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15 de marzo 2025 - 5:00hs

Una bandera que cuelga del tejido del estadio Luis Franzini de Defensor Sporting dice, con orgullo: "Silva Cantera, ídolo eterno". La letra de la canción 'Se viene la Viola' expresa con emoción, "Por siempre está Cantera", y el corazón de cada hincha violeta que lo vio jugar, late fuerte cuando lo recuerda, melena al viento, dejando la vida por la camiseta.

Heber Silva Cantera, un volante rústico que llegó en la ONDA desde Tacuarembó para jugar de zaguero en Oriental de La Paz, que nunca dejó el trabajo de cartero en el Correo, se convirtió con los años en ídolo del club que en 1976 rompió la historia del fútbol local, consagrándose Campeón Uruguayo, cortando la hegemonía de Nacional y Peñarol.

De Tacuarembó a La Paz

Silva Cantera nació en Tacuarembó hace 66 años. Eran cinco hermanos en la familia, cuatro varones y una mujer, que falleció hace unos años de cáncer.

Su papá realizaba tareas de campo y murió, cuando él era juvenil, de un paro cardíaco tras ser atropellado por un toro.

Heber Silva Cantera

Heber comenzó a jugar al fútbol en los torneos interescolares, muy populares en el Interior del país. Luego continuó en San Carlos de baby y en el Estudiantes de Tacuarembó. "Siempre tuve mi carácter y de niño me decían calderita de lata, porque era calentón", dijo.

Defendió a la selección juvenil del departamento y fue elegido "jugador revelación". Pasó luego a la mayor, con la que se consagró campeón del Norte y del Interior. En esa época jugaba de zaguero.

Viajó un par de veces a Montevideo para probarse en distintos equipos, una de ellas a River Plate, pero no quedó. Hasta que se convirtió en jugador de Oriental de La Paz, gracias al padre del músico y compositor Eduardo Larbanois, integrante del duo folclórico que marcó una época en la música uruguaya: Larbanois-Carrero.

"Yo jugaba en la selección de Tacuarembó y habíamos sido campeones. Entonces un dirigente de Oriental de La Paz, el Negro Cazó, que era chofer de la ONDA (empresa de transporte de pasajeros que operó en Uruguay entre 1935 y 1991), le comentó al padre de Larbanois que trabajaba en la agencia de la ONDA en Tacuarembó, que estaban buscando un zaguero. Larbanois, que era vecino, me recomendó", recordó el exfutbolista a Referí.

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Silva Cantera en Rampla, el cuarto desde la izquierda en la fila de parados

Silva Cantera en Rampla, el cuarto desde la izquierda en la fila de parados

Así fue que Silva Cantera con 20 años de edad agarró su bolsito, se subió al ómnibus, viajó a Canelones, se probó en Oriental y quedó en el equipo que en esa temporada jugaba en la B.

El futbolista se mudó a La Paz y junto a él también lo hizo Sonia, la novia (luego esposa) de toda la vida. "Ella terminó sus estudios en el IPA y luego fue profesora de Filosofía y directora del liceo de La Paz". Silva Cantera aún vive en La Paz.

La situación de Rampla y el trabajo en el Correo

Después de jugar en Oriental un par de temporadas, quedó libre por deudas y fue contratado por Rampla Juniors, recomendado por el técnico que era Angel Brunell y lo conocía de Tacuarembó.

Pero la situación económica del club rojiverde no era la mejor, una constante en su historia. Los futbolistas estuvieron meses sin cobrar los sueldos, por lo que Cantera habló con el presidente rojiverde, el coronel Raúl Masciadri y le pidió un trabajo para la mañana. Era el año 1983 y Uruguay era gobernado por la dictadura militar.

