Así fue el primer vuelo entre Montevideo y Salto: los 20 años de espera, un viaje de 50 minutos y un embarque sin migraciones

A diferencia de los vuelos internacionales, a los pasajeros se les pide estar al menos una hora antes en la terminal, en un lugar alejado de los despegues a otra partes del mundo. Además, no es necesario pasar por Migración.

Los viajes regulares comenzarán la próxima semana, pero para inaugurar la línea Paranair ofreció un viaje de ida y vuelta entre Salto y Montevideo. En ese vuelo experimental, las horas en el aire entre la ida y la vuelta fueron, sumadas, inferiores a lo que llevaría un solo trayecto en auto.

La espera en el pasillo al costado del McDonald's y la referencia a Videomatch

IMG_5090.jpg

Los jerarcas eran varios. El ministro de Turismo Eduardo Sanguinetti, el vicecanciller Nicolás Albertoni, el subsecretario de Transporte Juan José Olaizola, que llegó primero, se hicieron lugar para conversar en una pequeña sala abarrotada que daba a la puerta 9 del Aeropuerto de Carrasco, a la espera de sus boarding pass para subir al avión.

A diferencia de todas las demás puertas de salidas de la terminal aérea, localizadas en el segundo piso, la puerta 9 de conexiones domésticas y su sala están al final de un pasillo ubicado al lado del local de McDonald's, en el primer piso. Al llegar al lugar, una imagen gigante que anunciaba el vuelo y unos globos azules de Paranair indicaban el camino.

Desde el Aeropuerto solicitaron estar en la puerta una hora antes del vuelo, que partiría a las 8:50. Cerca de 40 minutos antes llegaron juntos los colorados Tabaré Viera, Pedro Bordaberry y Germán Coutinho, que aprovecharon el viaje para quedarse en el norte y comenzar una gira de los últimos días de la campaña en la que visitarán varios departamentos.

Para Coutinho, senador colorado de Salto, la nueva conexión "es un golazo". Destacó que en "en 50 minutos" y por "100 dólares" llega a su ciudad, cuando en auto tardaría cerca de seis horas, y saldría mucho más barato contando la nafta y los peajes.

Ignacio Curbelo, director general de Secretaría del Ministerio de Turismo, es señalado como uno de los gestores de la nueva frecuencia. Saca su celular, y muestra una foto del avión de Paranair con una placa azul que dice "Visit Uruguay", la marca país para llamar al turismo exterior. No sabe cuándo lo van a plotear. A poco más de 20 minutos de la hora estipulada para el despegue, a Curbelo le gana la ansiedad y dice: "Bueno, ¿vamos a abordar?".

Tras pasar el escáner, en el que los pasajeros debieron sacarse el cinturón, y luego de unos minutos esperando en una sala de espera más espaciosa, los viajeros subieron a un ómnibus que los llevó al avión en pocos minutos. "¡Mirá, ya tiene el Visit Uruguay!", acotó sorprendido Curbelo, mientras miraba al avión con su nuevo diseño.

En medio de un viento intenso acompañado del ruido de los motores a punto de despegar, el jefe de la Fuerza Aérea Leonardo Blengini detalló que la meteorología era "perfecta" y que el avión estaba pronto para despegar. Entonces recordó un blooper de Videomatch: "¿Te acordás del blooper 'El peor viaje de tu vida'? Bueno, va a ser el mejor viaje de tu vida".

El viaje

Tras subir las escaleras, los pasajeros acceden al avión, que tiene espacio para 50 pasajeros, repartidos en varias filas de dos asientos a cada lado, separados de un pasillo angosto.

El espacio es similar al de otras aeronaves pero cómodo, aunque intentar cruzar las piernas estando sentado se vuelve una tarea difícil.

A las 09:12 el avión de Paranair despegó de la pista de Carrasco y para las 09:17 los pasajeros ya pudieron desaborcharse el cinturón (pese a la recomendación de mantenerlos colocados estando sentado).

Sin nubes a la vista, el horizonte de Montevideo se veía nítido, hasta que en un momento todo se volvió blanco.

IMG_5146.jpg

Una de las autoridades de Aeropuertos Uruguay comenzó a charlar con otro tripulante sobre las posibles futuras conexiones aéreas internas del país. Mencionó a Melo, Rivera, Durazno, ciudades cuyos aeropuertos fueron remodelados y reacondicionados para recibir aviones comerciales como el de Salto.

Durante el vuelo, las azafatas entregaron bebidas y snacks. Agua, coca o jugo, una bolsita con chipás y un alfajor de guayaba, típicos de Paraguay.

