El presidente estadounidense Joe Biden, en tanto, llegó tarde y no participó de la imagen oficial. Lo mismo sucedió con primera ministra italiana Giorgia Meloni. La organización de la cumbre deslizó que el presidente de EEUU llegó tarde a la foto. En el entorno del demócrata lo negaron. Como sea, el líder saliente no quedó retratado en la postal más icónica del encuentro. Así, se cerró la primera jornada del G20 en el Museo de Arte Moderno de Río.
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El líder de la principal potencia mundial no tuvo el mejor comienzo de la cumbre. Biden evitó un momento incómodo frente a las cámaras al eludir un sendero empinado en la llegada al museo, un gesto que alimentó comentarios sobre su estado de salud entre periodistas y delegados. La escena, sumada a su ausencia en la foto grupal, reforzó la percepción de un Biden "diluido y en retirada", como lo describieron algunos presentes.
Los demás mandatarios hicieron su ingreso por la alfombra roja, avanzando bajo el calor abrasador de Río de Janeiro. Entre ellos se destacaron el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quienes caminaron a un ritmo pausado debido a sus edades. También el presidente chino, Xi Jinping, cruzó la entrada con la habitual solemnidad que lo caracteriza.
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En la sala de reuniones, previo a la foto oficial, Biden conversó con Narendra Modi, primer ministro de India, un país clave en esta cumbre. A la charla se sumó el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, en un momento que simbolizó la importancia de los BRICS en las discusiones globales.
Por su parte, Xi Jinping se sentó junto al canciller alemán, Olaf Scholz, manteniendo un riguroso silencio. Mientras tanto, Lavrov, quien representa al ausente Vladimir Putin, dialogó brevemente con Erdogan, marcando uno de los pocos contactos visibles entre las potencias en conflicto.
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Lula y su ambiciosa agenda global
En su discurso de cierre de la jornada, el anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva abogó por una reforma integral de la gobernanza global y llamó a aprobar un impuesto universal a los superricos. Según Lula, un gravamen del 2 % sobre los patrimonios de los más ricos podría generar 250.000 millones de dólares al año para combatir las desigualdades.
"Nadie está en mejores condiciones que nosotros para cambiar el rumbo de la humanidad", declaró Lula, enfatizando la capacidad transformadora de las economías del G20. El mandatario fue particularmente crítico con el Consejo de Seguridad de la ONU, al que calificó como una amenaza a la paz mundial. "Las omisiones del Consejo de Seguridad son una amenaza a la paz, y el uso indiscriminado de vetos convierte a ese órgano en rehén de los cinco miembros permanentes", dijo en referencia a China, Estados Unidos, Rusia, Francia y Reino Unido.
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Además, Lula vinculó los conflictos en Irak, Ucrania, Bosnia y Gaza con lo que describió como una falta de respeto por la integridad territorial y el valor de la vida humana. También destacó la indiferencia hacia países como Haití y Sudán, relegados al olvido por la comunidad internacional.
El líder brasileño no se quedó solo en críticas. Recordó la crisis financiera de 2008, afirmando que las decisiones de rescatar bancos y empresas privadas en lugar de priorizar a las personas fueron el origen de un aumento en las desigualdades. "No es sorpresa que la desigualdad fomente odio, extremismo y violencia, ni que la democracia esté bajo amenaza", sentenció, concluyendo que "la globalización neoliberal fracasó".
Lula también insistió en la necesidad de instituciones más representativas, asegurando que el futuro será multipolar y que "la pluralidad de voces es un vector de equilibrio". En ese marco, propuso revisar las reglas financieras globales para beneficiar a los países en desarrollo.
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Argentina: un puente con autonomía
El gobierno de Javier Milei decidió, sobre la hora, adherir a la Alianza contra el Hambre, una de las iniciativas impulsadas por Lula en esta cumbre. Sin embargo, lo hizo marcando distancia. "Adherimos, pero con fundamentos propios", señalaron fuentes diplomáticas argentinas, que dejaron claro que el país mantiene su rechazo a incluir un impuesto global a los multimillonarios en el documento final.
La decisión de sumarse al proyecto tuvo como objetivo no romper explícitamente con Brasil, manteniendo así una relación diplomática viable con el anfitrión del G20. De este modo, Argentina quedó dentro del grupo de 81 países que apoyan la medida, pero dejó claro que las políticas socialistas no son compatibles con los principios del gobierno libertario.
En las negociaciones paralelas, se sigue trabajando en un consenso ajustado que permita a las partes avanzar sin comprometer sus principios. "Es posible que las diferencias se resuelvan en un documento diluido, pero que deje satisfechos a todos", deslizó una fuente cercana a las discusiones.
En el atardecer del lunes, el Gobierno argentino confirmó que al final "firmó la declaración de presidentes disociándose parcialmente de todo el contenido vinculado a la Agenda 2030". Así lo explicitó un comunicado de la Oficina del Presidente de la República Argentina (OPRA).
La administración libertaria aclaró que no obstaculizará la declaración final de la cumbre de Líderes del G20, pese a que no acompaña los puntos vinculados a la Agenda 2030. Pero pidió reconocer que el sistema de cooperación internacional está "en crisis".
"Sin obstaculizar la declaración de los demás líderes", Milei "ha dejado en claro que en su participación del G20 que no acompaña varios puntos de la declaración", explicó el comunicado.
Entre los puntos que Milei no apoya, menciona "la promoción de la limitación de la libertad de expresión en las redes sociales", "el esquema de imposición y vulneración de la soberanía de las instituciones de gobernanza global", el "trato desigual ante la ley" y la "noción de que la intervención estatal es la forma de luchar contra el hambre".
"Si queremos luchar contra el hambre y erradicar la pobreza, la solución está en correr al Estado del medio", afirmó la OPRA.
Milei recomendó "desregular la actividad económica" para facilitar el mercado y liberar el comercio, y que el intercambio de bienes y servicios "sea lo que traiga prosperidad", porque considera que el "capitalismo libre de mercado" es lo que ya sacó al 90 % de la población de la pobreza extrema y duplicó la expectativa de vida.
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Líderes presentes y debates en marcha
En el G20 de Río, además de Biden, Xi Jinping, Macron y Lula, participaron otros líderes globales destacados, como Olaf Scholz (Alemania), Giorgia Meloni (Italia), Pedro Sánchez (España) y Claudia Sheinbaum (México). Entre los invitados estuvieron los mandatarios de Bolivia, Luis Arce; Chile, Gabriel Boric; Colombia, Gustavo Petro; y Paraguay, Santiago Peña, quienes representaron las voces sudamericanas no permanentes en el foro.