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Heber Silva Cantera en Rampla Juniors

Heber Silva Cantera en Rampla Juniors

Masciadri le consiguió empleo en el Correo Uruguayo, donde tenía vinculaciones. Silva Cantera siempre había trabajado, por lo que no era una novedad para él. Tampoco el tremendo esfuerzo que realizaba para ir en ómnibus desde La Paz a la Ciudad Vieja, a la sede del Correo y después de cumplir la jornada laboral (primero interno y luego como cartero), y trasladarse al entrenamiento de Rampla en el estadio Olímpico.

El futbolista nunca dejó su trabajo de cartero, ni siquiera en las grandes épocas de Defensor. Se jubiló con 35 años de labor.

En Rampla, el técnico Luis Ayala lo pasó de la zaga al mediocampo, puesto en el que transcurrió la mayor parte de su carrera.

En mayo de 1985, Omar Borrás lo citó a la selección uruguaya que disputó un amistoso contra Japón, en Tokio. Integraban aquel plantel Gualberto Velichco, Néstor Montelongo, José Luis Russo, Eduardo Acevedo, César Pereira, Apraham Yeladián, Juan Ramón Carrasco, Carlos Aguilera, Jorge Da Silva, Jorge Barrios, Julio Ribas, Jacinto Cabrera, Héctor Tuja, César Vega, Juan Rabino y Jesús Noel Alzugaray.

Era la antesala del Mundial de México 1986 y los celestes ganaron aquel partido por 4-1, con goles de Jorge Da Silva y Carlos Aguilera, dos cada uno. "Fue una de las grandes alegrías que tuve como futbolista, vestir la camiseta celeste".

Tras ser convocado a la selección, llegó a Defensor

A la vuelta de aquel partido, se confirmó su pase a Defensor, aunque siguió jugando en Rampla hasta fin de año. Incluso un partido de la Liguilla, que se jugó en enero de 1986, el picapiedra concentró en el estadio Luis Franzini, como parte de la negociación por el pase de Silva Cantera.

"No terminé de jugar la Liguilla porque Rampla no se quiso arriesgar a que me lesionara y perder el pase. Pasar a Defensor, que era el equipo grande después de Nacional y Peñarol, fue fantástico. Porque además, compró mi pase y eso no sucedía en el fútbol uruguayo", recordó Cantera.

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El ídolo de Defensor Sporting

El ídolo de Defensor Sporting

Su primera temporada en los violetas no fue buena. "Peleamos el descenso y personalmente tuve problemas con los jueces por mi forma de jugar", si bien no era de hablar mucho dentro de la cancha.

De manera que se propuso mejorar y en tiempos en que los partidos no se televisaban masivamente como en la actualidad, la única forma de conocer las virtudes y defectos de sus rivales, era ir a verlos en directo.

"Iba a los partidos a ver cómo se movían los jugadores que yo tenía que marcar, para qué lado se daban vuelta, cómo cabeceaban, para esperarlos y no encimarlos, porque siempre me cobraban falta. Había jugadores como Bengoechea o el Pompa Borges, que los tocabas y se tiraban. La gente me puteaba y cerca del área no los podía marcar, porque en el caso de Bengoechea era medio gol de tiro libre", contó.

En ese sentido, Silva Cantera fue un autodidacta, obligado porque carecía de otras virtudes técnicas. Sin embargo, tenía una gran virtud: su condición física innata.

"Los jugadores de los grandes corrían con ventaja en esa época donde no estaba la televisión. Ellos pegaban dos, vos una y te sacaban amarilla. También tuve que aprender a jugar con eso. Tenía que pegar muy bien", recordó.

Patadas eran las de antes

Recuerda dos patadas que pegó y que quedaron marcadas, pero las cuenta porque ya les había avisado a los rivales. Una fue a Walkir Silva, de Peñarol: "Se puso muy pesado, con las copas, los títulos, a decir cosas que no correspondían. Le avisé que si seguía le iba a pegar. Le corté una rodilla y le dieron cinco puntos".

