12 de abril 2025 - 15:37hs

Una de las sorpresas que dejaron las elecciones de 2024 fue el respaldo de una porción significativa del electorado latino, tradicionalmente demócrata, a Donald Trump. Sin embargo, una tendencia más silenciosa podría redefinir el panorama político de cara a las legislativas de 2026 y la presidencial de 2028: miles de votantes latinos eligieron a Trump para la presidencia, pero optaron por candidatos demócratas en el Congreso. Este fenómeno de ticket-splitting, dividir el voto en la misma elección, encendió las alarmas en ambos partidos, que ya ajustan sus estrategias para los próximos ciclos electorales.

El ticket-splitting fue especialmente fuerte en distritos de alta concentración latina. Un análisis de Politico, basado en resultados distritales y registros de votación, revela que esta tendencia se manifestó con fuerza en estados clave como Nevada, Arizona y Texas, donde muchos votantes en zonas mayoritariamente hispanas eligieron a Trump para la presidencia, pero también respaldaron a senadores y representantes demócratas.

Esto plantea una incógnita central para ambos partidos: ¿el avance de Trump representa una ruptura definitiva del electorado latino con el Partido Demócrata, o quienes lo apoyaron en 2024 siguen siendo, en su mayoría, votantes demócratas que simplemente lo prefirieron por encima de Kamala Harris?

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Los estados bisagra y los distritos clave con fuerte presencia latina, como los del suroeste del país, se vuelven ahora el campo de batalla decisivo. Allí se jugará quién logra convertir a esos votantes en base sólida: los republicanos, transformando el apoyo a Trump en fidelidad partidaria, o los demócratas, recuperando la confianza perdida.

Una elección dividida

Un ejemplo claro es el del condado de Clark, en Nevada, donde la representante demócrata Susie Lee fue reelegida en un distrito ganado por Trump. Allí, los votos cruzados, que combinaron a Trump con candidatos demócratas al Congreso, aumentaron en casi un tercio con respecto a 2020, siendo más comunes en los vecindarios con alta población hispana. Lo mismo ocurrió en Arizona, donde el actual senador demócrata Ruben Gallego superó por 6,3 puntos a Harris en distritos con más del 80% de población latina, frente a los 4 puntos en todo el estado.

Es decir, Trump logró penetrar con fuerza en el electorado latino, pero esa oleada no se tradujo automáticamente en un respaldo al Partido Republicano como estructura política. De hecho, varios candidatos demócratas al Congreso sobrevivieron a pesar del avance republicano a nivel presidencial. En Texas, por ejemplo, Colin Allred perdió frente a Ted Cruz, pero logró mejores números que Harris en el Valle del Río Grande, una de las regiones con mayor presencia latina del país.

Estos datos sugieren que el crecimiento del apoyo latino a Trump no necesariamente significa una deserción total del Partido Demócrata. “Habla quizás de un efecto aislado que puede ser específico de Trump, en lugar de un cambio permanente de apoyo de los demócratas a los republicanos”, dijo Luke Warford, estratega demócrata en Texas, a Politico. Pero también advirtió que reconquistar a esos votantes requerirá inversión financiera seria.

Una oportunidad histórica para los republicanos

Donald Trump habla con líderes de la comunidad latina en Miami, Florida, el 22 de octubre de 2024. AFP.jpeg
Donald Trump habla con líderes de la comunidad latina en Miami, Florida, el 22 de octubre de 2024.

Donald Trump habla con líderes de la comunidad latina en Miami, Florida, el 22 de octubre de 2024.

Para algunos analistas, lo que está en juego no es simplemente una elección, sino el sentido mismo de pertenencia política de una comunidad diversa y en expansión. “El futuro de la clase trabajadora estadounidense está en manos de los latinos del suroeste”, dijo el consultor republicano Mike Madrid, autor de un libro sobre tendencias del voto latino. En su visión, el partido que "logre captar a esta clase trabajadora multiétnica y aspiracional dominará la política de las próximas décadas".

