Durante la campaña que llevó a Donald Trump de nuevo a la Casa Blanca, una de las promesas que despertó más polémica fue la de realizar "la mayor deportación de migrantes indocumentados de la historia". Cuestionado por la posibilidad efectiva del plan, el republicano afirmó en repetidas ocasiones que estaría dispuesto a utilizar al Ejército para poder llevar adelante las millones de detenciones. Ahora, a semanas de que asuma en el cargo, casi la mitad de sus votantes afirma estar de acuerdo con la intervención de las Fuerzas Armadas para capturar a estos inmigrantes e internarlos en campos de detención hasta que puedan ser deportados.
En general, sólo uno de cada cuatro votantes estadounidenses (26%) está de acuerdo con esta idea, pero entre los votantes republicanos es apoyada por más del doble que los votantes independientes (19%) y más de cinco veces que los votantes demócratas (8%).
La encuesta del PRRI también encontró que los votantes que tienen puntos de vista altamente autoritarios eran seis veces más propensos a respaldar la idea de ubicar a los inmigrantes indocumentados en dichos centros de detención que los votantes que rechazan el autoritarismo (48% frente a 8%).
La encuesta, que se realizó online entre el 8 de noviembre y el 2 de diciembre de este año, se basa en una muestra representativa de 5.772 adultos residentes en los 50 estados y el Distrito de Columbia. El margen de error es de +/- 1,72 puntos porcentuales, con un nivel de confianza del 95%, para los resultados basados en toda la muestra.
Declaraciones de Trump
Una semana después de que fuera confirmada su victoria electoral, Trump afirmó que su administración declararía una emergencia nacional y utilizaría al Ejército estadounidense para llevar a cabo deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados.
En su red social Truth Social, respondió "¡¡¡VERDAD!!!" a una publicación de Tom Fitton, el presidente del grupo conservador Judicial Watch, quien escribió el 8 de noviembre que la próxima administración "utilizará activos militares para revertir la invasión de Biden a través de un programa de deportación masiva".
Asimismo, en su última entrevista con la revista TIME, el presidente electo reiteró su plan de usar al Ejército para deportar a los migrantes que entraron de manera irregular a EEUU y dijo que lo hará “hasta el máximo nivel que permite la ley”.
La ley estadounidense establece que no se puede usar a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interna sin una legislación aprobada por el Congreso. Pero, en una interpretación ajustada de la ley, Trump afirmó que considera que la entrada de migrantes al país puede ser catalogada como “una invasión”, por lo que podría solicitar el uso de la Guardia Nacional y de las fuerzas del orden locales para complementar los esfuerzos del Ejército en las deportaciones. “Bueno, no, no detienen al Ejército si es una invasión a nuestro país, y yo lo considero una invasión a nuestro país”, dijo Trump sobre las leyes que rigen el uso de los militares.
“Solo haré lo que la ley permite, pero iré hasta el máximo nivel que la ley permite. Y creo que en muchos casos, los alguaciles y las fuerzas del orden necesitarán ayuda. También tendremos a la Guardia Nacional, e iremos tan lejos como me permitan ir, de acuerdo con las leyes de nuestro país”, continuó.
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AFP
En ese sentido, ya se refirió en otras ocasiones a la aplicación de la ley de enemigos extranjeros (Alien Enemies Act), promulgada en 1798, que el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt usó para encarcelar a familias enteras de inmigrantes de origen italiano, alemán y principalmente japonés durante la Segunda Guerra Mundial.
“En Venezuela, los crímenes se han reducido un 72%. ¿Saben por qué? Sacaron a los criminales de Caracas y los pusieron a lo largo de su frontera, y les advirtieron que, si volvían, los liquidarían. Ahora tenemos que vivir con estos animales, pero no por mucho tiempo”, dijo durante un mitin en Colorado en octubre. Y agregó: “Invocaré la ley de enemigos extranjeros de 1798 (...) para apuntar y desmantelar cada red criminal migrante operando en suelo estadounidense”.
Trump también sugirió que podría construir nuevas instalaciones de detención para albergar a los inmigrantes, incluso mientras negocia con otras naciones para recibir a los deportados, amenazando con elevar los aranceles si no acceden a recibir a las personas expulsadas de EEUU. A una pregunta sobre la posibilidad de que se construyan nuevos centros de detención de inmigrantes en su gobierno, Trump dijo: “Podría haber”.
“Lo que sea necesario para sacarlos. No me importa. Honestamente, lo que sea necesario para sacarlos. Nuevamente, lo haré absolutamente dentro de los confines de la ley. Pero si se necesitan nuevos campos, espero que no sean demasiados porque quiero sacarlos. No quiero que estén sentados en un campo durante los próximos 20 años”, dijo.
Qué dijo el futuro "zar de la frontera"
El presidente electo reunió a un equipo de leales y partidarios MAGA de la línea dura para poner en marcha la campaña de deportaciones masivas. Entre ellos está Tom Homan, que fue director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en su primera administración, al que nombró "zar de la frontera" y estará "a cargo de todas las deportaciones de extranjeros ilegales a sus países de origen".
Homan asumirá su cargo el próximo 20 de enero, pero desde que fue nombrado dio más de 20 entrevistas en medios conservadores, en las que detalló cómo la nueva administración planea implementar su plan de deportaciones masivas, entre ellos la posible utilización de las Fuerzas Armadas en las operaciones de deportación.
A diferencia de Trump, él fue más cauto y afirmó que los militares podrían ser útiles para tareas logísticas, como el transporte de deportados, y para aliviar a las fuerzas de seguridad locales de algunas tareas administrativas, permitiéndoles centrarse en el cumplimiento de la ley en las calles.
“El Departamento de Defensa ha ayudado a varias administraciones en la frontera. Podría ser un multiplicador de fuerza”, dijo en una aparición en The David Webb Show de SiriusXM el 12 de noviembre. "El ejército podría ser utilizado para ayudar a liberar a los agentes de tareas administrativas, para que puedan salir a la calle y hacer lo que se supone que deben hacer”, completó.