"¿Señor, me regala su cédula?"
La "obsesión" por pedir la cédula de identidad en América Latina que desquicia a los extranjeros
Sin una cédula, uno queda prácticamente excluido de la sociedad en varios países de América Latina.
Sin una cédula, uno queda prácticamente excluido de la sociedad en varios países de América Latina.
"¿Señor, me regala su cédula?"
La primera vez que me lo preguntaron quedé muy confundido.
Recién había aterrizado en Colombia e intentaba instalar internet en casa para ponerme a trabajar. Ni sabía lo que era una cédula.
"Para hacerlo necesito un número de cédula. El pasaporte no vale. Si no tiene, tendrá que sacarla para poder completar la instalación", me dijeron.
"Empezamos bien con la famosa burocracia colombiana", pensé. Ya me lo habían advertido.
Lo que no imaginé es que la pregunta de '¿me regala la cédula?' me acompañaría en muchas otras situaciones: para abrir mi línea telefónica, pagar en el supermercado, mostrarla al portero de un edificio residencial o a un policía que aleatoriamente me la pida en la calle.
A un extranjero como yo, llegado de Reino Unido, donde la cédula no existe, no podía sino parecerle extraño.
Busqué en X y decenas de usuarios se preguntaban de dónde venía tal costumbre, que aunque puede parecer normal, no es un universal.
Lo cierto es que más allá de las anécdotas, sin una cédula vigente, en Colombia puedes llegar a tener problemas con el banco y el proveedor de salud o enredarte en una discusión delirante para expedir la licencia de conducir tras pasar los exámenes.
Y a veces, no es fácil conseguirla.
Los retrasos en la entrega de plásticos para fabricar las tarjetas y los problemas técnicos para sacar una cita han sido frecuentes en los últimos tiempos, demorando los trámites y estatus de muchos por semanas o meses.
¡Qué desespero!
Esto, claro, no es único de Colombia.
En muchos países latinoamericanos son múltiples las razones por la que te piden el documento: desde trámites esenciales hasta situaciones en que para muchos se traspasan derechos de privacidad o se roza lo absurdo.
Una amiga chilena me contó que una vez se la pidieron para volver a entrar a Fantasilandia, el parque de entretenciones más grande de Santiago, pese a que tenía la entrada y se la habían marcado cuando solicitó permiso para salir brevemente y regresar.
Los orígenes de la cédula en muchos países de la región se remontan a la primera mitad del siglo XX, concretamente entre las décadas de los 20 y los 40.
Es el caso de Chile, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela, por ejemplo, donde se creó para atender desafíos electorales o identificar a poblaciones cada vez más numerosas y diversas, a las que se sumaban migrantes de otros continentes.
"En Colombia comenzó como un instrumento para certificar la identidad de las personas que votaban y evitar el fraude por el recelo entre los partidos Liberal y Conservador en los años 20 y 30 del siglo XX", le cuenta a BBC Mundo la antropóloga Olga Restrepo Forero, de la Universidad Nacional de Colombia.
Con el tiempo, agrega la experta, se le añadieron usos como el de acceso a universidades, convirtiéndose décadas más tarde en un documento multifunción e imprescindible.
Hoy, en la mayoría de los países latinoamericanos, el número de cédula o de documento de identidad no solo acredita que una persona es quien dice ser, sino que también va ligado al pago de impuestos, la facturación y al acceso a derechos como la educación, la salud y el trabajo.
Funciona como una especie de "súper documento", contrario a la forma de identificar en otras regiones, sobre todo aquellas donde predomina la cultura anglosajona.
En Reino Unido, de hecho, cada vez que se habla de crear el equivalente a una cédula, muchos saltan a rechazar la iniciativa, pues la consideran una forma de control.
“En países desarrollados tienes varios documentos de identificación: la licencia de conducir, el pasaporte y el créditote pueden servir… pero en Colombia, al igual que debe pasar con otros países de la región, con la desigualdad que existe, la cédula es una de las únicas formas de identificar por igual a todos”, le explica a BBC Mundo Valentina Pellegrino, antropóloga de la Universidad de los Andes en Colombia.
“En una región con altas tasas de informalidad y exclusión, el registro civil y la identificación aseguran derechos fundamentales para millones de personas”, indica Iván Arcos, director de asuntos públicos y legislativos en la consultora chilena Extend Comunicaciones y consultor para el Banco Interamericano de Desarrollo.
Viví seis años en Londres y otros siete en Madrid y jamás recuerdo dar mi número de identidad salvo para sacar un vuelo, alquilar un departamento, matricularme a la universidad u otro trámite vital.
Nunca para una compra simple en una tienda o sacar entradas para un concierto como sí me ha sucedido aquí en Colombia.
