El contrato firmado por el Poder Ejecutivo y el consorcio Aguas de Montevideo, impulsor del proyecto de una planta potabilizadora en el balneario Arazatí, incluye un memorando de entendimiento en el que se recogen cuatro alternativas para la obra y que se agregaron luego de los planteos del gobierno electo.
Las cuatro alternativas que se plantean son achicar el pólder (reserva de agua), eliminarlo, construir otra toma de agua en una zona donde no hay problemas de salinidad o incluso construir un embalse sobre el arroyo Pereira. Todos los cambios planteados apuntan principalmente a solucionar los problemas de salinidad que podría tener la obra tal como está prevista y en algún caso a mitigar algunos impactos ambientales.
Estas alternativas fueron propuestas por Aguas de Montevideo (el consorcio conformado por Saceem, Berkes, Ciemsa y Fast para realizar el proyecto) a raíz de los planteos del presidente electo Yamandú Orsi y presentados durante una reunión de transición previo a la firma del contrato. Sin embargo, desde el gobierno electo ya adelantaron que estas alternativas no contemplan todos sus planteos.
Tras esa reunión de transición, el futuro secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez dijo que iban a estudiar los cambios propuestos pero aclaró que sus discrepancias iban más allá de la salinidad, ya que también tenían reparos técnico-ambientales, legales y con el modelo económico y de gestión seleccionado por el gobierno, temas que no están considerados en estas alternativas.
Incluso, el ministro de Ambiente designado, Edgardo Ortuño, dijo este martes que el gobierno electo “no descarta” rescindir el contrato aunque aclaró que no era momento de hacer “declaraciones contundentes” sino de analizar toda la documentación.
Concentración por proyectos Arazatí y Neptuno
Manifestación en contra del proyecto en Arazatí frente a Torre Ejecutiva el día que se firmó el contrato
Foto: Leonardo Carreño
Las alternativas
El memorando firmado por OSE y el consorcio, al que accedió El Observador, plantea cuatro alternativas y realiza un análisis de cada una desde tres criterios: funcional (si cumple el objetivo de fortalecer la capacidad de abastecimiento de agua potable al área metropolitana), social y ambiental y estratégico (si altera los plazos establecidos).
El proyecto original incluye una obra de toma de agua e inmisario con capacidad para 300 mil metros cúbicos por día en Arazatí (San José), una estación de bombeo de agua bruta, una reserva de agua bruta para 15 hectómetros cúbicos (pólder), una planta de tratamiento de agua potable con capacidad de producción neta de 200 mil metros cúbicos, la tubería, estaciones de bombeo intermedia y recalque Melilla y monorelleno para disposición de los lodos deshidratados.
Con ese tamaño, el pólder podría tener agua suficiente para atender eventos de salinidad de duración de 75 días. Es decir, como donde está la toma de agua pueden haber momentos de salinidad en los que no sea posible potabilizar el agua, esta reserva de agua bruta complementaria permitiría seguir operando por 75 días sin problemas.
Las instalaciones de la planta potabilizadora, la estación de bombeo y aductora de agua tratada y monorelleno para disposición de lodo se mantienen iguales en todas las alternativas planteadas.
Achicar el pólder
El principal cambio de esta alternativa es reducir el pólder a un tercio del tamaño previsto originalmente (pasaría a 5 hectómetros cúbicos). Con este cambio, el proyecto plantea dos formas de operación: cuando no haya eventos de salinidad el planta de Arazatí operará al 100% de su capacidad y Aguas Corrientes cubrirá el resto de la demanda y de esa forma se minimiza el uso de las reservas de Paso Severino y Canelón Grande.
Para cuando haya eventos de salinidad, Arazatí utilizará el agua del pólder “optimizando su uso”. “Bajo esta consigna de operación, se estima que el nivel de seguridad del sistema integrado de abastecimiento a Montevideo, en cuanto a manejo de fallas por estiajes severos en el río Santa Lucía y/o episodios de mayor duración de salinidad, resulta semejante al de la alternativa básica licitada”, dice el memorando aunque aclara que es necesario “confirmar” mediante modelaciones.
Este cambio implicaría que el pólder ocuparía 180 hectáres (en vez de 240).
Desde el punto de vista funcional, entonces, el consorcio entiende que esta alternativa no cambia al proyecto original. Además, señala que desde el punto de vista social hay una mejora porque sería necesario expropiar 60 hectáreas menos (180 en vez de 240) y se afectaría a un propietario menos (de 7 a 6).
Otra toma de agua
En este caso se trata de eliminar el pólder y construir una segunda toma de agua en Riachuelo (Colonia) que permitiría tomar 210 mil metros cúbicos por día. Eso implicaría, además, una tubería aductora de unos 84 kilómetros desde Riachuelo hasta la planta en Arazatí.
Con la segunda toma de agua, en una zona donde no existen problemas de salinidad, la planta podría operar al 100% de su capacidad en todo momento por lo que desde ese punto de vista no habría cambios. Además, al no realizar el pólder no hay que expropiar las 240 hectáreas.
Sin embargo, el memorando señala que habría que realizar nuevos estudios ambientales (por el impacto de la tubería) y podría afectar los plazos porque se trata de un “componente totalmente nuevo” y elevarlos en hasta 18 meses.
Otro embalse
En este caso el pólder sería sustituido por un embalse sobre el arroyo Pereira del mismo tamaño (15 hm3) por lo que también habría que agregar obras de canalización hasta la estación de bombeo.
Esta alternativa requiere de una nueva aprobación ambiental y de otras expropiaciones (entre 300 y 400 hectáreas). No solo es más terreno sino que “aumenta significativamente” el número de personas afectadas por la intervención (son 50 padrones rurales).
Este cambio también afectaría los plazos de la obra (previsto en 30 meses desde la firma del contrato) en hasta 18 meses.
Eliminar el pólder
En este caso la obra sería idéntica a la prevista pero sin la construcción de la reserva de agua. La principal diferencia de esta alternativa, dice el memorando, es que “no permite asegurar la producción de agua desde Arazatí el 100% del tiempo”. En episodios de salinidad, no podría operar.
Por lo tanto, pese a que tendría un menor impacto ambiental, esta alternativa no cumple con los criterios funcionales del proyecto y, estima el consorcio, podría requerir de una revisión del estudio ambiental “donde seguramente sea difícil obtener la ratificación de dicha autorización ambiental”.