesta social no lo alejan de la fiesta, el baile y la alegría de su música. No debí tirar más fotos no es únicamente un disco de canción de protesta, sino un álbum que recoge el valor cultural de su tierra, sus paisajes, sus comunidades y sus canciones.
En un disco atravesado por la melancolía y el desamor, Benito canta para intentar sanar un corazón roto. Con canciones como Turista ( En mi vida, fuiste turista / Tú solo viste lo mejor de mí y no lo que yo sufría / Te fuiste sin saber el porqué, el porqué de mis heridas) o Baile inolvidable ( Si me ven solo y triste, no me hablen / Si me ven solo y triste, soy culpable / La vida es una fiesta que un día termina / Y fuiste tú mi baile inolvidable), una salsa de seis minutos que le puertorriqueño logró posicionar en el primer lugar de la lista de Apple Music. También hay momentos para el perreo sin concesiones, el baile y la celebración.
Benito Martínez hace una oda a Puerto Rico, a su gente y sus sonidos, sus sabores y su historia, pero también a la diáspora que los ha llevado por el mundo. Un disco como una carta a ese amor que no quiere perder. Una forma de volver a encontrarse en su identidad boricua en su momento de mayor expansión internacional.
Si mañana muero, yo espero que nunca olviden mi rostro
Y pongan un tema mío el día que traigan a Hostos
En la caja, la bandera azul clarito
Y que recuerden que siempre fui yo, siempre fui Benito
