Sí, siempre hubo una diferencia estructural entre demócratas y republicanos, en especial en política fiscal. Los republicanos suelen promover la reducción de impuestos, algo que con Trump es aún más marcado, siguiendo la línea de Reagan en los 80, con su política de “Reaganomics” basada en la economía de oferta. La idea es que reduciendo los impuestos se aumenta el poder adquisitivo de los estadounidenses y, en consecuencia, la oferta de bienes. Los demócratas, en cambio, tienden a un enfoque más intervencionista, como se ve en leyes como el Inflation Reduction Act, que realmente está enfocado en subsidiar la transición energética, más que en reducir la inflación.
Impuestos, aranceles y política exterior en EEUU
¿Qué diferencias ve a nivel de impuestos y de política exterior?
Si Trump vuelve al poder, podemos esperar una propuesta rápida de reducción de impuestos, que seguramente Kamala no implementaría con la misma velocidad. Harris ha cambiado su discurso, pasando de ideas como el control de precios en ciertos sectores a proponer una reducción de impuestos para la clase media. Además, en términos de política exterior, Trump tiene una visión más aislacionista, mientras que Harris mantiene una perspectiva multilateralista, alineada con el enfoque demócrata en derechos humanos y fortalecimiento de democracias. Trump ha insinuado que podría revitalizar la Doctrina Monroe con la idea de “América para los americanos”, una postura menos comprometida con Europa y Ucrania. Harris, por el contrario, parece querer mantener alianzas tradicionales y colaborar en asuntos de seguridad y democracia a nivel global, incluida América Latina.
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Mencionó a Trump como continuador de Reagan ¿pero la actual promesa de aumentar fuertemente aranceles a las importaciones no supone una ruptura dentro de la tradición republicana?
Así es. Trump trajo un cambio importante en la política arancelaria con su enfoque de “America First”. Históricamente, los republicanos han sido defensores del libre comercio. Esta diferencia se profundizará en temas como la renegociación del Tratado México-Canadá, que está programada para el año que viene, y la inmigración seguramente será uno de los temas clave. La idea de “nearshoring” o proveedores amigos ha sido impulsada sobre todo por los demócratas, que buscan depender menos de países menos confiables como China y Rusia. Trump, en cambio, promueve un enfoque de “traer empleos a casa” y endurecería la política migratoria, lo que podría elevar los costos laborales en EEUU.
El panorama actual de EEUU es un país que no está en recesión, con una positiva tasa de empleo y una inflación casi controlada, pero aún así la economía parece el punto más vulnerable de Joe Biden. ¿Cómo lo explica?
Se debe a lo que en economía llamamos “lag”, el retraso entre la implementación de una política y su efecto en la percepción pública. La inflación ha disminuido, pero aún persiste la sensación de que el costo de vida sigue siendo alto. Las tasas de interés bajaron recién en septiembre, y llevará tiempo para que eso se traduzca en hipotecas y tarjetas de crédito. Esta demora en los efectos reales de las políticas económicas genera la percepción de que la economía aún es vulnerable, aunque los datos sugieran lo contrario.
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Para Redrado, una presidencia de Trump apuraría la baja de algunos impuestos a mayor velocidad que Harris.
Impacto de Trump o Harris para América Latina
Sobre el impacto en Latinoamérica, a veces se habla de la región como si fuese un bloque homogéneo, cuando claramente no lo es. ¿Podría Trump prestar más atención a la región buscando alianzas?
Sí, definitivamente. Primero, debemos entender que los temas que EEUU tiene hoy con respecto a la región son variados. En primer lugar está el tema migratorio, donde hay una política muy distinta para Centroamérica comparado con el resto de América Latina. Desde un punto de vista económico, el cambio más significativo si gana Trump podría estar en su visión del cambio climático. Él no cree en la crisis climática, así que políticas de incentivo hacia la transición energética que promovió Biden se podrían dar vuelta o reducirse considerablemente. Esto podría abrir más espacio para los combustibles fósiles, especialmente el petróleo, y ahí veo una gran oportunidad para Argentina, que ya está en una posición favorable en ese sentido. En Vaca Muerta, la producción actual de petróleo es de 415.000 barriles diarios y se proyecta que, para 2030, esa cifra suba a 1,3 millones, con una capacidad de exportación significativa. Además, a diferencia del gas, el petróleo es más fácil de transportar y vender a nivel global, lo cual podría ser muy atractivo para EEUU en este contexto.
