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22 de marzo 2025 - 5:00hs

La capital de Estados Unidos, Washington, se vio sacudida aquel 17 de mayo de 1957. Unas 25 mil personas se juntaron en el Monumento a Lincoln por la “Peregrinación de oración por la libertad”, y un líder político en ciernes con apenas 28 años, Martin Luther King, por primera vez expresó en público: “Danos tu voto”.

A muchos kilómetros de distancia, pero ese mismo día, en el barrio Belvedere de Montevideo, nacía Miguel Falero, quien con el paso del tiempo, fue crack –con y sin pelota en la cancha– y consiguió los títulos más importantes que disputó con sus clubes, como por ejemplo, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental con Peñarol en 1982.

20250313 Entrevista a Miguel Falero, ex fútbolista.

Así comienza a contar su historia para Referí: “Nací en Belvedere y me crie en Nuevo París desde los 11 años. Mi abuelo era hincha de Cerro, mi padre Miguel era de Liverpool. Fue boxeador profesional de la academia del Cerro en peso pesado. Fundó el club Cap Arcona –que ya tiene más de 100 años y lleva el nombre de un barco– de bochas, baby fútbol y boxeo, y la academia de Las Piedras. Mi papá no quería que boxeara. Fue entrenador de la selección de Uruguay en el Sudamericano de Guayaquil de 1971”.

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Alfredo Arias y Miguel Falero como ayudante técnico de Peñarol

Alfredo Arias y Miguel Falero como ayudante técnico de Peñarol

Justamente en el Cap Arcona comenzó a jugar al baby fútbol. Lo hacía de zaguero izquierdo y de allí se fue a probar a Liverpool.

“Mi tío, Alberto Correa, le pidió a mi papá para llevarme a entrenar a un club de fútbol. Era hincha de Peñarol y mi padre le pidió que primero me llevara a Liverpool. Y me llevó. Pero no me dejaron entrenar porque el técnico, quien luego fue muy reconocido en Uruguay, dijo que era chico de físico. Si bien fue una mala noticia, no lo fue para mi tío que era manya y al otro día me llevó a Peñarol. Estaba loco de la vida”, cuenta.

Sus inicios en Peñarol y Emelec con dos técnicos de lujo

Llegó a las inferiores de Peñarol “y el director deportivo era el Tito Goncálves. Me probaron de zaguero izquierdo y me inscribieron. Era la primera vez en la historia que se creaba la Sexta división. Tenía 13 años. Aprendí muchísimas cosas con Tito y a jugar de número 5. El Tito al tiempo me llevó a Cerro y debuté en Primera división. En 1976 me recomendó para Emelec de Ecuador con Alberto Spencer de entrenador y me fui para allá a préstamo de Peñarol. Cuando regresé de Emelec fui a Progreso a préstamo”.

Con las dos glorias de Peñarol entabló una buena relación y de ambos aprendió mucho.

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Tito Gonçálves fue una gloria de Peñarol

Tito Gonçálves fue una gloria de Peñarol

“Tito me hablaba mucho sobre la ubicación. Si tendría capacidad para ver la jugada, que me puso de ‘5’. Era un adelantado. Contaba anécdotas con Peñarol, como cuando fueron de gira y la pelota no rodaba ante Athletic de Bilbao porque era un barrial y los vascos jugaban por el aire”, cuenta.

Y habla de Spencer: “Alberto era un señor, igual que Tito. En una práctica hizo una corrección a algunos delanteros, entonces saltó y anotó un gol de cabeza. Los jugadores le hicieron una broma como que había sido de casualidad. ‘Tirámela de nuevo’, le dijo a un compañero. Y otra vez fue gol. Se dio vuelta y nos dijo: ‘Podré errar un gol con el pie, pero jamás con la cabeza’”.

20250313 Entrevista a Miguel Falero, ex fútbolista.

Antes de irse a Guayaquil y de adolescente, trabajó en una panadería, y con un feriante. “Lo ayudaba a poner el puesto. Eran colaboraciones para la casa”. Su mamá, María Elba y su padre, “querían que estudiara. Ayudé con ese poco dinero que aportaba a la casa y mis padres se quedaban contentos”.

