Donald Trump le ganó de mano a la Casa Blanca. Cuando la noticia todavía no era oficial, el presidente electo la dio como un hecho en su red Truth Social. Y de paso se anotó el mérito del acuerdo realizado en Doha, donde Israel y Hamás aceptaron una tregua en Gaza tras tensas negociaciones.
"Este acuerdo de alto el fuego épico sólo podría haber ocurrido como resultado de nuestra victoria histórica en noviembre", aseguró el presidente electo, que prometió que continuará promoviendo "la paz a través de la fortaleza". "Hemos conseguido tanto sin ni siquiera estar en la Casa Blanca. Imagínense todas las cosas maravillosas que ocurrirán cuando vuelva a la Casa Blanca", apuntó.
El líder MAGA dijo que no permitirá que Gaza se convierta en un "santuario terrorista". "Continuaremos trabajando de forma cercana con Israel y con nuestros aliados para asegurar que Gaza NUNCA se convierta en un santuario terrorista", escribió Trump.
La administración demócrata tampoco fue inocente respecto al tironeo político que implica semejante anuncio. La Casa Blanca se apuró para que la noticia se conociera con Biden aún (y formalmente) en el poder. A menos de una semana para el cambio de mando, los enviados del demócrata lo lograron.
"La vicepresidenta y yo ansiamos darles la bienvenida a casa", dijo el mandatario en las primeras declaraciones tras el anuncio del acuerdo, que contempla la liberación de rehenes del movimiento islamista en Gaza, junto a Kamala Harris y el secretario de Estado, Antony Blinken, en la Casa Blanca.
El demócrata aseguró que el acuerdo fue negociado por su administración, pero que el gobierno de Trump será el encargado de procurar que se cumpla. "En los últimos días, hemos estado hablando como un solo equipo", aseguró.
Biden explicó a su vez que el alto el fuego de seis semanas permitirá que se lleven a cabo negociaciones para el poner fin a la guerra y añadió que, si éstas llevan más tiempo, la tregua se mantendrá mientras sigan las conversaciones.
Todos quieren llevarse el crédito
Días atrás, Blinken había abierto el paraguas respecto a cuándo llegaría el alto al fuego. “Ya sea que lleguemos allí en los días restantes de nuestra administración, o después del 20 de enero, creo que el acuerdo va a seguir de cerca los términos que el presidente Biden presentó en mayo pasado”. Blinken se protegió (a él y a Biden) por las dudas. El demócrata mantuvo una relación zigzagueante con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, desde el inicio de la guerra en Gaza el 7 de octubre de 2023.
Pocos días antes del acuerdo, Trump también buscó los créditos de antemano. El republicano repitió sus advertencias de que Hamás habría de "pagar un infierno" si no aceptaba liberar a todos los rehenes antes de que él entrara a la Casa Blanca. ¿Ese papel de policía malo terminó por ayudar a Biden? Es posible.
El menú de cerrar un acuerdo con los demócratas o que los republicanos les hagan conocer el infierno, pudo haber empujado a Hamás y a los otros actores de Medio Oriente involucrados en el conflicto.
En concreto, Biden y el equipo de Trump trabajaron coordinadamente en las negociaciones. El asesor de seguridad nacional Jake Sullivan y su sucesor, el representante Mike Waltz, intercambiaron miradas sobre la crisis en Medio Oriente.
Brett McGurk por la Casa Blanca y el enviado entrante de Trump a Medio Oriente, Steve Witkoff, están juntos en Doha. Ahí coincidieron en mesas de conversación para discutir los detalles del acuerdo.
Déjà vu del acuerdo alcanzado en 1981 con Reagan reemplazando a Carter
Biden y su equipo trabajaron para lograr este acuerdo antes de que el veterano demócrata deje el cargo dentro de cinco días. La situación se parece a los últimos días de Jimmy Carter, recientemente fallecido. Demócratas ambos, ninguno de los dos pudo ser reelecto.
De salida, Carter finalmente logró la liberación de los rehenes estadounidenses retenidos en Irán durante 444 días. Pero en aquel caso los iraníes retuvieron los aviones que llevaban a los rehenes a casa hasta momentos después de la toma de posesión de Ronald Reagan.
Otra diferencia importante con respecto a lo ocurrido hace 44 años es que en 1981 no existió coordinación entre los equipos demócratas y republicanos.