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26 de agosto 2024 - 9:39hs

Faltaban siete minutos para que acabase el tiempo reglamentario del partido entre Nacional y Sao Paulo, cuando Juan Izquierdo se desvaneció en el medio de la cancha del partido revancha de los octavos de final de la Copa Libertadores disputado el jueves pasado en el estadio Morumbí de San Pablo. El corazón del zaguero empezó a latir a un ritmo descoordinado, fuera de lo normal. Y la sangre dejó de llegarle, por un tiempo, al cerebro.

Referí indagó qué fue lo ocurrido con el futbolista para así lograr explicar en términos corrientes los comunicados técnicos que se emiten desde Brasil y que son difundidos por las redes oficiales de Nacional sobre la salud del deportista, que sigue en una situación muy crítica.

La ambulancia del estadio Morumbí, el día del partido apenas sucedió al hecho, entró al campo de juego con una velocidad pocas veces vista. Pero el descontrol del ritmo cardíaco (arritmia) era tal que el corazón de Izquierdo se paró. Los médicos le dieron descargas con el desfibrilador y lo reanimaron.

Mientras le hicieron los estudios y esperaban su estabilización, el jugador permanecía sedado (adormecido) en una cama de la unidad de cuidados intensivos del hospital paulista Albert Einstein.

¿Por qué? Imagine que en un circuito eléctrico hay una falla que hace que la bomba -en este caso la bomba de sangre que oxigena a todos los órganos- no logra llegar a donde tiene que llegar. En lugar de bombear, tiembla. Eso produce un daño. Las funciones neurológicas -desde las más simples como oler, mirar, hablar o caminar- pueden verse así afectadas.

Las imágenes cerebrales de este domingo permitieron observar que el daño a nivel cerebral es más grande que el visto en un primer momento. Por eso el comunicado habló de "progresión". Y como el cerebro está inflamado, y puja contra el cráneo duro, aumentó la presión ("presión intracraneal").

Los médicos intentan desentrañar cuánto tiempo pasó sin oxigenación el cerebro, y qué pudo haber causado el descontrol del ritmo cardíaco. A priori, un cateterismo -un cable largo y delgado que viaja por las vías cardíacas- descartó una obstrucción coronaria.

Cuando ocurre un accidente cerebro vascular -más conocido por su sigla ACV- se calcula que se mueren cerca de 1,2 millones de neuronas por cada hora en que el cerebro deja de recibir el oxígeno correcto. Eso sería como que, de golpe, el cerebro envejeciese tres años.

En el caso de Izquierdo, según lo informado por la sanidad de Nacional, no hubo un ACV, sino que la falla cardíaca generalizada hace que ninguna de las vías cardíacas le lleve oxígeno al cerebro. El impacto, por tanto, es mayor que un ACV común. Y por eso se habla de que para salvarle la vida se necesitó actuar en “minutos” y no en “horas”.

La sedación hace que no pueda verse qué funciones cerebrales fueron afectadas -el parte médico de este domingo habla de un compromiso mayor al observado antes-, y recién cuando se va quitando la medicación puede evaluarse el daño de las funciones.

El neurocirujano con especialidad en deporte, Pablo Pereda, ha tratado casos de este tipo “que quedaron sin secuela alguna” y otros que no sobrevivieron.

El tiempo de acción pasa a ser clave, tal como explicó en esta nota el viernes Referí, citando al médico deportólogo Gladimir Melo.

¿Cómo pudo ocurrirle a un deportista sano?

“Las enfermedades suceden y a veces no avisan”, dijo Pereda a Referí, quien recuerda que con una frecuencia de “una o dos veces al año” pasa esto en canchas profesionales de fútbol.

Existen ciertas patologías que pasan incluso por debajo del radar de los controles médicos que se les practica a los deportistas de elite.

El cardiólogo e intensivista Álvaro Niggemeyer explicó: “El parte médico del hospital Einstein habla de que se usó desfibrilador, por lo cual la arritmia es muy probable que haya sido causada por una fibrilación (un temblor incontrolable del músculo cardíaco)”. Y, ¿por qué le ocurrió eso? “Hay un porcentaje de pacientes que hacen arritmia por tendencia genética, en que el sodio u otros iones no fluyen de manera correcta, o bien por anomalías en el nacimiento de las coronarias. Eso puede no verse en un chequeo médico previo a una competencia por más riguroso que sea”.

Por los videos, lo poco que mostró la televisación y lo mucho de algunos teléfonos celulares de los presentes en el partido del jueves por Copa Libertadores, “no parece que le hayan hecho masaje cardíaco en la cancha, sino que es probable que el paro cardíaco haya sido después, en la ambulancia, y que haya estado varios minutos en paro”.

¿Cómo se sabe? Cuando un joven es reanimado en menos de tres minutos, por lo general no requiere de ventilación mecánica ni tantos días de sedación que justamente son necesarios para adaptar al paciente al respirador y reciba la presión correcta.

Niggemeyer lo explicó: “Cuando existe una sedación por más tiempo es porque los médicos constataron una injuria cerebral, ese cerebro tiene que desinflamar y poco a poco el cuerpo intentar despertarse. Esto puede llevar días”.

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