Fue una noche nefasta para las aspiraciones de Nacional. El equipo que dirige Martín Lasarte tenía que ganarle a Danubio en el Parque Viera para llegar a la última fecha del Torneo Clausura con la misma cantidad de puntos que Peñarol (el martes venció a Progreso) y así definir en igualdad de condiciones. Luego del empate 0-0, ya no depende de si mismo.
Si Peñarol le gana al descendido Fénix en el Campeón del Siglo (domingo, 17 horas) será Campeón Uruguayo y Nacional se tendrá que conformar con el título del Torneo Intermedio que ganó a mitad de año, con la clasificación a la Copa Libertadores 2025 y con que no perdió los clásicos durante 2024.
Nacional no estuvo a la altura de su responsabilidad futbolística y terminó en un descontrol. Primero adentro de la cancha, donde en el tramo final el equipo era un montón de futbolistas amontonados adentro del área intentando conectar algún centro que generalmente quedaban cortos, los rechazaban los zagueros danubianos o seguían de largo.
Viejos rencores, desde antes del partido
Un descontrol que empezó a avizorarse antes del pitazo del árbitro Leodán González. Ya cuando los jugadores tricolores marcharon en fila hacia la cancha y pasaron por delante de la tribuna principal del estadio de Wanderers, donde se ubicaron los hinchas de Danubio.
El Ojito Nicolás Rodríguez fue el más insultado (no le perdonan que de Danubio se haya ido a Defensor) y después el capitán Diego Polenta (surgido en las entrañas de Jardines del Hipódromo), que no se quedó callado y respondió.
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Con el correr del partido, y especialmente en el segundo tiempo, cuando Nacional ya era un saco de nervios, Polenta tuvo dos o tres reacciones que denotaron su estado de ánimo.
Discutió con tres niños, no mayores de 10 años, ubicados contra el tejido de la tribuna principal que le gritaron algo (o de todo). Esto generó, por supuesto, el rebote de los más grandes, que tienen al "patrón" tricolor entre ceja y ceja. Polenta es uno de esos jugadores que tanto se gana el respeto de los propios como el odio de los ajenos.
A Polenta no le gustó el cambio y discutió con el Colo Romero
Luego, cuando Martín Lasarte hizo los últimos dos cambios, y mandó a la cancha a los juveniles Gonzalo Petit y Exequiel Mereles, en un intento desesperado al mejor estilo manotón de ahogado, Polenta también se enojó. Petit se acercó al capitán y le dijo cómo tenían que quedar parados en el fondo, de acuerdo a las órdenes del entrenador.
No le gustó la idea al capitán de jugar los últimos minutos con línea de tres, con Sebastián Coates por derecha, él de líbero y Gabriel Báez por izquierda. Gesticuló y gritó hacia el banco de su equipo.
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Después se molestó con el banco, aparentemente porque faltaban pelotas en la cancha, le metió un planchazo a Sebastián Fernández y discutió con el volante de Danubio, Santiago Romero. Le hablaba a lo lejos y el Colo Romero se acercaba al Diente López y desde la tribuna daba la impresión que le preguntaba, ¿qué le pasa a Diego?.
Polenta y Romero compartieron muchos años en Nacional.
No fue una buena noche para el capitán tricolor y eso repercutió en el equipo. Él es el líder dentro del campo y quien debe marcar el rumbo. Al final todo se derrumbó. Leandro Lozano se metió a la cancha vestido de particular (afuera de la convocatoria por una lesión) directo a insultar en la cara al árbitro.
Se armó un tumulto entre jugadores y seguridad de ambos equipos, alguien vestido de negro que se revolcó por el piso. Una triste conclusión para una temporada que aún le queda un capítulo, pero marca lo que fue el año: Nacional termina corriendo de atrás, esperando un traspié de su rival de siempre.