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23 de noviembre 2024 - 5:00hs

El miércoles 16 de octubre de 1968 tenía deparadas algunas sorpresas. Por ejemplo, el histórico saludo del Poder Negro de los Juegos Olímpicos de México de aquel año, cuando el estadounidense Tommie Smith –quien recibía el oro por haber ganado los 200 m en atletismo– y su compatriota John Carlos, la plata, en pleno podio, levantaron una mano con un guante negro en señal de los derechos de su raza en su país.

También aquel mismo día, Estudiantes de La Plata dio el batacazo en Old Trafford y empató 1-1 en la revancha de la final de la Copa Intercontinental frente al mismísimo Manchester United con un gol de Juan Ramón “Bruja” Verón. Como habían ganado la ida, los argentinos se quedaron con el trofeo.

Pero en lo que atañe más específicamente a esta nota, y casualmente, tiene que ver con el deporte, como los dos ejemplos anteriores, aquel miércoles en la ciudad de Salto, Matilde comenzó con contracciones y horas después nacería su segundo hijo a quien llamó José Enrique De los Santos.

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José Enrique De los Santos cuando jugaba en Chaná, el día que enfrentó a su papá Julio, quien lo acompaña en la foto, que era el técnico de Nacional de Salto

José Enrique De los Santos cuando jugaba en Chaná, el día que enfrentó a su papá Julio, quien lo acompaña en la foto, que era el técnico de Nacional de Salto

Su papá Julio, uno de los reconocidos futbolistas varias veces campeón con Salto Uruguay y quien fue capitán de la selección salteña y campeón del interior, no ocultaba su felicidad.

“Me crie en el barrio Cien Manzanas, cerca del río, como yendo para la costanera sur. Nos bañábamos en el Río Uruguay, jugábamos mucho al fútbol porque en aquella época, había muchos campitos”, dice José Enrique a Referí.

Luego de que su padre dejó de trabajar en la empresa Ford, tenía un taller de herrería y allí, ya de niño, el popular Caballo De los Santos, comenzó a trabajar.

“Mientras estudiaba Mecánica en la UTU, trabajaba con mi viejo en una herrería y soldadura mecánica. Ya de chico, soldaba con eléctrica, con autógena. Y venían todo tipo de pedidos: soldábamos arados, motos, de todo lo que llegara”, cuenta.

A los cuatro años lo inscribieron en el Colegio Salesiano que jugaba el torneo de baby fútbol. Entonces ya comenzó a jugar al baby y se quedó hasta los 13. ¿De qué jugaba? “De delantero, de ‘9’. Acostumbrado a los partidos en los campitos, corría mucho. Y cuando dejé el baby, pasé a jugar en la Cuarta de Tigre en la Liga y jugaba de lateral por lo mismo: corría y corría, subía y bajaba”.

Al año siguiente pasó a Chaná y allí jugó de ‘8’ y después de ‘5’. Pero insólitamente, estando en ese club, un día enfrentó a Nacional de Salto, que lo dirigía… su papá. “No recuerdo bien, pero creo que nos ganaron porque tenían más equipo”.

20241119 Jose Enrique "Caballos" de los Santos, ex futbolista.
José Enrique De los Santos trabaja en Peñarol

José Enrique De los Santos trabaja en Peñarol

En Salto, a su papá lo conocían por "Caballo" y como José y su hermano iban siempre junto a él, le decían "Caballitos". De allí nació el apodo de Caballo por el cual es conocido hasta hoy.

Debido a su nivel, de allí a la selección juvenil de Salto, fue un paso. “A la selección me llevaron de ‘5’. En la mayor jugué con 19 años en 1988, siempre en el mismo puesto”.

