El final del clásico que Nacional le ganó 3-1 a Peñarol por la Serie Río de la Plata terminó con incidentes luego de que los tricolores marcaran el gol que definió el partido.
El primer tiempo fue equilibrado y terminó 1-1.
Tras un segundo período donde Peñarol fue más y Luis Mejía sostuvo a Nacional con dos atajadas fenomenales, el tricolor liquidó el juego aprovechando con mucha inteligencia los espacios que dejó atrás el aurinegro.
Nacional jugó a defenderse y realizó esa faceta del juego con enorme solvencia, con actuaciones destacadas de Sebastián Coates y Christian Oliva, además del golero Mejía.
Los cambios de Martín Lasarte le dieron más lucidez al equipo para aprovechar esos espacios. Lucas Villalba fue determinante con su velocidad, Mauricio Pereyra con su capacidad de dar pases trascendentes y Diego Herazo porque fue el único capaz de ganarle un duelo individual a Léo Coelho, que cubriendo mucho espacio era buena figura en Peñarol.
Villalba, con una corrida memorable, liquidó el juego cuando ya habían expirado largamente los tres minutos añadidos por Daniel Rodríguez.
El ex Montevideo City Torque corrió desde la mitad de la cancha habilitado por un despeje de Herazo y corrió hasta meterse prácticamente con pelota y todo al arco de la Tribuna Ámsterdam.
Todos sus compañeros corrieron a abrazarlo.
También todos los suplentes ingresaron al campo de juego.
Entre ellos estaba Alexander Dos Santos, el juvenil que Martín Lasarte hizo debutar la semana pasada contra San Lorenzo.
Dos Santos, en vez de festejar con sus jugadores se desentendió y en una actitud propia de su joven edad y de falta de dominio de las emociones, celebró el gol del triunfo contra la hinchada de Peñarol.
Fue justo cuando lo vio Javier Méndez, que con una actitud patoteril lo tomó del cuello para luego golpearlo en la nuca.
Dos Santos solo se limitó a recibir los golpes y a gesticular contra el juez Rodríguez.
Nicolás López fue el primero en interceder contra Méndez, pero no para reprimir su actitud violenta sino para intentar calmarlo.
En el tumulto se vio que la mayoría de los jugadores de Nacional quisieron calmar los ánimos y no extendieron las provocaciones realizadas por Dos Santos.