Dice que la primera vez que fue al Estadio Centenario, fue directamente a jugar. No lo conocía. “Fue un preliminar con la Sexta de Peñarol. Nunca había ido al estadio. En esa época, llegar a Nuevo París, era increíble, tardabas un montón. Yo era de una zona pobre, no tenía grandes recursos y no nos daba para ir a otros lugares o para pagar una entrada al fútbol”.

Campeón con Progreso con Tabaré Vázquez como presidente del club

En 1979, volvió a préstamo al fútbol uruguayo y arregló con Progreso, que en ese año contó con el apoyo como presidente, por primera vez, de Tabaré Vázquez.

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Miguel Falero fue campeón de la Divisional B con Progreso en 1979; arriba, Carlos De Ávila, Ruben Loaces, Emilio Gómez, Néstor Suárez, Miguel Falero y Carlos Contreras; abajo, Carlos Beauxis, José Luis Serrón, Jesús González, Fernando Caballero y Gabino Hernández.

Miguel Falero fue campeón de la Divisional B con Progreso en 1979; arriba, Carlos De Ávila, Ruben Loaces, Emilio Gómez, Néstor Suárez, Miguel Falero y Carlos Contreras; abajo, Carlos Beauxis, José Luis Serrón, Jesús González, Fernando Caballero y Gabino Hernández.

“En 1979 fuimos campeones de la Copa Río de la Plata con la selección de la B que dirigía Hugo Arturaola. Empatamos 1-1 en cancha de Atlanta y le ganamos 1-0 acá en el Parque Central. En Progreso no había plata pero fue impresionante el apoyo de la gente. En las dos finales contra Miramar llevó 45 camiones de hinchas. Fue realmente impresionante. Luego de conseguido el título y el ascenso, el ómnibus que nos llevaba, pasó por 18 de Julio hasta La Teja y fue una caravana hermosa. Recuerdo que en la segunda final les hice el tercer gol que nos dio el título. Se lo hice a Carlos Manta. Volví en 1985 y fuimos campeones del Torneo Competencia, también con Tabaré Vázquez como presidente. Nunca fui muy sociable con los dirigentes, cumplía mi trabajo en la cancha”, explica.

Aquí se puede ver el golazo de Miguel Falero por arriba de Carlos Manta para el 3-2 definitivo de Progreso ante Miramar:

Embed - Progreso Ascenso 1979 - Estadio Uno

Miguel cuenta que a esa altura de su carrera, “ya era inamovible de número ‘5’, titular y capitán. Luego de que ascendimos a Primera, gané el Balón de Oro que daba el diario El Día en 1980 como mejor jugador, el goleador fue Jorge Siviero y la promesa Enzo Francescoli”.

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Miguel Falero en su segundo pasaje por Progreso en 1985: arriba Juan Rabino, Gustavo Faral, Hugo Quevedo, Héctor Cedrés, Sergio Cid y Raúl Fernández; abajo Jhonny Miqueiro, Luis Fernández, Osvaldo Streccia, Jacinto Cabrera y Miguel Falero

Miguel Falero en su segundo pasaje por Progreso en 1985: arriba Juan Rabino, Gustavo Faral, Hugo Quevedo, Héctor Cedrés, Sergio Cid y Raúl Fernández; abajo Jhonny Miqueiro, Luis Fernández, Osvaldo Streccia, Jacinto Cabrera y Miguel Falero

El regreso definitivo a Peñarol con el que ganó todo lo que jugó

Luego de tres préstamos, Peñarol vio su madurez y su excelente nivel en la cancha y ya no lo dejó ir. Volvió en 1981 con Luis Cubilla como técnico.

