25 de marzo 2025 - 10:26hs

El 15 de marzo de 2025, el mundo conoció que Estados Unidos había iniciado un ataque aéreo contra objetivos hutíes en Yemen. Sin embargo, dos horas antes de la explosión de los primeros bombardeos, Jeffrey Goldberg, editor en jefe de The Atlantic, ya sabía lo que estaba por suceder. Esto ocurrió gracias a un error grave: fue incluido por accidente en un chat de Signal, una aplicación de mensajería encriptada, en el que altos funcionarios de la administración Trump discutían los detalles de la operación.

En ese chat, se compartieron detalles sensibles como los objetivos de los ataques, los paquetes de armas a utilizar y la secuencia de los bombardeos. Al principio, Goldberg pensó que el grupo era parte de una campaña de desinformación, pero a medida que la situación se desarrollaba, la realidad de los planes militares emergió de forma alarmante. A partir de este incidente, una serie de preguntas surgieron no sólo sobre la filtración en sí, sino también sobre los peligros asociados al uso de tecnologías no aprobadas por el Gobierno para discutir información clasificada.

El contenido del chat reveló cómo los funcionarios de la administración Trump coordinaron sus pasos con respecto a una operación militar, pero también expuso fallos graves en los protocolos de seguridad. Los participantes en el grupo incluían figuras claves como Pete Hegseth, el secretario de Defensa, y Michael Waltz, el asesor de seguridad nacional. Ambos intercambiaron información crucial sobre el ataque, con un nivel de detalle que normalmente se compartiría en canales mucho más seguros y controlados.

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La filtración: cómo llegó Goldberg a un chat secreto

El inicio de todo esto ocurrió el 11 de marzo de 2025, cuando Goldberg recibió una solicitud de conexión en Signal de una persona identificada como Michael Waltz. Aunque el nombre coincidía con el del asesor de seguridad nacional de Trump, Goldberg no estaba completamente seguro de que la solicitud fuera legítima. En un primer momento, pensó que podía tratarse de un intento de desinformación. Después de todo, las tácticas de engaño utilizadas por actores maliciosos en el ámbito de la información son cada vez más sofisticadas. A pesar de sus dudas, aceptó la solicitud de conexión, lo que lo llevó, dos días después, a ser incluido en un chat titulado "Houthi PC small group".

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Este chat, como luego descubrió, no era un grupo cualquiera, sino un espacio destinado a coordinar acciones sobre los hutíes, un grupo rebelde en Yemen respaldado por Irán. En los mensajes del chat, altos funcionarios del gobierno estadounidense discutían las operaciones y los objetivos específicos del ataque. Goldberg, quien se encontraba en ese momento como editor en jefe de una de las principales revistas de Estados Unidos, pasó a ser testigo accidental de cómo la administración Trump gestionaba una acción militar secreta.

El primer mensaje en el chat, proveniente de “Michael Waltz”, hacía referencia a una "coordinación de principios" en relación con los hutíes, indicando que se estaban tomando medidas para coordinar las próximas acciones con otros departamentos, como el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado. A lo largo del día, otros miembros del gabinete comenzaron a sumarse a la conversación, incluyendo a figuras como wel Secretario de Estado Marco Rubio, el vicepresidente JD Vance y Scott Bessent (secretario del Tesoro). Sin embargo, lo que más sorprendió a Goldberg fue que nadie pareció notar su presencia en el chat, ni en los días siguientes.

Detalles revelados sobre la operación militar

A medida que los mensajes en el chat fueron evolucionando, la información sobre la operación se fue haciendo más precisa y detallada. En la mañana del 14 de marzo de 2025, Pete Hegseth, identificado en el chat como el secretario de Defensa, compartió un mensaje crucial. En él, explicaba que las autoridades de los Estados Unidos habían finalizado las últimas fases del plan de ataque y que, a primera hora del día siguiente, comenzarían a notificar a los aliados regionales sobre las acciones inminentes. La operación contra los hutíes ya estaba completamente en marcha y se realizaría en coordinación con el Departamento de Defensa (DoD) y el Estado Mayor Conjunto.