Recuerda que antes de venirse a Montevideo, miraba la Liguilla Prelibertadores “y siempre me fijaba en (Miguel) Bossio. Me llamaba la atención porque jugaba muy bien de ‘5’. Yo era de Peñarol de chico. Creo que me hice hincha por ser un equipo aguerrido, por ir siempre contra todo y remarla de atrás. Los veteranos hablaban del Peñarol de 1960, 1961 y 1966, de los títulos de esas tres Copas Libertadores y dos Intercontinentales, y yo escuchaba”.

La llegada a Peñarol que cambió su vida

Tenía 19 años y le había ido bien en las últimas dos temporadas en la que fue campeón del litoral con Salto en juveniles. También lo habían ascendido a la selección mayor departamental. Carlos Camargo era un compañero que había viajado a Montevideo para sumarse a Peñarol a a principios de 1988 y, como sucedía en aquellas épocas, el club aurinegro tenía un cónsul en Salto –como en otros departamentos–, que observaba jugadores que rindieran para enviarlos a prueba a la capital.

Así lo recuerda José: “Un cónsul me recomendó y ahí vine a Montevideo a hacer una prueba. Vine una semana y tras la prueba, me dijeron que me avisaban si quedaba o no en dos semanas. Volví a Salto y me llamó Julio Guerra para decirme que habían quedado conformes. Estaba Cacho Caetano en Tercera como técnico. Vine a la pensión de Ejido y Durazno, entrené con él en Las Acacias lunes y martes, el miércoles fui a jugar contra la Primera en Los Aromos, y me fue bastante bien”.

20241025 Uno de los primeros clásicos de Luis Romero en Peñarol: este es el del Torneo Clausura de 1995 que ganaron los aurinegros 1-0; arriba, Claudio Flores, Luis Romero, José Enrique De los Santos, Nicolás Rotundo y Washington Tais; abajo, Diego Dorta,
Peñarol en el Torneo Clausura de 1995 en el clásico que ganaron los aurinegros 1-0; arriba, Claudio Flores, Luis Romero, José Enrique De los Santos, Nicolás Rotundo y Washington Tais; abajo, Diego Dorta, Danilo Baltierra, Antonio Pacheco, Federico Magallanes, Pablo Bengoechea y Óscar Aguirregaray

Peñarol en el Torneo Clausura de 1995 en el clásico que ganaron los aurinegros 1-0; arriba, Claudio Flores, Luis Romero, José Enrique De los Santos, Nicolás Rotundo y Washington Tais; abajo, Diego Dorta, Danilo Baltierra, Antonio Pacheco, Federico Magallanes, Pablo Bengoechea y Óscar Aguirregaray

Y prosigue: “Me probaron de ‘5’ y enfrenté al Chueco (Perdomo), a (Gustavo) Matosas y a Dito Da Silva, quienes venían de ser campeones de América. En esa época era ‘5’ y era técnico, no era rascador (se ríe). Si mirás los diarios de Salto de aquella época, no lo podés creer. Yo era el ‘5’ que le sacaba la pelota a los zagueros que eran mis compañeros y distribuía la pelota a los que jugaban en ofensiva. Acá, si no metía y pegaba fuerte, no quedaba, me iba. En esa práctica metimos, jugamos, no nos dejamos pasar por arriba y quedaron conformes”.

20241119 Jose Enrique "Caballos" de los Santos, ex futbolista.

“Cuando se dio la chance, mis viejos me dijeron que aprovechara la oportunidad, porque en Salto había poco trabajo. Mi padre me veía condiciones. No fue fácil encontrarme solo en Montevideo, lejos de la familia. Tenía que ir a una cabina de Antel para llamar por teléfono a un vecino para que este buscara a mi viejo y poder hablar unos minutos. Mi viejo siempre me daba para adelante. Eso me daba fuerza para quedarme”, explica.

Recuerda claramente y con muy buena memoria la fecha en la que se vino definitivamente a Montevideo. Fue el 15 de setiembre de 1988. Ahí me vine del todo”.

