Las denuncias de delitos son la punta del iceberg: solo dejan ver un trozo (reducido) del problema. En México, por ejemplo, no se denuncian el 97% de los fraudes. En Chile no ingresan a la estadística policial el 79% de los hurtos. En Estados Unidos no lo hacen más del 60% de los robos. En Uruguay no se sabe, al menos hasta que este jueves se presenten los primeros resultados de la encuesta de victimización.
Mientras —mientras los bloques políticos se debaten si la seguridad mejoró o empeoró— hay dos síntomas que se aproximan al mejor diagnóstico: los registros de homicidios (por aquello de que los cadáveres no pueden ocultarse demasiado tiempo) y los robos de vehículos (por la necesidad de cobrar el seguro).
El Ministerio del Interior reconoció en enero que los homicidios están en una especie de meseta: no crecen, pero tampoco bajan. En Montevideo, informó El Observador, continúa la tendencia al alza. ¿Y las denuncias de robos de vehículos?
A escala país hubo una leve baja entre 2024 y 2023. Bajaron las denuncias de hurtos a vehículos en 10 departamentos y subieron en nueve. En la capital de Uruguay, que es donde se concentra el 37% de la población y buena parte del parque automotor, este termómetro delictivo viene marcando un alza del delito por tercer año consecutivo.
Si bien es uno de los indicadores de delitos más fiables porque se denuncia el robo para cobrar el seguro, las encuestas de victimización de otros países refieren a que cerca del 10% de estos hurtos tampoco se denuncian. Y como todo delito contra una propiedad, está mediado por la ley de oferta-demanda y el sentido de oportunidad.
La socióloga Clara Musto había explicado que por el tema del cobro del seguro, el robo de vehículos tiene el aditivo que contrarresta el miedo, la pereza, la desconfianza en que la policía pueda hacer algo u otras razones para no denunciar.
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Ataques a vehículos.
Prueba de ello, en un piloto de encuesta de victimización que realizó el gobierno uruguayo en 2017 —y cuya publicación de resultados fue parcial—, la medida más extendida entre la población para protegerse de la delincuencia fue el “resguardo para el vehículo”: el 68% dice haberlo hecho.
A diferencia de los hurtos en general, que suelen tener cierto desplazamiento por Montevideo según el día (cuando hay feria aumenta un 20%), los robos de vehículos están más circunscriptos a zonas en que la genta deja el auto o el camión para ir a acompañar a un familiar en un hospital (Parque Batlle) o comercios fijos (el Centro).
En los 62 barrios de Montevideo hubo robos de autos en el último año. Los datos del Ministerio del Interior revelan que Parque Batlle sigue siendo la zona con más hurtos de este tipo denunciados, seguido de La Unión, Buceo, Pocitos y Cordón.
El Centro es uno de esos barrios en que los robos de autos vienen en aumento si se compara contra la última década o contra el último quinquenio. Es una tendencia parecida a la observada en la Aguada o el Mercado Modelo.
La comparación temporal, sin embargo, debe tomarse con cautela porque en diez años pudo haber cambiado el volumen del parque automotor o la población en cada barrio. A modo de ejercicio, aquí va la lista comparativa:
En el interior del país, la baja de robos en Maldonado y Canelones tuvieron su peso por la magnitud de esos departamentos. Sin embargo, las variaciones anuales más notorias fueron las de Florida, Cerros Largo y Soriano.
Como los robos de vehículos no suelen entrar en la bolsa de delitos en que se ejerce violencia contra una persona, no suelen causar la misma sensación de inseguridad que en aquellas zonas en que abundan los homicidios o las rapiñas. El Observador lo había demostrado en esta encuesta que realizó junto a académicos de la Universidad de la República.