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Yamandú Orsi, conferencia de prensa torre ejecutiva.

El camino de Orsi al poder: los "notables" de los lunes, la "casa de la victoria" y el pacto con Mujica y Sánchez en 2018

La llegada de Yamandú Orsi a la Presidencia tuvo un trabajo de al menos siete años. El Observador presenta los entretelones que llevaron al ascenso del exintendente de Canelones al gobierno nacional

28 de febrero 2025 - 5:00hs

Los datos dicen que nueve de cada diez elecciones están resueltas desde antes. La mayoría de las veces, las contiendas presidenciales las ganan quienes eran favoritos previo al inicio de la campaña electoral. Sobre esa evidencia se construyó la llegada al poder de Yamandú Orsi: modelar el posicionamiento inicial del candidato (sin sobresaltos) para tratar de mantener (o bajar lo menos posible) los niveles de aprobación que cargaba tras diez años de gestión en Canelones.

El desafío parecía sencillo, pero no estaba exento de desafíos: Orsi debía conquistar “a la barra” del MPP, potenciar su estilo de “moderado y negociador”, y, sobre todo, debía abrir la cabeza y escaparle a la mirada centrada en el departamento desde el que construyó poder durante casi dos décadas.

El apellido de Orsi como presidenciable empezó a escucharse en 2018. En un ejecutivo del MPP al inicio de ese año preelectoral lo propuso Lucía Topolansky. En febrero lo hizo público su esposo José Mujica: Orsi es “un buen candidato”, soltó en la prensa en plena danza de nombres. “Estuve en su primer casamiento. Le tengo mucha confianza. Ojalá que la vida lo acompañe”.

“Estuve en su primer casamiento. Le tengo mucha confianza. Ojalá que la vida lo acompañe”. “Estuve en su primer casamiento. Le tengo mucha confianza. Ojalá que la vida lo acompañe”.

Orsi lo terminó descartando porque “su zona de confort” era la Intendencia de Canelones. Todavía no era su momento para el concierto nacional. Alejandro “Pacha” Sánchez, el líder de la “barra joven” en el MPP, llegó a discutirle esa decisión ante un Ejecutivo Nacional.

En reuniones varias con el viejo cacique, las dos principales figuras de renovación en la 609 ya se habían alineado en que uno sería el candidato superador de la estructura y el otro lideraría a la “barra”. Pero faltaban más de cinco años para concretarlo.

La conquista del MPP

“Pacha” Sánchez suele recordar que a los tupamaros que en 1989 buscaban el ingreso del MLN al Frente Amplio, Líber Seregni les reprochó que tenían “dos discursos”. Y siempre rescata la respuesta que le dio en aquel momento Julio Marenales: “Si tenemos solo dos discursos, es un error”. Más de tres décadas después, Sánchez lo equipara a la distribución de tareas que hace años hicieron con Orsi: uno se hizo cargo de la “casa” y el otro “trascendió fronteras” para ganar el gobierno.

Cuando por una rapiña en mayo de 2018 murió asesinada una mujer en Neptunia, Orsi tuiteó en caliente: “Confieso que me cuesta ser del todo racional en estos casos (...). Acá sí son ellos contra nosotros”. Sánchez lo llamó para avisarle que le iba a contestar por la misma red: “Lo irracional no contribuye a la política, la degrada. Lo reactivo no aporta a la construcción de una sociedad mejor e integrada”.

A la tarde siguiente de la victoria, seis años después, los dos estaban reunidos para empezar a armar el gobierno.

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Apenas empezó su segundo período en la intendencia, Orsi supo que para estar en carrera tenía que ganarse el “corazón del MPP”. Su primer discurso “fuerte” como candidato lo dio en el Congreso de su sector en el club Cordón en marzo de 2023. Agradeció siete veces las virtudes que había aprendido en esa “casa”, recordó a Raquel Dupont, Ernesto Agazzi, Marcos Abelenda, Eduardo Bonomi, al matrimonio de la chacra de Rincón del Cerro. Ese día le oficializaron el respaldo.

Cuando en 2020 tuvo que nombrar a su gabinete una vez ganada la reelección como candidato único del Frente, también fue generoso con buena parte de los sectores. “Porque cree en los partidos. Así llegó, con pleno apoyo y pasando todo tipo de instancias internas. Porque es socialdemócrata, conoce el rol del estado, pero también cree en el mercado”, dice el argentino Mario Riorda, uno de los expertos detrás de su campaña.

Es socialdemócrata, conoce el rol del estado, pero también cree en el mercado Es socialdemócrata, conoce el rol del estado, pero también cree en el mercado

Pese a estas señales, faltaba para la victoria poder llegar a los otros 18 departamentos que nunca había gestionado.

