Desde que Donald Trump asumió nuevamente la presidencia, periodistas, podcasters e influencers alineados con la agenda MAGA ganaron terreno en la Casa Blanca. En un intento por consolidar su narrativa, la administración republicana fortaleció su relación con los llamados "nuevos medios", otorgándoles más acceso, mientras restringe el de los medios tradicionales y las agencias de noticias.
Este nuevo enfoque provocó que la Sala de Prensa James S. Brady se llene de preguntas menos desafiantes y más amigables con el gobierno. Por su parte, la administración defiende que estos cambios se basan en la evolución en los hábitos de consumo de noticias de los estadounidenses.
Durante el primer mandato de Trump, el principal método de la administración para controlar las ruedas de prensa fue celebrarlas con poca frecuencia. En este segundo gobierno, la estrategia fue distinta: ya en su debut detrás el podio en enero, la secretaria de Prensa de Trump, Karoline Leavitt, anunció que la Casa Blanca abriría la sala de prensa a "periodistas independientes, podcasters, personas influyentes en las redes sociales y creadores de contenidos", y crearía un asiento dedicado en la primera fila para los "nuevos medios".
Así, en esta ocasión, la administración tomó un enfoque más participativo, eligiendo cuidadosamente qué medios forman parte del grupo de prensa presidencial y recompensando a aquellos medios y creadores de contenido que durante la campaña ayudaron a Trump ganar el voto de varones jóvenes y marcar su agenda conservadora.
El cambio ocurre en medio de la guerra de la administración contra los medios tradicionales, que incluye restricciones de acceso para agencias de noticias como AP, Reuters o Bloomberg.
Karoline Leavitt. AP.webp
Una reconfiguración de la sala de prensa
Este acercamiento generó una reconfiguración de la sala de prensa, donde el diagrama de asientos suele reflejar la importancia percibida de un medio de comunicación. Los periodistas que se sientan en las primeras filas suelen ver cómo sus preguntas son atendidas por el secretario de Prensa. Esto implica que la reorganización que está haciendo la Casa Blanca sobre el gráfico de asientos modifica la influencia de los medios que participan, potenciando a los medios más nuevos y, a menudo, más partidistas, por sobre los medios tradicionales.
El nuevo asiento permanente para “medios nuevos”, ubicado a la derecha del podio, está reservado para alguien seleccionado por la Casa Blanca de un medio de comunicación no tradicional. Los que estuvieron representados en este asiento fueron desde nuevos medios digitales como Axios y Semafor, hasta influencers partidistas y estrellas de YouTube abiertamente alineados con Trump. Leavitt destacó que su oficina estaba revisando más de 12.000 solicitudes para ocupar este puesto, aunque las pautas para la selección aún son vagas.
La guerra declarada por Trump contra los medios tradicionales, que se intensificó con demandas y restricciones de acceso, es vista por algunos como una forma de consolidar aún más su control sobre la información.
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Plano de asientos actual de la Sala de Prensa.
The New York Times
Cuáles son los nuevos medios que preguntan
Los medios como CNN, Fox News, ABC News, The New York Times, CBS News y NBC News han tenido históricamente los asientos preferenciales en la sala de prensa de la Casa Blanca y, hasta el momento, sus reporteros siguen siendo los más llamados a hacer preguntas (desde que asumió Trump, fueron convocados al menos 11 veces cada uno). La mayoría de los demás en la sala no son llamados en una rueda de prensa típica. Sin embargo, la Casa Blanca comenzó a dar más espacio a otros medios cuyos periodistas están en las filas traseras o de pie a lo largo del perímetro.
Dentro de la sala de prensa, algunos reporteros han tenido más oportunidades para plantear sus preguntas, aunque sus consultas a menudo parecen reflejar la retórica de la administración.
Durante una rueda de prensa este mes, Cara Castronuova, que trabaja para LindellTV, un medio fundado por Mike Lindell, leal a Trump y propietario de MyPillow, preguntó sobre la postura de la jueza de la Corte Suprema Amy Coney Barrett "contra los rehenes del 6 de enero", en referencia a los detenidos por el ataque al Capitolio.
Además, antes del examen físico anual de Trump la semana pasada, Castronuova le dijo a Leavitt que Trump "realmente se ve más saludable que nunca, más saludable que hace ocho años, y estoy segura de que todos en esta sala estarán de acuerdo. ¿Está entrenando con Bobby Kennedy y está comiendo menos McDonald's?".
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Por su parte, Brian Glenn, corresponsal de la Casa Blanca para Real America's Voice, fue quien preguntó en febrero al presidente ucraniano Volodimir Zelenski en el Despacho Oval si poseía un traje y, de ser así, por qué no lo usaba. La pregunta se dio durante la polémica reunión con Trump, en la que terminaron prácticamente a los gritos. Al recibirlo en la Casa Blanca, el republicano le había hecho un comentario irónico sobre su habitual look, un conjunto negro de aire militar.
También fuera de la Sala de Prensa, los nuevos medios han tenido importantes oportunidades. El podcaster MAGA Jack Posobiec fue convocado para viajar con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, a Ucrania y con la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, a la frontera norte.
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Matt Boyle en la Sala de Prensa de la Casa Blanca.
Matthew Boyle, de Breitbart, consiguió entrevistas exclusivas con Trump, el vicepresidente Vance y varios miembros del gabinete. Además, Mary Margaret Olohan, la nueva corresponsal de la Casa Blanca de The Daily Wire, fue llamada siete veces para preguntar dentro de la Sala de Prensa y acompañó al Secretario de Defensa, Pete Hegseth, en su viaje a Panamá. Raheem Kassam, editor en jefe de The National Pulse, también estuvo en el viaje.
Natalie Winters, corresponsal de la Casa Blanca para el "War Room" de Steve Bannon, está presente en todo el complejo de la Casa Blanca.
Transformación en la forma que se consumen las noticias
Donald Trump hace unas declaraciones a los periodistas a bordo del Air Force One - AFP.jpg
El principal argumento de la administración Trump para el cambio es que se debe a una transformación en la forma en que los estadounidenses consumen noticias. Mientras que la audiencia de los medios tradicionales ha ido en declive, algunos podcasters y sitios web emergentes llegan a millones de personas.
A pesar de las críticas por la falta de transparencia y las preocupaciones acerca de la independencia de la prensa, la Casa Blanca sostiene que sigue respondiendo preguntas difíciles de todos los medios, destacando que nunca antes se había dado tanto acceso a los periodistas.
La asistente de prensa Taylor Rogers dijo a Axios que "nunca ha habido una Casa Blanca que se comunique tan a menudo y tan abiertamente con la prensa estadounidense como la presidencia de Trump". Según Rogers, tanto el presidente como la secretaria de Prensa están comprometidos con dar oportunidad a una amplia gama de periodistas para que cubran la Casa Blanca, asegurando que no se está limitando el acceso a la prensa tradicional.
No obstante, algunos críticos argumentan que la preferencia por los medios amigables con Trump podría tener consecuencias a largo plazo para la calidad de la información que circula. Al otorgarles más acceso a los medios que favorecen la narrativa oficial y menos espacio a los periodistas que cuestionan las políticas de la administración, se corre el riesgo de crear una cobertura mediática desequilibrada que podría afectar la capacidad del público para recibir información imparcial.