Cuando Donald Trump firmó el decreto que imponía "aranceles recíprocos" a más de 100 países, incluidas potencias económicas como la Unión Europea, China, India y Japón, no solo provocó una disrupción en las relaciones comerciales de Estados Unidos con el resto del mundo, sino que también generó intensos debates sobre los efectos de esta medida en los precios, el empleo y las industrias tanto en EEUU como a nivel global. Para varios especialistas, los aranceles impuestos durante el primer mandato de Trump constituyen un precedente relevante que establece una pauta de lo que se puede esperar.
Durante el primer mandato de Trump, su administración implementó las políticas proteccionistas más agresivas desde la Gran Depresión de 1930. En particular, los aranceles contra China, que más tarde impuso aranceles de represalia, dejaron el 60% del comercio entre Estados Unidos y China sujeto a tarifas del 20%. Aunque las relaciones comerciales se estabilizaron, la administración Biden mantuvo en gran medida los aranceles establecidos durante ese período, lo que permitió a los economistas estudiar su impacto a lo largo del tiempo.
También impuso aranceles a los productos provenientes de sus socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México y Canadá, aunque luego una parte importante fue eliminada tras firmar un nuevo acuerdo, conocido como T-MEC.
A pesar de las promesas de Trump, una serie de investigaciones sobre la guerra comercial entre EEUU y China mostraron que los aranceles no lograron reducir los costos de los productos importados. En cambio, según los informes recopilados por Harvard Business Publishing, los consumidores estadounidenses terminaron pagando más por ciertos bienes (aunque no tanto), los empleos manufactureros no regresaron al país y las empresas simplemente trasladaron su producción a otros países.
¿Quién pagó el precio de los aranceles?
"Cuando los economistas dicen: '¿Quién va a pagar por los aranceles?', lo que quieren decir es: '¿Van a bajar los precios de los bienes importados?'", dijo Pablo Fajgelbaum, profesor de Economía en la UCLA, autor de varios artículos sobre los impactos de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La premisa detrás de los aranceles de Trump era que los exportadores, especialmente en China, reducirían sus precios para evitar una caída en sus ventas a EEUU. Sin embargo, "que esto funcione depende en realidad de innumerables factores", dijo Alberto Cavallo, profesor de la Harvard Business School y uno de los autores de un trabajo que se publicó el año pasado sobre cómo los aranceles promulgados durante la guerra comercial de 2018 y 2019 afectaron los precios. Estos incluyen "el tamaño y el alcance de los aranceles, si hay proveedores alternativos para los bienes o servicios impactados, y también las expectativas de las empresas sobre la persistencia y la posible escalada de la guerra comercial".
Investigaciones de académicos como Fajgelbaum, Cavallo y otros demostraron que los importadores estadounidenses y, en menor medida, los consumidores estadounidenses pagaron por los aranceles establecidos durante el primer mandato de Trump. "Los aranceles estadounidenses se centraron en bienes chinos que eran difíciles de reemplazar, por lo que los exportadores chinos mantuvieron los precios estables", explicó Cavallo, lo que obligó a los importadores estadounidenses a asumir una parte importante del costo y trasladaron estos aumentos a los precios finales de productos como lavadoras, paneles solares y acero.
Según estos investigadores, si bien algunos bienes de consumo mostraron aumentos de precios significativos de inmediato, otros tardaron más en reflejar el impacto de los aranceles. En general, los aranceles causaron un aumento moderado en los precios, lo que redujo el poder adquisitivo de los consumidores sin generar grandes efectos en la economía en general.
El secretario del Tesoro de Trump, Scott Bessent, señaló ese punto en una reciente entrevista con Tucker Carlson sobre el plan arancelario y su impacto en la clase media. "Un grupo del MIT mostró que, con los primeros aranceles del presidente Trump a China, que fueron de aproximadamente el 20%, el nivel de precios subió un 0,7%", se jactó Bessent ante Carlson.
Sin embargo, otros estudiosos argumentaron que los impactos son más significativos. En un artículo publicado por Mary Amiti, responsable de estudios del mercado laboral y de productos del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, y los profesores de Columbia Matthieu Gomez, Sang Hoon Kong y David Weinstein, sostienen que la guerra comercial disminuyó el bienestar económico de EEUU en un 3%, basándose en cómo afectaron los aranceles al flujo de caja de las empresas.
El impacto en el empleo manufacturero y las represalias chinas
Una planta cerrada de General Motors en Lansing, Michigan. Bill Pugliano.webp
Una planta cerrada de General Motors en Lansing, Michigan.
Bill Pugliano
Una de las promesas clave de Trump fue que los aranceles traerían de vuelta empleos manufactureros a EEUU, especialmente en regiones que habían perdido sus fábricas debido a la globalización. Sin embargo, los estudios realizados por expertos como Gordon Hanson de la Universidad de Harvard demostraron que esa promesa no se cumplió. En lugar de reactivar la producción en EEUU, las empresas trasladaron su producción a otros países, como Vietnam, que se beneficiaron de los costos más bajos.
Además, las fábricas estadounidenses no estaban preparadas para asumir la producción que se había perdido, ya que muchas ya habían cerrado o reducido sus operaciones. El resultado fue que la reindustrialización prometida no ocurrió y las empresas no reabrieron fábricas, sino que cerraron más instalaciones. Según Hanson, los aranceles no fueron una solución efectiva para revitalizar el empleo manufacturero en EEUU.
"La administración Trump había prometido que la promulgación de aranceles a China traería de vuelta a Estados Unidos empleos manufactureros, y que realmente no necesitábamos preocuparnos por las represalias chinas. Pero descubrimos que ambas afirmaciones parecen equivocadas", dijo Hanson.
Aunque los aranceles estadounidenses afectaron principalmente a los importadores y consumidores, las represalias chinas fueron un golpe directo a la agricultura estadounidense. China impuso aranceles del 25% a productos clave como soja, maíz y carne de cerdo, lo que afectó gravemente a los productores estadounidenses. Los estudios de Hanson mostraron que estas represalias no solo redujeron el empleo en el sector agrícola, sino también en áreas relacionadas como el transporte y los servicios.
En cuanto a las medidas de compensación implementadas por el gobierno de EEUU, los investigadores encontraron que no fueron suficientes para mitigar el daño. Mientras que algunas regiones recibieron apoyo que no lo necesitaban, otras áreas gravemente afectadas, como el centro de California, quedaron fuera del radar de las ayudas.
Un nuevo paradigma en la política comercial
Lo que queda claro a medida que se evalúan los efectos de los aranceles es que EEUU ha entrado en un nuevo paradigma comercial. En lugar de depender de las cadenas de suministro globales, el proteccionismo de Trump incentivó un enfoque más nacionalista, lo que complicó los negocios internacionales. Los investigadores afirmaron que, si bien el “friend-shoring”, diversificar la cadena de suministro moviendo la producción a países "amigos", parecía una solución inicial para evitar la globalización, la incertidumbre comercial sigue siendo una constante, y muchos sectores están luchando para adaptarse a este nuevo entorno.
Según Hanson, el aumento de los aranceles y la necesidad de proteger la producción nacional transformó las expectativas de las empresas, que ahora deben planificar en un contexto de mayor incertidumbre. Este cambio las obligó a repensar sus estrategias de suministro y producción, y aunque algunos sectores han encontrado alternativas, otros han tenido dificultades para adaptarse a las nuevas reglas del juego.
Con los nuevos aranceles impuestos en este segundo mandato de Trump, la pregunta es si los costos de estas políticas compensan los beneficios prometidos.