Gaetz, de 42 años, es legislador republicano desde 2017, representando al Distrito 1 de Florida. Proviene de una familia de políticos y ha forjado una carrera defendiendo las políticas de Trump. El congresista se hizo conocido en octubre de 2023, cuando consiguió echar al entonces presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, al presentar una moción de censura en su contra. Para dar el golpe, reunió a un reducido número de congresistas del ala más radical del Partido Republicano. Es contrario al derecho al aborto, abiertamente escéptico del cambio climático y defensor del lobby de las armas.
Gaetz ha sido objeto de una serie de controversias y acusaciones. Entre las más graves está la acusación de haber estado involucrado en un caso de tráfico sexual de una menor de 17 años. La causa duró tres años y terminó en 2023, cuando el Departamento de Justicia decidió no presentar cargos. A partir de ahí el Comité de Ética de la Cámara de Representantes continuó la investigación sobre su conducta, hasta que renunció a su escaño a última hora del miércoles, poniendo fin al caso.
La elección refleja la determinación del nuevo presidente electo de elegir como máximo responsable de la aplicación de la ley del país a un férreo defensor que no lo cuestione, como hizo con William P. Barr, el fiscal general de su mandatario anterior. Trump ya ha manifestado su deseo de "restaurar" el sistema judicial y desmantelar lo que él considera un uso político de la justicia. En este contexto, Gaetz representa una figura de extrema lealtad, dispuesto a actuar en sintonía con sus objetivos.
Así, de asumir el puesto, se espera que impulse el cierre de investigaciones que el Departamento de Justicia mantiene sobre Trump, incluyendo las relacionadas con el asalto al Capitolio y el manejo de documentos clasificados, y que defienda judicialmente las políticas del nuevo mandatario. Además, es probable que asuma un rol agresivo en cuanto a las acciones judiciales contra figuras de la oposición política. Esto marcaría una desviación significativa del uso tradicionalmente neutral del Departamento, orientándolo hacia una postura más partidista.
El anuncio de la designación fue recibido con un escepticismo inmediato y sin tapujos por parte de republicanos del Senado que votarán su nombramiento. Aunque con una mayoría estrecha de 53 escaños en el Senado, no todos están convencidos de apoyar su nominación.
"No creo que sea una candidatura seria para fiscal general", dijo la senadora republicana por Alaska, Lisa Murkowskia,a NBC News, y agregó: "Necesitamos tener un fiscal general serio. Y espero tener la oportunidad de considerar a alguien que lo sea. Esto no estaba en mis planes".
También Max Miller, senador republicano por Ohio, se refirió al nuevo designado de Trumo y dijo a Axios: "Gaetz tiene más posibilidades de cenar con la Reina Isabel II que de ser confirmado por el Senado".
Esta división interna podría poner en riesgo su confirmación, especialmente si algunos senadores republicanos deciden unirse a los demócratas en su rechazo.
Robert F Kennedy Jr.
Robert F. Kennedy Jr. Y Donald Trump - Foto por AP.jpeg
"Por demasiado tiempo, los estadounidenses han sido aplastados por el complejo industrial de alimentos y las compañías farmacéuticas que se han involucrado en engaños y desinformación en lo que respecta a la salud pública", sostuvo el presidente electo en un comunicado. Por eso el nuevo Director de Salud y Servicios Humanos llegó para "¡hacer a EEUU grande y sano otra vez!”.
Aunque Trump en campaña ya había avisado que planeaba dejar que "se volviera loco" en materia de salud, alimentos y medicinas, la designación de Robert F. Kennedy Jr. al frente de la cartera de Salud despertó fuertes preocupaciones y su confirmación por parte del Senado puede no estar garantizada. Su escepticismo sobre las vacunas, sus opiniones poco ortodoxas en cuanto a la medicina y la reiterada difusión de teorías conspirativas, son motivos que inquietan profundamente a los funcionarios de salud pública y abren el debate acerca de la capacidad del exdemócrata para estar en el cargo más importante en materia de salud del país.
Kennedy, un abogado ambientalista de 70 años, nació en una familia de políticos. Es sobrino del presidente 35 de Estados Unidos, John F. Kennedy, e hijo del exsenador y fiscal general Robert F. Kennedy.