Dice que “en Primera división debuté de ‘5’ con Chiquito Mazurkiewicz de técnico por el Torneo Competencia. En 1989 jugué con Cata Roque de entrenador y jugué mi primer clásico de ‘5’ con Mario Saralegui y Gustavo Salgado a mis costados. Empatamos 1-1”.

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José Enrique de los Santos con Peñarol enfrentando a Cruz Azul de México

José Enrique de los Santos con Peñarol enfrentando a Cruz Azul de México

En 1990 llegaría Roberto Fleitas como técnico y el momento de José Enrique, cambió. “Trajo a 10 jugadores. Los más chicos pasamos a ser suplentes y casi a ni jugar. Después vino (César) Menotti y yo estaba en la Tercera y había tenido algunas expulsiones. Nos dirigía Ángel Cappa y un día me dijo: ‘Nene, el Flaco te quiere subir al Primero, pero pasás expulsado, así que no te podemos subir’. Pero en la Liguilla me subió y quedé. En 1991, con Menotti, jugué tres partidos con Paolo (Montero), él de zaguero izquierdo y yo de derecho, porque Menotti me pasó de ‘5’ a zaguero central, y nos enseñaba a salir por afuera. Paolo recién arrancaba, tenía una buena zurda y buena pegada, era fuerte. En esos tres partidos nos complementamos bien. Muchos dicen que jugaba al achique y en realidad, era que los zagueros volantearan, que es lo que comúnmente se hace hoy cuando el rival juega en un bloque bajo”.

Cuenta que luego le rompieron los meniscos de una rodilla en una práctica. “Demoraron mucho en operarme y a mitad de año llegó el Tato Ortiz y yo estaba haciendo la recuperación. Ahí me dijeron que me buscara equipo, porque a mí y a otros compañeros, nos iban a dar a préstamo. No fue que Peñarol me buscó equipo, yo me tuve que buscar uno, y llegué a Basáñez en 1992”.

El título que no se pudo dar con Basáñez por la violencia

Miguel Puppo dirigió notablemente a un equipazo de Basáñez en la Divisional B. Tenían todo para ascender y habían sacado una diferencia importante en la tabla de posiciones.

En aquel equipo había figuras muy buenas como el arquero Sergio Navarro, Nelson “Cuchillo” Quevedo en la zaga, Osvaldo Streccia en el mediocampo junto a Luis “Pelé” Cardozo, y arriba, Luis Romero y Juan González.

20241025 Basáñez en 1992: arriba, Sergio Navarro, Nelson Quevedo, Osvaldo Streccia, José Enrique De los Santos, Jacinto Cabrera, Luis Romero y Ariel Krasouski; abajo, Luis Cardozo, Juan González, Alejandro Aguerre y Washington Méndez
Basáñez en 1992: arriba, Sergio Navarro, Nelson Quevedo, Osvaldo Streccia, José Enrique De los Santos, Jacinto Cabrera, Luis Romero y Ariel Krasouski; abajo, Luis Cardozo, Juan González, Alejandro Aguerre y Washington Méndez

Basáñez en 1992: arriba, Sergio Navarro, Nelson Quevedo, Osvaldo Streccia, José Enrique De los Santos, Jacinto Cabrera, Luis Romero y Ariel Krasouski; abajo, Luis Cardozo, Juan González, Alejandro Aguerre y Washington Méndez

“Nos dirigía Miguel (Puppo).íbamos primeros con mucha luz, pero se dio el partido con Villa Teresa en el que murió una persona fuera de la cancha y nos dieron cuatro partidos de suspensión que era ante equipos ganables (en aquella época eran 8 puntos), terminamos a 2 puntos de Rampla y a 1 de Huracán Buceo que subieron”, dice.

Y recuerda lo que fue aquel encuentro en el que, una gresca generalizada entre ambas hinchadas, terminó con la muerte de un parcial, el cual fue aplastado por un caballo de la Guardia Republicana.