En el Partido Republicano hay quienes leen estos resultados como una oportunidad histórica. Tras años de intentar sin éxito acercarse al electorado hispano, ahora están decididos a convertir este impulso en un cambio estructural. “Estamos viendo una tendencia de décadas en la que los votantes hispanos comienzan a abrazar nuestras ideas”, dijo el representante Richard Hudson, presidente del Comité Nacional Republicano del Congreso.

Organizaciones conservadoras como el Hispanic Leadership PAC, fundado por Lea Márquez Peterson en Arizona, buscan capitalizar este momento, apoyando candidatos republicanos latinos y afinando un mensaje que mezcle valores familiares, oportunidades económicas y desconfianza hacia el gobierno federal. Su objetivo es claro: no soltar el avance logrado con Trump.

El Partido Demócrata sin consenso

En el otro extremo, la lectura demócrata está lejos de ser unánime. Algunos creen que los resultados de 2024 no deben encender todas las alarmas. Sostienen que Trump es una figura excepcional, capaz de generar apoyos que otros candidatos republicanos no pueden replicar y que, sin él en la boleta, los votantes latinos volverán al redil progresista.

“En las elecciones intermedias, la dinámica será muy distinta”, aseguró la congresista Suzan DelBene, líder de la campaña demócrata en la Cámara. Su argumento es que, con los republicanos gobernando y una economía incierta, los demócratas podrán volver a encantar a un electorado que en muchos casos sigue compartiendo valores y prioridades con el partido.

Pero otros dirigentes están más preocupados. Vicente González, representante demócrata de Texas, ganó su reelección por apenas 2,5 puntos en un distrito donde antes su partido se imponía con márgenes de 20 o 30 puntos. “Debería ser una seria señal de advertencia”, dijo y advirtió: “Son tiempos extraordinarios. Si nos basamos solo en los datos históricos, estamos siendo negligentes”.

Una marca nacional debilitada

Latinos apoyan a Harris. EFE.webp

En total, de los 13 distritos donde Trump ganó la presidencia pero un demócrata ganó la Cámara de Representantes, seis tienen al menos un 40% de población latina. Cinco de esos seis distritos viraron más de 10 puntos hacia la derecha a nivel presidencial entre 2020 y 2024. Eso convierte a esos escaños en objetivos prioritarios para los republicanos de cara a 2026.

Entre los representantes demócratas que lograron ser reelegidos en esos distritos están Gonzalez, Gabe Vasquez y Josh Harder, todos bajo protección especial del Comité de Campaña Demócrata.

Más allá de la figura de Trump, hay una percepción cada vez más compartida entre estrategas demócratas: el partido tiene un problema con su marca nacional, especialmente en estados como Texas. Warford lo resumió así: “Muchos de los candidatos que sobrevivieron en 2024 lo hicieron porque supieron distanciarse de la imagen nacional del partido”.

En otras palabras, los votantes latinos no están necesariamente abandonando los valores demócratas, pero sí parecen rechazar ciertos discursos, símbolos y liderazgos. Y eso obliga a repensar no solo la campaña, sino la forma de comunicar y representar.

El voto latino teñido de violeta

Parece que en el fondo, lo que está en juego no es solo una elección, sino la dirección futura del voto latino, uno de los bloques electorales de mayor crecimiento en el país. Aunque las cifras actuales apuntan a un fenómeno influenciado fuertemente por la figura de Trump, su impacto fue suficiente para redefinir el mapa político en numerosos distritos.

Los demócratas aún conservan importantes fortalezas locales, como lo demuestra el éxito de sus candidatos al Congreso. Pero la marca nacional del partido parece debilitada en muchas comunidades latinas, especialmente en estados como Texas, donde se hace cada vez más urgente redefinir lo que significa ser un “demócrata texano”.

Mientras tanto, los republicanos apuestan a prolongar el efecto Trump y construir sobre él una nueva coalición multirracial de clase trabajadora.

El voto latino se encuentra, por ahora, en la zona violeta, no es enteramente rojo ni azul, y su viraje en los próximos años será clave para definir el panorama político.

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