El cónclave de los lunes

En medio del bullicio, Orsi baja la cabeza, mira su bloc de notas y apunta. Nadie sabe a ciencia cierta cuántas libretas con apuntes completó desde que en 2018 empezó a gestarse su lento camino al poder. Pero el asesor Riorda entiende que en ese detalle yace buena parte del éxito de quien este sábado se convertirá en presidente de Uruguay: “Escucha, toma nota, se toma su tiempo, vuelve a escuchar, confía y luego recién decide”.

Escucha, toma nota, se toma su tiempo, vuelve a escuchar, confía y luego recién decide Escucha, toma nota, se toma su tiempo, vuelve a escuchar, confía y luego recién decide

Los lunes —casi siempre eran los lunes— poco después de las 10 de la mañana se juntaban unas mesas en El Recreo, un espacio cultural a escasos metros de la plaza Zabala. Había algo de mate, café y té. Álvaro Padrón, el anfitrión y enlace del cónclave, tomaba la palabra y era el encargado de romper el hielo con algún asunto de coyuntura. Y entonces empezaba el intercambio entre una decena de “personas que le podían abrir la cabeza a Yamandú Orsi”.

No era un comando de campaña ni una tertulia de intelectuales. Era una suerte de “mesa de notables” que, desde 2022, le intentaba dar a Orsi una visión que excediera los límites de Canelones, y cierto vuelo intelectual a un profesor de Historia más acostumbrado a la gestión que a cultivar el pensamiento.

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“El Frente Amplio optó por una campaña de “medianías”, muy semejante a las características estructurales de la geografía uruguaya (una penillanura suavemente ondulada) y a los rasgos definitorios de su candidato presidencial Orsi. Moderado y negociador, con un perfil mucho más de gestión que de afirmación ideológica”, como lo definió el historiador Gerardo Caetano en la revista Nueva Sociedad.

Caetano, de hecho, era uno de esos asistentes fijos del grupo de los lunes. También estaban Fernando Lorenzo, Jorge Díaz, Francisco Legnani (quien además de jefe de campaña pública era el confidente del presidenciable) Patricia Kramer (la única mujer fija en la mesa), Fernando Pereira, Aníbal Pereyra, Agustín Canzani, Camilo Cejas, Alejandro Sánchez, Gustavo Leal (aunque se ausentó el tiempo en que había caído en desgracia tras el escándalo de Astesiano), y algunos intermitentes como Gabriel Quirici o Richard Read.

Padrón ya había tenido una idea similar en 2004, previo al ascenso de la izquierda al poder, cuando juntaba a Tabaré Vázquez con referentes de áreas que los ayudaran a “abrir la cabeza”. Y con los años le fue sumando la impronta de integrar a intelectuales con gestores, a sindicatos y empresarios con el objetivo de zurcir las diferencias.

En la reunión de los lunes Orsi escuchaba, tomaba nota, cada tanto preguntaba y sobre el final hacía alguna síntesis.

La casa de la victoria

El equipo de campaña que lo acompañó en la disputa electoral, alquiló una casa de tres pisos en el Centro de Montevideo, próximo a la sede del Frente. La llamaron “la casa de la victoria”. Desde allí fueron tejiendo las estrategias de la que consideran “la campaña más profesional” en la que hayan trabajado.

La noche del 17 de noviembre, el asesor Hernán Merlino siguió el debate presidencial conectado en directo a tres focus groups organizados por la consultora Nómade. Cerca del último bloque, mandó su síntesis por WhatsApp a Camilo Cejas. Desde el estudio, el dirigente del MPP compartió la información con “Pacha” Sánchez. Durante la pausa, el jefe de campaña llevó el consejo al oído del candidato.

“Sin duda me hubiese gustado escuchar hablar menos del FA y mucho más de las propuestas que tienen para Uruguay”, propinó Orsi en su mensaje final.

Sin duda me hubiese gustado escuchar hablar menos del FA y mucho más de las propuestas que tienen para Uruguay Sin duda me hubiese gustado escuchar hablar menos del FA y mucho más de las propuestas que tienen para Uruguay

“Los tres grupos hacían énfasis en que Delgado solo habló del Frente Amplio”, rememora Merlino, exasesor de Daniel Martínez y el principal referente en esta campaña en materia de datos junto al argentino Riorda. La consultora Nómade había reunido por un lado a simpatizantes de la coalición, por otro a frenteamplistas indecisos o votantes en blanco y en otra sala estaban los de posiciones más díscolas, afines a Gustavo Salle o la Unidad Popular. Merlino los monitoreó a distancia desde la “casa de la victoria” y digería en una sola frase las opiniones vertidas para mandar al comando que estaba en estudios.