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Miguel Falero y su estampa con la camiseta de Peñarol

Miguel Falero y su estampa con la camiseta de Peñarol

Así lo define: “Tuve el mejor técnico de mi carrera y gracias a que Luis Alberto Cubilla trabajó en 1981, Peñarol ganó la Copa Libertadores 1982. Fuimos terceros en 1981 al perder con Cobreloa, y en 1982, perdimos a Ruben Paz, pero vino Jair. Luis me enseñó la progresión, el pressing sobre la pelota, la recuperación rápida, algo que ahora se llama coordinaciones de ataque para tener preponderancia sobre el rival. Era un adelantado. Yo fui el capitán del equipo y siempre fui titular”.

Recuerda al ghanés John Yawson, un futbolista del que no se conocía nada y fue una apuesta del presidente de entonces, Washington Cataldi.

20240816 Peñarol en 1981: arriba, Fernando Álvez, Rodolfo Abalde, Nelson Marcenaro, Saúl Rivero, Miguel Ángel Piazza y Miguel Falero; abajo, Ernesto Vargas, Ricardo Ortiz, Carlos Yaluk, Ruben Paz y Alfredo Arias
Peñarol en 1981: arriba, Fernando Álvez, Rodolfo Abalde, Nelson Marcenaro, Saúl Rivero, Miguel Ángel Piazza y Miguel Falero; abajo, Ernesto Vargas, Ricardo Ortiz, Carlos Yaluk, Ruben Paz y Alfredo Arias

Peñarol en 1981: arriba, Fernando Álvez, Rodolfo Abalde, Nelson Marcenaro, Saúl Rivero, Miguel Ángel Piazza y Miguel Falero; abajo, Ernesto Vargas, Ricardo Ortiz, Carlos Yaluk, Ruben Paz y Alfredo Arias

“Era un muy buen jugador. Tenía una explosividad tremenda, muy querido por compañeros, muy profesional y dio sus frutos”, cuenta Miguel.

Cuando llegó Hugo Bagnulo como entrenador en 1982, “ahí cambió totalmente. Era de otro estilo, con el recuerdo de que le había ido bien en su anterior pasaje por el club con Nelson Acosta y Ramón Silva en el medio. Entonces apostó por ese doble ‘5’. Muchos se hipnotizan con los nombres, pero lo que jugaron aquel año Juan Vicente Morales, Pinocho Vargas y el flaco Gustavo (Fernández) en el arco, fue algo tremendo”.

En 1981 se dio el regreso más esperado en Peñarol luego de una campaña gigante: volvió Fernando Morena.

20240816 Peñarol en 1981 tras el regreso de Fernando Morena; arriba, Miguel Falero, Rodolfo Abalde, Nelson Marcenaro, Saúl Rivero, Ladislao Mazurkiewcz y Miguel Ángel Piazza; abajo, Ernesto Vargas, Ricardo Ortiz, Fernando Morena, Mario Saralegui y Carlos
Peñarol en 1981 tras el regreso de Fernando Morena; arriba, Miguel Falero, Rodolfo Abalde, Nelson Marcenaro, Saúl Rivero, Ladislao Mazurkiewcz y Miguel Ángel Piazza; abajo, Ernesto Vargas, Ricardo Ortiz, Fernando Morena, Mario Saralegui y Carlos Yaluk

Peñarol en 1981 tras el regreso de Fernando Morena; arriba, Miguel Falero, Rodolfo Abalde, Nelson Marcenaro, Saúl Rivero, Ladislao Mazurkiewcz y Miguel Ángel Piazza; abajo, Ernesto Vargas, Ricardo Ortiz, Fernando Morena, Mario Saralegui y Carlos Yaluk

“Fue el deseo de toda la hinchada y se hizo realidad por la capacidad y la creatividad de un presidente (Cataldi) que les cumplió el deseo. Para mí fue gratificante poder haber jugado con él. Cataldi fue una persona muy correcta, uno de los brillantes dirigentes del fútbol uruguayo. Tenía que hablar con él de premios en 1981 cuando era capitán y nunca tuve problemas”, recuerda.

Miguel entró por Rodolfo Abalde y jugó los últimos 15 minutos de un clásico muy recordado que fue el primero de Morena tras su vuelta a Peñarol. El goleador anotó dos goles en el 3-2, y el primero tuvo su polémica, debido a que el árbitro, Roque “Tito” Cerullo, se agachó y los jugadores de Nacional juraron que había pitado algo. La jugada siguió, la pelota llegó a Morena y este anotó el 1-0.