En abril de 2023, después de haber participado de las primarias del Partido Demócrata, RFK se postuló fugazmente para la presidencia como candidato independiente. En agosto de este año, suspendió su candidatura y apoyó a Trump, que finalmente lo tentó con sumarse a su equipo y a un posible gabinete. Kennedy aceptó la oferta comenzó el impulso del movimiento MAHA, “Make America Healthy Again”, bajo la promesa de devolver la salud al país.
Entre las declaraciones más controversiales que tuvo, Kennedy sostuvo que las vacunas causan autismo, teoría que hace tiempo fue desmentida; calificó a las vacunas como un "crimen contra la humanidad" durante la pandemia del covid-19 y las comparó con el Holocausto nazi; contradijo públicamente la recomendación de los CDC de que las comunidades añadan flúor al agua para proteger contra la caries dental, insinuando que es la causante de fracturas óseas y cáncer; defendió la leche cruda, a pesar de la advertencia de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de que beberla es arriesgado en medio de una epidemia de gripe aviar; y promovió la hidroxicloroquina, un fármaco cuya autorización de emergencia como tratamiento del covid-19 fue revocada por la FDA después de que un estudio de 821 personas descubriera que carecía de eficacia.
En julio del año pasado, Kennedy protagonizó un escándalo mediático con la filtración de una grabación en la que afirmaba que el coronavirus fue “étnicamente dirigido” para salvar a los judíos y a los chinos. "Existe el argumento de que el covid-19 tiene un objetivo étnico y ataca desproporcionadamente a ciertas razas”, dijo durante un evento de prensa en un restaurante de Nueva York. “El covid-19 tiene como objetivo atacar a los caucásicos y a los negros. Las personas más inmunes son los judíos asquenazíes y los chinos”, dijo y aclaró: "No sabemos si fue un objetivo deliberado o no, pero existen documentos que muestran la diferencia y el impacto racial o étnico".
Embed - RFK Jr. says COVID may have been ‘ethnically targeted’ to spare Jews
Pero no se quedó ahí. En el podcast del conservador Joe Rogan afirmó que las señales de radiofrecuencia del Wifi provocan cáncer y “fugas cerebrales” y en una aparición en Twitter Spaces con Elon Musk aseguró que la culpa de que haya tiroteos en las escuelas es del uso de antidepresivos como el Prozac (y no la legislación favorable a las armas).
Ahora, Kennedy busca estar al frente del Departamento de Salud del cual dependen la FDA, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los Institutos Nacionales de Salud y los programas de Servicios de Medicare y Medicaid, que brindan cobertura de salud para personas de bajos ingresos, mayores de 65 años y personas con discapacidad.
El escéptico de las vacunas se ha mostrado especialmente beligerante contra la FDA y en su momento insinuó que si tomaba el control del Departamento la desmantelaría. A días de las elecciones, en octubre pasado, escribió en su cuenta de X: “Si trabajas para la FDA y sos parte de este sistema corrupto, tengo dos mensajes para vos: 1. Preserva tus registros, y 2. Hace las valijas".
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Al aceptar la nominación de Trump, Kennedy aseguró que sus prioridades al frente del Departamento de Salud serán abordar lo que él llama la “epidemia de enfermedades crónicas,” como la obesidad, la diabetes y el autismo, y reducir los productos químicos en los alimentos.
Su nominación provocó fuertes reacciones en el mundo de la salud, preocupado por sus posibles efectos sobre las tasas de vacunación, la investigación sobre enfermedades infecciosas y el cuestionamiento de la ciencia.
Pete Hegseth
Fox News host Pete Hegseth, pictured interviewing Donald Trump in 2017, was nominated to be his defense secretary in his 2025 administration (REUTERS).avif
Pete Hegseth fue designado como el nuevo secretario de Defensa para estar al frente del Pentágono y liderar a más de 1,3 millones de soldados activos. La nominación del presentador de Fox & Friends, que sirvió en el ejército estadounidense, pero no tiene experiencia en el gobierno, sorprendió a los funcionarios del Pentágono. Los libros de Hegseth sobre la cultura y el ejército estadounidenses, sus comentarios en Fox y sus frecuentes publicaciones en las redes sociales mostrando su posicionamiento extremo son algunas de las cuestiones que inquietan a algunos republicanos y pueden llegar a poner en duda su confirmación en el Senado.
