La estanflación, la combinación de crecimiento lento e inflación elevada, podría volver a afectar a Estados Unidos dependiendo del resultado de las decisiones políticas de la administración Trump. Los aranceles, como los impuestos a Canadá, México y China, tienen el potencial de hacer subir los precios y afectar el comercio. Los últimos datos del nivel de actividad muestran que la economía se enfrió y eso acerca la idea de que el escenario de estanflación podría darse en los próximos meses.
La combinación de un estancamiento con alta inflación es un fantasma económico de la década de 1970. Según varios economistas y revistas especializadas, podría estar regresando para atormentar a los consumidores estadounidenses y, de afianzarse, puede ser implacablemente persistente.
Aunque no ha habido un período importante de estanflación en los EEUU durante 40 años, los expertos dicen que ahora existe la posibilidad de que la tormenta perfecta de inflación más alta de lo deseado y crecimiento económico lento pueda afectar la economía una vez más.
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El fantasma de los '70, hoy
"Esas dos cosas tomadas en conjunto son lo peor de ambos mundos", dijo Van Hesser, estratega jefe de la agencia de calificación KBRA, a Fortune.
Provocada en parte por el aumento de los precios del petróleo crudo debido a un embargo de la OPEP a los EEUU, la estanflación causó estragos en la economía durante años a partir de 1973. Durante este período, el precio del costo de vida se disparó, mientras que la tasa de desempleo aumentó al 10,8% a fines de 1982, en comparación con el 4% actual. Ese período de estanflación solo terminó después de que el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker aumentara las tasas de interés a niveles récord y una recesión golpeara la economía estadounidense a principios de los años 80.
Hesser dijo que si bien el riesgo de que la estanflación vuelva a golpear es bajo, el impacto de las recientes decisiones políticas de la administración Trump ha abierto la posibilidad de que vuelva a suceder.
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Inflación, Trump y efecto DOGE
La inflación ha sido rígida en Estados Unidos desde 2021 y las políticas del presidente Trump tienen el potencial de aumentarla. Los aranceles que el presidente emitió esta semana contra los tres principales socios comerciales del país (Canadá, México y China) podrían obligar a las empresas a aumentar los precios de ciertos bienes importados. Al mismo tiempo, la reducción de la inmigración debido a las políticas fronterizas de Trump puede reducir la fuerza laboral disponible y hacer subir los salarios. Finalmente, un posible recorte de impuestos futuro podría poner más dinero en los bolsillos de algunos estadounidenses.
Mientras tanto, los aranceles de Trump podrían frenar el crecimiento económico al servir como una barrera al libre comercio. Los despidos masivos en el gobierno federal orquestados por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk y la reducción de los contratos federales también podrían contribuir.
"La economía estadounidense es fuerte, por lo tanto, la estanflación no es un riesgo a corto plazo", dijo el profesor de finanzas de Carnegie Mellon y ex economista jefe de la SEC Chester Spatt a Fortune. Aún así, agregó que, dependiendo de cómo se implementen los aranceles (Trump acaba de otorgar una exención de un mes a los fabricantes de automóviles estadounidenses y a ciertos productos de México y Canadá) y cómo afecten a la economía en general, la estanflación podría convertirse en una posibilidad.
Círculo vicioso de la actividad económica
Spatt dijo que uno de los problemas clave en los últimos años ha sido la inflación persistente, y la recta final para alcanzar el objetivo del 2% de la Fed suele ser la más difícil. Si bien la tasa de inflación interanual cayó por debajo del 2,9% por primera vez en diciembre, aumentó al 3% en enero, según el Índice de Precios al Consumidor.
Si bien las probabilidades aún son bajas, la posible aparición de estanflación podría convertirse en un círculo vicioso difícil de romper, agregó Hesser.
La creencia de que los precios subirán puede hacer que las empresas intenten adelantarse a los crecientes costos subiendo los precios. Al mismo tiempo, los trabajadores que empiezan a ver que los productos cotidianos se encarecen pueden presionar a sus empleadores para que les den un aumento. Una vez que comienza, el ciclo es difícil de terminar.
“Se arraiga en la psicología de cómo piensan los empleados, cómo piensan los consumidores, cómo piensan las empresas”, apuntó Hesser. “Una vez que eso se arraiga, se vuelve muy difícil de deshacer”.