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Un equipo de Peñarol en 1982: arriba, Fernando Álvez, Víctor Diogo, Ricardo Ortiz, Walter Olivera, Juan Vicente Morales y Miguel Falero; abajo, Ernesto Vargas, Mario Saralegui, Fernando Morena, Jair y Venancio Ramos

Un equipo de Peñarol en 1982: arriba, Fernando Álvez, Víctor Diogo, Ricardo Ortiz, Walter Olivera, Juan Vicente Morales y Miguel Falero; abajo, Ernesto Vargas, Mario Saralegui, Fernando Morena, Jair y Venancio Ramos

Entonces habla de los clásicos, pero también lo hace del mejor gol que vio en la celeste. “Eran partidos especiales, Nacional también tenía un muy buen equipo. Nos respetábamos mucho en esa época. Lo que jugaba Diogo era tremendo. El mejor gol de la selección uruguaya fue contra Brasil y lo hizo él. Siempre me dicen que fue el que hizo (Enzo) Francescoli de tiro libre en ese partido, pero el de (Víctor) Diogo fue notable. Desde la mitad de la cancha, parándola de pecho, empezó a eludir jugadores hasta convertir el segundo”, dice.

El Indio Olivera lo sustituyó como capitán en 1982, mientras él, a diferencia de lo que había ocurrido con Cubilla, estaba en el banco de suplentes con Miguel Bossio en su puesto, jugando al lado de Mario Saralegui.

Explica que el Indio “era un jugador con mucha entrega, más técnico que lo que se imagina la gente y un gran compañero que se brindaba dentro de la cancha. Resultó importantísimo. No hablaba mucho, no era muy comunicativo, pero jugaba muy bien. Alguna vez hicimos pareja de zagueros”.

20240816 El banco de Peñarol en la final de Santiago de Chile en el final del partido era todo nervios; Néstor Montelongo, Ricardo Ortiz y Miguel Falero esperan el final, mientras Hugo Bagnulo aparece semitapado, esperando que finalice el encuentro
El banco de Peñarol en la final de Santiago de Chile en el final del partido era todo nervios; Néstor Montelongo, Ricardo Ortiz y Miguel Falero esperan el final, mientras Hugo Bagnulo aparece semitapado, esperando que finalice el encuentro

El banco de Peñarol en la final de Santiago de Chile en el final del partido era todo nervios; Néstor Montelongo, Ricardo Ortiz y Miguel Falero esperan el final, mientras Hugo Bagnulo aparece semitapado, esperando que finalice el encuentro

Vivió la final de la Copa Libertadores de 1982 desde el banco de suplentes y una fotografía lo marcó para la historia, haciéndole gestos a sus compañeros de que ya se terminaba el partido y que aguantaran ese 1-0 logrado por Fernando Morena en la hora.

“En el banco se sufre más, es peor, te comés toda la impotencia y estás deseando que se culmine con el triunfo. Éramos un equipo de hombres y teníamos una presencia bárbara y eso resaltaba. El gol de Fernando lo viví de una forma impresionante. Estando él en cancha, siempre había posibilidad de gol. Venancio (Ramos) tuvo una destacadísima actuación que llevó a que después lo vendieran al exterior. Era un futbolista con una picardía brutal”, explica.

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Víctor Diogo, Miguel Bossio a los saltos, Miguel Falero y Juan Vicente Morales, en plena vuelta olímpica de Peñarol en Chile, tras haber ganado la Copa Libertadores de 1982 ante Cobreloa

Víctor Diogo, Miguel Bossio a los saltos, Miguel Falero y Juan Vicente Morales, en plena vuelta olímpica de Peñarol en Chile, tras haber ganado la Copa Libertadores de 1982 ante Cobreloa

Y continúa con su relato: “Al final, invadimos la cancha para celebrar, todos enloquecidos y felices por el cierre de la temporada. Habíamos varios que veníamos de ganar Liguilla 1981, Uruguayo 1982, Liguilla 1982, Uruguayo 1982, Libertadores e Intercontinental de 1982”.

