Donald Trump eligió a Kevin Marino Cabrera para ser el embajador en Panamá, a pocos días de que el presidente electo sugiriera que Estados Unidos debería retomar el control del Canal de Panamá si el país centroamericano no bajaba las tarifas a los barcos estadounidenses. De ser confirmado, Cabrera podría quedar en medio de un conflicto comercial y geopolítico con el país que, según Trump, "está estafando" a EEUU.
Cabrera, oriundo de Miami, es hijo de exiliados cubanos y se graduó en el Miami Dade College y en la Universidad Internacional de Florida. Trumpista de pura sepa, en 2020 fue director de la campaña del republicano en Florida y en 2022 fue elegido comisionado del distrito 6 del condado de Miami-Dade y asumió la vicepresidencia de su Consorcio de Comercio Internacional. Este año fue representante del estado en el comité de plataforma del Comité Nacional Republicano y obtuvo el respaldo de Trump en enero, cuando se presentó a vicepresidente del Partido Republicano de Florida.
“Me complace anunciar que Kevin Marino Cabrera servirá como embajador de Estados Unidos en la República de Panamá, un país que nos está estafando en el Canal de Panamá, mucho más allá de sus sueños más salvajes”, publicó Trump en su red social Truth Social el miércoles al anunciar la nominación.
Trump hizo un repaso de la trayectoria de Cabrera: "Kevin es un feroz luchador por los principios de America First. Como comisionado del condado de Miami-Dade y vicepresidente del Consorcio de Comercio Internacional, ha sido fundamental para impulsar el crecimiento económico y fomentar las asociaciones internacionales. En 2020, Kevin hizo un trabajo increíble como mi Director Estatal de la Florida y, este año, avanzó nuestra Agenda MAGA como miembro del Comité de la Plataforma RNC".
“Pocos entienden la política latinoamericana tan bien como Kevin ¡Hará un trabajo FANTÁSTICO representando los intereses de nuestra nación en Panamá!”, completó.
¿Un proyecto para ampliar el territorio de EEUU?
El Canal de Panamá estuvo en el centro de la conversación en los últimos días, a partir de que Trump amenazara con retomar el control que EEUU tenía en el estratégico paso, que permite a los barcos cruzar entre los océanos Pacífico y Atlántico y acusara a China de estar detrás de las operaciones de la vía interoceánica. Aunque una empresa con sede en Hong Kong controla dos puertos cercanos a la vía navegable, China no tiene control sobre el canal en sí.
El canal hoy sirve a un total de 180 rutas marítimas que conectan con 1.920 puertos en 170 países. Su importancia estratégica en el comercio mundial se destaca: por allí pasa el 5% del comercio marítimo del mundo y tiene a EEUU y China como los principales usuarios. El presidente electo afirmó que si Panamá no reducía el precio de las "ridículas" tarifas a los barcos estadounidenses, exigiría que Washington retome el control del estratégico paso, del cual el país centroamericano tiene control completo desde 1999, a partir de los tratados Torrijos-Carter. Las amenazas de Trump despiertan un nuevo ciclo en la política exterior estadounidense, que en muchos aspectos tiene a América Latina como centro de su atención.
El mismo miércoles, en un sarcástico mensaje navideño, Trump volvió a referirse a la supuesta operación de China en la vía interoceánica. “Feliz Navidad a todos, incluidos los maravillosos soldados de China, que están operando el Canal de Panamá de manera amorosa, pero ilegal, (donde perdimos 38.000 personas en su construcción hace 110 años), asegurándose siempre de que Estados Unidos ponga miles de millones de dólares en dinero de ‘reparación’, pero no tendrán absolutamente nada que decir sobre ‘nada’”, escribió en Truth Social.
En el mismo mensaje, Trump llamó al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, “gobernador”, insinuando nuevamente que Canadá debería convertirse en un estado de EEUU. También sugirió que los ciudadanos de Groenlandia “quieren que EEUU esté allí, y estaremos”.
El presidente de Panamá, José Raúl Mulino Quintero, respondió con un mensaje de video esta semana: “Como presidente, quiero expresar de manera precisa que cada metro cuadrado del Canal de Panamá y su zona adyacente es de Panamá, y lo seguirá siendo”.
El aparente empuje de Trump para expandir el territorio de Estados Unidos parece, en parte, servir como una táctica de negociación alineada con su objetivo más amplio de reestructurar la política comercial de EEUU. Su postura respecto de Panamá sigue la línea de las declaraciones que ha hecho desde que ganó las elecciones en noviembre, sobre el cambio que dará la diplomacia estadounidense en el mundo. La amenaza a Panamá se suma al anuncio sobre un aumento de un 25% en los aranceles a las importaciones de México y Canadá y de un 60% a China, así como a las advertencias a los regímenes de Venezuela y Cuba. No está claro si el interés expresado por Trump refleja sus intenciones sinceras.
El hijo de inmigrantes cubano y trumpista de pura sepa
En este contexto, Cabrera agradeció a Trump por su nominación. En su cuenta de X, escribió: "¡Gracias Presidente Trump! Me siento honrado por su nombramiento como Embajador de Estados Unidos en Panamá. ¡A trabajar!”.
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Como hijo de exiliados cubanos y uno de los principales armadores de Trump en Florida, Cabrera ha sido claro en su posicionamiento con respecto al voto latino y la relación de Estados Unidos con Latinoamérica. El día de las elecciones dialogó con El Observador USA y aseguró que “el voto de Donald Trump está impulsado por los latinos, por los hispanos y por las minorías”.
"Nosotros sabemos lo que es no tener frontera, sabemos lo que es no tener ley y orden, sabemos lo que es que un presidente intente encarcelar a sus oponentes políticos, y eso no es lo que queremos. Queremos el sueño americano y las políticas del presidente Trump son lo que nos llevan a eso", sostuvo.
Se desconoce su posición sobre la polémica alrededor del Canal de Panamá, pero en enero de este año habló sobre "el caos" que se vive en América Latina, donde todo "depende del dictador del día".
"Las políticas de Trump son mejores para nosotros. Los latinos lo vemos. Dan la oportunidad de salir adelante, de crear un negocio, una familia, de poder tener el sueño americano de comprar una casa. No se resuelve nada regalándole cosas a las personas. Tener ley y orden. Nosotros venimos de países que no lo tienen. Todo es un caos. Depende del dictador del día. Y la política de Trump es lo opuesto", aseguró en una entrevista con La Política Online.
"Eso es lo que la gente está buscando. Y han visto que, por muchos años, el Partido Demócrata usó a las minorías y las mantuvo, como dicen en inglés, descalzas y embarazadas. Los demócratas quieren mantener a esas personas en una situación en la que les haga falta la ayuda del gobierno. No quieren que salgan adelante. La izquierda quiere que le sigan pidiendo ayuda, para obtener el apoyo de los latinos. El Partido Republicano lo mira de otra manera", manifestó.