Si bien todavía algún frenteamplista se ilusiona con ganar en primera vuelta, las probabilidades de que eso ocurra son muy bajas y todas las encuestas señalan que el 24 de noviembre los uruguayos estarán nuevamente llamados a las urnas para definir presidente y vicepresidente.
Y eso, que es una buena noticia para el actual oficialismo, también prende algunas unas luces de alerta respecto a la retención de votos. “El balotaje es barajar y dar de nuevo”, dijo el candidato nacionalista Álvaro Delgado cuando le señalaron que todas las encuestas que han difundido escenarios de segunda vuelta lo dan como perdedor.
Incluso, en diálogo con El Observador, subió la apuesta y aseguró que lo que vote la coalición en octubre será “el piso” de las adhesiones que recibirá en noviembre. Pero para que eso pase, Delgado deberá lograr romper la estadística.
“Cuando miramos la evolución entre la primera y la segunda vuelta, lo que ha pasado sistemáticamente es que el candidato del Frente Amplio crece en promedio –sacando 2019– en el entorno de los 5 puntos porcentuales y el candidato del Partido Nacional o Partido Colorado pierde en el entorno de 2,5 puntos”, explicó a El Observador el director de la consultora Factum, Eduardo Botinelli.
Hay otra forma de mirar este mismo fenómeno que es ver cuántos votos pasaron de un bloque a otro, lo que se conoce como swing. Dicho con otras palabras: en las elecciones de 1999 en octubre el FA votó 14,7% menos que la suma de los partidos fundacionales, mientras que en noviembre votó 8,1% menos. Lo que muestra un swing de 3,3%.
Las elecciones de 2019 fueron una excepción en varios sentidos. Por un lado la coalición se conformó de cinco partidos y no de dos como había sucedido en los casos anteriores y, agregó Bottinelli, el Frente Amplio “votó muy mal”. Eso llevó a que el “trasiego” de votos fuera mucho mayor que en otras oportunidades. “El FA creció más de 8 puntos y la coalición perdió 5 puntos”, señaló.
Sin embargo, proyecta Botinelli, el escenario planteado para la segunda vuelta de este año se parece más a lo que pasó en 2009 y 2014 que a lo que sucedió hace cinco años porque la coalición de gobierno está más sólida.
“Si bien los partidos de la coalición ahora son 4 (ya no está el Partido de la Gente) y es más que dos, en realidad ese bloque está mucho más sólido y homogéneo de lo que estaba en 2019. Y parte de esa homogeneidad mayor está dada porque el Frente Amplio lo que está haciendo recaptar votos que se le habían ido en 2019”, explicó.
El sociólogo explicó entonces que la “pérdida” de votos del oficialismo debería ser más parecida a la de 2014 que a la de 2019. “La situación actual se parece más, no quiere ser que sea idéntico, a lo sucedido –en términos de lo esperable– a lo de 2009 y 2014”, apuntó.
El último escenario que Factum presentó de balotaje fue con números de agosto y planteaba un 50% para Yamandú Orsi y Carolina Cosse y 46% para Álvaro Delgado y Valeria Ripoll. En este caso la diferencia pasaría de 5 puntos a favor de la coalición (49% a 44%) a cuatro a favor de la oposición.
En este caso, la coalición tendría una caída de 3 puntos porcentuales y el Frente Amplio un crecimiento de 6 puntos.
Otros escenarios
Hasta ahora todas las consultoras que difundieron escenarios de balotaje dan como ganador al Frente Amplio. La consultora Opción presentó un escenario de 48% de Orsi contra 41% de Delgado y señala que el 15% de los que votaron a algún socio de la coalición se inclinarían por el candidato frenteamplista en noviembre. En primera vuelta el escenario es de empate en 44%.
La consultora Equipos también midió un escenario de segunda vuelta y, según datos a los que accedió El Observador, el candidato de la oposición obtendría un 49% de las adhesiones mientras que el del oficialismo se llevaría un 43%.
Incluso, Equipos midió al candidato colorado, Andrés Ojeda, en esa instancia y los números son similares: 50% a 42%.
