El presidente Donald Trump firmó varias órdenes ejecutivas que permiten la tala de grandes extensiones de bosques nacionales para aumentar la producción de madera. La medida, que busca reducir la dependencia de las importaciones en medio de su política arancelaria, generó fuertes críticas de grupos ambientalistas y científicos.
El mandatario autorizó así la explotación de 280 millones de acres (113 millones de hectáreas) de tierras públicas, con el argumento de que las políticas federales han limitado la producción de madera y aumentado la dependencia de importaciones extranjeras. "Es vital que revirtamos estas políticas y aumentemos la producción nacional de madera para proteger nuestra seguridad nacional y económica", señala el texto.
La orden afirma que la madera, la leña y los productos afines son fundamentales para la seguridad nacional de Estados Unidos porque estos materiales son esenciales tanto para la construcción civil como para las infraestructuras militares.
Además, Trump le pidió al Departamento de Comercio que investigue si otros países estaban haciendo dumping de madera en los mercados estadounidenses. Canadá es el principal proveedor de madera de EEUU, con el 46%, seguido por China, con el 13%, según datos oficial.
Trump buscar eludir la ley de especies en peligro de extinción
El documento también instruye al Servicio Forestal y a la Oficina de Gestión de Tierras a eludir la Ley de Especies en Peligro de Extinción, utilizando mecanismos de emergencia no especificados para acelerar la explotación maderera. Este tipo de estrategia ya había sido utilizada recientemente por Trump para facilitar proyectos de combustibles fósiles, lo que generó demandas de organizaciones ambientales, que alegan que tales acciones son probablemente ilegales.
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Además, la orden permite agilizar la tala bajo el argumento de reducir incendios forestales, promoviendo el "raleo" de la vegetación inflamable. No obstante, científicos advierten que esta práctica puede tener el efecto contrario.
"La tala agresiva, especialmente de árboles resistentes al fuego, en realidad aumenta el riesgo de incendios de rápida propagación", aseguró el especialista en incendios forestales Chad Hanson, del Proyecto John Muir, en declaraciones recogidas por The Guardian.
La reacción de las organizaciones ecologistas
Las organizaciones ecologistas han denunciado la medida como un ataque sin precedentes contra los bosques nacionales.
"La orden de Trump desatará las motosierras y las excavadoras en nuestros bosques federales. Talar estos hermosos lugares aumentará el riesgo de incendios, llevará a la extinción de especies, contaminará nuestros ríos y destruirá sitios de recreación de clase mundial", sostuvo Randi Spivak, directora de políticas de tierras públicas del Centro para la Diversidad Biológica.
Otros expertos destacaron la importancia de los bosques nacionales para la lucha contra el cambio climático, ya que los árboles más antiguos absorben grandes cantidades de dióxido de carbono.
Bajo la administración de Joe Biden, Estados Unidos había asumido el compromiso de proteger estos ecosistemas y frenar la deforestación para 2030. Sin embargo, antes de dejar el cargo, Biden suspendió un plan para preservar bosques primarios, debido a la presión de la industria maderera y de legisladores republicanos.