Miguel supo jugar partidos trascendentes en su historia en Peñarol. En 1981 y 1983 jugaron las dos Supercopas de Campeones del Mundo en Milán. Dice que “en Juventus estaba la selección italiana más Platini, Boniek y Laudrup. Era gratificante jugar contra esas figuras mundiales. Los grandes equipos como ese Peñarol, festejaban poco tras ganar los títulos y muchas veces”.

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Miguel Falero con la Copa Libertadores que ganó con Peñarol en 1982

Miguel Falero con la Copa Libertadores que ganó con Peñarol en 1982

En Peñarol jugó con una gloria del fútbol uruguayo como Ladislao Mazurkiewicz, uno de los mejores, si no el mejor arquero de la historia de este país.

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Miguel Falero con la Copa Intercontinental ganada con Peñarol en 1982 contra Aston Villa de Inglaterra

Miguel Falero con la Copa Intercontinental ganada con Peñarol en 1982 contra Aston Villa de Inglaterra

“¡Qué jugador! Llegó en su segunda etapa en el club como entrenador de arqueros. Entrenaba a Fernando Álvez y a la vez, era tercer arquero y llegó a jugar. Campeonísimo. El mejor arquero del mundo. Las agarraba, nunca daba rebote. Serio, trabajador, buen compañero. ¡Qué más te puedo decir!”, dice con orgullo.

En el fútbol argentino, fue determinante para que un compañero suyo en Platense, que no era arquero, le atajara un penal a Fernando Morena

Luego de los aurinegros, probó suerte en el fútbol argentino. Fue contratado por Platense.

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Óscar López Turitich, lateral derecho, se puso el buzo de arquero en Platense; en la foto aparece junto a Miguel Falero y a Fernando Morena, de Boca Juniors, a quien le atajó el penal

Óscar López Turitich, lateral derecho, se puso el buzo de arquero en Platense; en la foto aparece junto a Miguel Falero y a Fernando Morena, de Boca Juniors, a quien le atajó el penal

“Me llevaron y terminé jugando seis meses antes de ir para Apollon de Grecia. No tenía representantes y eso me complicaba. El fútbol argentino es maravilloso, espectacular. Contra Boca, no me habían llegado los papeles y no había hecho fútbol en la semana. Fui al banco y terminé entrando y haciendo el gol del descuento. Se había ido lesionado (Gabriel) Puentedura que era nuestro arquero y entró (Óscar) López Turitich, quien era lateral derecho, al arco, porque no había más cambios. Cuando Fernando (Morena) de Boca, le fue a patear el penal, le dije que se tirara a la derecha y se lo atajó. Fue en cancha de Vélez”, cuenta con una sonrisa.

Aquí se puede ver el golazo de Miguel Falero a Hugo Gatti de Boca y el penal que le atajó López Turitich a Fernando Morena:

Embed - Platense vs Boca Juniors - Campeonato Metropolitano 1984

Miguel fue campeón uruguayo con Defensor en 1987 y también campeón en Ecuador con Emelec.

Fue en aquel equipo violeta que jugaban, entre otros, Sergio “Manteca” Martínez, el Vasco Óscar Aguirregaray y Gerardo Miranda. Fútbol por todos lados.

20250207 Defensor campeón en1987: arriba, Miguel Falero, Héctor Tuja, Luis Cabrera, Juan Ahuntchain, Heber Silva Cantera y Óscar Aguirregaray; abajo, Sergio Martínez, Gerardo Miranda, Servando Vecino, Eliseo Rivero y Carlos Larrañaga
Defensor campeón en1987: arriba, Miguel Falero, Héctor Tuja, Luis Cabrera, Juan Ahuntchain, Heber Silva Cantera y Óscar Aguirregaray; abajo, Sergio Martínez, Gerardo Miranda, Servando Vecino, Eliseo Rivero y Carlos Larrañaga

Defensor campeón en1987: arriba, Miguel Falero, Héctor Tuja, Luis Cabrera, Juan Ahuntchain, Heber Silva Cantera y Óscar Aguirregaray; abajo, Sergio Martínez, Gerardo Miranda, Servando Vecino, Eliseo Rivero y Carlos Larrañaga

“Teníamos un gran equipo. Pero si te ponés a pensar, para mí era fácil en los equipos que jugué. En Peñarol, se la daba a Ruben Paz, en Defensor a Miranda, en Progreso a (Ildo) Maneiro o (Pedro) Pedrucci, en Emelec a (Ruben) Beninca y ya estaba. ¿Para qué más? (se ríe)”.