Mientras tanto, Tabaré Viera conversaba con distintos jerarcas, tanto del gobierno como aeronáuticos. El exministro de Turismo recordó que él era usuario de los vuelos comerciales de Montevideo a Rivera, e incluso marcó que en un momento la ruta era “Montevideo, Vichadero y de ahí a Rivera”.

Ya entrado el vuelo, una asesora del ministro contó que le había llevado casi el mismo tiempo que el vuelo llegar de Paso Molino al Aeropuerto de Carrasco.

El aterrizaje, la rápida vuelta y el recuerdo de la última aerolínea

Apenas 36 minutos después del despegue, a las 09:48, el piloto anunció los preparativos para el aterrizaje. Entonces apareció de nuevo la tierra, el paisaje verde, el río Daymán.

Para las 09:56 el avión había aterrizado en Salto, con los tradicionales aplausos de por medio.

En el Aeropuerto de Salto, una cinta marcaba el camino de los viajeros, vigilados por cámaras y un grupo de personas que, desde el ventanal del hall del pequeño edificio, observaban el aterrizaje.

Para terminar de inaugurar el vuelo, las autoridades del gobierno dieron una serie de discursos. Hablaron Sanguinetti, Albertoni, el gerente de Paranair Jaime Cassola, el intendente Andrés Lima y Matías Carluccio, gerente de Aeropuertos Uruguay.

IMG_5160.jpg

Juan José Olaizola en su llegada al Aeropuerto de Salto

Foto: Joaquín Pisa

Terminados los discursos y comenzada la celebración, el intendente Lima valoró que los vuelos atraen turistas, por ejemplo, del este del país, que de lo contrario deben viajar ocho horas en auto para llegar a destino.

Matías Carluccio asegura, por su parte, que la nueva conexión es “una muy buena noticia”, y destaca que antes viajar ida y vuelta de Montevideo a Salto suponía perder "un día activo de vida entero". Es decir, entre 10 y 12 horas arriba de un auto. Ahora, conectar ambos puntos llevará dos horas, entre ambos trayectos.

El gerente reconoció que Salto no iba a ser el primer destino interno: el candidato era Rivera, que iba a ser parte de la conexión entre Montevideo y Porto Alegre. Sin embargo, los vuelos a ese destino pactados por la aerolínea Azul para el primer semestre de 2024 se aplazaron tras las graves inundaciones en esa ciudad brasileña, que dejaron a su aeropuerto sin funcionamiento hasta estas últimas semanas.

Según Carluccio, la última compañía que tuvo vuelos directos internos fue Travelair, que comenzó a volar en el 2000 y cerró en 2001.

Jaime Muller, uno de los directores de esa empresa (también conocida como Líneas Aéreas del Río de la Plata), dijo en una entrevista a La República en aquella época que la propagación de la aftosa fue uno de los principales detonantes para que la gente dejara de viajar en los vuelos regulares que tenían a Paysandú, Salto y Rivera. También influyó un incremento de los precios para los seguros de las aeronaves luego del atentado a las Torres Gemelas del 11 de setiembre de 2001. La aerolínea anunció su cierre un mes después.

Un reportero local y un anciano que estaban presentes comentaron su miedo a que, una vez terminada la campaña electoral, los vuelos desaparezcan, a pesar de que hay pasajes pactados por un año. La ilusión de un boom turístico y de negocios a partir de los vuelos internos está latente.

Una hora después del aterrizaje en Salto, sobre las 11:30, empieza de nuevo el embarque. La técnica agropecuaria y exatleta paralímpica Alfonsina Maldonado advirtió a los funcionarios encargados de escanear los bolsos de mano que llevaba una bolsa de “frutillas salteñas”. Sin embargo, uno de los responsables la frenó para revisar su equipaje de mano porque había detectado un gran cuchillo.

A las risas, Maldonado le explicó que ella siempre lleva ese utensillo, que había pasado sin problemas por el escáner de Montevideo, para cortar queso y membrillo para armar Martín Fierro. Entre las risas y la sorpresa de los presentes, entre ellos Albertoni, le entregó el cuchillo a una conocida salteña y siguió hacia el embarque.

A las 11:53 el avión partió de regreso a Montevideo.

IMG_5187.jpg

Superado el primer vuelo, el segundo fue mucho más relajado, incluso con más nubes que el anterior. Y a las 12:40, antes de superar los 50 minutos de vuelo, el avión aterrizó en Montevideo. Entre la salida del primer viaje y la llegada del segundo la travesía duró menos de cuatro horas, un viaje promedio a Rocha.

De regreso, los pasajeros pueden acceder al Free Shop de la terminal, aunque la mayoría lo evita. En el escáner un funcionario frena a una joven para revisarle la bolsa. Le pregunta qué lleva. “Son chipás, venimos de Salto”, responde, y la dejan seguir su rumbo. Estuvo en el norte y no son ni las 13:00.