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El secretario de Defensa Pete Hegseth dijo en el chat que había finalizado el plan de ataque y que notificaría a los aliados regionales sobre acciones inminentes.

El secretario de Defensa Pete Hegseth dijo en el chat que había finalizado el plan de ataque y que notificaría a los aliados regionales sobre acciones inminentes.

Ese mismo día, JD Vance, el vicepresidente de Estados Unidos, planteó algunas preocupaciones sobre el impacto económico de la operación, mencionando el posible aumento en los precios del petróleo y cómo este factor podría ser mal entendido por el público estadounidense y europeo. En particular, Vance subrayó el riesgo de que la opinión pública no comprendiera la necesidad de la operación, dada la importancia estratégica de la zona, donde se encuentran importantes rutas comerciales que son clave para la economía global. "El 3% del comercio de EE.UU. transita por el Canal de Suez. El 40% del comercio europeo también. Existe un verdadero riesgo de que el público no entienda esto o por qué es necesario", dijo Vance en su intervención en el chat.

Estas preocupaciones sobre las repercusiones económicas del ataque fueron recibidas con algo de reticencia por otros miembros del grupo, que destacaban que, aunque el ataque podría tener consecuencias a corto plazo para los mercados, el principal objetivo de la operación era restablecer la libertad de navegación y restablecer la disuasión frente a Irán, que apoyaba a los hutíes.

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La operación comienza y las reacciones en tiempo real

El 15 de marzo, a las 11:44 a.m., Pete Hegseth compartió con el grupo un mensaje titulado "TEAM UPDATE", que incluía detalles operativos sobre los próximos pasos en el ataque. El mensaje contenía información confidencial sobre los objetivos específicos que serían atacados, los sistemas de armas que se emplearían y la secuencia de las detonaciones. En ese momento, Goldberg, quien se encontraba en su automóvil en un supermercado, esperó la confirmación de que las explosiones comenzarían, como indicaba el mensaje. A las 1:45 p.m. (hora del este de Estados Unidos), las bombas comenzaron a caer sobre los objetivos hutíes.

Los miembros del chat, que en principio estaban discutiendo la logística de la operación, comenzaron a felicitarse por el éxito de los ataques. Waltz envió un mensaje diciendo que el trabajo había sido "increíble", mientras que otros participantes en el chat, como Susie Wiles, jefe de gabinete de la Casa Blanca, enviaron mensajes de felicitación a todos los involucrados, destacando especialmente a aquellos que estaban en la zona de operaciones.

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De acuerdo con informes del Ministerio de Salud Hutí en Yemen, al menos 53 personas murieron en los ataques, aunque esta cifra aún no ha sido verificada de manera independiente. Los funcionarios estadounidenses, sin embargo, estaban satisfechos con los resultados inmediatos, afirmando que los ataques habían logrado su objetivo de eliminar a varios líderes hutíes clave.

Riesgos legales y de seguridad derivados de la filtración

Este incidente no solo expuso detalles sensibles de la operación militar en Yemen, sino que también planteó serias preocupaciones sobre la seguridad nacional y las posibles violaciones de la ley. Aunque la administración Trump utilizó Signal en otras ocasiones para discutir asuntos no clasificados, compartir detalles tan precisos sobre una operación militar activa en una plataforma no aprobada por el gobierno puede considerarse una violación grave de los procedimientos de seguridad. Según expertos en seguridad nacional, compartir información clasificada en Signal, una aplicación no autorizada, podría poner en peligro la seguridad de los operativos y las operaciones en curso.

La implicación de un periodista en este tipo de discusiones no autorizadas también generó inquietudes adicionales. Si bien Goldberg no reveló detalles sobre la operación de inmediato, el hecho de que tuviera acceso a información confidencial coloca en una situación delicada a quienes participaron en la filtración, ya que, independientemente de la intención, la inclusión de un periodista en un chat con datos tan sensibles constituye una violación de los principios de seguridad operativa.

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