En el país más agnóstico del continente, el fútbol y la política acaparan las discusiones más pasionales. Y en esta previa electoral —con definición del torneo Clausura y furor por la Copa Libertadores de por medio— en las calles de Uruguay las balconeras partidarias se funden con las banderas de los equipos. Entonces surge la pregunta: ¿qué pasaría si solo los hinchas de Nacional acudieran a las urnas el próximo domingo? ¿Y si lo hicieran solo los de Peñarol?
La nueva encuesta de El Observador, la Unidad de Métodos y Acceso a Datos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República y el estadístico Juan Pablo Ferreira (Instituto Nacional de Estadísticas y Facultad de Ciencias Económicas y Administración) indagó sobre ese supuesto histórico que vincula a los goles con los votos. Y el resultado confirmó una vieja asociación.
El 86% de los uruguayos adultos son hinchas de Peñarol o Nacional. De ahí que el comportamiento electoral de los simpatizantes de estos “dos grandes” sea similar al observado en la población general. El Frente Amplio es la fuerza más votada (por encima de cuatro de cada diez hinchas/votantes), como señalaron los resultados de intención de voto ya difundidos.
Pero la novedad está dada por quién pasaría al balotaje junto al FA. O, mejor dicho, cómo es el posicionamiento de los hinchas de los equipos “grandes” respecto a los partidos fundacionales. El candidato del Partido Nacional, Álvaro Delgado, es simpatizante de Peñarol. Pero los manyas en general son un poco más colorados que blancos. A la inversa, el presidenciable por el Partido Colorado, Andrés Ojeda, es bolso, pero los hinchas de Nacional son más blancos que colorados.
No es casualidad. El periodista Luis Prats lo había detallado en su libro Goles y Votos: “Existe una herencia histórica, porque cuando los partidos fundacionales significaban más del 90% del electorado, había una división bastante clara”.
¿En qué sentido? “A Peñarol, y sus hinchas, se los identificaba más con la ciudad, la industria y el comercio urbano, con fuerte influencia en Montevideo, con una mirada más internacionalista y herencia italiana… parecido al Partido Colorado”, realta Prats.
En cambio, Nacional estaba representado en la producción agropecuaria, el interior del país, el nacionalismo “más exacerbado” y la herencia española… como el Partido Nacional.
No en vano, los presidentes de Peñarol (salvo el actual) estaban identificados con los colorados. Y, a la inversa, la mayoría de Nacional con el PN. ¿Por qué? “Los equipos, más allá de estereotipos, buscaban un vínculo con el poder para sacar beneficios, para que les concedan un predio o alguna exoneración fiscal”, dice el autor de Goles y Votos.
Previo a la dictadura —o durante ella— eran pocos los dirigentes de fútbol de izquierda. Destacan Américo Gil (presidió la delegación campeona del Maracanazo) que era socialista de Frugoni y Marcos Wolman en Central Español.
Tras la vuelta de la democracia y el crecimiento del Frente Amplio, “la dirigencia del fútbol empieza a ser más heterogénea y como fenómenos más recientes aparece la identificación de equipos con ideas más progresistas”.
Dada la poca cantidad de encuestados de equipos “menores”, es difícil estimar la distribución de votos en esos clubes. Pero existe, a modo de aproximación, una lógica: en Cerro —uno de los bastiones de la izquierda e institución de la que es simpatizante José Mujica— más de siete de cada diez votan al Frente Amplio. Parecido en Danubio, Defensor, en Progreso y Rampla Juniors. En cambio, dos de cada tres hinchas de Cerro Largo votan a la coalición.
De pasiones y humor social
"Como todos los uruguayos, toditos, yo nací gritando gol", había dicho el escritor Eduardo Galeano. Y dijo que su caso no era original porque “como se sabe, en mi país (Uruguay) las maternidades hacen un ruido infernal porque todos los bebés se asoman al mundo entre las piernas de la madre gritando gol. Yo también grité gol para no ser menos y como todos quise ser jugador de fútbol".
Un simple resultado deportivo puede alterar el humor de parte de la sociedad (y muchas veces el efecto contrario en la otra). Por eso existe un mito que, hasta ahora, la ciencia no logró confirmar ni refutar: los desenlaces de los partidos de fútbol pueden influir en las urnas.
El historiador Gerardo Caetano —quien reúne la condición de haber sido futbolista y ahora profesor en Ciencia Política— destierra aquella fascinación dejando en claro que “no hay estudios científicos que indiquen una relación entre resultados deportivos e incidencia electoral, a lo sumo hay alguna aproximación a un leve efecto cuando juega la selección uruguaya”.
Pero “como existe una heterogeneidad de votos en la interna de un club, y heterogeneidad de clubes entre los votantes de un país, el efecto que pueda existir tiende a neutralizarse”.
El fútbol y la política comparten la pasión y la capacidad de un cambio de humor de la sociedad, pero su vínculo es más limitado del que a veces se supone.
Ficha metodológica
El Observador, la Unidad de Métodos y Acceso a Datos de Ciencias Sociales (Udelar), y el docente en Estadística Juan Pablo Ferreira aplican, por primera vez a nivel masivo en Uruguay, un monitoreo de la opinión pública con encuestas no probabilísticas que permiten inferencias a través de modelos alternativos.
Este proyecto de encuestas —anónimas y cuyos datos no son usados con otros fines que académicos y periodísticos— es una apuesta a la innovación en la aplicación de nuevos modelos de investigación social, la confección de trabajos comunicacionales de calidad e independientes (no reciben apoyo de empresas ni de políticos), y la elaboración de documentos académicos que permiten generar conocimiento.
Para este tercer sondeo fueron encuestados 4.868 voluntarios, entre el 10 y el 14 de octubre de 2024. Aunque el trabajo de campo continúa abierto para nuevas actualizaciones y puede responderse aquí (y, de paso, participa en el sorteo por pasajes a Buenos Aires).
Ficha metodologica - tercera encuesta observador.pdf