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A pedido de Orsi, Cejas empezó a construir el equipo de campaña en 2022. Hermano de la vida de “Pacha” Sánchez desde la militancia liceal y en el MLN, venía de encargarse de la campaña para la reelección en la Intendencia de Canelones.

Orsi también convocó para ese entorno incipiente a Gustavo Leal, a Tania Yanes, al especialista en comunicación política Julián Kanarek.

Otra figura de su estrecha confianza fue Patricia Kramer, la cantautora que dirigió Planificación Estratégica en la comuna y una de las pocas en acompañarlo en el auto durante los sucesivos viajes por el país. Y a lo largo del período, Orsi mantuvo la dinámica de innumerables consultas mano a mano con personas de su confianza.

El 5 de marzo de 2024 lanzaron la campaña en La Teja bajo el claim “Gobernar para la gente”. A los dos días, se viralizaron las denuncias de Romina Celeste. Durante más de un mes, la consigna central de campaña estuvo “enterrada”. Aún bajo cuestionamientos, decidieron que la respuesta de Orsi debía ser “serena”, tanto para evitar suspicacias como para mantener el estilo típico de Tabaré Vázquez de no elevar el tono.

Cuando volvieron al ruedo con fuerza para disputar las internas, el nuevo claim era “Con Yamandú gana el Frente” y el de la 609 fue “Con Orsi volvemos”. Los focus groups le indicaban a Merlino que, aún cuando los militantes de Carolina Cosse se mostraran con mayor fervor en su elección, los de Orsi siempre devolvían: Pero con Yamandú ganamos”.

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Archivo, Yamandú Orsi en su casa de Salinas durante su primer período en la Intendencia de Canelones

Archivo, Yamandú Orsi en su casa de Salinas durante su primer período en la Intendencia de Canelones

Las encuestas reforzaban la idea con un dato clave: dos tercios de los electores frenteamplistas pedían pragmatismo.

“Dos consultores de los principales del país nos dijeron que íbamos en un camino equivocado, porque (Jorge) Larrañaga y (Danilo) Astori habían intentado seguir ese camino. Pero nosotros analizamos fuertemente que en ganability y en imagen los números de Yamandú no tenían nada que ver”.

El candidato tenía sus activos entre los que estaba el estilo de gestión y un perfil que era “el promedio de la uruguayez”, según surgió de un estudio cualitativo. Pero su don de profesor de Historia, acostumbrado a querer explicarlo todo, iba contra el poder de síntesis y brevedad que exigen las campañas electorales modernas (los “plebiscitos de las emociones” al decir del propio Riorda).

La estrategia de “baja intensidad” a lo largo de la campaña fue un flanco para los adversarios pero también recibió fuego amigo. Y sin embargo, desde su comando reivindican que fue el camino adecuado para no desgastar a un candidato que ya tenía los números que lo dejaban al borde de la victoria. El argentino Riorda cuenta que “hubo presiones psicológicas de toda índole, internas y externas”. “Troles opositores me escribían por privado haciéndose pasar por militantes del FA para decirme que estaba todo mal, que debíamos cambiar, incitando a giros bruscos de campaña o declaraciones que hiciesen conmover el ritmo de campaña”.

Hubo presiones psicológicas de toda índole, internas y externas Hubo presiones psicológicas de toda índole, internas y externas

Orsi y su comando resistieron la tentación de sazonar una contienda que por momentos se hacía aburrida y parecía no desafiar al presidenciable a levantar la apuesta, aún cuando los frenteamplistas confiaban en una votación más alta para octubre.

También reivindican la efectividad de haber priorizado las recorridas antes que la participación en los medios y que, al decir de Cejas, “la derecha sigue subestimando a Yamandú como dirigente político”.

El sprint final de Orsi fue exitoso para ganar el balotaje. En ese último tramo aterrizó en la campaña la agencia brasileña Urissané –a cargo de Otavio Antunes y Halley Arrais–, que había sido puesta a disposición por allegados a Lula. Los brasileños fueron los principales colaboradores en las técnicas más novedosas, como la del focus group en simultáneo al debate.

Como se habían fijado desde un inicio, capitalizaron el “punto de oro” de la victoria, bajo la premisa de que ante una “altísima polarización” Orsi era el único capaz de lograr la ventaja decisiva con el 1% del voto desencantado con la gestión de Luis Lacalle Pou. Por más de 90 mil votos de diferencia, el Frente Amplio volverá al poder.

Cejas insiste en la receptividad de Orsi, en la notas que tomó y concluye: “Ningún banana llega a ser presidente”.

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