La victoria del candidato frenteamplista Yamandú Orsi en el balotaje 2024 generó una situación hasta ahora inédita en el sistema político uruguayo y rompió con dos reglas que se venía repitiendo desde la reapertura democrática.
Además, el maleficio blanco de no poder retener el poder sigue vigente y la doble victoria de 1958 y 1962 sigue siendo la única vez en los últimos 120 años que un blanco le pasó el poder a otro blanco –aunque en ese caso era un colegiado–.
Gobernar sin mayoría
El Frente Amplio se enfrentará desde el Poder Ejecutivo a un Parlamento sin mayoría propia por primera vez. En los tres gobiernos en los que ostentó el poder entre 2005 y 2020 (casi) siempre tuvo los votos suficientes en ambas cámaras para aprobar casi todos los proyectos salvo un pequeño período de un año entre 2016 y 2017. El resultado del 27 de octubre le dio la mayoría en el Senado pero no en Diputados (tiene 48 de 99 diputados).
La única excepción a las mayorías frenteamplistas fue cuando Gonzalo Mujica, entonces diputado por el FA, decidió alejarse del oficialismo en diciembre de 2016 y votó en varias oportunidades con la oposición hasta que renunció a su banca y en su lugar asumió Bettiana Díaz.
Ese período duró poco menos de un año –dejó la banca en setiembre de 2017– y permitió que, con el voto de Mujica, se aprobaran varias comisiones investigadoras. Entre las aprobadas estuvieron una sobre la gestión de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), otra sobre el frustrado proyecto de la regasificadora y una sobre el financiamiento de los partidos políticos.
Mujica luego adhirió al Partido Nacional, fue electo diputado en 2019 y ahora anunció que dejará la política en 2025.
En esta Cámara de Diputados el Frente Amplio puede hacer mayoría con cualquier partido salvo el Partido Independiente (tiene un solo diputado). Identidad Soberana y Cabildo Abierto, ambos con dos legisladores, le pueden dar los votos necesarios en la cámara baja. En el Senado tiene 17 adhesiones (16 senadores más la vicepresidenta Carolina Cosse) en 31 votos.
Lo dio vuelta
Es la primera vez que el Frente Amplio logra revertir el resultado de octubre contra la coalición sumada. En 2009 y 2014 –cuando también ganó el balotaje– también se había impuesto en las elecciones nacionales versus la suma de los partidos tradicionales y sus alianzas circunstanciales. Las dos veces que había perdido en octubre versus esa suma, también había sido derrotado en en la primera vuelta.
Este 27 de octubre el Frente Amplio había sacado el 43,8% de los votos y la coalición de gobierno había llegado a 47,8%. Este domingo 24 de noviembre el resultado se dio vuelta y Yamandú Orsi se quedó con el 49,8% de las adhesiones contra el 45,9%.
La aprobación que no se trasladó
La alta aprobación del gobierno de Luis Lacalle Pou no fue suficiente para que su partido lograra retener el poder y con este resultado se rompió una regla que se venía repitiendo desde la reapertura democrática.
Es la primera vez que un gobierno con una aprobación cercana al 50% no logra mantener a su partido en el poder. Tanto José Mujica como Tabaré Vázquez en su primer gobierno tenían aprobación similar a Lacalle Pou cuando fueron las elecciones y el Frente Amplio mantuvo el poder.
El resto de los presidentes tenían todos saldos negativos (más desaprobación que aprobación) y el soberano eligió un cambio de rumbo en esos casos. Ahora Lacalle Pou, pese a tener un amplio saldo favorable, no logró que Álvaro Delgado sea electo presidente.