8 de noviembre 2024
8 de noviembre 2024 - 14:30hs

Lo que importa: encuestas vs realidad

  • Donald Trump ganó con comodidad las elecciones presidenciales, en las que no solo superó holgadamente los 270 votos del Colegio Electoral necesarios, sino que se impuso a Kamala Harris en el voto popular.
  • Las encuestas hablaban de una carrera peleada, pero daban una ligera diferencia a favor de la candidata demócrata, especialmente en el voto popular.
  • Los sondeos previos a la elección subestimaron nuevamente el apoyo a Trump, generando un margen de error similar al observado en 2016 y 2020.
  • Los expertos sugieren que factores como el "sesgo de falta de respuesta" entre los partidarios de Trump y la falta de precisión en la captación de votantes de baja participación contribuyeron al error de las encuestas.

Contexto

¿Por qué fallaron las encuestas en 2024?

Aunque el promedio de encuestas de RealClearPolitics mostraba un empate técnico con una ligera ventaja de 0,1 puntos porcentuales a favor de Harris, muchas subestimaron el apoyo hacia Trump. Sondeos como los de Atlas/Intel, Rasmussen Reports, The Wall Street Journal, CNBC y Fox News fueron excepciones, pronosticando correctamente una ligera inclinación hacia Trump. Sin embargo, la mayoría de los modelos otorgaban una ventaja de hasta cuatro puntos a Harris, lo que evidenció una discrepancia entre las predicciones y el resultado final.

Scott Keeter, asesor senior de encuestas en el Pew Research Center, señaló a Clarín que en promedio el error de los estudios en los estados clave estuvo en aproximadamente los dos puntos porcentuales, lo cual, aunque no es un error grande y está dentro del margen, fue suficiente para que el resultado final se inclinara hacia Trump en lugar de Harris. Keeter destacó un aspecto crucial: en general los errores fueron en la misma dirección, lo que sugiere un problema sistemático en las encuestas. Las encuestadoras podrían haber subrepresentado a los votantes republicanos o partidarios de Trump, un problema que ya se había observado en elecciones anteriores.

Nick Beauchamp, profesor de Ciencias Políticas en Northeastern University, consideró que los resultados estuvieron en general dentro del margen de error de las encuestas, pero coincidió en que fueron en general en la misma dirección, por lo que probablemente tenga que ver con la tendencia de subestimar voto republicano. Para el especialista, uno de los factores del fallo en las predicciones podría ser los cambios de último momento. "Harris había estado perdiendo terreno de manera constante en el último mes, y puede ser que las encuestas simplemente estuvieran un poco por detrás de esta tendencia", señaló.

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¿En qué sí acertaron las encuestas?

A diferencia de los errores significativos de 2016 y 2020, donde subestimaron el apoyo a Donald Trump por márgenes que llegaban a los 11 puntos (como en el Segundo Distrito de Maine en 2020), este año las encuestas lograron reflejar con mayor precisión la polarización.

Según The New York Times, el valor de las encuestas en este ciclo electoral radicó en captar que la elección iba a ser muy ajustada. Aunque varios usuarios en redes sociales se burlaron de que no predijeron la victoria de Trump de forma categórica, lograron mostrar con precisión que ninguno de los candidatos tenía una ventaja amplia, lo que indicaba una competencia cerrada en el voto popular y en los estados clave.

Otro acierto de las encuestas fue mostrar que Joe Biden, como presidente en ejercicio, tenía un bajo nivel de aprobación, un factor histórico en contra de la reelección de un mandatario.

Las encuestas también fueron efectivas al identificar las principales preocupaciones de los votantes, particularmente el impacto de la economía y la inmigración en su elección. Como destacó Keeter, las encuestas mostraron que los votantes estaban preocupados por los problemas económicos y confiaban más en Trump que en Kamala Harris para abordar estos temas, una preocupación que el republicano supo capitalizar durante su campaña.

Además, predijeron realineamientos importantes en grupos demográficos específicos, especialmente entre los votantes latinos. Las tendencias de alejamiento de ciertos segmentos latinos del Partido Demócrata ya estaban presentes en las encuestas preelectorales y comenzaron a confirmarse en los resultados finales.

¿Qué pasó en 2016 y 2020?

En 2016 y 2020, las encuestas experimentaron problemas significativos que llevaron a subestimar el apoyo a Trump. Las explicaciones de estos errores pueden dividirse en dos teorías principales, según el análisis de Nate Cohn, del The New York Times: la “teoría unificada” y la “teoría del mosaico”.

La teoría unificada sugiere que los sondeos suelen tener un sesgo hacia los votantes más políticamente comprometidos, que tienden a responderlos con más frecuencia. Esto provoca que se subestime el apoyo a Trump, ya que sus votantes, particularmente aquellos menos involucrados políticamente, no responden tan fácilmente a las encuestas como los votantes de Biden.

El sesgo de falta de respuesta se ha convertido en un obstáculo recurrente para las encuestadoras, que, a pesar de sus esfuerzos, no han logrado captar adecuadamente este segmento de votantes menos comprometidos. Este sesgo fue un factor importante en ambos ciclos, y sigue siendo un reto para las encuestadoras, quienes han tenido dificultades para equilibrar la muestra de votantes que incluye a estos segmentos.

Por otro lado, la teoría del mosaico sostiene que, aunque los errores de las encuestas en 2016 y 2020 puedan parecer similares en cuanto a la subestimación del voto republicano, las causas fueron distintas en cada caso. Esta teoría es menos unificada, y Cohn destaca que diversos factores específicos jugaron un papel en cada elección.

En 2016, muchas encuestas estatales no ponderaron adecuadamente la variable educativa. Esto significaba que los encuestadores sobre-representaron a personas con título universitario, quienes tendieron a favorecer a los demócratas. Hasta ese año, el nivel educativo no había sido un factor determinante para las inclinaciones partidistas, pero eso cambió. La falta de ponderación por educación desplazó las encuestas hacia los demócratas, y se estima que este sesgo le otorgó a Clinton unos cuatro puntos adicionales en las encuestas, alejándolas de la realidad en estados clave.

Además, en 2016 un número considerable de votantes estaba indeciso o apoyaba a candidatos de terceros partidos. Estos votantes indecisos tendieron a inclinarse hacia Trump en los últimos días de la contienda, un fenómeno que las encuestas estatales no lograron captar.

En las elecciones de 2020, el contexto de la pandemia introdujo desafíos únicos. La pandemia no solo alteró los patrones de participación y acceso a los votantes, sino que también incrementó la polarización. Esta situación amplificó el problema de sesgo de respuesta, pues muchos republicanos, que eran más escépticos hacia las encuestas y las medidas sanitarias, decidieron no responder a los sondeos en esa coyuntura, lo cual sesgó los datos nuevamente hacia los demócratas.

Cómo sigue

El triunfo de Trump y los errores en las encuestas podrían influir en futuros ciclos electorales, ya que los encuestadores se enfrentan al reto de mejorar la precisión de sus sondeos. Los analistas apuntan a que los votantes menos comprometidos seguirán siendo un grupo desafiante para captar en las encuestas, especialmente en las elecciones presidenciales.

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