Oriundo de Minnesota, Hegseth se graduó en la Universidad de Princeton, sirvió en el ejército y fue condecorado en las guerras de Irak y Afganistán. Hace casi diez años que es presentador de “Fox & Friends Weekend” y durante ese tiempo utilizó el programa para compartir sus opiniones sobre las Fuerzas Armadas.
En 2024 publicó su primer libro bajo el nombre The War on Warriors, el cual, según Trump, "revela la traición de la izquierda a nuestros guerreros y cómo debemos devolver a nuestras fuerzas armadas a la meritocracia, la letalidad, la responsabilidad y la excelencia".
Desde que se supo que había sido elegido para el cargo se habló de la preocupación por el extremismo ideológico del veterano. Hegseth fue señalado como una posible “amenaza interna” por un compañero de servicio debido a un tatuaje en su bíceps que está asociado con grupos supremacistas blancos. Sobre esto, Hegseth dijo que fue "injustamente identificado como un extremista" debido a un tatuaje de una cruz en su pecho. Sin embargo, esta semana, un miembro de la Guardia que era el gerente de seguridad de la unidad y estaba en un equipo antiterrorista en ese momento, compartió con la agencia de noticias AP el correo electrónico que envió a la dirección de la unidad señalando un tatuaje diferente que dice "Deus Vult", frase utilizada por supremacistas blancos, preocupado de que fuera un indicio de una “amenaza interna”.
Luego de la toma del Capitolio del 6 de enero de 2021, el presentador no solo minimizó la gravedad de los disturbios y el papel de las personas con entrenamiento militar sino que además, en un panel en Fox News, describió a la multitud como patriotas, diciendo que “amaban la libertad” y eran “gente que ama a nuestro país” que había “despertado a la realidad de lo que la izquierda le ha hecho” a su país.
Asimismo, Hegseth manifestó en diferentes ocasiones su rechazo a que las mujeres ocupen roles de combate en el ejercito debido a que “los hombres en esos puestos son más capaces”. Durante una entrevista la semana pasada en el podcast “The Shawn Ryan Show” para promocionar su nuevo libro, el presentador dijo: “Todo sobre hombres y mujeres sirviendo juntos hace que la situación sea más complicada, y la complicación en combate significa que las bajas son peores”. Y sumó: “Estoy diciendo claramente que no deberíamos tener mujeres en roles de combate; no nos ha hecho más efectivos, no nos ha hecho más letales, ha hecho que luchar sea más complicado”.
Ya previamente había dicho que las mujeres son “dadoras de vida, no quitadoras de vida”. En "The Ben Shapiro Show", sostuvo: "Podrían ser médicos o pilotos de helicópteros o lo que sea. Pero crean todo tipo de variables y complicaciones. No tienen nada que ver con ser anti-mujeres y sí con tener el ejército más eficaz".
Tulsi Gabbard
Donald Trump con Tulsi Gabbard en Wisconsin - Directora de inteligencia 2024 (Foto por AFP).avif
Trump eligió a su vez a Tulsi Gabbard para liderar los servicios de inteligencia de Estados Unidos. Gabbard sirvió en la Guardia Nacional del Ejército durante más de dos décadas, fue aspirante a la candidatura presidencial demócrata en 2020, antes de retirarse y respaldar al demócrata Joe Biden, además de haber sido representante por Hawai en el Congreso. En 2012, de hecho, se convirtió en la primera hindú en obtener una banca. Hace dos años se independizó de su partido y comenzó en una fuerte campaña en contra de sus antiguos colegas por ser "ideólogos de extrema izquierda". Posteriormente hizo campaña por varios republicanos de alto perfil y se convirtió en colaboradora de Fox News.
El nombramiento de la exsoldada de 43 años, una firme oponente al intervencionismo militar de Washington, al frente de los servicios de inteligencia generó preocupación tanto en el ala demócrata como republicana, sobre todo por una eventual politización del trabajo de los espías estadounidenses y su sometimiento a la Casa Blanca. Así se espera que la postura de Gabbard sobre Rusia y Siria surja durante su confirmación en el Senado.
La Oficina del Director de Inteligencia Nacional (DNI) que lideraría fue creada después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 para coordinar las agencias de inteligencia del país y actuar como el principal asesor de inteligencia del presidente, otorgando toda la información necesaria para la toma de decisiones. De ser confirmada por el Senado, Gabbard supervisaría 18 agencias de espionaje y tendría la última palabra sobre qué inteligencia se entrega al comandante en jefe, pero no tendría autoridad sobre las operaciones encubiertas ni sobre la red de espionaje del país, actividades que recaen en la CIA.
