30 de diciembre 2024 - 9:08hs

Entre 2016 y 2020, Mauricio Claver-Carone ocupó distintos cargos de acceso cotidiano a los secretos de la Casa Blanca. Lo hizo en base a una condición que Donald Trump valora especialmente: la lealtad. Este republicano nacido en Miami fue asesor del Tesoro y subsecretario de Relaciones Internacionales, ocupó una silla en el FMI como representante de los Estados Unidos y ejerció como asistente especial del presidente para el Hemisferio Occidental. También presidió el BID hasta que fue corrido durante la gestión de Joe Biden.

En los últimos años, se alejó de la política. Se concentró en el manejo del fondo Latin America Real Assets Opportunities y en el papel de asesor financiero. Su plan no era volver a las primeras líneas de la gestión pública, hasta que llegó el llamado de Trump.

El abogado cubano-estadounidense, de 49 años, será entonces el enviado especial del Departamento de Estado para América Latina. Su nombramiento es una señal de la importancia que el líder MAGA pretende darle a la región.

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El vínculo con América Latina

Claver-Carone, un trumpista leal y halcón anti-China, fue uno de los principales ideólogos de la política hacia América Latina en la primera administración de Trump, conocido por su línea dura hacia Venezuela, Nicaragua y Cuba.

"En cuestión de contener a los enemigos de Estados Unidos, o sea, (Nicolás) Maduro, (Daniel) Ortega y (Miguel) Díaz-Canel, ya se demostró la voluntad del presidente Trump", sostuvo en una entrevista exclusiva con El Observador USAen julio de este año, en la que habló sobre la vuelta de esa política exterior desafiante hacia América Latina que se vio en el primer gobierno del republicano.

"También, para controlar los flujos ilegales de inmigración. Se vio y hubo resultados en su primer mandato. Y en cuestión de reforzar a nuestros aliados democráticos en la región, es un trabajo que hay que seguir reforzando. La región hoy en día ha cambiado, es diferente a la del 2020. Hay que ajustarse a ciertas realidades", aseguró.

La crisis en Venezuela

Claver-Carone fue el ideólogo de la política más agresiva hacia el chavismo en los últimos años. Y considera que la Venezuela de Nicolás Maduro fue el país más beneficiado de América Latina por Biden.

"Desde que entró la administración Biden, la meta fue contrarrestar y eliminar la política que habíamos creado nosotros en la administración Trump. Que básicamente era, en base al artículo 233 de la Constitución venezolana, el reconocimiento de Juan Guaidó como el presidente de la República, porque era el presidente de la Asamblea Nacional y la elección del 2018 había sido fraudulenta. El problema con contrarrestar ciegamente esa política sin saber las consecuencias es que la historia se repite", manifestó a este medio.

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Para Claver-Carone, no sólo hubo fraude en 2018, sino en las elecciones del 28 de julio, en las que Maduro se proclamó ganador pese a no haber mostrado las actas electorales, lo que generó el cuestionamiento de la comunidad internacional. El ex funcionario trumpista consideró que al haber "normalizado" al régimen de Maduro, Estados Unidos se quedó "sin herramientas".

A la vez, desestimó los esfuerzos realizados en su momento por presidentes progresistas de la región, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva o el colombiano Gustavo Petro, para lograr una salida a la crisis en Venezuela y los consideró "una fantasía". "No se puede confiar en que Lula, Petro o López Obrador confronten a Maduro. AMLO le mandó plata a Cuba desde Pemex, cuando Venezuela no podía", aseguró.

"Maduro tiene todo el apoyo que necesita actualmente de Rusia y China", agregó. Y se aventuró a anticipar que Trump sí podría ejercer presión sobre Venezuela, estableciendo una "línea roja". "La cuestión es tener credibilidad. Y actualmente los Estados Unidos no la tienen, tanto en Venezuela como en los otros conflictos globales", apuntó.

América Crece: un programa a replicar

A la vez, Claver-Carone manejó la posibilidad de que se reflote una iniciativa que el ex presidente republicano implementó recién en diciembre de 2019, sobre el final de su mandato: el programa América Crece. A través de ese plan, 17 países de la región firmaron acuerdos de energía e infraestructura con los Estados Unidos.

"La diferencia con acuerdos anteriores es la búsqueda de inversiones privadas. La ventaja comparativa de los Estados Unidos es la fortaleza de sus mercados. El Estado no puede estar escribiendo cheques en blanco, pero los inversores están buscando permanentemente oportunidades. Y en Latinoamérica, el problema más grande es la falta de capital, de empaquetar buenos productos y de infraestructura", le contó a este medio el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en febrero pasado.

"Desafortunadamente se ha creado en Latinoamérica y el Caribe una cultura dependiente de las multilaterales y de las remesas de EEUU. Una región que tiene el banco regional multilateral más grande del mundo, el BID, y el sub-regional más grande, la CAF. Y, sin embargo, tiene la brecha de financiamiento e infraestructura más amplia del mundo. Esas instituciones, en vez de alentar el capital privado, lo desalentaron", aseguró.

Según calcula Claver-Carone, la necesidad de infraestructura en la región es de 300.000 millones de dólares al año. Un monto inabordable para los bancos multilaterales, pero accesible para el capital privado. "Hay que buscar la manera de incentivar capital privado de los EEUU junto al de la región para invertir en más proyectos. Eso es lo que hicimos para América Crece. ¡Y funcionó! Por poco tiempo, pero funcionó", se jactó.

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