El 20 de octubre, entre las 19:30 y las 20:00, mientras paseaba cerca de su casa con su esposa y sus hijos, un hombre de 30 años se tropezó. Cayó sobre unos pinchos dispuestos en el contorno de un edificio en la esquina de Héctor Gutiérrez Ruiz y Durazno. Un pincho le entró debajo del ojo derecho. El hombre logró levantarse, antes de perder la consciencia y ser llevado en ambulancia a un hospital, contó un miembro de su familia a El Observador.
Ya internado volvió a despertarse: no podía creer lo que había pasado y dijo que no le había dado el tiempo para poner las manos. Luego, entró en coma. El pincho le había lastimado la carótida y el lóbulo temporal izquierdo. Le hicieron operaciones, sufrió un infarto cerebral, quedó vegetativo y el 16 de noviembre murió.
Un video cedido por la familia muestra cómo eran los pinchos en ese lugar.
El caso se hizo público este miércoles 11 de diciembre cuando El País informó que el Municipio B había ordenado retirar los pinchos en esa esquina, así como que había inspeccionado los barrios de la zona en busca de "arquitectura hostil", que había intimado a los vecinos que la tuvieran a retirarla en cinco días –o se retiraba "de oficio"– y que ante problemas en algunas situaciones por un "vacío normativo" le había pedido a la intendencia que prohibiera el uso de este tipo de elementos.
La preocupación del Municipio B por la arquitectura "defensiva" u "hostil" tiene años. En 2022, junto a la Universidad de la República (Udelar) y el colectivo de personas en situación de calle Ni Todo Está Perdido (Nitep), hizo un "mapeo colectivo" sobre la situación de calle en el municipio.
En ese documento se hacía referencia a este problema: "La arquitectura defensiva es infraestructura urbana creada o alterada con el fin de evitar, disuadir o reprimir el uso de ciertos espacios en la ciudad, especialmente su uso para el achique o descanso por parte de quienes se encuentran en situación de calle. Esta infraestructura es potencialmente peligrosa, inhibe la libre circulación urbana y atenta contra la convivencia en el espacio público".
El documento mostraba incluso un mapa de "arquitectura defensiva" en el municipio, hecho en base a un trabajo de campo entre julio y octubre de 2021.
Arquitectura defensiva en el Municipio B, según relevamiento hecho entre julio y octubre de 2021
Foto: Municipio B
El Municipio B abarca los barrios de La Aguada, parte de La Comercial y de Tres Cruces, Cordón, Parque Rodó, Palermo, Barrio Sur, Ciudad Vieja y Centro.
En la nota que el municipio envió a la intendencia, pidiéndole crear una normativa, sugirió crear un grupo con representantes del departamento de Desarrollo Urbano, Planificación, Edificación Edilicia, Unidad de Normas y Servicio de Convivencia. El Municipio B contó que detectó en su territorio una gran cantidad de edificios y casas con estos elementos potencialmente peligros y anexó algunas fotos.
Pinchos o "elementos punzantes" en la puerta de un edificio en el Municipio B
Foto: cedida a El Observador
Pinchos o "elementos punzantes" en la puerta de un edificio en el Municipio B
Foto: cedida a El Observador
Pinchos o "elementos punzantes" en la puerta de un edificio en el Municipio B
Foto: cedida a El Observador
El titular de la Defensoría de Vecinas y Vecinos de Montevideo, Daniel Arbulo, dijo a El Observador que la "arquitectura hostil" es una medida que toman los vecinos para no dejar que las personas en situación de calle se alojen en las partes de los edificios que dan a la vereda.
Según Arbulo, actualmente hay una especie de explosión de quejas de vecinos respecto a personas en situación de calle. "Desde el jueves hasta hoy, por día, estamos recibiendo una queja de colectivos vecinos. Deben ser en este momento más de 100 vecinos. En Ciudad Vieja, en Tres Cruces, en Malvín, en varios lugares", sostuvo. Indicó que particularmente en el Municipio B el problema es mayor por "una cuestión de densidad de gente en calle".
Agregó que alrededor de todos los refugios del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) hay reclamos por este tema.
Dijo que hay planteos también de vínculos violentos. Ya sea entre las propias personas en situación de calle, entre una persona en situación de calle y vecinos, o de vecinos hacia personas en situación de calle.
"Algo está pasando que los vínculos están siendo más complejos", sostuvo el titular de la Defensoría de Vecinas y Vecinos.
Señaló que los vecinos ponen pinchos, piedras y otros elementos, tanto en su propiedad como en la vereda, es decir, en el espacio público.
Para establecer una normativa departamental que prohíba el uso de esta "arquitectura hostil", como pidió el municipio, se debería pasar por la Junta Departamental.
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Junta Departamental de Montevideo
Camilo dos Santos
En diálogo con El Observador, el edil nacionalista Javier Barrios Bove dijo que lo sucedido fue una "tragedia" pero un "hecho aislado". Opinó que se debería avanzar en la regulación de estos elementos: a qué altura y dónde se pueden poner, porque en algunas situaciones "es un peligro".
Por otra parte, calificó de un "atropello" que el municipio intime a los vecinos, que tienen elementos punzantes, a que los retiren en el plazo de cinco días cuando, justamente, no hay normativa.
El edil frenteamplista Nicolás Lasa dijo que "lo primero es promover un debate porque, sin discusión y cambio cultural, no hay normativa que te resuelva los problemas". Consideró que ir hacia un "camino punitivo", de prohibir este tipo de acciones en los vecinos, no le parece "lo más apropiado".
"Cuando uno prohíbe hacer algo por lo general le asocia algún tipo de penalidad a la transgresión de la prohibición", añadió.
De todas formas, dijo que "uno tiene que medir las consecuencias de los elementos que instala porque terminan siendo un arma y nadie esta libre de los accidentes".
Como vecino del propio Municipio B, señaló que se han instalado este tipo de elementos en algunos lugares y que hay casos de "extremo peligro".