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La otra fue a Eber Moas, de Danubio. "Me pegó un codazo en la oreja y a la siguiente se la di. Nos echaron a los dos".

Señala que durante su carrera "tuve que marcar al Turu Flores y al Turco Asad, jugadores de Vélez, que no los movías", pero destacó a Julio César Dely Valdés porque "le pegabas y seguía".

Con el tiempo siguió estudiando a los delanteros, también en su rol de entrenador, y subrayó la llegada de Gonzalo Bergessio a Nacional en 2018, como un futbolista difícil de controlar.

En su segundo año en Defensor fue campeón uruguayo comiendo los tallarines de Silva Cantera. "Los que vivíamos lejos nos quedábamos en el Franzini cuando había doble horario. Le pregunté a Sonia cómo se hacían y se hizo costumbre. Todos se quedaban al mediodía a comer con nosotros".

Ese fue el año de su despegue futbolístico. "La gente se identificó con mi entrega y me empezaron a querer por mi forma de ser".

El jugador con más partidos jugados en Defensor

En 1998, a punto de cumplir 40 años, Silva Cantera le puso punto final a su carrera de futbolista. Defendió la camiseta violeta durante 13 temporadas, disputó 338 partidos (aunque él dice que fueron más de 360) y logró siete titulos, entre ellos los campeonatos uruguayos de 1987 y 1991.

20250207 Defensor campeón en1987: arriba, Miguel Falero, Héctor Tuja, Luis Cabrera, Juan Ahuntchain, Heber Silva Cantera y Óscar Aguirregaray; abajo, Sergio Martínez, Gerardo Miranda, Servando Vecino, Eliseo Rivero y Carlos Larrañaga
Defensor campeón en1987: arriba, Miguel Falero, Héctor Tuja, Luis Cabrera, Juan Ahuntchain, Heber Silva Cantera y Óscar Aguirregaray; abajo, Sergio Martínez, Gerardo Miranda, Servando Vecino, Eliseo Rivero y Carlos Larrañaga

Defensor campeón en1987: arriba, Miguel Falero, Héctor Tuja, Luis Cabrera, Juan Ahuntchain, Heber Silva Cantera y Óscar Aguirregaray; abajo, Sergio Martínez, Gerardo Miranda, Servando Vecino, Eliseo Rivero y Carlos Larrañaga

También fue campeón de tres Liguillas pre Libertadores (1989, 1991 y 1995), el Apertura 1994 y el Clausura 1997. Su apellido quedó marcado en la mejor historia del club por ser el futbolistas con más partidos jugados.

En 1992 hizo el curso de entrenador junto a Óscar Aguirregaray y tras colgar los botines comenzó a dirigir en Estudiantes de Rosario, un equipo que en ese tiempo tenía un convenio con Defensor. Una época también de mucho sacrificio porque viajaba todos los días en ómnibus desde La Paz a Rosario. Salía a las 5 de la tarde volvía a las 3 de la mañana. Permaneció tres años, fue campeón del Litoral y descubrió a Diego Godín.

Regresó a Defensor para dirigir las divisiones juveniles y en 2010 y 2014 dirigió interinamente al equipo de Primera división. En diciembre de 2023 se terminó su contrato con el club: "No me llamaron más y yo tampoco llamé", dijo. Continúa yendo al Franzini a ver a Defensor y ahora lo hace acompañado de su nieta.

Embed - Heber Silva Cantera deja pagando a Bengoechea: y decian que no sabia jugar

"Si jugas solo en Uruguay no hacés la diferencia. Tuve la suerte de jugar en Defensor, pero tampoco se pagaban grandes sueldos. Pude comprar mi casa en La Paz y otra en San Luis".

Destaca el apoyo incondicional de su esposa, "el más importante de mi carrera" y nunca quiso incursionar en la política del club: "Estoy bien con todos, sin generar divisiones", y no manchar ese título de "Ídolo eterno" con el que lo bautizó la hinchada de Defensor.

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