“Al final del partido, nos fuimos al vestuario y no sabíamos del lío. Empezamos a escuchar los tiros de afuera. Fue jodido. Nos enteramos después que hubo una persona fallecida porque un caballo la pisó”.

El quinquenio ganado con Peñarol

José Enrique De los Santos es uno de los cuatro futbolistas que jugaron los cinco años del segundo quinquenio que ganó Peñarol. Los otros son Pablo Bengoechea, Nelson Olveira y Robert Lima.

El Caballo dejó el préstamo en Basáñez y retornó a Peñarol, cuando asumió Gregorio Pérez. “En enero de 1993 se terminó el préstamo y empecé a entrenar. Con los años, Gregorio me comentó que me había visto en algunos partidos en Basáñez. Él me dio el visto bueno para que me quedara, y seguí jugando de ‘5’. Estaban el Chueco (Perdomo) quien volvía de Gimnasia y Esgrima La Plata, y el Tío (Carlos) Sánchez, que se fue. Quedé de suplente, pero el Chueco no tenía el consentimiento en el inicio del torneo, entonces jugué yo. También estaba (Diego) Dorta que jugaba más de ‘8’. En el cuarto partido ante Racing, de noche, estaba en el banco –porque ya le había llegado el consentimiento al Chueco–, y en el fondo jugaban el Bola (Lima) y Darwin Quintana y pobre, no le salía una. Llegamos al vestuario y Gregorio me dijo: ‘Escuchaste lo que le pedí a Darwin’. ‘Sí’, le contesté. ‘Bueno, jugá de zaguero por izquierda’, me indicó, y de ahí no me sacó más y seguí en ese puesto”.

20241119 Jose Enrique "Caballos" de los Santos, ex futbolista.
El Caballo De los Santos es una parte grande de los últimos 31 años de Peñarol

El Caballo De los Santos es una parte grande de los últimos 31 años de Peñarol

Recuerdos de aquellos cinco años, tiene mil, pero no es sencillo resumirlos. “Pasaron muchísimas cosas, por eso es difícil tener algo solo marcado. Las finales de 1994 contra Defensor Sporting, por ejemplo. Ganamos todo en el año, pero como habían matado a un hincha (de Nacional) afuera del estadio, perdimos puntos y tuvimos que ir a finales. Empezamos ganando las dos primeras y nos empataron en la hora. En la última, arrancamos perdiendo, y ganamos en la hora con gol de Darío Silva de cabeza”, cuenta.

Y agrega: “En 1993, cuando terminó el partido contra Cerro, se metió toda la gente para adentro a festejar y empezamos a dar la vuelta olímpica, pero no sabíamos si había terminado o no el partido, porque no escuchamos el pitazo final. Eso quedó marcado porque hacía siete años que el club no ganaba un título del Campeonato Uruguayo”.

Los dos grandes jugaron una final por el Clausura de 1995 que ganó Nacional en la definición por penales. Eso fue el 5 de noviembre. De esa manera, había dos o tres finales entre ambos, por el Uruguayo. Y se iban a jugar el 8, 12 y 15 de ese mes.

“En la final del Clausura, empatamos 2-2 y fuimos a penales, pero en la última jugada, Juan González me metió una plancha y me hizo un esguince de rodilla. Había tres finales en pocos días. Las primeras dos no las pude jugar porque tenía la rodilla esguinzada”, dice.

20240927 Peñarol en pleno quinquenio: arriba, Claudio Flores, Ruben Pereira, Nelson Olveira, José Enrique De los Santos y Edgardo Adinolfi; abajo, Nicolás Rotundo, Luis Romero, Pablo Bengoechea, Serafín García, Carlos Aguilera y Antonio Pacheco
Peñarol en pleno quinquenio: arriba, Claudio Flores, Ruben Pereira, Nelson Olveira, José Enrique De los Santos y Edgardo Adinolfi; abajo, Nicolás Rotundo, Luis Romero, Pablo Bengoechea, Serafín García, Carlos Aguilera y Antonio Pacheco

