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21 de abril 2025 - 17:01hs

La Justicia condenó este lunes al taxista de 27 años que abusó de una joven de 18 que volvía a Montevideo de un baile en Las Piedras (Canelones). En la audiencia, el juez Alejandro Astiggante recordó las diferentes etapas del caso y mencionó que hay hechos indiscutibles tras meses de investigación.

El magistrado, a modo de ejemplo, dijo que no hay dudas de que la víctima se subió al auto y que el chofer se masturbó mientras la joven estaba en el interior del vehículo. “El acusado, luego, le toma la cabeza y se la lleva hacia su pene”, añadió Astiggante, según el audio de la audiencia al que tuvo acceso El Observador.

La joven estaba alcoholizada y, luego de que el chofer cometió el abuso, dejó caer su cabeza sobre la ventanilla del auto denotando un estado casi de inconsciencia. A su vez, para la Justicia no quedan dudas de que el acusado “intentó manipular” el celular de la víctima.

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La joven dio como dirección de destino una casa que ya no era de su familia, por lo que el nuevo dueño de la vivienda fue quien abonó el costo del trayecto desde Las Piedras hasta el Prado, que fue de unos $ 600.

Como prueba, la defensa de la joven presentó un video que surge de la cámara de seguridad de la casa, en donde se ve cómo el chofer toma la cabeza de la víctima para que le haga sexo oral.

De las imágenes, según el juez, no surge una “participación activa de la víctima, como sí del acusado”.

“Del video se observa a la joven ida, dormida dentro del auto y tambaleante. Los movimientos que hace con sus manos son lentos. El acusado se masturba y luego de eyacular se limpia con un trapo, y recién ahí baja el fichero y se fija en una planilla el costo del viaje. Mientras la víctima, en vez de controlar lo que tiene que pagar, se queda tumbada contra la puerta del auto”, agregó el juez para argumentar que la joven no prestó su consentimiento.

Luego, se estableció que el acusado tomó el rostro de la joven y lo puso frente a su celular “sin que ella se lo entregara”. Con esto, el chofer buscaba que la joven le pagara el viaje, dado que estaba inconsciente.

Como muestra de su estado, el juez –en base a la declaración de un testigo– dijo que cuando el dueño de la casa entró en escena y se dispuso a pagar el viaje, la joven dijo: “Creo que eran $ 200”. Esto, para la Justicia, denota que en ese momento la víctima no podía dirimir el costo del trayecto desde Las Piedras hasta Montevideo producto del estado en el que estaba.

A su vez, al ingresar a la casa, la joven se dirigió al cuarto en el que dormía antes de que sus padres vendieran la casa y quedó tendida sobre la cama, sin poder ni siquiera hablar.

A lo largo del transcurso de la investigación, la víctima dijo no recordar detalles de la situación vivida. El juez argumentó que esto da cuenta de que la joven no dio su consentimiento para practicarle sexo oral al hombre.

“De la filmación se observa cómo el acusado manipula el cuerpo de la víctima para saciar su apetito sexual”, insistió Astiggante.

Las consecuencias

Astiggante también relató las consecuencias provocadas por la situación, sobre todo, luego de que la joven se enterara de lo que había sucedido. El dueño de la casa en el Prado, al ver el video, llamó al padre de la víctima y a partir de ese momento se realizó la denuncia.

La madre expresó que la víctima ya tenía un trastorno de la conducta alimenticia, algo que se acentuó luego de que se diera el abuso. La nutricionista tratante avaló esta declaración al decir que, después de que se dio el hecho, la joven comenzó a perder peso y tuvo un comportamiento irregular en cuanto a su nutrición.

La psicóloga tratante que colaboró en el caso aseguró que el hecho tuvo gran “importancia” en el trastorno y dijo que la joven “venía mejorando”, pero luego del abuso la situación empeoró notoriamente.

Por su parte, una psicóloga forense que participó de la investigación concluyó que la víctima sufrió “estrés postraumático” vinculado “a todo lo periférico en relación con el abuso”. “El hecho le provoca a la víctima sensación de vergüenza, de asco por no recordar lo que sucedió”, añadió.

Además de provocar dificultad para conciliar el sueño, la joven vio afectada su vinculación con varones y cuando se encuentra en Las Piedras –lugar donde viven sus amigas– muestra un “estado de alerta permanente”, dijo Astiggante al leer el informe de la psicología forense.

Finalmente, la Justicia dictó una sentencia en contra del chofer por un delito de abuso sexual y deberá cumplir una condena de tres años de prisión.

La defensa de la joven destacó el trabajo de la Fiscalía, a cargo de Virginia Sigona quien está en Delitos Sexuales de 6° Turno. A lo largo de la causa se logró reunir elementos probatorios que no dejaron dudas del hecho, sobre todo, ante la dificultad de que la víctima no recuerda con exactitud el momento del abuso.

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