La tercera cumbre global sobre inteligencia artificial (IA), celebrada en París, dejó en evidencia las divisiones entre los principales actores internacionales sobre cómo regular el desarrollo de esta tecnología. En un contexto de creciente competencia entre potencias, Estados Unidos fue uno de los pocos que no firmó una declaración respaldada por 61 países, entre ellos China y los miembros de la Unión Europea (UE), a favor de un uso responsable de la IA.
El documento proponía una inteligencia artificial “abierta, inclusiva y ética”, con un enfoque en la cooperación global y la regulación responsable del sector. Sin embargo, EEUU se apartó del consenso junto a Reino Unido, argumentando que el acuerdo podría restringir la innovación y generar dependencias con regímenes autoritarios.
El vicepresidente estadounidense, JD Vance, fue enfático en su discurso al advertir sobre los riesgos de asociarse con gobiernos como el de China. "Asociarse con regímenes autoritarios significa encadenar su nación a un amo que busca infiltrarse, instalarse y apoderarse de su infraestructura de información", afirmó el martes, en una clara referencia a Pekín.
También dio una advertencia sobre los intentos de la UE por regular el sector: “La regulación excesiva puede frenar la innovación. No podemos permitir que normas restrictivas ahoguen el desarrollo tecnológico y el crecimiento económico".
La administración Trump "se asegurará de que los sistemas de IA desarrollados en Estados Unidos estén libres de prejuicios ideológicos", dijo Vance y prometió que EEUU "nunca restringirá el derecho de nuestros ciudadanos a la libertad de expresión".
Tres enfoques enfrentados sobre la IA
El evento, que reunió a líderes políticos, empresarios y académicos (como los CEO de OpenAI, Sam Altman, y de Google, Sundar Pichai), evidenció tres grandes posturas sobre el futuro de la inteligencia artificial.
Por un lado, Estados Unidos abogó por un modelo sin frenos que prioriza la creatividad y la inversión privada sobre cualquier tipo de restricción. Su postura se basa en la idea de que una regulación prematura podría sofocar la innovación y dar ventaja a competidores como China.
En contraposición, la Unión Europea defendió una estrategia de regulación activa, con inversiones en el desarrollo de la IA, pero con un marco normativo estricto. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que Europa destinará 200.000 millones de euros en nuevas iniciativas y destacó la necesidad de establecer límites claros: “Europa no puede quedar atrás en esta revolución tecnológica. Necesitamos reglas claras, pero también inversiones estratégicas”.
Por otro lado, India asumió el rol de defensor de los países en desarrollo, reclamando que la IA no se convierta en una herramienta exclusiva de las grandes potencias. El primer ministro Narendra Modi instó a los líderes globales a garantizar que las naciones con menos recursos también se beneficien de los avances tecnológicos. En ese marco, India fue confirmada como sede de la próxima cumbre mundial de IA.
"América Latina estuvo prácticamente ausente"
Uno de los aspectos que más llamó la atención en la cumbre fue la escasa representación de América Latina, un tema que destacó el uruguayo Raúl Echeberría, director ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Internet (ALAI) y miembro del comité organizador del evento.
Echeberría, quien participó en reuniones de alto nivel con jefes de Estado y líderes tecnológicos, lamentó que la región haya quedado al margen de las discusiones clave sobre el futuro de la IA. “No había ningún jefe de Estado de América Latina, había jefes de Estado de Asia, de África, de Europa, de Canadá. Estuvo el vicepresidente de Estados Unidos, por más que finalmente ellos no adhirieron a la declaración final, estuvo, hoy habló en la cumbre, dieron su visión sobre los temas de inteligencia artificial”, señaló a El Observador USA.
Para el director de ALAI, esto representa un riesgo para el futuro tecnológico de la región, ya que los países latinoamericanos podrían terminar adoptando regulaciones ajenas sin haber participado en su definición. “Es una pena que los países de América Latina no estén participando más en estos procesos globales”, expresó.
El especialista explicó que Europa ha liderado históricamente la regulación del mundo digital y que América Latina ha seguido ese modelo sin cuestionarlo. “Europa ha seguido un camino hasta ahora de ser como el regulador del mundo digital, ¿no? Y con eso se posicionó en un papel relevante. Y nosotros, como tenemos un vínculo muy cercano con Europa, cultural, también natural, digo, de similitudes varias, tenemos una tendencia, los países de la región tienen una tendencia muy fuerte a adoptar regulaciones europeas y a... también Europa a promover esa visión regulatoria en América Latina”.
Un clima de competencia y estrategia
Echeberría también resaltó que la cumbre de París estuvo marcada por un clima de competencia geopolítica, con los principales actores globales posicionándose para definir su rol en la IA.
“Empieza a haber una competencia un poco más marcada. Estas cumbres son un desafío porque es como buscar caminos de acuerdo al mismo tiempo de que los jugadores van posicionándose también para ver cómo se presentan de la mejor manera”, sostuvo.
Además, señaló que los países europeos están modificando su estrategia, combinando regulación con inversión en desarrollo tecnológico. “Se nota que los países europeos buscan reacomodarse en un camino de desarrollo de inteligencia artificial", comentó.
Sobre el ambiente del evento, destacó que hubo un fuerte nivel de interacción entre los asistentes, con reuniones paralelas y debates de alto nivel. “Fue toda una cumbre donde participaron muchos gobiernos y también representantes de otros grupos de interés como el sector privado, academia y sociedad civil. Hubo muchas discusiones y también actividades paralelas”, explicó.
Asimismo, reveló que tuvo la oportunidad de mantener conversaciones informales con líderes globales, incluido el presidente francés Emmanuel Macron, con quien habló sobre la necesidad de mayor participación de América Latina en estos espacios. “Justamente lo que hablamos fue eso: de la importancia de traer más países de América Latina involucrados a la discusión”, comentó.