Días después de que Rusia lanzara su invasión a gran escala de Ucrania en 2022, la exlegisladora demócrata publicó en su cuenta de X: “Es hora de dejar la geopolítica a un lado y abrazar el espíritu del aloha, respeto y amor por el pueblo ucraniano, llegando a un acuerdo de que Ucrania será un país neutral, es decir sin alianzas militares con la OTAN o Rusia”. Según Gabbard, un acuerdo así “permitiría al pueblo ucraniano vivir en paz”.
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En ese contexto, a diferencia de sus antiguos colegas en el Congreso y de los líderes de los países democráticos occidentales, no condenó a Rusia ni hizo ninguna referencia a la naturaleza no provocada del ataque, pero sí se refirió en sus redes sociales a los "peligrosos laboratorios biológicos” que Estados Unidos tiene en Ucrania, respaldando una de las principales justificaciones de Rusia para invadir Ucrania. Desde Washington aclararon que estos laboratorios son públicos y forman parte de un esfuerzo internacional para controlar brotes y detener armas biológicas.
Además, las reuniones de Gabbard con el presidente sirio Bashar al Assad en 2017 despertaron la furia de muchos de sus entonces compañeros demócratas, quienes sostuvieron que su visita ayudó a legitimar a un líder acusado de crímenes de guerra y que ha servido como un aliado y anfitrión para Rusia e Irán en el Medio Oriente.
La elección de Gabbard como Directora de Inteligencia despertó el alarma en legisladores y exagentes, que plantearon dudas acerca de su imparcialidad para decidir qué material desclasificar y cómo gestionar la sesión informativa diaria de inteligencia del presidente. Además, hay preocupación alrededor de la posible decisión de Gabbard y la nueva administración Trump de reducir el intercambio de inteligencia con Ucrania, del cual dependen para sostener el conflicto con Rusia.
Administraciones anteriores se han enfrentado con la CIA y las agencias de inteligencia por evaluaciones que no respaldaban sus agendas políticas o sus puntos de vista sobre una amenaza particular o las intenciones de un adversario. Sin embargo, Gabbard plantearía un potencial dilema sin precedentes para las agencias de inteligencia estadounidenses: un alto funcionario que tal vez no comparta una premisa subyacente sobre qué países son los principales enemigos de EEUU.
Ni Gabbard ni el equipo de transición de Trump hicieron declaraciones sobre la polémica, pero ella ya se defendió en el pasado y rechazó las acusaciones que la denunciaban de ser portavoz de Rusia o del régimen sirio, afirmando que intentaban silenciarla.
Una vía para evitar la confirmación del Senado
Frustrado por largo el proceso de confirmación del Senado durante su primer mandato, Trump ya sugirió que intentará evitarlo utilizando la mención que hace la Constitución sobre los nombramientos en receso, medida que ya se utilizó durante otras presidencias, pero siempre para cargos por debajo del nivel del gabinete.
El bloque republicano, al tener mayoría, podría efectivamente suspender la sesión durante un largo receso, pero esto significaría una increíble abdicación de su poder de supervisión, que no solo jugaría con la división de poderes, sino que sería objeto de una demanda que debería resolver la Corte Suprema.
Antes de que el grupo parlamentario del Senado eligiera a su líder la semana pasada, el presidente electo había dejado clara su posición en un mensaje en la red social X: “Cualquier senador republicano que busque el codiciado puesto de liderazgo en el Senado de Estados Unidos debe estar de acuerdo con los nombramientos en receso (¡en el Senado!), sin los cuales no podremos conseguir que la gente sea confirmada a tiempo”. Sin embargo, los senadores eligieron en una votación secreta a John Thune, que no cerró la puerta a ese tipo de nombramientos, pero tiene una posición más matizada.
Por otro lado, los recesos de más de tres días deben ser aprobados por ambas cámaras por mayoría simple, pero si la Cámara de Representantes y el Senado no se ponen de acuerdo, es el presidente el que tiene la potestad de fijar la duración del receso, algo que no ocurrió nunca antes. Así que a Trump podría bastarle con que la Cámara de Representantes aprobase un receso de más de 10 días para sacar adelante su plan, aunque el Senado lo rechazase.