Peñarol en pleno quinquenio: arriba, Claudio Flores, Ruben Pereira, Nelson Olveira, José Enrique De los Santos y Edgardo Adinolfi; abajo, Nicolás Rotundo, Luis Romero, Pablo Bengoechea, Serafín García, Carlos Aguilera y Antonio Pacheco

Y explica cómo hizo para jugar la final definitiva, cuando iban tan solo 10 días de su esguince de rodilla. “Para la última final, mi señora me llevaba a Los Aromos, porque yo no podía manejar por la pierna. Estaba en sanidad y Gregorio me preguntó si iba a entrenar. ‘¿Te duele?’, me consultó. Y le dije: ‘Me duele un poco, pero si quiere, me pongo una cinta y entreno’. Fijate lo que son los años en el fútbol: ¡Una cinta! (se ríe)”.

Y Gregorio continuó: “’Si entrenás bien, mañana jugás’, me contestó. Entrené y me dolía todo. Terminó la práctica y me hizo pegarle a la pelota, saltar y lo hice. ‘Quedate concentrado’, me dijo. Entonces fui a donde estaba mi señora Mariángeles esperándome con el auto para volver a casa y le dije: ‘Andate porque Gregorio dice que me quede concentrado que mañana juego’. Y al otro día jugué. Aguanté todo el partido, ganamos 3-1 y salimos campeones”.

En 1997 sucedió un hecho que pegó fortísimo en todo el plantel aurinegro. Fabián Perea falleció en un accidente de tránsito que conmovió al país, ya que venía de ser vicecampeón mundial sub 20 en Malasia con la selección, con una gran actuación, y con sus 19 años, había debutado en la Primera de aquel equipo de Peñarol.

Murió el 13 de octubre y seis días después, sus compañeros tenían un clásico ante Nacional en el que se jugaban todo, aunque faltaba para que terminara el Torneo Clausura.

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José Enrique De los Santos de Peñarol, va con todo en un partido por Copa

José Enrique De los Santos de Peñarol, va con todo en un partido por Copa

“Nos enteramos en una práctica lo que pasó con Fabián. Estoy seguro que cuando yo iba hacia Los Aromos, pasé por ahí al rato del accidente, y estaba el auto desecho. En aquella época, no había psicólogos, hablábamos entre nosotros, los más grandes hablaban con los demás. Fue duro”, recuerda.

Peñarol ganó un clásico para la historia luego de esos seis días y pese a que el plantel estaba muy golpeado. Nacional vencía 3-1 y el equipo de Gregorio Pérez lo ganó 4-3.

20241119 Jose Enrique "Caballos" de los Santos, ex futbolista.

Y añade: “En ese clásico del 4-3, estuve de suplente porque me había roto el cruzado en otro clásico y venía de terminar la recuperación. Perdíamos 2-0 y había que remontarlo todo. Estaba muy embromado todo. En esa época teníamos mucho convencimiento de que podíamos ganar y no nos entregábamos nunca”.

“Ese fue el año que nos bajamos a pelear con los hinchas de Nacional en la sede cuando íbamos por 8 de Octubre. Nos habían tirado de todo y cuando el ómnibus dio la vuelta, bajamos a pelearnos. Unos inconscientes, porque teníamos que jugar un rato después. Recuerdo que hasta (Marcelo) Zalayeta se bajó. ¡Imaginate cómo estaba Gregorio con nosotros! Por suerte no pasó nada y nos fuimos para el Estadio”, explica.

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José Enrique De los Santos fue seis veces campeón uruguayo con Peñarol, incluyendo todo el segundo quinquenio mirasol

José Enrique De los Santos fue seis veces campeón uruguayo con Peñarol, incluyendo todo el segundo quinquenio mirasol

El Caballo sí estuvo en la semifinal del Uruguayo, en la otra remontada ante Nacional, cuando perdían 2-0 y ganaron 3-2 para jugar las finales ante Defensor Sporting. “Ese fue otro clásico increíble. Allí sí pude jugar y ganamos con todo lo que pusimos y con fútbol”.