Y recuerda que el título uruguayo con los violetas se lo ganaron a Nacional en el Parque Franzini, “con un golazo de Miranda”.

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Miguel Falero fue campeón ecuatoriano con Emelec de Guayaquil

Miguel Falero fue campeón ecuatoriano con Emelec de Guayaquil

Un año después, en 1988, fue campeón ecuatoriano con Emelec. “Ahí jugué con Javier Baldriz y Ruben Beninca y conseguimos el título. Me pidió el Bebe Castelnoble que era el técnico, y ganamos además la Copa Ciudad de Guayaquil que se disputaba por la inauguración del estadio de Barcelona de Guayaquil, el Isidro Romero Carbo. Fue el torneo que fue invitado Peñarol, además de Emelec y Barcelona B de España. Fuimos campeones y le ganamos a Peñarol que venía de ser campeón de América”.

El dolor de la Copa de Oro con la selección uruguaya

Miguel formó parte del plantel de la selección uruguaya que entrenó previo a la disputa de la Copa de Oro con Roque Máspoli de técnico. Pero poquitos días antes, y tras jugar un amistoso con la celeste y convertirle un gol a Finlandia, quedó fuera del plantel.

Así lo recuerda: “Me mató quedar afuera porque estaba muy bien. Hubo situaciones que no me gustaron mucho, pero bueno. Pensé que iba a tener una oportunidad de estar. Ese año me habían entregado el Balón de Oro como mejor jugador del Campeonato Uruguayo, luego fui a La Paloma a hacer la pretemporada con la selección, pero quedé afuera y volví a Los Aromos con Peñarol”.

20250313 Entrevista a Miguel Falero, ex fútbolista.

Como entrenador, Miguel tiene una larga trayectoria. Uno de sus puntos más relevantes fue el hecho de haber clasificado a Honduras a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y dirigir en los mismos.

“Formé la selección que jugó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y la de Tokio 2020. Era asistente de Luis Fernando Suárez, en la selección mayor”, cuenta.

Y continúa: “Debido al inicio de la pandemia, los Juegos de Tokio se postergaron un año hasta 2021. Se dio todo un año después y se pudo disfrutar poco, porque se jugó en pleno inicio del coronavirus. Estábamos en la burbuja y en Japón, ¡eso sí que era una burbuja! Siento una gran admiración y orgullo por haber trabajado allí. En el Mundial de Brasil de 2014, habíamos estado con Honduras y también fue tremendo para mí”.

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Miguel Falero dirigió a la selección de Honduras en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Miguel Falero dirigió a la selección de Honduras en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020

Luego de ser ayudante técnico de Alfredo Arias en Peñarol, volvió a dirigir a Real España de Honduras, al que ya había entrenado. Hoy, mientras espera una nueva chance en algún club, comparte la vida con su esposa Sara, con quien hace más de 40 años que están juntos y dice que le gusta leer y ver series. “Shogun es muy buena. Otra que me gustó fue Los Soprano. Te ayudan a mantener la mente activa”.

Sus hijas, Stefanía y Ecaterina, le dieron tres nietos a los que disfruta con el corazón: Josefina de 12 años, Lautaro de dos y medio y Alma de uno. “Te alegran la vida”, dice.

20250313 Entrevista a Miguel Falero, ex fútbolista.

Miguel Falero siempre fue de perfil bajo fuera de la cancha. Dentro, fue un jugador que consiguió todo en sus clubes y que regó los duros terrenos de juego de entonces en Uruguay, de puro talento.

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