Los "fálicos" zapatos puntiagudos que causaron escándalo en la Inglaterra medieval
Los llamados poulaines causaron controversia en la capital británica a partir del siglo XIV. Se les llegó a ver como demoníacos y vanos.
2 de febrero 2025 - 11:14hs
El zapato seductor que cautivó a muchos románticos en la época medieval. Museo de Londres
Tal vez uno de los temores morales más extraños (el miedo a que algún mal amenace con el bienestar de la sociedad) fue el que surgió en la época medieval.
Se decía que los zapatos de forma puntiaguda, llamados poulaines, promovían la desviación sexual y, como resultado del castigo de Dios, se los culpó de provocar la peste.
Las puntas largas se mantenían erguidas rellenándolas con musgo o paja y podían estar hechas de telas decorativas elegantes o de cuero más resistente. Incluso había versiones blindadas para usar en batalla.
En un doble golpe para los piadosos, los zapatos fueron vistos como demoníacos y vanos. Finalmente fueron prohibidos en Londres.
Un monje benedictino se enojó tanto con el tema que claramente le dedicó mucho tiempo y reflexión.
En su historia de la Iglesia, escrita alrededor del año 1100, Orderic Vitalis despotricó contra la vestimenta de los señores normandos, con especial virulencia dirigida a los zapatos de punta larga.
"Un depravado llamado Robert fue el primero, en la época de William Rufus, que introdujo la práctica de rellenar las puntas largas de los zapatos con estopa (la fibra de lino, cáñamo o yute) y de doblarlas hacia arriba como un cuerno de carnero.
"Esta absurda moda fue rápidamente adoptada por un gran número de la nobleza como una orgullosa distinción y señal de mérito.
"Nuestros jóvenes libertinos están hundidos en el afeminamiento".
"Como colas de serpiente"
También arremetió contra el uso de guantes, la división por el medio del cabello y las túnicas largas, pero los zapatos parecen haber sido la verdadera abeja en su sombrero (varonil): "Introducen sus dedos en cosas como colas de serpiente que se presentan a la vista con la forma de escorpiones...
"Se entregan a la inmundicia sodomítica", con "largos y lujosos mechones como las mujeres" y "camisas y túnicas demasiado ajustadas", observó (un poco lascivamente).
Las poulaines, también llamadas cracows (por la ciudad polaca de Cracovia, de donde se cree que proceden) eran zapatos puntiagudos que usaban sobre todo los hombres ricos.
Estos zapatos, que eran muy incómodos, anunciaban el ocio de sus portadores y enfatizaban su incapacidad para realizar trabajos físicos.
El Museo de Londres tiene ejemplares con puntas de más de 10 cm de largo, mientras que un monje de la abadía de Evesham afirmó en 1394 que había visto a gente que las usaba "de media yarda (45 cm) de largo".
Por lo tanto, afirmaba, "era necesario que estuvieran atadas a la espinilla con cadenas de plata" para poder caminar.
En 1348, la Peste Negra llegó a Londres, una plaga que mató a aproximadamente 40.000 personas, casi la mitad de la población de la ciudad.
La Iglesia había atribuido la causa de la peste a la "conducta impropia de los hombres" y las poulaines simbolizaban esa conducta.
Del astrágalo al falo
La punta larga se consideraba fálica y el corte alrededor del tobillo era descaradamente bajo, alargando la pierna y mostrando el hueso astrágalo, a menudo vestido con medias de colores para llamar la atención de los admiradores.
Según el Museo de Londres, los hombres jóvenes "se paraban en las esquinas de las calles moviendo sus zapatos de manera sugerente" a la gente que pasaba por allí.
Si los zapatos tenían cascabeles cosidos en los extremos de las puntas, indicaba que el usuario estaba disponible para juegos sexuales.
Aparte de la asociación pecaminosa con los placeres carnales, a los clérigos les preocupaba que las puntas largas impidieran a la gente arrodillarse a la manera aprobada de obediencia.
Esta restricción de la habilidad para orar correctamente llevó a los líderes religiosos a llamarlas "garras de Satán", y en 1215 el Papa Inocencio III prohibió a los sacerdotes, fuera de la ciudad, usarlas, junto con ropas de colores verdes o rojas, hebillas ornamentadas o capas desabrochadas.
En 1362 el Papa Urbano V intentó prohibirlas por completo, y en 1463 el Parlamento de Reino Unido bajo Eduardo IV aprobó una ley suntuaria para prohibir que cualquier persona de rango inferior al de lord usara zapatos con una punta más larga de dos pulgadas.
Las personas que fueran consideradas de un rango demasiado bajo para tener una punta extremadamente larga podían ser multadas, y "cualquier zapatero o remendón dentro de la ciudad de Londres o dentro de tres millas de cualquier parte de la misma ciudad" tenía prohibido suministrarlos o fabricarlos para personas de nobleza insuficiente.
Las modas son, por naturaleza, propias de una época determinada, y hacia 1475 la tendencia de la poulaine prácticamente había desaparecido.
Un cambio con Henry VIII
En un cambio total con respecto a los zapatos muy puntiagudos que se usaban a fines del siglo XV, Henry VIII prefería los zapatos anchos y cuadrados.
Según el Museo V&A, de Londres, los zapatos anchos "se hacían eco de la línea de vestimenta de moda para los hombres, que usaban jubones acolchados con hombros anchos".
Y así, el calzado europeo giró hacia los zapatos anchos y de punta cuadrada, y obviamente, el público respondió imitando el estilo real con un toque elegante.
El ancho se volvió exagerado durante el reinado de Enrique, y algunas suelas tenían más de 17 cm (casi 7 pulgadas) de ancho.
Enfrentado a una nueva clase de comerciantes ricos con la riqueza para comprar ropa y zapatos por encima de su estatus social, y siempre ansioso por mantener la brecha entre la realeza y otras clases, Henry actualizó las leyes suntuarias anteriores en una ley de 1509 que regulaba el uso de ropa costosa.
Una de las leyes de vestimenta restringía el ancho de estos zapatos cuadrados: solo los hombres de estatus podían usar zapatos de cierto ancho.
Cuatro revisiones posteriores de las Leyes de Vestimenta continuaron impidiendo que la gente común imitara a la corte.
Se dice incluso que el rey tenía hombres que iban por ahí intentando atrapar a la gente, midiendo el ancho de sus dedos de los pies.
Deformaciones
Como era de esperar, las poulaines no eran muy buenas para los pies.
Un estudio de 2005 sobre restos medievales encontró hallux valgus (una pequeña deformidad del dedo gordo del pie con una protuberancia ósea en su base, más comúnmente conocida como juanetes) exclusivamente en cadáveres de la era poulaine.
Y un estudio de 2021 descubrió que quienes vivían en barrios más de moda durante el apogeo de la moda poulaine tenían muchas más probabilidades de tener juanetes, pies deformes y fracturas óseas en los brazos asociadas con lesiones por caídas.
Debió haber sido un alivio para la corte de Henry VIII, seguros de saber que no tropezarían en su camino a ser ejecutados.
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