La primera alerta fue en abril de 2024. Una joven fue internada en Uruguay por haber consumido una gominola —las gomitas de golosina— con un efecto psicoactivo intenso. Le aumentó el ritmo del corazón, le subió la presión arterial y le dieron unas ganas tremendas de vomitar. El análisis de laboratorio constató que había ingerido delta-8 THC (una sustancia psicoactiva que tiene la planta de cannabis en pequeñas cantidades, pero que, tras alteraciones sintéticas, se comercializa en altas concentraciones).
Luego el Instituto Técnico Forense encontró esa misma sustancia en distintas incautaciones de golosinas gelatinosas —la mayoría ingresadas desde Brasil—, y el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico recibió consultas por niños que habían comido esas gomitas pensando que era dulces infantiles.
Un reciente informe de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas advierte del consumo de delta-8 THC en las Américas. “Desde el punto de vista epidemiológico”, dice el artículo escrito por el uruguayo Antonio Pascale, “existe una tendencia creciente al aumento del consumo de delta-8 THC en adolescentes y jóvenes, particularmente en los Estados Unidos, extendiéndose a otros países por la venta a través de internet”.
Los problemas —o algunos de los problemas— de esta creciente circulación es que existe una baja percepción de riesgo (algunas personas piensan que es como fumarse un porro con más efecto o bien creen que es un derivado seminatural) y, por tratarse de una sustancia propia de una planta que está regulada, la compra-venta entra en un mercado gris.
El delta-8 tetrahidrocannabinol (delta-8 THC), explica el toxicólogo Pascale, se consigue en altas concentraciones sin demasiado conocimiento científico. Incluso puede hacerse partiendo del CBD de la planta (que no es psicoactivo), agregando un solvente, ácido y calor.
La toxicóloga María Noel Tortorella agrega otros riesgos: “Hemos tenido casos de intoxicaciones con gomitas de THC que, como son artesanales, es difícil estimar la dosis”. Y a eso se les suma que, por su presentación de golosina, “a veces los niños se las comen”.
Drogas con marketing
Las drogas, como las comidas, entran por los ojos. Los fabricantes de estupefacientes de síntesis lo saben. Por eso la mayoría de las pastillas con anfetaminas incautadas en los últimos años llevan colores simpáticos (rosa, celeste, azul en combinación con blanco) y logos de marcas multinacionales.
Basta un repaso de algunas de las últimas alertas que en el último año detectó la Junta Nacional de Drogas de Uruguay: Amazon, Barbie, Land Rover, Smiling Face, la cara de Papá Noel, TIC-TAC, Sprite, Fanta uva, CNN, Maserati, Audi, Gucci, doritos y EA Sport.
¿Qué tenían en común esas pastillas más allá de las marketineras presentaciones? El compuesto era MDA en lugar del MDMA (más conocido como éxtasis). Otra vez: no es una sustancia nueva (de hecho fue uno de los primeros derivados anfetamínicos). El quid de la cuestión es que le venden a las personas una pastilla diciendo que contiene algo (MDMA) y contiene otra cosa (MDA).
El MDA puede generar mayor toxicidad que el MDMA. La recomendación, de hecho, “es no consumirlo por problemas hipertensivos, de ansiedad y vómitos. El efecto demora más en llegar y eso hace que se consuma en exceso. Un octavo de pastilla ya causa efecto”, señala el colectivo Imaginario Nueve dedicado a la reducción de daños en Uruguay.
La persona espera el efecto de excitación y empatía del éxtasis, como demora en llegar, consume más y eso acrecienta la chance de intoxicación. Incluso algunos tienen un “mal viaje”, porque el efecto alucinógeno del MDA es más potente que otras anfetaminas.
Hace dos años y medio un joven uruguayo de 28 años murió tras el consumo en una fiesta electrónica de pastillas de EA Sport que contenían MDA.
La pandemia del covid-19 supuso un aumento de la producción sintética de drogas. Las personas pasaban más tiempo en sus casas, con acceso a información (y desinformación) a través de internet, imposibilidad de juntarse a consumir con otros o comprar en una boca. “Esa tendencia fue particularmente fuerte en Brasil, cada año los colegas brasileños reportan como 50 sustancias nuevas”, explicó el químico Eleuterio Umpiérrez, del Polo Tecnológico de Pando.
En Uruguay se han detectado pocas “cocinas” de estas drogas, pero la circulación no ha cedido. Por eso en las políticas de reducción de riesgos se recomienda que, si la personas de todas maneras irá a consumir, intente informarse qué contenido exacto tiene la pastilla, cristal o golosina, lo haga en dosis mínimas y se hidrate.
Servicio público
El Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT) recibe consultas de este tipo las 24 horas del día al teléfono 1722.