Diez días antes de ese otro clásico histórico, Nacional, con varios suplentes, le había ganado a Defensor Sporting 1-0. En el Centenario, los hinchas tricolores celebraron el triunfo, pero luego –y hasta hoy– muchos le siguen cuestionando a Juan Ramón Carrasco que haya convertido ese gol. Si bien faltaba que se dieran otros resultados, en el hincha tricolor quedó la idea de que Peñarol fue campeón gracias a ese triunfo.

Así lo recuerda José: “Hacíamos rueda de mate de tarde en Los Aromos y escuchábamos los partidos por radio. A veces, de cábala, alguno no lo escuchaba. Pero estábamos pendientes. Fue un gol importante, que le dio a Peñarol una posibilidad más. Hablan de que el loco (Carrasco) no tendría que haber hecho el gol. Él hizo lo que haría cualquiera. Eso habla bien de él”.

En aquel 1997, Gregorio habló con el plantel y convenció a los jugadores que para ganar el título, además de los resultados que se le tenían que dar, debían estar tres meses concentrados en Los Aromos.

Lo cuenta así: “Era lo que había que hacer para ser campeones. Estás tan compenetrado en lo que tenés que hacer para lograr un objetivo, y es fundamental que la familia te acompañe. Éramos un grupo muy familiero y todas las familias se conocían y hacíamos reuniones. Todo estaba muy unido. Nos llevaban a los gurises que eran chicos. Eso te daba la tranquilidad para meterte de lleno en lo que buscabas”.

20241119 Jose Enrique "Caballos" de los Santos, ex futbolista.
El Caballo José Enrique De los Santos en la actualidad en Peñarol

El Caballo José Enrique De los Santos en la actualidad en Peñarol

José Enrique dice que el mejor año de los cinco del quinquenio fue el primero, 1993.

Y explica por qué: “Por todos los jugadores que teníamos en los distintos puestos. El Gallego (Ferro) de arquero, el Negro Tais, el Bola (Lima), el Chueco (Perdomo), Mario (Saralegui), Pablo (Bengoechea) de ‘10’, Marujo (Otero), Darío Silva. A veces alternaba el Gaby (Cedrés). A mitad de año vino el Tano Gutiérrez y el Bola Lima pasó de lateral. Cuando llegó el Tano, hablamos entre nosotros los de la zaga: ‘Ahora no jugamos nunca más’, dijimos. Terminé jugando con él varios años. Conmigo siempre fue muy bueno en enseñarme, tenerme paciencia. Lo quiero mucho porque el loco se brindó siendo quien era. Para mí, la verdad, un tipazo”.

Su único gol clásico fue en la Supercopa de 1997. “Fue un gol especial porque fue contra Nacional. Fue un aporte más a todo lo que se hace. Cabeceó Marcelo De Souza, dio en el travesaño, y me quedó para mi cabezazo y logré que empatáramos 2-2”.

Los 10 días en la cárcel sin ver a sus hijos, por un clásico

En 1999 llegó Julio Ribas como nuevo técnico de Peñarol. Recuerda que “era muy motivador. Le hacía sentir al jugador que era el mejor en su puesto y lo convencía. Estratégicamente era bueno. Él es un técnico muy estudioso. Es buen entrenador y bueno creando grupos”.

Ese año, en la semifinal de vuelta de la Copa Mercosur ante Flamengo que ganó Peñarol 3-2, al final del partido, se armaron incidentes tremendos.