"Uno en EE.UU. no entrega su número de seguridad social sin más y un europeo se quejaría si le pides una copia de su pasaporte o algún documento de identidad por un trámite rutinario. Es algo a lo que no están acostumbrados", me dice Carolina Botero, abogada colombiana y consultora en temas de intersección entre derecho y tecnología.
Cuando uno sale de América Latina se le olvida la omnipresencia de la cédula. Pero al regresar no puede evitar notarlo. Puede ser desquiciante.
"Hay tal obsesión que casi todos los negocios incluyen un servicio de fotocopia de la cédula por lo mucho que la piden", describe Ana María Roura, periodista ecuatoriana de BBC Mundo.
Stefania Gozzer, colega peruana, dice que en su país "la piden para viajar en autobús interprovincial, abrir línea telefónica, trámites bancarios, facturas y compras superiores a 700 soles (US$185)".
Y Paula Molina, colaboradora chilena de BBC Mundo, explica que si bien en Chile "siempre existió un uso obligatorio del número de identificación contenido en la cédula para trámites importantes y referidos a servicios del Estado, en los últimos años, comercios, farmacias, retail, supermercados y todo tipo de establecimientos lo piden".
"También es cada vez más habitual pedirlo para efectos de seguridad por la creciente aparición de nuevas formas criminales", añade Molina.
Pero lo que muchos extranjeros ven como un dolor de cabeza puede ser también un reflejo de herencias del pasado.
Pregunté a varios expertos y salieron teorías interesantes.
Una, la de la burocracia.
Hispanoamérica tiene una herencia común: "la de un Estado, el español, burocrático, formal, muy basado en el papel y la documentación en su funcionamiento", teoriza Pellegrino.
En el caso de Colombia, Olga Restrepo lo atribuye además a "la desconfianza perenne" presente en la sociedad desde tiempos coloniales, a la que se suman miedos y consecuencias del conflicto armado, la violencia y el crimen.
"No solo involucra a la obsesión por la cédula, sino a que te revisen los bolsos al entrar a un centro comercial, que ciudades como Bogotá estén llenas de rejas en las propiedades o que mantengan a un guardia de seguridad en edificios hasta hoy", ejemplifica.
"En Colombia siempre está la sospecha de que a alguien le suplanten la identidad, de sufrir un fraude", añade Pellegrino.
La desconfianza y la inseguridad tampoco son sentimientos exclusivos colombianos.
América Latina y el Caribe es la región más violenta del mundo, según diversos índices, y varias de sus ciudades figuran también entre las más inseguras.
Esto, según los expertos con los que hablé, podría explicar no solo la omnipresencia de la cédula, sino que también los ciudadanos "abracen y acepten" su "uso excesivo" para garantizar su seguridad.
En Colombia, una fundación llamada Karisma lleva años denunciando lo que consideran una vulneración de ciertos derechos.
Se cuestionan hasta qué punto se justifica la identificación en cualquier momento y por cualquier razón, los lineamentos sobre cómo y por qué se debe identificar a alguien y por qué, bajo la promesa de solucionar problemas de fraude, la identificación se convirtió en Colombia en obligación ciudadana.
A esta fundación también le preocupa qué pasa con el número de la cédula una vez se vincula a tantos trámites, compras o chequeos de seguridad en una región, Latinoamérica, "atrasada en la protección de datos personales".
Esta costumbre de pedir o requerir un único documento, además, acaba siendo excluyente en muchos casos, según el abogado Juan Diego Castañeda, codirector de Karisma, quien recuerda los desafíos para identificar a miembros de comunidades indígenas que viven a varias horas de una oficina de registro civil.
"Es posible que no haya nada negativo con que a uno le pidan la cédula en todos lados, pero hay que revisar ese marco con cuidado porque podríamos bloquear a muchas personas de participar en la vida civil, como a comunidades indígenas aisladas y extranjeros".
"En una ocasión hicimos un estudio en que venezolanos, con un documento que les entregaba el gobierno colombiano, no podían abrirse una cuenta porque los bancos no tenían habilitado el número de dígitos de ese documento. Un grupo importante de personas no podía acceder a beneficios ciudadanos", cuenta Castañeda.
"Esto también muestra que a Colombia, al no recibir históricamente tanta migración, le falta preparación y consideración hacia el extranjero", añade el experto.
En la oficina de migración de Bogotá son habituales las filas tediosas de extranjeros con varias necesidades: quien lleva semanas en el país sin poderse instalar por los problemas para conseguir citas, quien perdió la cédula precisamente por no poder desprenderse de ella en ningún momento o quien, por habérsele vencido, no puede facturar sus compras o acceder a servicios del Estado temporalmente.
Porque como dice Valentina Pellegrino, "sin la cédula quedas prácticamente excluido del sistema. Y cuando no se nota su poder es cuando no la tienes".
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
FUENTE: BBC