“No vas a tener excusas si te quedas sin lugar para tus hijos en el Alemán”. “¡El futuro de tus hijos empieza en el Colegio La Mennais!”. “Inscripciones 2025 abiertas, no te quedes sin tu lugar en el Santa Elena”. “En Colegio Inglés acompañamos a los alumnos desde sus primeros pasos”. “En el colegio marista Santa María le damos valor a ser comunidad”. Cámbiese estos anuncios por el nombre de casi cualquier colegio en Uruguay. En el último trimestre las redes sociales se atiborraron de publicidades (pagas) de instituciones privadas de enseñanza. No es casualidad.
Al menos seis colegios reportaron su cierre completo y otra institución informó el cierre de su liceo antes del próximo año lectivo. ¿El motivo? La baja de inscripciones y una caída de la matrícula que, como efecto cascada, avanza en los grados escolares.
Clover School había sido el sueño de Natalia Di Pierro tras varios años como maestra. Primero abrió un jardín, más tarde el ciclo escolar y 13 años después tuvo que cerrar. “La pandemia fue el principio del fin”, cuenta a El Observador unos (pocos) días después de confírmales a trabajadores y padres la decisión. Fue el último colegio que le avisó a Primaria que no abrirá para 2025.
Una semana atrás, la Fundación Sophia de la Iglesia Católica notificó la clausura de otros cinco colegios: uno en Montevideo (Cristo Divino Obrero) y cuatro en el interior (Sagrado Corazón de Jesús en Rosario en Colonia, el colegio San José en Canelones, Virgen de las Flores en el mismo departamento, y María Auxiliadora de Rocha).
“La baja natalidad afecta a todo el sistema educativo, cada vez hay menos ingresos en los grados más bajos y en algunas zonas la escuela pública es más fuerte, porque la propuesta es de ocho horas y las familias lo prefieren”, había explicado a La Diaria la vocera de la fundación, Verónica Assandri.
El Observador también había informado, dos semanas antes, el cierre del ciclo liceal del St. George's School. La institución ya había puesto fin al bachillerato y ahora sumó el resto de la educación media.
“La caída de nacimientos, y por tanto de niños en edad de estudiar, necesariamente va a repercutir en algún cierre más de acá a fin de año”, reconoció Juan Achard, director nacional adjunto de la Asociación Uruguaya de Educación Católica. Porque el primer pico de inscripciones (ese que inicia en agosto y acabó en octubre) demostró que, en promedio, “está habiendo algo más del 3% de baja de matrícula en la enseñanza privada”.
Un país con pocos niños
Cuando los uruguayos salieron a su principal avenida a festejar el Maracanazo, en 1950, en América Latina las mujeres en edad de ser madres tenían, en promedio, seis hijos. En casi todos los países de la región la pirámide poblacional era “perfecta”, con una base muy ancha y un pico muy extremo, como las de Egipto. Había muchos niños y pocos adultos. En Uruguay, en cambio, las mujeres ya tenían un promedio de tres hijos y a la baja. Poco a poco la pirámide se iba ensanchando en las edades medias, pareciendo un rombo como las sociedades europeas.
Pero a esa “tradición” uruguaya de tener pocos hijos en comparación a sus pares de la región, desde 2016 se sumó una nueva etapa del fenómeno: la gran caída. El país se posicionó entre el 5% de países con más baja población de niños. Y las uruguayas en edad fértil pasaron a tener ahora, en promedio, menos de 1,2 hijos.
Por eso en un reciente seminario de la asociación de colegios católicos, el exdirector de Estudios del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, Federico Rodríguez, dijo: “Lo que cabe esperar es que siga cayendo la matrícula escolar y un reordenamiento en los colegios privados en que los centros medianos y grandes van a tender a concentrar esa (poca) matrícula”.
El Observador ya había publicado hace un año —tras el cierre de cuatro instituciones al término de los cursos— que siete de cada diez colegios perdieron alumnos en el último quinquenio y uno de cada diez, a su vez, perdió más de la mitad de su matrícula en solo un lustro.
En aquel entonces el aviso a las autoridades se dio sobre el fin del año lectivo. Pero ahora, en este 2024, hubo un adelantamiento de la advertencia como prevé la nueva normativa que regula a los colegios habilitados y autorizados.
“Este 2024 estamos viendo una mayor preocupación entre los directivos de colegios que aquella ya observada el año anterior”, explicó Aníbal González, fundador de la plataforma VacantED que recomienda colegios a las familias que están en búsqueda según filtros de prioridad y necesidad (así como le permite a colegios ofrecer vacantes). ¿Por qué? “Las autoridades ven una notable baja en la educación inicial, de ahí que buena parte de las publicidades pagas se hayan centrado en esas edades, pero poco a poco empiezan a darse cuenta que la tendencia se va agravando, que este año la caída de la natalidad pasa a afectar hasta tercero de escuela y en tres años más lo hará a toda Primaria”.
González tiene más de 13 años de experiencia en gestión de colegios y, al igual que el sociólogo Rodríguez, entiende que “hay espacio para continuar la expansión en cobertura” y mejorar la gestión. Pero para ello es importante el diagnóstico: “No es un tema de crisis económica como en 2002, tampoco de solicitudes de becas como al comienzo de la pandemia, o de gastos asociados a la transformación curricular… es que faltan niños”.
La otra oferta
Los colegios de pequeña escala —en especial los chicos confesionales— son los que más están sintiendo el impacto.
Esa tendencia viene acompañada de algunos cambios migratorios internos: el crecimiento de población cercana los barrios privados de Canelones (y el Aeropuerto de Carrasco) y la suba en Maldonado.
Prueba de ello es que en 2025 abrirá el colegio Moorlands —es parte del proyecto del barrio de elite Los Olivos— y una nueva sucursal del North Schools en Punta del Este.
El director del colegio Santa Elena, Pablo Cayota, quien representó a los colegios privados en el Ineed, había marcado un reparo respecto a este auge a contramarcha. “La piscina es cada vez más chica y sin embargo ha habido más pescadores en los últimos años que aparecieron por vías no tan tradicionales”.
—¿A qué se refiere?
—Hay colegios de 50, 100 o 140 años. Se han adaptado y han encontrado su vigencia en distintas épocas. En los últimos años, en cambio, han aparecido grandes inversiones en educación privada que llaman la atención. Difícilmente en el área educativa tengan una tasa de retorno que justifique una inversión de tal monto.
—¿Están lavando dinero?
—No lo puedo decir porque, de lo contrario, tendría que ir a la justicia a denunciarlo. Solo digo que no me cierran algunas ecuaciones. Hay que prestar atención, sobre todo los organismos pertinentes deberían hacerlo. Es cierto que inversiones grandilocuentes permiten tener infraestructuras vistosas. Pero, aún así, la inversión parece desproporcionada a la capacidad de recuperación futura.
La marcha de la matrícula de los colegios privados era un secreto hasta que El Observador accedió a la información y la hizo pública.
A continuación puede buscar, colegio por colegio, la matrícula de inicial y primaria entre 2013 y 2023:
*Aclaración: los datos de matrícula 2023 del Colegio Clara Jackson de Heber fueron actualizados porque había un error en la planilla de base oficial (no eran 89 alumnos, sino 242). Las disculpas del caso.