Casi un mes después de recibir 15 heridas de bala, la niña de 2 años y medio que estaba internada en el CTI del Hospital Pereira Rossell pasó a cuidados intermedios.
En la medianoche del 6 de enero, Ámbar fue atacada a balazos cuando estaba en los brazos de su padre en el barrio Nuevo Ellauri. El joven de 22 años murió acribillado por personas que circulaban en moto.
La menor, ya en intermedios, "está mejorando" según afirmaron fuentes de ASSE a El Observador.
La niña ahora se encuentra acompañada por su madre, según informó en primera instancia Subrayado (Canal 10).
Al llegar al centro de salud, la menor fue internada en cuidados intensivos y después de algunas cirugías logró mejorar desde el punto de vista respiratorio y con respecto a la circulación sanguínea, al punto que le bajaron los medicamentos para el corazón y la respiración asistida.
En esa oportunidad, fuentes aseguraron que en caso de sobrevivir una lesión en la médula la dejaría parapléjica.
El joven asesinado, padre de Ámbar, era Rodrigo Nahuel Pintos Dorta. El fallecido portaba un cargador modificado con 17 balas pertenecientes a un arma Glock, incluyendo municiones oficiales del Ministerio del Interior.
Se sospecha que llevaba un arma de fuego, aunque esta no fue hallada en la escena, lo que sugiere que familiares o allegados pudieron retirarla antes de su traslado a la clínica de Capitán Tula, donde murió.
Desde su adolescencia, Pintos Dorta estuvo vinculado a actividades delictivas. Uno de los crímenes más impactantes ocurrió en marzo de 2020, cuando siendo menor de edad asesinó a una policía para robarle su arma y chaleco antibalas.
Por este hecho, recibió una condena de cinco años, de los cuales cumplió solo dos. Además, acumulaba investigaciones por otros tres homicidios cometidos antes de cumplir los 18 años.