Peñarol 1999
Peñarol en 1999: arriba, Claudio Flores, Marcelo De Souza, Cafú Barbosa, Joe Bizera, Pablo Bengoechea y José Enrique De los Santos; abajo, Gabriel Cedrés, Walter Pandiani, Marcelo Romero, Darío Rodríguez y Antonio Pacheco

Peñarol en 1999: arriba, Claudio Flores, Marcelo De Souza, Cafú Barbosa, Joe Bizera, Pablo Bengoechea y José Enrique De los Santos; abajo, Gabriel Cedrés, Walter Pandiani, Marcelo Romero, Darío Rodríguez y Antonio Pacheco

José explica que “hubo un lío con (Walter) Pandiani y terminó todo muy mal, corriéndolos a los de Flamengo. Fue una macana, porque no daba para hacer eso. Ahí había otra generación de futbolistas y muchos jóvenes. No era tan fácil alinearlos en poco tiempo”.

Aquel año pasó de todo, porque jugó un clásico “un mes después de operarme de apendicitis en 1999. Se me rompieron todos los puntos”.

Pero en otro partido ante Nacional, por el Torneo Clausura 2000, todo terminó muy mal.

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Una de las primeras experiencias de José Enrique De los Santos como técnico de las divisiones formativas de Peñarol

Una de las primeras experiencias de José Enrique De los Santos como técnico de las divisiones formativas de Peñarol

“En la previa, había mucha manija con Ribas, con jugadores de Nacional. Se dijeron algunas cosas cuando terminó el partido y con (Marcelo) De Souza, habíamos ido a saludar a (Sergio) Komjetán que era el juez. Había terminado 1-1, nos dimos vuelta y ya estaba todo el lío entre varios jugadores. Fuimos para ahí y terminamos dentro del lío”, comienza diciendo.

Y continúa: “Fueron días malos porque nadie quería estar ahí en la cárcel. Era una macana, porque problemas siempre hubo dentro de las canchas, pero esto se había hecho muy público y no estaba bueno. Siempre te pasa que ves otras cosas que no se hacen bien a nivel de la Justicia con distintas cosas y justo se pusieron a dar el ejemplo con nosotros. El tema de la familia, los gurises que no podían ir y no los podía ver, no era fácil. Estuvimos todos esos días pensando en salir para seguir jugando y después nos dolió, porque nos pusieron una pena y los jugadores de Nacional pudieron jugar la segunda final y nosotros no. No fueron justos con nuestras sanciones. No hubo algo acorde para los dos planteles. Ahí a Peñarol le hicieron un daño y perdimos el campeonato por eso”.

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Exjugadores de Peñarol en el CAR: Serafín García, José María Franco, José Enrique De los Santos, Guillermo Giacomazzi y Luciano “Cafú” Barbosa

Exjugadores de Peñarol en el CAR: Serafín García, José María Franco, José Enrique De los Santos, Guillermo Giacomazzi y Luciano “Cafú” Barbosa

Enfrentó y debió marcar a jugadores notables en el ámbito internacional.

“Recuerdo jugando ante Vasco Da Gama, tener que marcar a Romário y a Viola, a los dos. Tengo la camiseta de Viola. Romário era muy difícil. Ambos eran muy buenos jugadores que no iban a buscarte el roce. Pero jugué contra Edmundo y jugar contra él, era lío seguro y tuvimos roces importantes. Pero marcar a Romário era mucho más difícil”, dice.

En 1993, participó de otro lío descomunal que se dio en el viejo Estadio Olímpico de Gremio en Porto Alegre.

Aquí se puede ver parte de los incidentes de aquel partido entre Gremio y Peñarol:

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“Quedamos con siete jugadores adentro de la cancha contra Gremio por la Supercopa. Ese partido fue muy cortado porque entraban los hinchas a saludar a los jugadores de ellos. Una foto se hizo muy conocida en la que yo estoy saltando con la pierna en alto contra un milico. Fui contra el árbitro a protestarle porque no había dado minutos de adición, y los milicos nos empezaron a separar y a pegarnos. De repente me di vuelta y había tres milicos que le pegaban al Tano (Gutiérrez) y ahí salté contra un milico para pegarle, porque era demasiado. Corrí desde la mitad de la cancha para pegarle. Al año siguiente fuimos a jugar por los 100 años del Beira Rio ante Internacional, y un fotógrafo le dio el original de la foto en blanco y negro al Tano pensando que era él. El Tano después me la dio a mí. Todavía la tengo”, cuenta.