Con visión pragmática y al margen de lo ideológico, ¿qué oferta encierra más ventajas para para América Latina: la de China o la de EEUU?
China siempre trae infraestructura y financiamiento. ¿Qué trae los Estados Unidos a la mesa? Tiene que traer o la posibilidad de más comercio, o yo lo que propondría, en términos de vuelta de ser propositivo, un nuevo tratado de protección a las inversiones que vengan de los Estados Unidos hacia la Argentina. Ya hay un régimen de incentivos, pero uno puede plantear algunas protecciones especiales que puedan tener las inversiones americanas.
Qué haría el FMI con Argentina si gana Trump
¿Cómo sería la relación de Argentina con el FMI bajo una administración de Trump o una de Kamala Harris?
Hay una línea técnica del Fondo y después está la visión más política. Claramente con una administración Kamala va a primar la visión técnica que tiene el FMI, que por ahora es de apoyar a Argentina, pero con diferencias. Con mucho acuerdo sobre la política fiscal, pero con diferencias en la cambiaria. Algunos lo han dicho de manera más cruda, como ha sido el caso de Rodrigo Valdés, y por eso se ha ido. Se abre la posibilidad de obtener dinero fresco con una administración Trump y una visión más política. Eso podría permitir destrabar también las restricciones cambiarias que hoy son uno de los principales impedimentos a las inversiones extranjeras.
En términos comerciales, ¿cómo podría afectar la política de Trump a Argentina?
Trump tiene una política mercantilista y suele ser más crítico de aquellos países con los que EEUU tiene un déficit comercial. En el caso de Argentina, el balance es favorable para Estados Unidos, lo cual podría suavizar su posición en algunos aspectos. Por ejemplo, en 2023, EEUU tuvo un superávit de casi 2.950 millones de dólares con Argentina, así que no puede argumentar que Argentina le genere un perjuicio comercial, como ocurre con China, algunos países asiáticos o incluso con México. Pero Argentina debería aprovechar esta situación para ser proactiva en las negociaciones y proponer una agenda que facilite el comercio o fomente la inversión estadounidense en el país. Además, Trump ha mencionado que pretende aumentar aranceles a países sin un acuerdo de libre comercio con EEUU. Esto podría abrir un espacio para que Argentina busque reducir aranceles o negociar incentivos para las exportaciones, como en los casos de acero y biocombustibles, donde ya existe una sobre arancelización.
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Ex presidente del Banco Central de la Argentina, Redrado acaba de ser nombrado en dos áreas de la Florida International University.
¿Y sobre el tipo de cambio en Argentina? Se habla de un desfasaje, ¿cómo lo ve?
Más que centrarnos en si el tipo de cambio está atrasado o no, deberíamos plantear qué necesita Argentina para ser más competitiva y productiva. La devaluación no es una solución en sí misma; lo que se necesita es reducir costos impositivos, financieros y logísticos, y trabajar sobre la informalidad. Además, si Trump gana, el dólar podría fortalecerse, lo cual aumentaría la presión sobre las monedas de la región, independientemente de sus políticas internas. En cuanto a las políticas de cambio, sería útil definir si Argentina seguirá con una política de tipo de cambio flotante, una dolarización parcial, o algún otro esquema. Yo abogaría por un sistema donde convivan el peso y el dólar, de forma que, como sucede en Uruguay, se pueda operar en ambas monedas libremente.
Con un enfoque geopolítico, ¿cómo podría cambiar la relación de EEUU con Latinoamérica si Trump gana?
Con una administración Trump, sería más difícil para EEUU tener aliados en la región, lo cual podría colocar a Argentina, bajo la presidencia de Milei, en una posición natural como aliado. Especialmente en temas como Venezuela y Cuba, podríamos ver un alineamiento más cercano en lo que respecta a presión económica y política. También hay un tema clave en defensa. El Atlántico Sur, en particular las 200 millas marinas de Argentina, se ha visto afectado por la pesca ilegal, especialmente por flotas chinas. En ese sentido, fortalecer la relación entre las fuerzas armadas argentinas y el Comando Sur de EEUU podría resultar beneficioso para ambos países, tanto en términos de defensa como de entrenamiento y modernización. Además, no podemos olvidar la importancia estratégica de la Antártida, que podría convertirse en un área de colaboración clave.