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José Enrique De los Santos salta contra un policía brasileño luego del partido ante Gremio por Supercopa

José Enrique De los Santos salta contra un policía brasileño luego del partido ante Gremio por Supercopa

Cuando dejó el fútbol, comenzó a ser ayudante técnico, antes aún de tener el título. “Dejé de jugar en 2007, y empecé a trabajar con el Ronco López en Rampla hasta 2008 y fuimos segundos en el Apertura detrás de Defensor. En 2009 estuvimos en Juventud y en Fénix. Nos separamos en 2010 y yo no tenía el curso de técnico aún, y lo pude terminar. Mientras no tenía nada, empecé a trabajar de chofer en una ambulancia y luego en un camión en una obra. Tuve que hacer un curso especial para manejar ambulancias”.

Entonces lo llamó Gregorio Pérez para saber si quería ser su ayudante técnico en Peñarol junto al Mellizo Gustavo Barros Schelotto y trabajó con ellos. En 2012 fueron contratados por Olimpia de Paraguay.

20241119 Jose Enrique "Caballos" de los Santos, ex futbolista.

“Cuando nos vinimos, ahí trabajé de sereno de la Federación de Funcionarios de Salud Pública, porque era lo que había en ese entonces para laburar. En 2015 empecé de ayudante de Pablo (Bengoechea) con el Vasco (Óscar Aguirregaray) en Peñarol”.

El Caballo también fue como ayudante técnico de Marcelo Broli a la Copa Libertadores de América sub 20 en 2022 en Ecuador, y como este se contagió de covid, José dirigió los dos partidos decisivos para llegar al título: la semifinal y la final.

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José Enrique De los Santos con los jugadores de Peñarol cuando ganaron, con él como entrenador en la cancha, la Copa Libertadores sub 20 en Quito en 2022

José Enrique De los Santos con los jugadores de Peñarol cuando ganaron, con él como entrenador en la cancha, la Copa Libertadores sub 20 en Quito en 2022

“Yo estaba en las formativas de Peñarol con el Popi (Claudio) Flores como coordinador. Cuando salió lo de la Copa, por la pandemia decidieron que fuera yo con ellos, porque los había dirigido en la Sexta. Marcelo Broli estaba con covid en el hotel en la semifinal ante Caracas y en la final contra Independiente del Valle. Nos hacían controles cada dos días y todos los días caía algún jugador. En la semifinal tenía tres suplentes: un arquero y dos futbolistas de campo. Para la final pasó algo parecido, teníamos cuatro suplentes, tres de campo y el arquero, y ganamos por penales tras empatar. Fue muy importante para mí poder dirigir dos partidos a ellos a quienes ya había dirigido y ganar la Copa Libertadores. Peñarol nunca la había ganado y muchas veces uno era resistido, por lo que ese título me dio mucho orgullo. Fue como una revancha a todo”.

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La familia de José Enrique De los Santos: su esposa Mariángeles y sus hijos Emiliano y Ayelén

La familia de José Enrique De los Santos: su esposa Mariángeles y sus hijos Emiliano y Ayelén

José tiene dos hijos, Emiliano, de 29 años y quien trabaja en un reparto de cerámica y Ayelén, de 27, que es profesora de Educación Física en Sayago y Olimpia.

Ganó seis Campeonatos Uruguayos con Peñarol, contando además los cinco seguidos del quinquenio. Trabajó de todo en el club y hasta el día de hoy lo hace. Los hinchas lo adoran porque recuerdan que dejaba todo en la cancha, pese a que comenzó, no era raspador, como dice él, sino un jugador de toda la cancha.

Temas:

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